En el Perú por muchos años, la
mujer ha sido relegada a un segundo plano debido a prejuicios de género
derivados desde tiempos inmemoriales. Su
papel, como madre, “psicóloga familiar”, sus múltiples tareas domésticas, y
sobre todo, el
temor constante de no estar presente y contribuir plenamente al desarrollo
mental y social de sus hijos, no le ha permitido participar más estrechamente
en los quehaceres de su comunidad y de su país.
Sin embargo, debido a la apertura de los medios de comunicación y el
acceso a las universidades y centros educativos, ellas han logrado desarrollar
y mostrar más abiertamente sus potencialidades.
La cultivada creencia de la supremacía
del sexo masculino, está siendo suplantada hoy en día, cada vez más por la
creencia de la supremacía del ser humano
en general. Creemos que no importa el
sexo, creencias o procedencia, mientras que estos se dirijan a la colaboración
para la paz y bienestar mundial.
Dentro de este contexto analizaremos el desenvolvimiento e importancia
de la mujer desde nuestras épocas ancestrales.
Ya desde las épocas previas al
Incanato, y durante este periodo, se puede ver la gran influencia que
tuvo la presencia femenina en el desenvolvimiento del Imperio.
En todas las culturas agrícolas es importante notar que el concepto de
divinidad estuvo asociado con lo femenino.
Las celebraciones más importantes no tienen que ver tanto con el Sol,
sino con la Pachamama, que es la diosa de la tierra. A ella se le adjudica el poder de la procreación
y de la producción de alimentos vitales.
En ella comienza y termina el ciclo de la vida. La semilla muere y renace en ella como
vegetal.
La Mamaquilla (la luna) es la mujer del sol. Ella es la encargada de regular los ciclos
menstruales de la mujer y de propiciar la creación. Los costeños no adoraban al
sol, sino a la luna y a las constelaciones.
A través de la luna se llevaba cuenta del paso del año, y los meses eran
lunares.
En la cultura Mochica, existieron sacerdotisas que participaban en las
ceremonias de sacrificios humanos. Ellas
tenían un rango muy alto y eran las encargadas directas de llevar las copas con
la sangre de los guerreros vencidos y ofrecérselas a su Dios Supremo. Este cargo era hereditario y el poder de ellas
derivaba de su importante papel en las ceremonias y rituales que los Mochicas
consideraban esenciales para su sociedad.
En los últimos descubrimientos arqueológicos en la Huaca del Brujo y en
Sicán, al norte de nuestro país, se ha determinado el rol de la mujer como
líder de su pueblo y al frente de las huestes guerreras y conquistadoras de
territorios.
Señora del Cao |
Durante el Incanato vemos desde el momento de la creación del Imperio,
la presencia de Mama Ocllo quien ayuda a su esposo Manco Cápac a fundar el Cuzco.
El hizo poblar el Hanan Cuzco mientras que ella se ocupa del Hurin
Cuzco.
En los escritos de los Cronistas, se hace referencia a Mama Huaco, una
de las esposas de los hermanos Ayar, como una mujer dominante y guerrera que fue muy temida por los pueblos
conquistados por los Incas. Al respecto,
la historiadora María Rostworowski, nos dice con respecto a la leyenda de los
hermanos Ayar: “El relato del cronista
Sarmiento de Gamboa (1572) da cuenta de Mama Huaco como la persona encargada
de cumplir dicha misión, es decir, una mujer portadora de la vara
fundante, símbolo de un mandato divino, capaz de penetrar la tierra, o
sea, de
representar una imagen femenina con atributos fálicos. Además, Mama
Huaco es
mencionada como capitán de su propio ejército y uno de los cuatro jefes
que
tomaron posesión del futuro Cusco”.
La Coyas o esposas del Inca juegan un papel fundamental en la continuación
de la dinastía, ya que al ser hermanas del Inca (no se condenaba el incesto) e
hijas del Sol, se garantizaba la pureza de la sangre y el sustento divino. La Coya dirigía el Cusco en ausencia del Inca
si este tenía que viajar.
Las acllas o escogidas jugaron un papel fundamental en la reciprocidad
del Imperio, ya que ayudaron a los Incas a congraciarse con los curacas y señores
vecinos. Es interesante observar que en el Imperio Incaico la mujer no
tributaba porque se le reconoció el servicio que proporcionaba a la comunidad.
Durante la época de la Colonia, la mujer tuvo muy poca importancia y
casi no fue reconocido su poder de participación en las decisiones en su
comunidad.
Cuando surgieron las primeras inquietudes emancipadoras, aparece Micaela
Bastidas en 1744. Ella fue esposa de José
Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) y luchó al lado de su marido en la tarea de
recorrer los pueblos, tratando de ganar adeptos para la causa
emancipadora. Se rebelaron contra las
injusticias en las minas y los abusos de los corregidores. Movilizó a los insurgentes, les consiguió
recursos económicos, y hay veces asumió el mando de la rebelión. Cuando fracasó el movimiento, murió en manos
del corregidor Areche.
Otras mujeres como Tomasa Tito Condemayta, Cecilia Túpac Amaru y Manuela
Tito Condori, mueren también por la independencia.
Micaela Bastidas |
Tomasa Tito Condemayta |
El Destierro de Manuela Tito Condori |
Durante las guerras por la
independencia, hubo mujeres, a las que se le llamó las “rabonas”, y que acompañaron
a sus maridos, hijos y hermanos en las campañas. Ellas les preparaban sus comidas, les daban
primeros auxilios y hasta los ayudaban a cargar sus municiones. Muchas veces participaron en las luchas.
La Rabona de Pancho Fierro |
Durante las campañas por la Independencia, en Ayacucho, cabe destacar a
la heroína María Parado de Bellido que prefiere morir antes de delatar el
paradero del ejercito insurgente, entre los que estaba su esposo.
Tenemos literatas importantes como Amarilis y la franco-peruana Flora Tristán.
Flora, hija de un Coronel peruano de la armada española y de una
francesa, tiene la oportunidad de venir al Perú en 1843 a reclamar la herencia
de su padre. En medio de la guerra
civil, tiene la oportunidad de ver las tremendas injusticias para con la clase
obrera y la tremenda desigualdad social, y se convierte en defensora de la justicia social. Escribe un libro que se titula
“Peregrinaciones de una Paria”, en donde describe la situación relegada de la
mujer de su época. La Inquisición, todavía
existente, le quema su libro.
Es importante la participación de Clorinda Matto de Turner, quien habla
sobra la problemática indígena y se pronuncia por una posición anticlerical
sobre su época. Un año después de su
muerte, en 1910, se promulga la Ley 801,
que permite el ingreso de las mujeres a las universidades.
El 7 de Setiembre de 1955, gracias a los esfuerzos de María Jesús
Alvarado, se promulga la Ley 12391, que concede el derecho de voto a la mujer.
Durante la década de 1980 y los primeros años de 1990, surgen las famosas
“rondas campesinas” o Comités de Defensa Civil en la Sierra Sur Central. Los campesinos, con ayuda del Ejército, se
agrupan en pequeños núcleos poblacionales y forman patrullas de vigilancia con el objeto de defenderse de la violencia
causada por el movimiento marxista-leninista-maoísta “Sendero Luminoso”. Es importantísimo el rol que juega la mujer
en estas organizaciones. Ellas, armadas
de palos y lanzas y hasta de rifles, combaten con los hombres, los ataques de
los senderistas. Al ausentarse sus
esposos, ya sea secuestrados por los agresores para que obligadamente integren
sus filas, o al emigrar a otros lugares para poder trabajar, la mujer asume el
papel de encargada del sustento familiar, ya sea cultivando la tierra, cuidando
a los niños, y posteriormente, haciéndose cargo directo del gobierno comunal.
Ronderas de la región Cajamarca defendiendo sus lagunas / Foto: Paola Aguilar |
En el contexto de esa crisis económica y con la escalada de la
violencia, los dirigentes populares crearon organizaciones de supervivencia
como los clubes de madres y los comités de vasos de leche, que tenían por
objeto proveer de una alimentación básica a su familiares y comunidades.
Es así, como esta vez, en Lima, destaca la presencia de una joven y gran
mujer, María Elena Moyano, Alcaldesa de Villa el Salvador. Ella se opone a los métodos violentos de
Sendero Luminoso y aboga por una democracia y justicia social y por una autonomía de las organizaciones comunales frente a los
partidos políticos. Como consecuencia,
fue asesinada por Sendero el 15 de Febrero de 1992, a los 33 años.
En 1999 se normaliza la Ley de Cuotas, por la cual la ley exige que los
partidos y organizaciones políticas que se presenten a las votaciones, integren
en sus listas a un 25% de mujeres.
La participación de la mujer va cobrando cada vez más fuerza en los
tiempos actuales, con su inclusión en el Congreso, Alcaldías y en todos los ámbitos
universitarios y empresariales.
Marina Bustamante, fundadora de la reconocida fábrica textil Renzo Costa y premiada como una de las empresarias más exitosas del mundo en el 2011 |
La mujer hace y promueve nuestra historia y finalmente va saliendo de su
relego. La mujer de hoy hace política,
tanto en su casa, educando a los futuros ciudadanos del mañana, e influyendo en
las decisiones familiares, como en todos los ámbitos de poder decisivo de nuestra sociedad.
Alcaldesa de Lima: Susana VIllarán |