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sábado, 26 de marzo de 2011
Patasca: Una Sopa con Historia
Hace algunos años vino de visita desde el Perú, una señora, esposa de un profesor de mi esposo, y como era gran cocinera, nos regaló con muchos platos peruanos en agradecimiento por haberla alojado en nuestra casa. Muy buena persona. El caso es que nos dejó la receta de esta sopa, tipo chupe, deliciosa.
La Patasca es una sopa andina con variaciones regionales y acentuada con la fragancia de las hierbas propias de cada región. La comen mucho en la sierra...lugar donde se concentra la mayor parte de la crianza de ovejas en el Perú...pues es una sopa que tiene como uno de sus ingredientes principales, la carne y cabeza de este animal. Durante la época de siembra, se prepara comunitariamente y es un plato fuerte que restaura las energías que se necesitan para el duro trabajo agrícola. Sin embargo, durante la época de la colonia fue muy apreciada en la costa y en Lima, donde se servía en muchas de las mesas de familias importantes de la ciudad. Diría que fue y es una sopa sustanciosa que ocupa un lugar tradicional entre las comidas peruanas. Su nombre deviene de phataska, que significa reventado o partido, porque para hacerla se utiliza el mote o maíz de granos grandes, que debe de reventar al ser hervido. El cronista religioso, Joseph de Acosta, en su Historia Natural y Moral de las Indias, nos describe al mote como una especie de maíz de grano grande y que lo comían los naturales hirviéndolo y dejándolo reventar. Es un plato súmamente laborioso, si se hace con todas las de la ley (no de acuerdo a la receta que daré), porque entraña una labor tediosa de pelar el maiz. Para ello se hace hervir el mote con cal o cenizas de carbón por 15 minutos, para que se desprenda la cáscara. Después de pelado y lavado, se le hace hervir por varias horas hasta que revienta. Este se echa sobre el concentrado de carnes hervidas con vegetales y papas, y da lugar a una sopa súmamente nutritiva. Su preparación se inicia el día anterior, y en su confección intervienen varias personas. En la época del Incanato, se hacían estas sopas o chupis, en mates de calabaza llenos de agua, dentro de los que se ponían piedras calientes o kalas y se les echaban carnes, legumbres y tubérculos. Aquí nos la describe el historiador y antropólogo Juan Ossio
“La patasca es un plato que representa la conjunción entre la carne (aycha) y el maíz (sara). La patasca, mondongo o sara pela es una de las comidas más estimadas de la sierra. Su preparación es laboriosa. Toma de un día para otro e intervienen varias personas. Primero se pela el maíz, y para ello el procedimiento que se sigue es hervirlo por 15 minutos con un poco de cal o izco. Una vez limpio se le hace nuevamente hervir, pero esta vez por más horas, hasta que se abra. Paralelamente, en una olla separada se cocina carne en trozos, a la cual se le agrega papas, habas y finalmente, el maíz. Todos estos alimentos hierven por un rato más, junto con algunas especias, como la hierbabuena, que se van agregando. El resultado es una sopa sustanciosa, de la cual se sirven porciones abundantes en platos hondos”.
Juan Ossio, Aspectos simbólicos de las comidas andinas: una nueva versión. En Cultura, Identidad y Cocina en el Perú de Rosario Olivas Weston
En las épocas antiguas se usaban para su confección las carnes de la alpaca, y de cuyes y aves, además del mondongo. Hoy se ha simplificado, en parte.
He querido ofrecerlos mi versión simplificada, para que no tengan que complicarse pelando e hirviendo el mote. Pues aquí va.
Patasca comes from the quechua word phataska, which means open corn. The corn kernels are boiled with a little lime so that the peel comes out. Then, they are washed and boiled, until the corn opens, which could take several hours. Its preparation is very laborious and it has a ceremonial connotation in the andes, since it is prepared by a group of people before they start working in the agricultural fields. It contains all the gifts which nature gives us: meats and vegetables. It is very nutritious and fortifying. It is a typical dish from Perú.
La Sopa y sus ingredientes:
1/2 kilo de mondongo o tripa de res 1 pound of beef tripe (can be optional...some peruvian regions don't use it)
1/2 kilo de carne de puerco 1 pound of pork chops
Si tienen guardado por allí un hueso de pierna de chancho, échenselo tambíén! Add a pork bone if you have a leftover one from when you broiled some pork chops or a leg of pork.
1/2 kilo de carne de res 1 pound of beef
Para ese toque de sopa serrana: un trozo de carne de cordero con su huesito y todo. For that andean taste: one lamb chop.
2 encuentros de pollo 2 chicken thighs
2 latas de 8 onzas de mote cocinado (si quiere evitar hervirlo por horas; aunque me dicen que en el mercado de Lima ya venden el mote cocinado o remojado en agua, y que demora menos en reventar) 2 8oz cans of hominy (this is not the traditional way o making it, but certainly, saves you a lot of time!)
1 cebolla picada, 4 dientes de ajo picados menuditos,un cebollino picado
1 chopped onion, 4 finely chopped garlic cloves and 1 chopped shallot.
1 tomate pelado y picado. 1 peeled and diced tomato.
4 papas grandes 4 large potatoes
2 cucharadas de culantro, perejil, y hierbabuena picados 2 tbs. of chopped cilanter, parsley and mint
ají panca (para los peruanos: Wong vende el panca en crema en un sobre. Si no lo consiguen, usar cualquier crema de ají panca o condimento con ají panca), 1 cucharada de pasta de ají amarillo o entero.
2 tbs. of cream of panca red chili pepper (optional) and 2tbs. of the yellow chili pepper.
1 cucharada de romero, sal, pimienta y comino al gusto. 1 tbs. of rosemary and salt, pepper and cumin
4 cebollas chinas picadas menudito 4 finely chopped green onions or chives
aceite vegetal vegetable oil
Preparación: Preparation:
En una olla grande, sancochar las carnes con la hierbabuena; todas, hasta que el mondongo esté suave. Si va ha hacer la sopa de la manera tradicional, éste es el momento de echar el mote; y se dejará hervir hasta que éste reviente. Una vez cocinadas, retirarlas de la olla reservando el caldo. Cortar las carnes en pedazos pequeños.
In a large pan, boil with the mint, all the meats, until they the tripe is soft. If you are making this soup using the fresh hominy, cook the meats until the kernels burst. Once cooked, take the meats out and chop them in small pieces. Reserve the broth.
Mientras hierven las carnes, hacer un aderezo con la cebolla, ajos, cebollino, culantro y ajíes. Cuando la cebolla adquiera una consistencia transparente, echar las carnes y freirlas en ese aderezo. Sazonar con sal, pimienta y comino. Echar de último el tomate pelado y picado (se puede sustituir con pasta de tomate).
While the meats are cooking, in a separate pan, fry the onions, garlic, shallots, cilanter and chilis.
When the onion gets a transparent texture, add the meats and fry them with this concoction. Season with salt, pepper, and cummin. Add the peeled and chopped tomato (you can substitute it with tomato paste).
Echar dentro del caldo, el preparado anterior, agregar las papas, el mote (ya cocinado) y el romero y perejil.
Dejar hervir hasta que se cocinen las papas.
Cuando esté lista la sopa, servir en platos hondos y echarle un poco de la cebolla china picada. Disfrútenlo y cuénteme.
Add the seasoned meats to the broth. Add the potatoes and the canned or cooked hominy; also the chopped rosemary and the parsley. Boil until the potatoes are done.
When the soup is ready, serve in deep dishes, and sprinkle some of the chopped chives over it.
Enjoy!!!
Publicado por lucy valdivieso en 14:19 Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook Compartir con Google Buzz
jueves, 24 de marzo de 2011
OEA distingue a gastronomía peruana como Patrimonio Cultural de las Américas para el Mundo | ANDINA - Agencia Peruana de Noticias
Queridos amigos: es un orgullo para nosotros la tremenda distinción que la gastonomomía peruana ha obtenido, al haberle sido catalogada por la Organización de Estados Americanos, como Patrimonio Cultural de las Américas para el Mundo.
Los invito a ver el video de la premiación, así como las fotografías del evento:
Por favor presionar sobre los links siguientes para acceder a aquel
OEA distingue a gastronomía peruana como Patrimonio Cultural de las Américas para el Mundo ANDINA - Agencia Peruana de Noticias
Los invito a ver el video de la premiación, así como las fotografías del evento:
Por favor presionar sobre los links siguientes para acceder a aquel
OEA distingue a gastronomía peruana como Patrimonio Cultural de las Américas para el Mundo ANDINA - Agencia Peruana de Noticias
miércoles, 23 de marzo de 2011
Museo Virtual-Cyber Museum
Explore museums from around the world, discover and view hundreds of artworks at incredible zoom levels, and even create and share your own collection of masterpieces.
http://www.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Fwww.googleartproject.com%2F&h=832cf
Sent by my friend Patricia Rebagliati.
La Luna del 20 de marzo del 2011
Amigos: quiero compartir con uds. una foto bellísima del pasado fenómeno lunar del 20 de marzo, que ha sido tomada por el Dr. Francisco Larosa. El les explicará este suceso.
Hoy la luna se encuentra en un super-perigeo, o sea su posición más cercana a la tierra, y se le ve un 14% más grande. Este fenómeno se repite solo cada 18 años. La distancia promedio de la tierra a la luna es de 410,000 kilómetros, pero ahora se encuentra a solo 356,575 kilómetros.
Esta es una foto que acabamos de tomar (10:45 pm) en frente de la casa con nuestro telescopio. El crater Copernicus es el de abajo a la izquierda.
Hoy la luna se encuentra en un super-perigeo, o sea su posición más cercana a la tierra, y se le ve un 14% más grande. Este fenómeno se repite solo cada 18 años. La distancia promedio de la tierra a la luna es de 410,000 kilómetros, pero ahora se encuentra a solo 356,575 kilómetros.
Esta es una foto que acabamos de tomar (10:45 pm) en frente de la casa con nuestro telescopio. El crater Copernicus es el de abajo a la izquierda.
lunes, 21 de marzo de 2011
La Waytacha
Teodoro Nuñez Ureta fue un pintor y escritor muy notable (1912-1988) que se dedicó a través de sus obras, a representar la vida de la gente de los Andes dentro su entorno. Durante su célebre vida fue director de importantes centros de arte en el Perú. Fue director de la Cátedra de Historia del Arte y Estética, de la Universidad Nacional Mayor de San Agustín en Arequipa, su tierra natal y Director de la Escuela Nacional de Bellas Artes en Lima. Recibió distinciones y premios nacionales importantísimos, como la Orden del Sol y el de Las Palmas Magisteriales y distinciones internacionales como la invitación de la UNESCO para ser condecorado por el Circulo de Escritores y Artistas de Bulgaria (1980).
Fue uno de los mejores muralistas del Perú.
Tuve la suerte de estudiar la especialidad de Antropología, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, con su hija Lucy Nuñez Rebaza, quien junto con el Fondo Editorial del Congreso de la República, ha hecho una edición y compilacion de los libros de su padre.
Ella nos regala con uno de los libros más bonitos de Teodoro Nuñez: "Waytacha", cuyo link pongo a disposición de uds, para que tengan el placer de leerlo. Las ilustraciones son de Lucy, una gran artista, quien como el resto de sus hermanos, heredó el talento de su padre. Me acuerdo cómo hay veces Lucy traía a la Universidad pequeños bocetos de su padre o hermanos...una vez trajo unas esculturas en miniatura hechas con palos de fósforos de madera (los "Llama" de antes) que había hecho su hermano. Tuvo que esconderlos para que no desaparecieran en las manos de sus compañeros de clase.
Aquí va una nota de ella:
AMIGAS Y AMIGOS:
Si abren la web adjunta, podrán hallar y leer el cuento La Waytacha, de mi padre, que adapté e ilustré para niños.Está incluido en la Lista de Honor de IBBY Internacional.Quiero compartir con ustedes esta alegría.
Muchas gracias
Lucy
http://www.childrenslibrary.org/icdl/BookPreview?bookid=nunwayt_00510057&summary=true&categories=false&route=text&lang=English&msg=http
Fue uno de los mejores muralistas del Perú.
Tuve la suerte de estudiar la especialidad de Antropología, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, con su hija Lucy Nuñez Rebaza, quien junto con el Fondo Editorial del Congreso de la República, ha hecho una edición y compilacion de los libros de su padre.
Ella nos regala con uno de los libros más bonitos de Teodoro Nuñez: "Waytacha", cuyo link pongo a disposición de uds, para que tengan el placer de leerlo. Las ilustraciones son de Lucy, una gran artista, quien como el resto de sus hermanos, heredó el talento de su padre. Me acuerdo cómo hay veces Lucy traía a la Universidad pequeños bocetos de su padre o hermanos...una vez trajo unas esculturas en miniatura hechas con palos de fósforos de madera (los "Llama" de antes) que había hecho su hermano. Tuvo que esconderlos para que no desaparecieran en las manos de sus compañeros de clase.
Aquí va una nota de ella:
AMIGAS Y AMIGOS:
Si abren la web adjunta, podrán hallar y leer el cuento La Waytacha, de mi padre, que adapté e ilustré para niños.Está incluido en la Lista de Honor de IBBY Internacional.Quiero compartir con ustedes esta alegría.
Muchas gracias
Lucy
http://www.childrenslibrary.org/icdl/BookPreview?bookid=nunwayt_00510057&summary=true&categories=false&route=text&lang=English&msg=http
Un Leopardo cuidando a un monito
Lindo video sobre el triunfo del instinto maternal sobre la naturaleza depredadora de una leopardo hembra.
Lima en 1944
Retransmito una colección de videos de aquellas épocas de la Segunda Guerra Mundial, que me mandó un colaborador hace ya algún tiempo.
Este es un vídeo sobre la ciudad de Lima filmado en 1944, cuando la ciudad aún no tenía el rostro del desborde popular. Es un documental que -al parecer- fue filmado por una oficina del gobierno de Estados Unidos y estaba guardado entre los cientos de miles de documentales en archive .
Se ha descubierto para ser difundido entre aquellos que aman y recuerdan la Lima de otros tiempos y se interesan en su historia. Va en tres partes, por lo largo del mismo. Pueden verse imágenes de sus calles, la Plaza de Armas, Plaza San Marín, tranvías en la Av. La Colmena, iglesias del centro, el Hotel Bolivar, el hipódromo de San Felipe, el Hospital Obrero, la casona de San Marcos y sus costumbres y gentes. En la tercera parte hay una secuencia en la casona de San Marcos donde se puede apreciar al historiador Raúl Porras Barrenechea, junto a otras dos personas que parecen ser los escritores Estuardo Nuñez y Alberto Tauro examinando a una alumna. Tambièn hay una secuencia de la pintora Julia Codesido en su taller de Pueblo Libre. Hasta donde tenemos conocimiento puede ser el documental mejor conservado sobre la ciudad, y quizá el más antiguo, a casi 500 años de fundada.
Este es un vídeo sobre la ciudad de Lima filmado en 1944, cuando la ciudad aún no tenía el rostro del desborde popular. Es un documental que -al parecer- fue filmado por una oficina del gobierno de Estados Unidos y estaba guardado entre los cientos de miles de documentales en archive .
Se ha descubierto para ser difundido entre aquellos que aman y recuerdan la Lima de otros tiempos y se interesan en su historia. Va en tres partes, por lo largo del mismo. Pueden verse imágenes de sus calles, la Plaza de Armas, Plaza San Marín, tranvías en la Av. La Colmena, iglesias del centro, el Hotel Bolivar, el hipódromo de San Felipe, el Hospital Obrero, la casona de San Marcos y sus costumbres y gentes. En la tercera parte hay una secuencia en la casona de San Marcos donde se puede apreciar al historiador Raúl Porras Barrenechea, junto a otras dos personas que parecen ser los escritores Estuardo Nuñez y Alberto Tauro examinando a una alumna. Tambièn hay una secuencia de la pintora Julia Codesido en su taller de Pueblo Libre. Hasta donde tenemos conocimiento puede ser el documental mejor conservado sobre la ciudad, y quizá el más antiguo, a casi 500 años de fundada.
domingo, 20 de marzo de 2011
La Verdad Sobre el Saqueo de la Biblioteca de Lima
Hace un tiempo me encontré con este artículo interesante y quise compartirlo:
La verdad sobre el saqueo de La Biblioteca de Lima
Diario Siete Santiago Articulo de Marcelo Mendoza 24 de Abril del 2006
El saqueo de la Biblioteca de Lima en 1881 se ha mantenido como un secreto inconfesable de la Guerra del Pacífico, incluso ha sido negado por algunos historiadores nacionales. Diario Siete encontró la lista publicada en el Diario Oficial en esas fechas, donde se individualizan 10 mil volúmenes que en su mayoría ingresaron a la Biblioteca Nacional. Tras dos años de negociaciones secretas entre los gobiernos de
Chile y Perú, la devolución de parte de este botín de guerra parece inminente.
Marcelo Mendoza.
Diario Siete.
A días de iniciada la ocupación chilena de la capital peruana, el 17 de enero de 1881, el coronel Pedro Lagos eligió como cuartel de su batallón el palacio de la Biblioteca de Lima, sin saber que atesoraba la más valiosa colección bibliográfica de Latinoamérica (entre 35 mil y 50 mil volúmenes). Tardó un mes en reparar en ese detalle y le pidió a Manuel de Odriozola, su bibliotecario, que le enseñara aquel tesoro. Exigió las llaves de la bóveda en donde se guardaban los libros y lo que vino después fue la expoliación: un saqueo ordenado y diligente, metódicamente militar. A favor del coronel Lagos se debe inferir que la orden vino del gobierno central.
Dos meses después, en una carta a míster Christiancy, embajador de Estados Unidos en Perú,
Odriozola, relató lo ocurrido. Trató el hecho de un "crimen de lesa civilización cometido por la autoridad chilena en Lima", agregando: "Apropiarse de bibliotecas, archivos, gabinetes de física y anatómicos, obras de arte, instrumentos o aparatos científicos, y de todo aquello que es indispensable para el progreso intelectual, es revestir la guerra con un carácter de barbarie ajeno a las luces del siglo, a las prácticas del beligerante honrado y a los principios universalmente acatados del derecho". Y termina: "Nadie podría recelar, sin inferir gratuito agravio al gobierno de Chile, gobierno que decanta civilización y cultura, que para él serían considerados como botín de guerra los útiles de la universidad, el gabinete anatómico de la Escuela de Medicina, los instrumentos de las escuelas de Artes y de Minas, los códices del Archivo Nacional, ni los objetos pertenecientes a otras
instituciones de carácter puramente científico, literario o artístico (...) Los libros son llevados en carretas, y entiendo que se les embarca con destino a Santiago. La biblioteca, para decirlo todo, ha sido entrada a saco, como si los libros representaran material de guerra".
El historiador peruano Mariano Paz Soldán en 'Narración histórica de la guerra de Chile contra Perú y Bolivia', publicada en 1904, anota: "Desde ese momento principió el saqueo descarado de ese sagrado depósito (...) Se cargaban carros con toda clase de libros, que se llevaban a casa de los chilenos y de allí, después de escoger lo que les convenía, el resto lo vendían en el mercado al precio de 6 centavos de libra, para envolver especias y cosas por el estilo".
La lista de Domeyko
Podría pensarse que solo es la versión de los vencidos, cargada de resentimiento hacia el invasor. Sin
embargo, y pese a que el incómodo tema ha sido omitido por la historiografía nacional, existe un testimonio de peso que confirma el relato peruano de los hechos. Es la versión del sabio Ignacio Domeyko, rector de la Universidad de Chile y entonces el intelectual más prominente del país.
En su libro 'Mi viaje', Domeyko se lamenta de que un decreto de Manuel García de la Huerta, ministro de Instrucción Pública del gobierno de Aníbal Pinto, le encomendara clasificar el botín arrebatado a la Biblioteca de Lima, museos y establecimientos varios de aquella capital. Califica la misión como "la más desagradable y antipática, pues me recordaba lo que habían hecho los rusos con muchas bibliotecas y colecciones de la Universidad de Vilna" y señala que habrían llegado "la mitad de los libros que, de acuerdo a informes fidedignos, poseía la ciudad de Lima". Teniendo conciencia de la
aberración cometida, quiso dejar un "minucioso inventario de los objetos traídos", exigiendo que sea publicado por el gobierno "para que se viera el poco provecho que aportó al país ese robo y cuánto contribuirá para excitar animosidades entre dos naciones hermanas" (ver recuadro). Hoy, 125 años después, sus palabras ratifican la lucidez y altura moral del sabio polaco.
Escondido en hojas de letra impresa, Diario Siete encontró aquel riguroso inventario que hizo Ignacio Domeyko en colaboración con un bibliófilo tan insigne como Diego Barros Arana. Entre el lunes 22 y el miércoles 24 de agosto de 1881 el Diario Oficial de la República de Chile publicó –con el título de 'Lista de libros traídos de Perú'– un informe de 16 páginas enviado por Domeyko al ministro de Instrucción Pública con los libros y objetos de ciencia robados en Lima y hechos llegar a la Universidad de Chile.
Recibió, en dos envíos de la Intendencia General del Ejército, un total de 103 grandes cajones y otros "80 bultos". Separó en cuatro grupos los objetos recibidos: el primero, de "instrumentos y aparatos para la enseñanza de la física y de la química, y una colección de muestras para química orgánica y farmacia"; el segundo, de "preparaciones anatómicas"; el tercero, de "objetos de historia natural"; y el cuarto, de libros. Además, el botín incluía una gran colección geológica de rocas. Sin duda, lo más valioso eran –según Domeyko– "los más de 10 mil volúmenes", muchos de ellos del siglo XVI y XVII, incluidas numerosas joyas bibliográficas universales.
Pese a que muchos aparatos llegaron semidestruidos, el objetivo era enriquecer el patrimonio científico-cultural del país. Debe entenderse que, producto de haber sido una gobernación pobre, a mucha distancia de la holgura del Virreinato del Perú, Chile tenía muy precarios laboratorios y bibliotecas para la formación académica e investigación. Este botín, al entregársele a la universidad, obedeció a una planificada razón de Estado. Su publicación en el Diario Oficial –algo bien sorprendente si no se supiera de la tradición archilegalista chilena– puede ser vista como una muestra de que en el momento no se pensó que aquel botín no era malhabido. Tal vez correspondió a la arrogancia propia de los vencedores, porque después de aparecido en letra de molde, el tema se convirtió en tabú, en materia de rumores soterrados y negados. Hasta hoy.
Domeyko en persona hizo el catálogo de cerca de 150 instrumentos de física y química. El catastro del material anatómico fue hecho por el profesor de patología Francisco Puelma Tupper. Y el tesoro de mayor cuantía, el bibliográfico, fue clasificado en cuatro grupos:
obras de historia, literatura y estadística; obras de física, matemática, historia natural y medicina; obras de jurisprudencia; y obras de teología. Barros Arana se encargó de la exhaustiva clasificación de los dos primeros grupos, los de mayor valor, catalogando 1.105 obras (cifra que se multiplica porque la mayoría de las obras tienen varios volúmenes; por ejemplo, Histoire de l'Academie tenía 100 volúmenes) y 222 manuscritos de "historia, literatura y ciencias". También es significativa la cantidad de libros de derecho y teología.
Los días posteriores a esta publicación, el ministro de Instrucción Pública definió el destino final del botín: los aparatos de física y química al Laboratorio de la Universidad de Chile; los anatómicos a su Museo de Anatomía; los objetos de historia natural al Museo Nacional; los libros de viajes a la Oficina Hidrográfica; los de meteorología a la Oficina Meteorológica; y "todos los libros restantes, incluso los de teología, a la Biblioteca Nacional". Desde entonces, se ignora el estado de situación del arsenal bibliográfico arrebatado. Pero es un hecho que varios de los libros más valiosos permanecen en la Sala Medina, el Fondo General y la bóveda de la principal biblioteca del país.
Los volúmenes del Compendio de las crónicas, de Garibay (de 1628), de la Biblioteca clásica latina, de Lamaire (151 volúmenes), del rarísimo libro Teatro del mundo i del tiempo, de Giovanni Galluci (de 1611), o un Diccionario español-latino, de Nebrija, están en la Biblioteca Nacional. Así como extraordinarias colecciones de atlas y libros de viajes de los siglos XVI, XVII y XVIII, incluidos en la lista de Domeyko.
El historiador Claudio Rolle recuerda que para una muestra bibliográfica de 1989, en homenaje al bicentenario de la Revolución Francesa, en la que él participó, tuvieron problemas al exhibir volúmenes de la gran Encyclopédie de Diderot y d'Alembert, porque en su interior había timbres de la Biblioteca de Lima.
Al final se mostraron ejemplares abiertos, en páginas donde no había timbre alguno –confidencia.
La devolución de los saludos
"Solo tenemos que devolver saludos al Perú", dijo el historiador Sergio Villalobos, justo hace un año, cuando una periodista le preguntó qué quedaba por entregarles a los peruanos de todo el botín sustraído en la Guerra del Pacífico. De un tiempo a esta parte, el Premio Nacional de Historia tiene opiniones poco contemporizadoras en muchos temas. Pero igual extraña su punto de vista, alineado a las voces más conservadoras del país, toda vez que él fue director de la Dibam, la institución responsable del tesoro bibliográfico de la Biblioteca Nacional, y como tal debió saber que numerosos libros de valor se guardan en bóveda porque poseen un timbre que reza: "Biblioteca de Lima".
Para quienes han hecho investigaciones en nuestra biblioteca esto no es misterio. De forma soterrada, siempre se ha sabido que libros de la rica colección que allí se atesora –una de las tres más importantes del mundo en obras de y sobre América– provinieron del Perú como botín de guerra. Pero tampoco puede negarse que el grueso de nuestro tesoro bibliográfico es la extraordinaria colección de José Toribio Medina, agregándose a ello la biblioteca legada por Diego Barros Arana.
Aún persisten políticos e historiadores que consideran casi como un "gaje del oficio de guerra" el saqueo y robo de las pertenencias enemigas o que, en su defecto, estiman que hubo "un saqueo menor"; incluso que muchos libros fueron devueltos y, si quedaran, estarían en manos particulares porque habrían sido vendidos en el mercado negro por peruanos cuando Lima era regentada por el almirante chileno Patricio Lynch.
Villalobos se ubica en este último grupo. "Se tomaron algunas cosas de la biblioteca, principalmente obras de carácter religioso, que después fueron solicitadas por el gobierno peruano y devueltas por el presidente Santa María. Pero se encontró una cantidad de libros mínima", dijo, señalando que "los principales destructores de la Biblioteca Nacional de Lima han sido los limeños", para rematar así: "Creo que ya no correspondería devolución, si es que quedan textos peruanos en Chile".
En tiempos en que está muy fresco el brutal saqueo del museo y biblioteca de Bagdad, tras la ocupación estadounidense de Irak (se destruyeron y desaparecieron innumerables piezas y manuscritos de miles de años de antigüedad), resultan difíciles de justificar las razones para no reponer agravios cometidos en mala lid. Tal como lo contó Diario Siete en noviembre último, el botín chileno arrebatado en el conflicto bélico contra Perú y Bolivia no se limitó a los "trofeos de guerra", a lo conseguido en combate, como es el caso del Huáscar.
La devolución
Es probable que en los próximos meses el gobierno chileno devuelva a Perú algunos de los libros de aquel saqueo. Un rol clave en ello le ha cabido a Sergio Bitar, ex ministro de Educación. Hace dos años, a solicitud de su homólogo peruano, ayudó a crear un comité en Cancillería, especialmente abocado al tema de la "reparación de guerra" hacia el país vecino.
El miércoles de esta semana, Sinesio López, director de la Biblioteca Nacional del Perú, informó que ya estaba sellado un acuerdo oficial para la devolución de libros, y se quejó de que demoraba demasiado en concretarse. El ministro peruano de Educación, Javier Sota Nadal, ratificó lo dicho. "Hasta ahora hemos recibido señales positivas y ojalá esto se concrete –dijo–. Yo conversé con Sergio Bitar sobre el tema y en las conversaciones, que obviamente no puedo revelar, he encontrado aproximación".
Los gobiernos de Lagos y Toledo dialogaron para conseguir la devolución, no solo de libros, sino también de otros objetos patrimoniales que las tropas chilenas arrebataron en Lima. En esta tarea tuvo un rol de mediación Esteban Silva, ex asesor chileno de Alejandro Toledo y militante del PS. Los peruanos esperaban que este 27 de marzo, para la inauguración del moderno edificio de la Biblioteca Nacional del Perú, ocurriera el mentado gesto, pero no fue así. En su momento, el Presidente Frei ya había entregado 50 documentos peruanos que se conservaban en nuestro Archivo
Nacional. Pero los peruanos nunca supieron qué libros ni qué cantidad exacta salieron en carretillas de la bóveda que cobijaba su tesoro bibliográfico. Ahora, al divulgar Diario Siete la lista de Domeyko, recién se empieza a conocer la verdad histórica del saqueo bibliográfico de Lima.
Michelle Bachelet, estando en campaña, prometió concretar los gestos de reparación hacia Perú. De hecho, como ministra de Defensa, mantuvo excelentes relaciones con el mundo militar peruano. Pero es un tema sensible y cada vez que se plantea un cúmulo de voces aparecen oponiéndose, como de hecho lo hicieron un par de diputados de la derecha. Igual, las cosas parecen haber cambiado. Y mucho: Jorge Arancibia –el ex comandante en jefe de la Armada, y hoy senador de la UDI– anunció su disposición a efectuar devoluciones a Perú del botín de guerra del Pacífico. "(Estoy) llano a traspasar documentos históricos u otros elementos que signifiquen un gesto de buena voluntad. Me parece perfectamente bien", dijo.
El ex ministro Bitar ratifica a Diario Siete las informaciones de Perú:
Con mi amigo Sota Nadal conversamos el tema y vimos las condiciones que debían darse para la devolución de libros –cuenta–. Se formó una comisión de expertos para analizar los libros peruanos que se conservan en la Biblioteca Nacional y me parece que son más de 500. Lo importante es dar un paso. Perú puso un busto de O'Higgins en su Panteón de los Próceres. Tras la Guerra del Pacífico, era el único prócer ausente.
En todo caso, la decisión de devolver parte de aquellos 10 mil volúmenes expoliados de la Biblioteca de Lima en 1881 es un asunto de Estado. Y como tal solo una persona decidirá cuándo se realiza: la Presidenta Bachelet. Es probable que, al difundirse hoy el informe del acucioso rector Domeyko, se apuren las cosas.
Algunas joyas
Los siguientes son algunos libros valiosos consignados por Ignacio Domeyko en su inventario de 1881. (No hay certeza de que todas estas obras permanezcan en la Biblioteca Nacional DE CHILE).
Jasonis, Conciliarum (1534)
Golius, Lexicon arabicum latinum (Leiden, 1653)
Los triunfos de Petrarca (1555)
Crónica de don Juan Segundo ("edición gótica de 1543 mandada a imprimir por Carlos V")
Histoire general de voyages (1747) (17 volúmenes)
Juan González de Mendoza, Historia de China (Amberes, 1596)
Plutarco, Obras (1551)
Padre Madariaga, Del Senado i de su Príncipe (1555)
Cronica del Rei don Rodrigo (1549, "edición gótica de Toledo")
Diderot y D'Alembert, Encyclopedie del XVIII (35 tomos)
Pimentel, Arte de navegar (en portugués)
Toldrá,
Justificación histórica de la venida del apóstol Santiago a España
Lipenu, Bibliotheca philosophica (1682)
Arte de verificar las fechas (incompleta)
Garibay, Compendio de las crónicas... (1628)
Antonio de Herrera, Agricultura jeneral (1790)
Aimondi, Cronicon Francorum (París, 1603)
Artes de la Inquisición española
Juan de Mena, Las Trescientas
Biblioteca clásica latina (151 volúmenes)
Giovanni Galluci, Teatro del mundo i del tiempo (1611)
Garcilaso de la Vega, Historia General del Perú (Córdoba, 1617)
Imperatum Romanorum (Zúrich, 1559, "notables los grabados y la edición")
D'Orbigny, Dictionaire d'histoire naturalle (París, 1861, 11 volúmenes)
Cédulas Reales (1563)
Annales d'ygiene publique (80 volúmenes)
Fray Luis de León, Cartas pastorales
Biblia latina (1550)
La verdad sobre el saqueo de La Biblioteca de Lima
Diario Siete Santiago Articulo de Marcelo Mendoza 24 de Abril del 2006
El saqueo de la Biblioteca de Lima en 1881 se ha mantenido como un secreto inconfesable de la Guerra del Pacífico, incluso ha sido negado por algunos historiadores nacionales. Diario Siete encontró la lista publicada en el Diario Oficial en esas fechas, donde se individualizan 10 mil volúmenes que en su mayoría ingresaron a la Biblioteca Nacional. Tras dos años de negociaciones secretas entre los gobiernos de
Chile y Perú, la devolución de parte de este botín de guerra parece inminente.
Marcelo Mendoza.
Diario Siete.
A días de iniciada la ocupación chilena de la capital peruana, el 17 de enero de 1881, el coronel Pedro Lagos eligió como cuartel de su batallón el palacio de la Biblioteca de Lima, sin saber que atesoraba la más valiosa colección bibliográfica de Latinoamérica (entre 35 mil y 50 mil volúmenes). Tardó un mes en reparar en ese detalle y le pidió a Manuel de Odriozola, su bibliotecario, que le enseñara aquel tesoro. Exigió las llaves de la bóveda en donde se guardaban los libros y lo que vino después fue la expoliación: un saqueo ordenado y diligente, metódicamente militar. A favor del coronel Lagos se debe inferir que la orden vino del gobierno central.
Dos meses después, en una carta a míster Christiancy, embajador de Estados Unidos en Perú,
Odriozola, relató lo ocurrido. Trató el hecho de un "crimen de lesa civilización cometido por la autoridad chilena en Lima", agregando: "Apropiarse de bibliotecas, archivos, gabinetes de física y anatómicos, obras de arte, instrumentos o aparatos científicos, y de todo aquello que es indispensable para el progreso intelectual, es revestir la guerra con un carácter de barbarie ajeno a las luces del siglo, a las prácticas del beligerante honrado y a los principios universalmente acatados del derecho". Y termina: "Nadie podría recelar, sin inferir gratuito agravio al gobierno de Chile, gobierno que decanta civilización y cultura, que para él serían considerados como botín de guerra los útiles de la universidad, el gabinete anatómico de la Escuela de Medicina, los instrumentos de las escuelas de Artes y de Minas, los códices del Archivo Nacional, ni los objetos pertenecientes a otras
instituciones de carácter puramente científico, literario o artístico (...) Los libros son llevados en carretas, y entiendo que se les embarca con destino a Santiago. La biblioteca, para decirlo todo, ha sido entrada a saco, como si los libros representaran material de guerra".
El historiador peruano Mariano Paz Soldán en 'Narración histórica de la guerra de Chile contra Perú y Bolivia', publicada en 1904, anota: "Desde ese momento principió el saqueo descarado de ese sagrado depósito (...) Se cargaban carros con toda clase de libros, que se llevaban a casa de los chilenos y de allí, después de escoger lo que les convenía, el resto lo vendían en el mercado al precio de 6 centavos de libra, para envolver especias y cosas por el estilo".
La lista de Domeyko
Podría pensarse que solo es la versión de los vencidos, cargada de resentimiento hacia el invasor. Sin
embargo, y pese a que el incómodo tema ha sido omitido por la historiografía nacional, existe un testimonio de peso que confirma el relato peruano de los hechos. Es la versión del sabio Ignacio Domeyko, rector de la Universidad de Chile y entonces el intelectual más prominente del país.
En su libro 'Mi viaje', Domeyko se lamenta de que un decreto de Manuel García de la Huerta, ministro de Instrucción Pública del gobierno de Aníbal Pinto, le encomendara clasificar el botín arrebatado a la Biblioteca de Lima, museos y establecimientos varios de aquella capital. Califica la misión como "la más desagradable y antipática, pues me recordaba lo que habían hecho los rusos con muchas bibliotecas y colecciones de la Universidad de Vilna" y señala que habrían llegado "la mitad de los libros que, de acuerdo a informes fidedignos, poseía la ciudad de Lima". Teniendo conciencia de la
aberración cometida, quiso dejar un "minucioso inventario de los objetos traídos", exigiendo que sea publicado por el gobierno "para que se viera el poco provecho que aportó al país ese robo y cuánto contribuirá para excitar animosidades entre dos naciones hermanas" (ver recuadro). Hoy, 125 años después, sus palabras ratifican la lucidez y altura moral del sabio polaco.
Escondido en hojas de letra impresa, Diario Siete encontró aquel riguroso inventario que hizo Ignacio Domeyko en colaboración con un bibliófilo tan insigne como Diego Barros Arana. Entre el lunes 22 y el miércoles 24 de agosto de 1881 el Diario Oficial de la República de Chile publicó –con el título de 'Lista de libros traídos de Perú'– un informe de 16 páginas enviado por Domeyko al ministro de Instrucción Pública con los libros y objetos de ciencia robados en Lima y hechos llegar a la Universidad de Chile.
Recibió, en dos envíos de la Intendencia General del Ejército, un total de 103 grandes cajones y otros "80 bultos". Separó en cuatro grupos los objetos recibidos: el primero, de "instrumentos y aparatos para la enseñanza de la física y de la química, y una colección de muestras para química orgánica y farmacia"; el segundo, de "preparaciones anatómicas"; el tercero, de "objetos de historia natural"; y el cuarto, de libros. Además, el botín incluía una gran colección geológica de rocas. Sin duda, lo más valioso eran –según Domeyko– "los más de 10 mil volúmenes", muchos de ellos del siglo XVI y XVII, incluidas numerosas joyas bibliográficas universales.
Pese a que muchos aparatos llegaron semidestruidos, el objetivo era enriquecer el patrimonio científico-cultural del país. Debe entenderse que, producto de haber sido una gobernación pobre, a mucha distancia de la holgura del Virreinato del Perú, Chile tenía muy precarios laboratorios y bibliotecas para la formación académica e investigación. Este botín, al entregársele a la universidad, obedeció a una planificada razón de Estado. Su publicación en el Diario Oficial –algo bien sorprendente si no se supiera de la tradición archilegalista chilena– puede ser vista como una muestra de que en el momento no se pensó que aquel botín no era malhabido. Tal vez correspondió a la arrogancia propia de los vencedores, porque después de aparecido en letra de molde, el tema se convirtió en tabú, en materia de rumores soterrados y negados. Hasta hoy.
Domeyko en persona hizo el catálogo de cerca de 150 instrumentos de física y química. El catastro del material anatómico fue hecho por el profesor de patología Francisco Puelma Tupper. Y el tesoro de mayor cuantía, el bibliográfico, fue clasificado en cuatro grupos:
obras de historia, literatura y estadística; obras de física, matemática, historia natural y medicina; obras de jurisprudencia; y obras de teología. Barros Arana se encargó de la exhaustiva clasificación de los dos primeros grupos, los de mayor valor, catalogando 1.105 obras (cifra que se multiplica porque la mayoría de las obras tienen varios volúmenes; por ejemplo, Histoire de l'Academie tenía 100 volúmenes) y 222 manuscritos de "historia, literatura y ciencias". También es significativa la cantidad de libros de derecho y teología.
Los días posteriores a esta publicación, el ministro de Instrucción Pública definió el destino final del botín: los aparatos de física y química al Laboratorio de la Universidad de Chile; los anatómicos a su Museo de Anatomía; los objetos de historia natural al Museo Nacional; los libros de viajes a la Oficina Hidrográfica; los de meteorología a la Oficina Meteorológica; y "todos los libros restantes, incluso los de teología, a la Biblioteca Nacional". Desde entonces, se ignora el estado de situación del arsenal bibliográfico arrebatado. Pero es un hecho que varios de los libros más valiosos permanecen en la Sala Medina, el Fondo General y la bóveda de la principal biblioteca del país.
Los volúmenes del Compendio de las crónicas, de Garibay (de 1628), de la Biblioteca clásica latina, de Lamaire (151 volúmenes), del rarísimo libro Teatro del mundo i del tiempo, de Giovanni Galluci (de 1611), o un Diccionario español-latino, de Nebrija, están en la Biblioteca Nacional. Así como extraordinarias colecciones de atlas y libros de viajes de los siglos XVI, XVII y XVIII, incluidos en la lista de Domeyko.
El historiador Claudio Rolle recuerda que para una muestra bibliográfica de 1989, en homenaje al bicentenario de la Revolución Francesa, en la que él participó, tuvieron problemas al exhibir volúmenes de la gran Encyclopédie de Diderot y d'Alembert, porque en su interior había timbres de la Biblioteca de Lima.
Al final se mostraron ejemplares abiertos, en páginas donde no había timbre alguno –confidencia.
La devolución de los saludos
"Solo tenemos que devolver saludos al Perú", dijo el historiador Sergio Villalobos, justo hace un año, cuando una periodista le preguntó qué quedaba por entregarles a los peruanos de todo el botín sustraído en la Guerra del Pacífico. De un tiempo a esta parte, el Premio Nacional de Historia tiene opiniones poco contemporizadoras en muchos temas. Pero igual extraña su punto de vista, alineado a las voces más conservadoras del país, toda vez que él fue director de la Dibam, la institución responsable del tesoro bibliográfico de la Biblioteca Nacional, y como tal debió saber que numerosos libros de valor se guardan en bóveda porque poseen un timbre que reza: "Biblioteca de Lima".
Para quienes han hecho investigaciones en nuestra biblioteca esto no es misterio. De forma soterrada, siempre se ha sabido que libros de la rica colección que allí se atesora –una de las tres más importantes del mundo en obras de y sobre América– provinieron del Perú como botín de guerra. Pero tampoco puede negarse que el grueso de nuestro tesoro bibliográfico es la extraordinaria colección de José Toribio Medina, agregándose a ello la biblioteca legada por Diego Barros Arana.
Aún persisten políticos e historiadores que consideran casi como un "gaje del oficio de guerra" el saqueo y robo de las pertenencias enemigas o que, en su defecto, estiman que hubo "un saqueo menor"; incluso que muchos libros fueron devueltos y, si quedaran, estarían en manos particulares porque habrían sido vendidos en el mercado negro por peruanos cuando Lima era regentada por el almirante chileno Patricio Lynch.
Villalobos se ubica en este último grupo. "Se tomaron algunas cosas de la biblioteca, principalmente obras de carácter religioso, que después fueron solicitadas por el gobierno peruano y devueltas por el presidente Santa María. Pero se encontró una cantidad de libros mínima", dijo, señalando que "los principales destructores de la Biblioteca Nacional de Lima han sido los limeños", para rematar así: "Creo que ya no correspondería devolución, si es que quedan textos peruanos en Chile".
En tiempos en que está muy fresco el brutal saqueo del museo y biblioteca de Bagdad, tras la ocupación estadounidense de Irak (se destruyeron y desaparecieron innumerables piezas y manuscritos de miles de años de antigüedad), resultan difíciles de justificar las razones para no reponer agravios cometidos en mala lid. Tal como lo contó Diario Siete en noviembre último, el botín chileno arrebatado en el conflicto bélico contra Perú y Bolivia no se limitó a los "trofeos de guerra", a lo conseguido en combate, como es el caso del Huáscar.
La devolución
Es probable que en los próximos meses el gobierno chileno devuelva a Perú algunos de los libros de aquel saqueo. Un rol clave en ello le ha cabido a Sergio Bitar, ex ministro de Educación. Hace dos años, a solicitud de su homólogo peruano, ayudó a crear un comité en Cancillería, especialmente abocado al tema de la "reparación de guerra" hacia el país vecino.
El miércoles de esta semana, Sinesio López, director de la Biblioteca Nacional del Perú, informó que ya estaba sellado un acuerdo oficial para la devolución de libros, y se quejó de que demoraba demasiado en concretarse. El ministro peruano de Educación, Javier Sota Nadal, ratificó lo dicho. "Hasta ahora hemos recibido señales positivas y ojalá esto se concrete –dijo–. Yo conversé con Sergio Bitar sobre el tema y en las conversaciones, que obviamente no puedo revelar, he encontrado aproximación".
Los gobiernos de Lagos y Toledo dialogaron para conseguir la devolución, no solo de libros, sino también de otros objetos patrimoniales que las tropas chilenas arrebataron en Lima. En esta tarea tuvo un rol de mediación Esteban Silva, ex asesor chileno de Alejandro Toledo y militante del PS. Los peruanos esperaban que este 27 de marzo, para la inauguración del moderno edificio de la Biblioteca Nacional del Perú, ocurriera el mentado gesto, pero no fue así. En su momento, el Presidente Frei ya había entregado 50 documentos peruanos que se conservaban en nuestro Archivo
Nacional. Pero los peruanos nunca supieron qué libros ni qué cantidad exacta salieron en carretillas de la bóveda que cobijaba su tesoro bibliográfico. Ahora, al divulgar Diario Siete la lista de Domeyko, recién se empieza a conocer la verdad histórica del saqueo bibliográfico de Lima.
Michelle Bachelet, estando en campaña, prometió concretar los gestos de reparación hacia Perú. De hecho, como ministra de Defensa, mantuvo excelentes relaciones con el mundo militar peruano. Pero es un tema sensible y cada vez que se plantea un cúmulo de voces aparecen oponiéndose, como de hecho lo hicieron un par de diputados de la derecha. Igual, las cosas parecen haber cambiado. Y mucho: Jorge Arancibia –el ex comandante en jefe de la Armada, y hoy senador de la UDI– anunció su disposición a efectuar devoluciones a Perú del botín de guerra del Pacífico. "(Estoy) llano a traspasar documentos históricos u otros elementos que signifiquen un gesto de buena voluntad. Me parece perfectamente bien", dijo.
El ex ministro Bitar ratifica a Diario Siete las informaciones de Perú:
Con mi amigo Sota Nadal conversamos el tema y vimos las condiciones que debían darse para la devolución de libros –cuenta–. Se formó una comisión de expertos para analizar los libros peruanos que se conservan en la Biblioteca Nacional y me parece que son más de 500. Lo importante es dar un paso. Perú puso un busto de O'Higgins en su Panteón de los Próceres. Tras la Guerra del Pacífico, era el único prócer ausente.
En todo caso, la decisión de devolver parte de aquellos 10 mil volúmenes expoliados de la Biblioteca de Lima en 1881 es un asunto de Estado. Y como tal solo una persona decidirá cuándo se realiza: la Presidenta Bachelet. Es probable que, al difundirse hoy el informe del acucioso rector Domeyko, se apuren las cosas.
Algunas joyas
Los siguientes son algunos libros valiosos consignados por Ignacio Domeyko en su inventario de 1881. (No hay certeza de que todas estas obras permanezcan en la Biblioteca Nacional DE CHILE).
Jasonis, Conciliarum (1534)
Golius, Lexicon arabicum latinum (Leiden, 1653)
Los triunfos de Petrarca (1555)
Crónica de don Juan Segundo ("edición gótica de 1543 mandada a imprimir por Carlos V")
Histoire general de voyages (1747) (17 volúmenes)
Juan González de Mendoza, Historia de China (Amberes, 1596)
Plutarco, Obras (1551)
Padre Madariaga, Del Senado i de su Príncipe (1555)
Cronica del Rei don Rodrigo (1549, "edición gótica de Toledo")
Diderot y D'Alembert, Encyclopedie del XVIII (35 tomos)
Pimentel, Arte de navegar (en portugués)
Toldrá,
Justificación histórica de la venida del apóstol Santiago a España
Lipenu, Bibliotheca philosophica (1682)
Arte de verificar las fechas (incompleta)
Garibay, Compendio de las crónicas... (1628)
Antonio de Herrera, Agricultura jeneral (1790)
Aimondi, Cronicon Francorum (París, 1603)
Artes de la Inquisición española
Juan de Mena, Las Trescientas
Biblioteca clásica latina (151 volúmenes)
Giovanni Galluci, Teatro del mundo i del tiempo (1611)
Garcilaso de la Vega, Historia General del Perú (Córdoba, 1617)
Imperatum Romanorum (Zúrich, 1559, "notables los grabados y la edición")
D'Orbigny, Dictionaire d'histoire naturalle (París, 1861, 11 volúmenes)
Cédulas Reales (1563)
Annales d'ygiene publique (80 volúmenes)
Fray Luis de León, Cartas pastorales
Biblia latina (1550)