Allí vive Celestino Hilario, un ex-campesino y criador de ganado de la comunidad campesina de Santa Bárbara situada en la provincia de Huancavelica, entre los 3800 y 4800mts. de altura, sitio de la famosa y fenecida mina de Azogue, la llamada "mina de la muerte", porque allí murieron miles de mineros quienes trabajaron en ese lugar en las mas miserables condiciones desde las épocas de la colonia hasta los años 70, en que ésta cerró. Santa Bárbara se encuentra entre las comunidades más afectadas por la violencia terrorista y estatal de los años 1980, en la que más de 100 comuneros fueron asesinados o desaparecidos; entre ellos, tres cuñados, un primo y un sobrino de Celestino. Fue así como él se vio obligado a emigrar a la ciudad de Huancavelica, al morir su padre, escapando de la violencia junto con su esposa Ambrosia. Con unos pequeños ahorros compró unos telares, y se dedicó a tejer mantas y bufandas para venderlas en el mercado local y sustentar a su familia. En el año 2002 se mudó a Paucará para seguir con su negocio.
Celestino Hilario es un hombre trabajador,perfeccionista en lo que hace, buen padre de 7 hijos, y un tipo que quiere poner su hombro para contribuir al progreso económico de su familia y de su comunidad. Es justo el tipo de persona que busca Allpa, esta empresa exportadora de artesanía peruana, cuyo objetivo principal es el de contribuir a erradicar la pobreza en los núcleos menos atendidos de la población, promoviendo la creación de empleos estables a través de la creacion de un economía sostenible por medio de la cual los productores puedan comercializar sus productos directamente con el mercado nacional e internacional. Allpa actúa como una conección directa entre el mercado y los productores, buscando un impacto nacional, regional y global, que convenza al artesano de la viabilidad comercial duradera de su manufactura.
Cuando Allpa mandó unas muestras de textiles a la comunidad, él fue el único que las pudo reproducir, y así fue como comenzó a trabajar con la empresa en el añ 2002. Allpa le proporcionó ayuda técnica y financiera para el alquiler de sus primeros dos locales y la compra de sus telares, y actualmente cuenta con un local de 700 metros cuadrados, en el cual están su vivienda y al costado, dos talleres: uno en el que trabajan los tejedores y que cuenta con alrededor de 50 telares , y otro donde se hace el corte, acabado y revisión de calidad de los textiles. En las épocas de grandes pedidos, cuenta con alrededor de 70 empleados a los que se les da constante capacitación y supervisión. De los 500 pedidos que inicialmente recibió de Allpa en el año 2002, éstos se han incrementado, ahora, en el orden de los miles. Actualmente, Allpa ha comenzado a trabajar con tejedores de Huayanay, una comunidad situada en el distrito de Anta, provincia de Acobamba. Ellos han recibido un ciclo de capacitación para mejorar la calidad de sus tejidos en el Taller Experimental de Allpa, y Celestino ha estado a cargo de éste.
Allpa ha construido un comedor-cocina para los trabajadores. Además, cuentan con cómodos servicios higiénicos.
Celestino nos dice que siente que ha logrado sus metas "Puedo hacer muchas nuevas cosas, mejorando la calidad...todo está en nuestras manos..nada es imposible. Ahora el taller es conocido y tengo más experiencia de trabajo...Si no hubiese trabajado con Allpa, quizás no tendría tanta experiencia como la que tengo hoy en día."
Gracias a la gentil invitación de la Gerenta General de Allpa, Maria del Carmen de La Fuente, he tenido la oportunidad de observar en vivo y directo la labor de esta gran empresa.
Después de un viaje de alrededor de 12 horas llenas de peripecias, que empezaron desde nuestra llegada con las justas al terminal de la Empresa de Transportes Cruz del Sur, adonde nos esperaba, Carmen Alcántara, Gerente de Gestión de Calidad de Allpa, llegamos a Huancayo para tomar desayuno y embarcarnos al toque en un carro que había alquilado la empresa para ir a ver a unos tejedores, entre los que estaba un viejito inventor al que le dicen Ciro Peraloca. Almorzamos un sancochado riquísimo y un carnero al palo en una posada del camino, y emprendimos por la tardecita el viaje a Paucará.
Los efectos diuréticos de la pastilla que me tomé para el soroche, se presentaron en lo alto de la puna, en un paraje desolado donde se nos bajó la llanta. Felizmente, el chofer tenía sus conocidos ruteros que pasaron por allí, y era de día, por lo que nos prestaron una gata (la que tenía no le hacía al carro!) y hasta nos ayudaron a solucionar el problema. A tres horas de Paucará,el camino es sólo afirmado y cruza por montañas y curvas peligrosas. Acababa de haber un tremendo accidente en el que un ómnibus había caido al abismo, y los deudos y el personal de rescate estaban a la vera del camino.
Paucará nos recibió con un tremendo letrero, indicando su posición, altura y el nombre de su alcalde. Recién habían sido las elecciones de las autoridades municipales en todo el Perú, y los muros de las casas de Paucará estaban todas pintadas con consignas políticas.
Llegamos al mejor hotel del pueblo, adonde nos anunciaron que no "había fuerza de agua" y que no tendríamos más que una generosa dotación de sendos baldes de agua. Así que con el rabo entre las piernas nos aprestamos a llegar a nuestros cómodos aposentos de este nuestro hotel Che Ratón, como lo bautizó Maricucha, nuestra Gerente general.
Fue una noche infame pues las 5 pesadas mantas que estaban sobre la cama
pesaban más que una tonelada; y para una artrítica como yo que tengo que estar moviéndome toda la noche de posición, porque sino me quedo petrificada, me cayó tan mal que no pude cerrar los ojos por mucho tiempo. Además, el frío me pegaba como una hacha en el medio de la espalda. Tuve que disfrazarme con mi ropa, medias y chompa, para abrigarme medianamente, a pesar de las frazadas. Allí descubrí que las medias nylon solucionan el frío en los pies. Así que medio adolorida, en la mañana temprano me levanté como pude y procedí a lavarme...como pude. No sé porqué me apoyé contra el lavadero y éste se desprendió de la pared! Así que tuve que dármelas de gasfitera y lo volví a enchufar a su hueco. Seguro que a varios viajeros les pasó igual.
El desayuno lo tomamos en un local medio derruído, o derrepente es una construcción en progreso, que se llama El Padrino...porqué sera? Mientras el resto "almorzaba" o se comía un "calentado" tempranito en la mañana, nosotros pedimos un café con leche y unos pancitos serranos con queso regional....
Nuestra visita donde Celestino fue muy bien recibida. Me sorprendió lo bien dotado que estaba el taller y el ambiente de full trabajo. Ambrosia, una mujer gruesa, vestida con pollera y blusa de colores y un sombrero coquetón, nos recibió con alegría. Celestino, un hombre de mirada inteligente y triste y de semblante un poco envejecido para su edad (tendrá unos 40 años), procedió a mostrarnos el progreso del trabajo que estaban haciendo para Allpa. Cármen se paseaba examinando los telares y la efectividad de aquellos (ella ha ideado unos aditamentos que hacen que los telares trabajen más rápido. Es otra Cira Peraloca!!). Se nota el trabajo en equipo del personal de Allpa. Siempre está presente la asistencia técnica periódica.
Cármen y Maricucha se pasean con confianza en los talleres..Están muy familiarizadas con el trabajo que se hace, con cada uno de los artesanos. Parece que hay una confianza mutua de tipo familiar. Los tejedores tejen y tejen y de sus telares salen unas gasa maravillosas y una telas buclé de primera calidad. Cómo pudiese tener una de esas mantas! Hay metros y metros de tejidos. Después los llevarán al taller contínuo para cortarlas y hacer las bufandas y mantas y ponerles sus flequitos elegantes; listos para ser vendidos a tiendas y a personas de gustos supereexigentes.
El trabajo tiene que cumplirse y los plazos ya apremian. Hay un problema de personal, porque los tiempos están duros y la crísis se hace sentir hasta en los talleres mas exitosos. Los artesanos se han dedicado a las tareas agrícolas o de construcción de casas y es difícil comprometerlos. Y así Celestino nos sugiere reunirnos con las autoridades municipales y hacerles ver la necesidad de que ayuden a comprometer seriamente a los pobladores en la tarea de crear una economía más estable para su comunidad. Al día siguiente tempranito tenemos una reunión con el nuevo alcalde y se compromete a mandarnos con un ingeniero agrónomo paucarino a buscar a los artesanos....a comprometerlos a capacitarse y trabajar para elevar el nivel de vida de sus pueblos, y lograr una estabilidad económica duradera.
Y allá va Allpa, en su destartalado taxi manejado por un paucarino, ex-pastor de un fundo norteamericano y desterrado por ilegal...allí va Allpa por caminos de más de 4200 mts. de altura, bajo riesgo de soroche, dispuestos a trepar laderas, cerritos y todo, para convencer a aquellos artesanos desperdigados, que se unan y se capaciten para salir más rápido de la pobreza.
Vamos donde los Choppcas, pueblo de unas 15,000 personas,de gente recia que todavía conservan sus costumbres ancestrales...allá por el km. 46 de la carretera a Paucará y subimos un cerro empinado para conversar con unos artesanos incrédulos que confían más en el mercado local. Los tratamos de convencer para ir a conversar con Celestino...Lo logramos a medias. Nos tomamos unas fotos muy lindas donde nos muestran sus ropas tradicionales. Un chiquito de cachetes colorados, el hijo de uno de ellos, modela para nosotros.
Cruzamos unos riachuelos y trepamos por unas laderas donde las tierras comunales están separadas por molles y alambres de puas. A lo lejos nos ladran unos perros guardianes y nos muestran sus dientes afilados. En la vivienda se encuentra la esposa del tejedor, que sale a recibirnos entre gallos y gallinas. Nos mira con desconfianza, pero le explicamos porqué venimos. Al fondo de un taller pobre con techos de calamina y con uno o dos telares, hay una pila de heces o plastas secas de vaca, de esas que se usan para combustible para cocinar allá en la sierra. No huele feo. Qué bien! Nos enseña el tipo de artesanía primorosa de lo Choopcas. Les lleva días, meses, para hacerlas. El diseño del tejido lo llevan en sus mentes...desde que aprenden a tejer cuando son niños y aprenden los diseños de memoria. Cada diseño representa un símbolo mágico-religioso de su cultura. Los hacen mayormente para usarlos en las fiestas rituales que tienen a traves de todo el año. Sin embargo se dan cuenta que es necesario aprender nuevas técnicas que les dejen mayor rentabilidad en el mercado externo y una continuidad de trabajo; sin dejar de lado, por supuesto, su creatividad y contribución étnica. Sus trajes y mantas regionales las siguen haciendo como trabajo secundario...para suplir al mercado local y regional.
Este es un ejemplo de artesanía Choppca
tejida a mano con palitos y crochet
Un visitante y vecino del lugar ha visto nuestro carro y sube para ver quiénes somos. Conversamos y se entusiasma. Queda en ir el domingo temprano adonde Celestino. Al bajar hacia el carro, con la sencillez y tradición acogedora que caracteriza al poblador del ande, nos invita a su humilde vivienda a compartir un poco de comida: papas nativas y queso fresco... Hasta nos hace prometerle que la proxima vez no iremos a un hotel, sino que nos quedaremos en su casa. La vivienda es humilde, tiene piso de tierra apisonada y con una cocina de kerosene. Al rato entra la mamita con su tipico ovillo de hilado. Nos ofrece unos guantes hechos a mano por ella..."para el frío, pues, cómprame mamita estos guantecitos."
Y así fue que nos compramos las tres nuestros coloridos guantes de lana de oveja.
Serapio, el dueño de casa nos enseña sus tierras y nos cuenta sobre sus planes de trabajo con gran entusiasmo. Quiere hacer cultivos de papa nativa para comercializarlas al extranjero, va a criar un ganadito y piensa idear un sistema de irrigación para transportar el agua de los riachuelos hacia sus cultivos de habas y otros granos. Tánta ideas! Tánto entusiasmo! Pero él también es tejedor y quiere aprender nuevas técnicas y capacitarse. Queda en asistir donde Celestino.
Celestino quiere reciprocar nuestra visita y Ambrosia ha preparado un carnero al palo, acompañado de papas nativas. Tremendo festín que nos comemos. Sus hijos más chiquitos juegan a empujarse, hasta que la mamá les sirve..ellos en su mesa y nosotros, en una mesa al costado. Así están acostumbrados.
Después del almuerzo, las "Allpa girls" se reunen a puerta cerrada con Celestino para discutir algunos asuntos pertinentes a la empresa. Mientras, me voy a pasear por los alrededores y aprecio la naturaleza salvaje, llena de piedras gigantes...con razón Huancavelica significa Idolo de Piedra ( de las palabras quechuas huanca y huillca). Al fondo, como puntitos, veo a los pastores recoger su ganado. Allí en la hondonada, algunos estan terminando de trabajar en el campo.
Después, entramos a despedirnos de los tejedores. Los hijos de Celestino han terminado de jugar su partidode fútbol en el canchón de afuera, y entran a tejer. Uno de ellos se jacta de ser uno de los más rápidos tejedores. Parece que sí!
Otra noche infame, pero ya es la última. Todo esta experiencia maravillosa compensa las incomodidades pasadas. Me pongo a pensar que el trabajo de la empresa es tan comprometido que al visitar las comunidades de artesanos, los chicos y chicas Allpa forman parte activa del trabajo emprendido; son parte de su gran familia y trabajan muy cerca el uno del otro a pesar de las incomodidades que puedan experimentar en cada uno de estos viajes. Es la satisfacción de sentir no sólo que uno se esta beneficiando, pero que este beneficio es mutuo y que están contibuyendo, aunque sea con una piedrita, al alivio de la pobreza en estos lugares recónditos de nuestro Perú.
Al día siguiente es Domingo, día de feria! Es interesante ver cómo se negocia en estos mercados. Hay miles de puestos ambulantes en los que venden de todo...suelas para zapatos, revistas, quesos, piernas de cordero (Maricucha compra una ), hilos, ropa regional, panes serranos, quesos, frutas y vegetales, etc. Maricucha se toma una foto con un "Choppca" moderno. A los más tradicionales no les gustan las fotos porque dicen que las fotos roban los espíritus de las personas. Miles de personas asisten a esta feria.
Seguimos caminando, queriendo absorber los colores y los olores de la feria. Los Choppcas están vestidos con sus mejores galas domingueras. Las mujeres solteras o Azucarchas, como las llaman, adornan sus sombreros con flores blancas y rojas, al igual que los varones solteros o Cachisitos. Las viudas lucen flores verdes y azules...los casados no llevan flores. La palabra Choppca viene del vocablo quechua "Chupaccasca", que significa PUEBLO ESCOGIDO O PUEBLO UNICO.
Ya para despedirnos, nos dirigimos a la Feria de los Animales, que queda a un costado de Cerro Calvario, en la punta del cual queda una iglesia.
Allí se reúnen los comericiantes para vender a sus animalitos. Dicen que en ese espacio también se hacen las famosas carreras de caballos "a pelo" y las corridas de toros.
Por allí oimos los berreos de los carneros y los silbidos deseperados de los chanchos. A un chancho lo tienen echado en el suelo...
Cuatro personas le sostienen las patas, mientras que un hombre le tranca la boca con un palo entre los dientes superiores e inferiores. Uno le examina el fondo de la lengua, para ver si hay unas vesículas blancas...señal de triquina. Por allí pasan jugando alegremente unos niños...completamente ajenos a los tremendos graznidos del pobre animal.
Nos tenemos que ir...han sido tres días agotadores, pero tremendamente productivos. He vuelto a recordar ese mundo que conocí hace muchos años cuando trabajaba en mi país y tenía la oportunidad de experimentar en carne propia, la vida en ese Perú profundo, muy profundo, y la riqueza espiritual del hombre andino...esa que no lo deja hundirse en su miseria.
Emprendemos nuestro regreso a Huancayo, en el taxi del pastor, para llegar justo a tiempo a Huancayo y seguir el viaje de regreso a Lima...no sin antes comprar el clásico queso fresco huancaíno y el riquísimo manjablanco regional.