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sábado, 27 de diciembre de 2014

NAVIDAD EN NUEVA YORK 2014



NAVIDAD EN NUEVA YORK


Estoy dando una mirada a mi salita principal...sigue allí el arbolito con sus luces dicroicas, del que dijo mi hijo  menor que era el mejor ejemplo del árbol del ocio porque no me había dado el trabajo de hacerlo más grande y ensartarlo con lucecitas y adornos de movimiento como siempre lo he hecho. Está el nacimiento que permanece allí todo el año dentro de la chimenea, porque me da pena sacarlo por lo bello que es y porque me recuerda que tengo que portarme bien regularmente para ver si me liga algún regalito de mi esposo en la Navidad. Está la ciudad iluminada y mágica de Dickens, con sus montañas en el transfondo y la representación serena en un tapiz, de una iglesia que yace en medio de  un paisaje nevado; y a un costado, un inmenso parque de patinaje en hielo donde los personajes en miniatura se deslizan en movimiento circundante alrededor del arbolito. Han habido noches desde que se inició la temporada católica del Adviento, en las que nos reunimos a compartir  momentos memorables con nuestros amigos y familia, y en esta noche especial que es el centro de la celebración del nacimiento del niño Jesús, mientras veía a los niños jugar y los adultos conversar, me puse a pensar en los años anteriores y en la ilusión de mis hijos. Cuántos momentos especiales, cuántos momentos difíciles y siempre hubo la voluntad de seguir adelante. Ha pasado el tiempo y a pesar de que la familia se multiplica, también se esparce y muchas veces es difícil reunirlos a todos, pero siempre queda la memoria de esos tiempos cuando las risitas de esos niños que eran nuestros, todavía poblaban a nuestro hogar.  Sin embargo es un regalo saber que están bien...y con eso basta...



Esta vez tuvimos la dicha de poder retribuir las múltiples amabilidades de nuestra familia Limeña y recibimos a mi cuñado y esposa.

 Nueva York es la ciudad de la Navidad y nos hemos echado a explorarla. Esta vez las vitrinas de las tiendas principales siguen tan espectaculares como siempre, y nos cuentan pequeñas cuentos navideños con mucho simbolismo.  Nos hemos paseado por los hitos principales de esta gran ciudad:  Macy's, la centenaria  tienda de NY donde se filmó la pelicula Milagro en la Calle 34; la Estatua de la Libertad vista desde el ferry de acceso gratis desde Battery Park y que transporta pasajeros desde y hacia Staten Island; la Biblioteca de NY; Times Square y sus luces multicolores; El Barrio Chino; el Barrio Italiano; el impresionante World Trade Center; Grand Central Station con sus paredes parlantes; la histórica y milagrosa iglesia de St. Paul's que permaneció entera a pesar de la explosión del antiguo World Trade Center; el maravilloso edificio de Woolworth con sus techos de mosaico y paredes de mármol que fue considerado el edificio más alto del mundo por 17 años; Penn Station por donde discurren muchos de los trenes estatales, interestatales y los subterráneos; el Museo Metropolitano de Arte, con su nacimiento italiano y su  árbol de navidad adornado con miles de ángeles de cerámica italiana; el Central Park; el mirador de Brooklyn Heights desde donde se ve el más perfecto panorama de la ciudad; el exquisito Bryant Park con sus 166 años y que es el jardín trasero de la Biblioteca de Nueva York, con sus kioskos navideños, su pista de patinaje gratis para los que llevan sus propios patines y su carrousel de finos caballitos  que hacen la delicia de los chiquitines: el repetitivo pero fantástico show de Navidad de Radio City con sus protagonistas principales, las Rockettes; el legendario restaurante Carmine's del llamado distrito de los teatros,al que hay que reservar hasta con un año de anticipación, la Iglesia de San Patricio, desde la que en Octubre sale la procesión de nuestro Señor de los Milagros; y por supuesto, Rockefeller Center, con su imponente edificio delante del cual está el famoso arbolito de Navidad, el famoso Zeus dorado que acompaña a la pista de patinaje en hielo durante los inviernos, el corredor de ángeles iluminados que comunican al centro con la Quinta Avenida y la tienda Saks directamente al frente, y que ofrece el show de laser en su fachada principal, directamente reflejado desde la famosa estrella de cristales Swarowski que corona el árbol de navidad con sus millones de luces... Nos falta mucho más, pero   creo que ya conocen la esencia de New York.































La  ciudad discurre ante nuestros ojos, y  en mi corazón las memorias de los años en que los cinco andábamos juntos visitándola.
Hasta que por fin llegó la noche de Navidad, y no podía faltar la cena típica en casa, con codornices, puré de papas, ensalada fresca y crema volteada. A las doce en punto nos dirigimos a la catedral de  mi pueblo, mis cuñados, el único hijo que vino y nosotros. Fue una misa con trompetas y coros maravillosos.  Después regresamos a casa a comer el panetón y tomar el chocolate caliente.   
Al día siguiente, vino la familia a acompañarnos en el almuerzo. Los niños estuvieron felices con sus chocolates y regalos y nuestra familia disfrutó de  un rico menú preparado en casa. Así recibimos  a la Navidad y celebramos, como todos los años, el nacimiento del amor y caridad, compartiendo con ellos un poco de los regalos que Dios nos da a diario.











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