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sábado, 27 de diciembre de 2014

UNA PERSPECTIVA DIFERENTE DEL SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD POR JUAN ARIAS

Al final ¿dónde y cuándo nació Jesús?
La Navidad es una bella y tierna leyenda ya que Jesús no nació ni el 24 de diciembre, ni en Belén, ni en un pesebre
JUAN ARIAS 23 DIC 2014 - 20:03 CET119

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Cada año, al acercarse la Navidad hay siempre quien me pregunta, recordando mis estudios bíblicos: “¿Donde nació de verdad Jesús?” ¿Es verdad que no nació en Belén sino en la minúscula aldea de Nazaret, en la región de Galilea?
¿Es cierto que no nació el 24 de diciembre? ¿Se sabe lo que hizo hasta aparecer en público con 30 años? ¿Estaba casado? ¿Tuvo hijos? ¿Por qué lo mataron? ¿Por revolucionario político o por desafiar el poder del Templo judío?

La Navidad tal y como la viven los cristianos, católicos, protestantes o evangélicos es hoy más bien una leyenda según los expertos en estudios bíblicos. Una bella y tierna leyenda creada, para que se cumplieran las profecías según las cuales el Mesías debería ser de la estirpe de David que había nacido en Belén.
En realidad Jesús y toda su familia eran de Nazaret. Todos judíos. La leyenda del nacimiento de Jesús cuenta que, nació en invierno, en un pesebre, entre animales que le ofrecían calor, adorado por tres reyes de Oriente que le llevaron de regalo oro, incienso y mirra.
Junto con la de su nacimiento en Belén nació también la leyenda de la huida a Egipto porque el rey Herodes quería matar al niño. Como no consiguió encontrarlo, habría mandado matar a todos los niños menores de dos años. Una historia preñada de simbolismos que acaba gustando a pequeños y grandes.
La leyenda del nacimiento de Jesús es silenciada por dos de los cuatro evangelios canónicos: el de Marcos, considerado el más antiguo, y el de Juan. Ellos inician el relato de la vida de Jesús cuando era ya adulto. Dan por hecho que Jesús y toda su familia eran oriundos de la aldea de Nazaret tan pequeña que no aparece en los mapas de aquel tiempo. Tan rural, que en ella se hablaba un dialecto del arameo, la lengua oficial. El hebreo se había convertido en una lengua de culto. Tan insignificante en aquel tiempo que los fariseos, ante la fama que iba ganando el profeta, se preguntaban “si en Nazaret podía nacer algo bueno”.
La Iglesia bautizó como cristiana la gran festividad pagana de los romanos
El judío Jesús que daría origen al futuro cristianismo nació sin cantos de ángeles, sin magos llegados del Oriente para adorarlo, sin pesebre y sin ser perseguido por Herodes. No nació el 24 de diciembre, por el simple hecho de que en ninguno de los textos evangélicos se habla de esa fecha. Fue escogida por la Iglesia más tarde porque los cristianos querían celebrar la festividad de su nacimiento.
Se decidió que fuera el 24 de diciembre porque era la gran fiesta de Roma, la fiesta al dios Sol. La Iglesia bautizó como cristiana la gran festividad pagana de los romanos.
Otro de los argumentos de los biblistas para defender que Jesús nació en Nazaret se refiere al hecho de que a los judíos se les designaba o por el nombre del padre o por el del lugar del nacimiento. Jesús debería haberse llamado o Jesús de José o Jesús de Belén, algo que no aparece en ningún texto evangélico. En ellos, en todos, se le llama siempre Jesús de Nazaret.
Una cosa es cierta: nadie sabe lo que Jesús hizo hasta los 30 años que es cuando aparece en público. Se ha querido defender últimamente que Jesús era analfabeto. Nada más falso. Si acaso, el misterio radica en saber como sabía tanto tras haber vivido hasta entonces encerrado en el pequeño pueblo de Galilea trabajando como carpintero o peón de albañil.
En efecto, a los 30 años Jesús se muestra capaz de discutir con los doctores de la ley, conocía los textos sagrados del judaísmo, varias culturas como la griega o la de los gnósticos y otras religiones como el budismo.
Jesús era culto y hasta intelectuales como Nicodemo iban a encontrarse con él de noche, a escondidas, para discutir temas filosóficos como el de la metamorfosis indispensable para poder dar un salto cuántico del frío culto a la ley a la libertad de espíritu del nuevo Reino por él anunciado.
Nacen así las hipótesis de que en vez de haberse quedado en Nazaret hubiese podido viajar a Egipto y hasta a la India durante su juventud. Conocía bien la cultura griega. Cuando los apóstoles le presentan un grupo de griegos que querían conocerle, usa con ellos de una fina ironía. A sabiendas de que para ellos la belleza corporal era fundamental y criterio de poder, Jesús les cuenta la parábola de la simiente, la cual si no se pudre en la tierra y no se la cubre de estiércol, no nacerá ni dará frutos. Lo opuesto a los puros criterios de la estética de la belleza griega.
¿Qué si Jesús estaba casado? Pocos teólogos y expertos en cuestiones bíblicas tanto católicos como protestantes lo ponen hoy en duda. Era práctica inconcebible para un judío de su tiempo no tener familia y descendencia ya que el judaísmo se transmite de madre a hijo.
Tan fuerte era ese motivo que en la Biblia a los patriarcas cuyas esposas eran estériles, Dios les pedía que se acostasen con una de las esclavas para darles descendencia. Fue el caso, por ejemplo, de Abraham casado con Sara que no podía procrear.
Jesús estuvo casado.
¿Con quién estaba casado? Sin duda con la Magdalena, que no era, como sostuvo durante siglos la Iglesia, una prostituta o endemoniada. Con mucha probabilidad era una conocedora de la doctrina gnóstica, como aparece en algunos evangelios de aquella secta. A ella confiaba sus mayores secretos, algo que despertaba los celos de Pedro: “¿Por qué a ella y no a nosotros?”, se pregunta en uno de los evangelios gnósticos.
De no haber sido su mujer no hubiese sido a ella a quien se le apareció el día de la resurrección, antes aún que a su madre. Pedro se quedó perplejo preguntándose por qué no se les había aparecido a ellos, sus discípulos, ya que además las mujeres no contaban nada, ni eran creíbles en aquel tiempo. Ni siquiera como testigo ante un juez.
Fue siempre ese hecho el gran quebradero de cabeza de Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia, que se murió sin entender por qué Jesús no se apareció antes que a nadie a Pedro, que era el jefe del grupo de apóstoles y lo hizo a una mujer.
¿Entonces, si no nació en Belén ni el 24 de diciembre vale la pena celebrar la Navidad? Sí, porque esa leyenda lleva en su entraña la añoranza del ser humano de pararse una vez al año para celebrar la vida, para apostar por la paz, un paréntesis para el perdón y la aceptación de los otros, sobretodo de los diferentes.
¿No fue por ser diferente, por no doblegarse al poder tirano e injusto, por predicar el perdón, bendecir a prostitutas y endemoniados y tocar a leprosos por lo que Pilatos mandó clavarlo aún joven en una cruz? Dónde y cuándo nació importa menos.
Mi amigo Jorge Perelló me escribe para felicitarme la Navidad, que dice “existe sólo para los rechazados”, y añade: “el resto es leyenda, historia y hasta superstición”.
Es cierto, pero en ese caso en la Navidad cabemos todos ya que de un modo u otro todos somos de algún modo rechazados por alguien, pobres de algo, solitarios, exiliados, a veces de nosotros mismos y a la vez buscadores de esa paz que el mundo rechaza porque es más fácil matar o mandar matar, que amar y perdonar.
Por eso, a pesar de todo,
¡Feliz Navidad!

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NAVIDAD EN NUEVA YORK 2014



NAVIDAD EN NUEVA YORK


Estoy dando una mirada a mi salita principal...sigue allí el arbolito con sus luces dicroicas, del que dijo mi hijo  menor que era el mejor ejemplo del árbol del ocio porque no me había dado el trabajo de hacerlo más grande y ensartarlo con lucecitas y adornos de movimiento como siempre lo he hecho. Está el nacimiento que permanece allí todo el año dentro de la chimenea, porque me da pena sacarlo por lo bello que es y porque me recuerda que tengo que portarme bien regularmente para ver si me liga algún regalito de mi esposo en la Navidad. Está la ciudad iluminada y mágica de Dickens, con sus montañas en el transfondo y la representación serena en un tapiz, de una iglesia que yace en medio de  un paisaje nevado; y a un costado, un inmenso parque de patinaje en hielo donde los personajes en miniatura se deslizan en movimiento circundante alrededor del arbolito. Han habido noches desde que se inició la temporada católica del Adviento, en las que nos reunimos a compartir  momentos memorables con nuestros amigos y familia, y en esta noche especial que es el centro de la celebración del nacimiento del niño Jesús, mientras veía a los niños jugar y los adultos conversar, me puse a pensar en los años anteriores y en la ilusión de mis hijos. Cuántos momentos especiales, cuántos momentos difíciles y siempre hubo la voluntad de seguir adelante. Ha pasado el tiempo y a pesar de que la familia se multiplica, también se esparce y muchas veces es difícil reunirlos a todos, pero siempre queda la memoria de esos tiempos cuando las risitas de esos niños que eran nuestros, todavía poblaban a nuestro hogar.  Sin embargo es un regalo saber que están bien...y con eso basta...



Esta vez tuvimos la dicha de poder retribuir las múltiples amabilidades de nuestra familia Limeña y recibimos a mi cuñado y esposa.

 Nueva York es la ciudad de la Navidad y nos hemos echado a explorarla. Esta vez las vitrinas de las tiendas principales siguen tan espectaculares como siempre, y nos cuentan pequeñas cuentos navideños con mucho simbolismo.  Nos hemos paseado por los hitos principales de esta gran ciudad:  Macy's, la centenaria  tienda de NY donde se filmó la pelicula Milagro en la Calle 34; la Estatua de la Libertad vista desde el ferry de acceso gratis desde Battery Park y que transporta pasajeros desde y hacia Staten Island; la Biblioteca de NY; Times Square y sus luces multicolores; El Barrio Chino; el Barrio Italiano; el impresionante World Trade Center; Grand Central Station con sus paredes parlantes; la histórica y milagrosa iglesia de St. Paul's que permaneció entera a pesar de la explosión del antiguo World Trade Center; el maravilloso edificio de Woolworth con sus techos de mosaico y paredes de mármol que fue considerado el edificio más alto del mundo por 17 años; Penn Station por donde discurren muchos de los trenes estatales, interestatales y los subterráneos; el Museo Metropolitano de Arte, con su nacimiento italiano y su  árbol de navidad adornado con miles de ángeles de cerámica italiana; el Central Park; el mirador de Brooklyn Heights desde donde se ve el más perfecto panorama de la ciudad; el exquisito Bryant Park con sus 166 años y que es el jardín trasero de la Biblioteca de Nueva York, con sus kioskos navideños, su pista de patinaje gratis para los que llevan sus propios patines y su carrousel de finos caballitos  que hacen la delicia de los chiquitines: el repetitivo pero fantástico show de Navidad de Radio City con sus protagonistas principales, las Rockettes; el legendario restaurante Carmine's del llamado distrito de los teatros,al que hay que reservar hasta con un año de anticipación, la Iglesia de San Patricio, desde la que en Octubre sale la procesión de nuestro Señor de los Milagros; y por supuesto, Rockefeller Center, con su imponente edificio delante del cual está el famoso arbolito de Navidad, el famoso Zeus dorado que acompaña a la pista de patinaje en hielo durante los inviernos, el corredor de ángeles iluminados que comunican al centro con la Quinta Avenida y la tienda Saks directamente al frente, y que ofrece el show de laser en su fachada principal, directamente reflejado desde la famosa estrella de cristales Swarowski que corona el árbol de navidad con sus millones de luces... Nos falta mucho más, pero   creo que ya conocen la esencia de New York.































La  ciudad discurre ante nuestros ojos, y  en mi corazón las memorias de los años en que los cinco andábamos juntos visitándola.
Hasta que por fin llegó la noche de Navidad, y no podía faltar la cena típica en casa, con codornices, puré de papas, ensalada fresca y crema volteada. A las doce en punto nos dirigimos a la catedral de  mi pueblo, mis cuñados, el único hijo que vino y nosotros. Fue una misa con trompetas y coros maravillosos.  Después regresamos a casa a comer el panetón y tomar el chocolate caliente.   
Al día siguiente, vino la familia a acompañarnos en el almuerzo. Los niños estuvieron felices con sus chocolates y regalos y nuestra familia disfrutó de  un rico menú preparado en casa. Así recibimos  a la Navidad y celebramos, como todos los años, el nacimiento del amor y caridad, compartiendo con ellos un poco de los regalos que Dios nos da a diario.











viernes, 26 de diciembre de 2014

A Different Christmas Poem


Honoring my son and all the women and servicemen who sacrificed their holidays and being around their families, to guarantee our safety all around the world.