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jueves, 23 de noviembre de 2017

🦃

HAPPY THANKSGIVING 2017


Today is November 23, 2017, and it is Thanksgiving; a day in which we commemorate the first dinner shared by the American Indians and the first settlers who were greeted by them.
But for me, it is a celebration of diversity; it is a reminder that this land has always welcomed the tired, thirsty and hungry, and taken them into account.  It is a celebration of respect for the right to equal opportunities and rights.  It is a celebration of the different races and cultures that have come together and have helped make it great. It is also a reminder that most of those who call themselves Americans, descend from foreigners who were welcomed to stay by the real owners of the land: the native American Indians.  
Today, as we sit at our tables for a special meal, or as multiple families and institutions welcome the needy, the forgotten  or the lonely, we are also giving thanks to God for our meals, for family and friendship; for all those little things that unite us and make us share  this great country  " with liberty and justice for all";  for the return of family every year to spend a unity meal.
In this space, I thank God for my family, for my children who continue our name and traditions and who make the big effort to get home and share it with us.
I also thank God for my friends who have been around us faithfully all these years, sharing our wonderful cultures and have made life so much simpler in a country which is now our home.
I give thanks to God for my friends and family abroad and for all the good times together.    
I give thanks to God for the opportunity to exceed ourselves and for having been able to give our children a comfortable life and education.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          
Happy Thanksgiving to all!!!!          
                                                                                                                                 
November 23, 2017



http://www.latimes.com/science/sciencenow/91216601-132.html

lunes, 25 de septiembre de 2017

El Monumento a Cristóbal Colón en Lima por Ana María Malachowski

En el año de 1859, durante el gobierno de Ramón Castilla, se ordenó ejecutar el monumento a Cristóbal Colón -obra del escultor italiano Salvatore Revelli-, inicialmente se dispuso la colocación del monumento en el ovalo de la Alameda de Acho en el Rímac. A comienzos del siglo XX, se ordenó su trasladado frente al Parque Neptuno, entre la avenida Grau y el Palacio de Justicia. Fue en 1901, que el alcalde de ese entonces, Federico Elguera, dispuso se colocara en la recientemente inaugurada avenida 9 de Diciembre, fue a raíz de este cambio que la avenida fue rebautizada con el nombre de Paseo Colón.
EL PASEO COLÓN
Después de la debacle de la guerra con Chile en 1879, el Perú quedó destrozado. Sin embargo, después de veinte años nuestro país logró levantarse, con mucho esfuerzo y habilidad, de sus cenizas. A fines del siglo XIX, durante el gobierno de Nicolás de Piérola, se inicia el trazado y construcción de dos grandes avenidas: La Colmena -llamada tambien avenida Nicolás de Piérola- y la avenida 9 de Diciembre; esta última se inaugura recién en el año 1900 con el presidente Eduardo López de Romaña. El objeto de construir la avenida 9 de Diciembre, hoy llamado el Paseo Colón, era unir la avenida Grau con una gran alameda de sauces que se encontraba en abandono y que, años más tarde, en 1928, sería la nueva avenida Alfonso Ugarte. El alcalde de Lima, Juan Martín Echenique, en su periodo de 1898 a 1899, fue uno de los que más se preocupó en embellecer el Paseo. Hizo construir aceras con piedras de cambraycillo, colocó empedrados en las calzadas con piedra corriente, se ocupó de canalizar las acequias con fierro; además, colocó fuentes de agua y grifos con agua contra incendios. Respecto a las bancas, en sus inicios estas fueron de mármol, pero a principios del siglo XX, se optaron por colocar bancas de madera y fierro, finalmente, se cambiaron por otras de mármol.
"En aquel entonces -menciona Vladimir Velásquez- el Paseo Colón no era lo de ahora. Era una vía en la que la gente podía transitar, era más ancha, habían entre cincuenta y ochenta bancas de descanso para el transeúnte, habían áreas verdes, más amplias, habían cantidad de jarrones de mármol, cada uno representaba una de las estaciones del año". Otro elemento que se encontraba en este Paseo eran doce leones hechos de mármol, de los cuales solo quedan dos que son los que vemos hoy en el pórtico del Palacio de Justicia.
La fiesta de la inauguración del monumento al héroe Francisco Bolognesi, en 1905, fue uno de los grandes acontecimientos del que fue testigo el Paseo Colón; el evento tuvo una duración de tres días. En esos días, se produjo una afluencia muy grande de gente de todos los estratos sociales, algunos incluso, llegaron desde el interior del país. En esos días, la mayor parte de la ornamentación y de los edificios se hallaban profusamente iluminados con lámparas de gas o focos eléctricos de gran poder que proyectaban luz intensa. La estatua de Colón y la estación del tranvía habían sido bellamente iluminados. La perspectiva que ofrecía el Paseo Colón no podía ser más hermosa.
"A las doce de la noche del sábado por la noche, la fiesta organizada por los esposos Boza - Tirado en su "palacete" del Paseo Colón, decorado con un exquisito gusto, alcanza su máximo esplendor. A esa hora, las parejas -vestidas con sus mejores galas, algunos, de un lujo sorprendente- danzan en vistoso remolino. En los breves ratos de descanso que da la orquesta de Nello Coeci, el bullir de la charla y el vibrar de las risas son ensordecedores. En los jardines, donde caen enredaderas de hermosas buganvilias, se forman animados grupos alrededor de alguna dama atrayente o de algún joven locuaz".
A raíz de la apertura del Paseo, considerado uno de los más aristocráticos de la ciudad pues se encontraba en medio del Parque de la Exposición, se produjo la mudanza de la clase alta limeña hacia los alrededores de este Paseo para vivir en los "palacetes"; también se construyeron casas - quintas y algunos chalets de estilo europeo. Según el historiador Pedro Dávalos Lissón, aquellas nuevas edificaciones no habían heredado nada de las antiguas casonas coloniales. Las construcciones difieren por sus características arquitectónicas y pertenecen a diferentes etapas de construcción. Las primeras fueron realizadas a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Las segundas, en 1909 y las terceras fueron construidas entre los años 1918 y 1924 o, posiblemente mas. Los arquitectos que intervinieron para diseñar estas joyas de la arquitectura -llamados también "palacetes"- fueron: Claude Sahut y Emile Robert de origen francés; mi abuelo, Ricardo de Jaxa Malachowski, de origen polaco; Víctor Mora y Rafael Marquina, ambos, de origen peruano. Otros edificios que destacan en el Paseo Colón son el antiguo Palacio de la Exposición, hoy el Museo de Arte de Lima y, frente a él, se encuentra el Instituto de Higiene, hoy el Centro de Estudios Históricos Militares del Perú.
Hoy el Paseo Colón no es más lo que fue en sus mejores épocas, ya no se escuchan los festejos, hoy se escucha el ruido ensordecedor de las bocinas. Sus palacetes ya no son más escenario de suntuosas fiestas llenas de elegancia y glamour. Hoy esos palacetes -hermosos por cierto- están descuidados otros, abandonados a su suerte y las estatuas incluida la de Cristóbal Colón, está cubierta de polvo, sucia.
Fuente:
- Arqandina
- Revista Mundial
- Perú 21
- Lima la Única
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Alberto Augusto Espinoza Pasache Lamentable el abandono que apreciamos en este paseo...
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Humberto Durán la casa del maestro creo que fue la casa wiese.... y el club trujillo esta medioavandonado
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Carlos Valderrama La Fundación Canevaro, remodelo y mantiene la casa de la Sra Ignacia Rodulfo de C

domingo, 17 de septiembre de 2017

Pepe Cobo Y Sus Flores de Lurigancho






coches–, contempla el futuro con el bagajcoches–, contempla el futuro con el bagaje que da la experiencia.e que coches–, contempla el futuro con el bagaje que da la experiencia.da la experiencia.
Pepe Cobo:  Foto revista Nuevo Estilo España




Los artistas, los creadores de arte, muchas veces dicen que siendo el arte una expresión del alma y de la sensibilidad del autor, éste no tiene que ser explicado.  Que ya de por sí, lleva una explicación implícita.
A Pepe Cobo, un sevillano amante de las artes plásticas, ya fueran clásicas o contemporáneas, le tocó interpretar lo que llegaba a sus manos, apreciar el valor intrínseco de estas obras de arte, y proclamar su belleza. Influenciado por la tradición cultísima de su familia y la formación jesuita  espartana,en sus años jóvenes, comienza a interesarse y a comprar  arte y a relacionarse con los artistas, desde su época universitaria . Su madre era farmacéutica y coleccionista de arte, y su padre era un comerciante de café.   Pepe, se convirtió en un mecenas y promotor serio y participó en muchos proyectos de difusión del arte contemporáneo, en España. Para él, el arte es una forma de entender el mundo.
Nace quizás, desde muy temprano en su vida, una inquietud por plasmar de algun forma la exteriorización de su yo interno.  Quizás no se de cuenta, pero al admirar la belleza, al dar rienda suelta a su imaginación, surge una necesidad de revelar las emanaciones de su alma sensible.
Pepe abre en 1984 en  Sevilla,  una galería de arte contemporáneo, La Máquina Española, donde se exponen obras de muchos autores de la época, y se vuelve consultor de arte de grandes empresas y coleccionistas privados.  En este espacio busca reaccionar ante las tendencias pictóricas tradicionales españolas y buscar la idea de un arte sin fronteras aunando tanto a jóvenes artistas contemporáneos, nacionales como extranjeros.  Asiste, además, a una serie de ferias internacionales relacionadas con esta rama de la pintura.
Colabora, también, con la Fundación Valentín de Madariaga en la realización de sus actividades culturales y de exposiciones en Sevilla difundiendo tendencias artísticas de vanguardia y de arte contemporáneo.
En 1988 traslada su galería a Madrid, porque siente que Sevilla es una ciudad que mira mucho hacia el pasado y acepta poco las nuevas tendencias en el arte.  Además, se asocia con dos galeristas, Weber y Alexander y crea una galería donde se exponen obras de importantes artistas contemporáneos internacionales de la talla de Robert Mapplethorpe, John Baldessari, Sol Lewitt y Robert Tuttle. Además, crea y se dedica a asesorar importantes colecciones privadas de arte contemporáneo.
En 1994 cierra sus galerías y se vuelve a Sevilla donde se dedica al asesoramiento y consultoría de obras artísticas e inicia desde 1977 hasta el año 2000, la Feria de Arte Contemporáneo Hotel y Arte que fue un punto de encuentro anual entre galeristas, críticos, artistas y coleccionistas de Arte Contemporáneo.
En 1999 abre en Sevilla su galería bajo el nombre de Pepe Cobo y Compañía, la cual trasladaría en el 2005 a Madrid, para seguir exponiendo incansablemente, las nuevas tendencias de arte actual, y participando en ferias nacionales y extranjeras de arte contemporáneo.
En el 2009, abrió un nuevo espacio en Madrid, la Galería Cambio de Aceite, a la que le llama así porque renueva un antiguo taller de reparación de carros y ubica allí sus exposiciones.  Allí se mantuvo hasta el 2011, pero le toca una época en la que el mercado de arte cambia notablemente . Con la globalización, las subastas se comenzaron a hacer a través de las redes virtuales y las galerías comenzaron a perder sustento. Además, con la centralización, las grandes ciudades del mundo acapararon toda la atención de las grandes fortunas (Nueva York, Londres, Paris, Los Angeles...) y como España estaba en la periferia, las grandes empresas dejaron de comprar y fue decayendo su línea de trabajo.  Le fue necesario crear otras estrategias de trabajo, y decidió tender un puente cultural con Latinoamérica desde Sevilla y aprovechar su experiencia en ese lado del mundo para lograr su objetivo de promocionar y activar el arte; de promocionar artistas jóvenes para un nuevo público.  Va a Lima como organizador de una exposición de arte auspiciada por la Fundación Endesa de España, y decide probar ventura en Lima, porque dice que "le gustó lo sevillano que puede ser Lima.   Perú y más concretamente Lima, se presenta como un nuevo reto para este dedicado galerista, y en 2013, abre su galería Pepe Cobo Lima, con el fin de introducir  el arte y los artistas del mundo.
Sin embargo, se da cuenta, dos años después de abierta, que Lima no tiene cultura internacional; que el mercado está centrado en comprar arte peruano, y que es necesario tender un puente cultural internacional.
Es entonces, que Pepe decide cerrar su galería y cambiar su faceta de vida....se vuelve en creador de arte.  Sus treinta años de experiencia lo llevan a elegir un nuevo modus vivendi.  Obtiene su inspiración a raiz de un viaje que hace a Ayacucho, Perú, buscando la piedra de Huamanga para una obra de la escultora Cristina Castillo. Durante su estadía , visita los mercados y observa a los paisanos y se sorprende con las faldas "polleras", cojines y mantas, con sus bordados de flores y pájaros multicolores.
Le sorprende el parecido con los bordados en los mantones de Manila que había visto desde niño y que su madre coleccionaba cuidadosamente en cajones de una cómoda de su casa en Sevilla. Recordó que éstos habían llegado por la Ruta de Manila, que cruzaba el Océano Pacífico desde aquella colonia española, y que utilizando la corriente de retorno, pasaba por Acapulco y Veracruz  para dirigirse a Sevilla. Los enormes barcos o galeones, transportaban  especias exóticas, muebles , telas y prendas finísimas, destinadas a ser vendidos a personas de alto nivel adquisitivo en España y sus colonias. Los mercaderes locales adquirían bienes que luego eran comerciados en los Virreinatos de México y Perú. Una de esas prendas fue el Mantón de Manila, que realmente se confeccionaba en la China, pero que se le nombró asi porque venía a través de esta Ruta Marítima instaurada en 1565 por Felipe II de España.
En Sevilla fue adoptado por las andaluzas y en América, se convirtió en prenda preciada. de las aristócratas.  Los bordados sobre seda, con flores y pájaros, eran de una belleza indescriptible.
Las Tapadas peruanas lo popularizaron durante los siglos XVIII y XIX. Posteriormente,cuando la ingleses monopolizaron el tráfico de Asia en el siglo XIX, e impusieron la moda de textiles de finas telas , las importaciones chinas pasaron a segundo plano y estas prendas perdieron importancia.







Aunque en el Perú, fue usado primero por las clases privilegiadas, estos bordados fueron con el tiempo imitados para la confección de prendas, cojines y mantas entre las clases populares.
Pepe quedó impresionado con el mestizaje representado en el arte popular de los pueblos. Fue entoncés cuando vio el potencial para crear un tipo de arte que expresara este puente cultural, entre dos mundos.  Toma fotografías de la iconografía de los mantones y hace composiciones propias, creando cuadros en los que se entrelazan los diversos elementos escogidos. Elige materiales como el rústico yute y las lanas de colores y diseña cuadros enormes llenos de colorido intenso...como los que le impresionaron en el diseño popular.  
Se entera por un amigo que en el Penal de Lurigancho, algunos presos realizaban trabajos manuales, redimiendo su pena con trabajo y dependiendo de sus sentencias concretas. Y así surge Flores de Lurigancho, una colección de más de 20 textiles de colores brillantes con bordados de pájaros exóticos, muchos pavos reales, flores, mariposas, pagodas, y figuras geométricas de grandes proporciones, en bellísimos contrastes.  Todos ellos parecen revolotear libremente en jardines sinfines en cada una de las composiciones.  
Y quiénes mejores que los presos; muchos, herederos de una cultura popular fruto de un mestizaje antiguo, que utiliza las técnicas tradicionales heredadas de nuestros antepasados indígenas, mezclada con la imaginería traída a través de las rutas del comercio y de la nueva cultura que los visita. Lejos de reemplazar lo encontrado, se produce una fusión estrecha de elementos que se enriquecen  los unos a los otros...se crea un mestizaje de razas y tradiciones. Y son aquellos, depositarios de esta nueva cultura, los que reciben a Pepe y le entienden su arte, lo plasman, porque la propuesta que les presenta, no les es desconocida. Aunque se crea que sólo obedecen para sus creaciones al encargo concreto que se les ha presentado, ellos tienen condicionado un patrón mental que les facilita esa creación.
Bordado en pollera peruana: foto Pinterest



Desde marzo a mayo de 2017, la Fundación Valentín de Madariaga en Sevilla, España, promotora del arte contemporáneo y de la culturas, recibió con los brazos abiertos a uno de sus galeristas preferidos, para presentar al otrora mecenas y consejero, como creador y artista. Valentín de Madariaga nos dice: "No puede ser más completo este proyecto que tenemos la suerte de acoger: un magnífico trabajo de unión de lo profesional y lo popular, con lo más contemporáneo, que sirve de herramienta y casi terapia, para la mejora social.
Flores de Lurigancho también ha sido presentado en Art Lima 2017, habiendo recibido muy buenas críticas.  
Mientras tanto, Pepe, ya proyecta nuevos rumbos en sus creaciones.  Rumbos que recoge siempre de los recuerdos personales de su pueblo natal...Sevilla...mientras vive en esa  Lima, que le recuerda a Sevilla y con la que quiere crear un puente cultural con Latinoamérica.













lunes, 11 de septiembre de 2017

Leyenda Maya Sobre el Colibrí

EL COLIBRI" leyenda maya
En muchas tradiciones, las plumas de Colibrí son atesoradas por sus cualidades casi mágicas. Se dice que el Colibrí trae amor como ninguna otra medicina puede hacerlo, y su presencia trae alegría al observador.
Los mayas más viejos y sabios, cuentan que los Dioses crearon todas las cosas en la Tierra y al hacerlo, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Pero cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar sus deseos y pensamientos de un lugar a otro.
Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y con ella tallaron una flecha muy pequeña. Cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la pequeña flecha salió volando. Ya no era más una simple flecha, ahora tenía vida, los dioses habían creado al x ts’unu’um (colibrí).
Los nombres mayas en las aves, generalmente se relacionan con los sonidos que producen, sean sus cantos o sonidos producidos por las plumas, por ejemplo x ts’unu’um para los colibríes.
Era tan frágil y tan ligera que el colibrí podía acercarse a las flores más delicadas sin mover un solo pétalo, sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.
Entonces los hombres trataron de atrapar a esa hermosa ave para adornarse con sus plumas. Los Dioses al verlo, se enojaron y dijeron: “si alguien osa atrapar algún colibrí, éste morirá”. Por eso es que nadie ha visto alguna vez a un colibrí en una jaula, ni tampoco en la mano de un hombre.
De ésta forma es que esta misteriosa y delicada ave ha podido llevar a cabo el encargo de los Dioses:
“El colibrí lleva de aquí para allá los pensamientos de los hombres”
Si alguien te desea un bien, el colibrí tomará ese deseo y lo llevará hacia ti.
Si un colibrí vuela alrededor de tu cabeza, no lo toques. El tomará tu deseo y lo llevará a los demás; piensa bien y desea cosas positivas para todos. Piensa que por algo pasó el colibrí por tu camino; piensa que algo realmente extraordinario puede ocurrir.
De ahora en adelante, el colibrí llevará todos tus deseos y pensamientos de un lugar a otro…
El colibrí recibe distintos nombres en México y según la región puede conocérseles como quindes, tucusitos, picaflores, chupamirtos, chuparrosas, huichichiquis, o por su nombre en lenguas indígenas: huitzilli en náhuatl, x ts’unu’um en maya, tzunún en huasteco o Jun en totonaco, entre otras.
Los Aztecas o mexicas, reconocían a los colibríes como aguerridos y valientes luchadores. Era admirado porque, a pesar de su tamaño, mostraba gran fuerza y poderío al volar. Su belleza, colorido y precisión eran además cualidades muy apreciadas. Cabe destacar que los mexicas pensaban que esta ave nunca moría, y era el símbolo de Huitzilopochtli*, el dios de la guerra. En la cultura zapoteca, era el encargado de beber la sangre de los sacrificios.
*Huitzilopochtli ha sido traducido habitualmente como ‘colibrí zurdo’ o ‘colibrí del sur’, aunque existe desacuerdo entorno al significado ya que el ōpōchtli ‘parte izquierda’ es el modificado y no el modificador por estar a la derecha, por lo que la traducción literal sería ‘parte izquierda de colibrí’
En el libro del Chilam Balam de Chumayel “se denomina al colibrí como una derivación de un nombre náhuatl, Pizlimtec, que proviene de Piltzintecuhtli, el Sol jóven (nombre también de Xochipilli, diosa mexica de la música, el canto, las flores y plantas alucinógenas), y se presenta como el padre del propio sol de la época actual del universo, que lo engendra cuando se acababa de reestructurar la tierra después de un cataclismo cósmico. Esto coincide con el Popol Vuh, donde el sol de la época actual aparece después de la creación de los hombres de maíz (De la Garza, 1995)”
“Y bajó Pzimlitec, el de los huesos verdes, al pie de la flor, y el que es Eterno (el dios creador celeste) lo transformó en colibrí, y entonces chupó la miel de la flor, de la flor de los nueve pétalos, hasta lo más adentro de ella. Y entonces tomó por esposa a la flor vacía, y salió el espíritu de la flor a vagar. Cuando se abrió el cáliz de esta flor, el Sol estaba dentro, y en medio de ella se leía su nombre. Y sucedió que suspiraron llenos de deseo los Trece dioses”
Chilam Balam de Chumayel

jueves, 31 de agosto de 2017

Santa Rosa de Lima por Ana María Malachowski

LA RELACION DE ROSA DE LIMA CON SU MADRE, MARIA DE OLIVA
La Ciudad de los Reyes, fue su ciudad natal. Era una ciudad importante. Tenía medio siglo de haber sido fundada. Una ciudad cerca al mar, de buen clima, buen viento, buena agua, buena hierba, buen puerto y un río que atravesaba el valle de este a oeste. En aquella época la iglesia predominaba en todos los ámbitos, desde la Universidad de San Marcos hasta los Colegios Mayores. Rosa (1586 - 1617) llegó a ver cinco conventos de frailes, conoció la Catedral, San Lázaro, Santo Domingo, San Marcelo, el Sagrario. La casa en que nació quedaba en la margen izquierda del río Rímac. Era modesta, la fachada miraba al río, la casa debió de tener una portada grande, muros gruesos, techos planos y un solo piso. Entrando a la ella había un patio con las habitaciones a su alrededor. Tenía una huerta y a la derecha un pozo circular. En la huerta había árboles, arbustos y hierbas. Pero lo principal allí, era un limonero y un naranjo. Como fue usual en las huertas limeñas, la regaba una acequia, y que gracias a esta acequia, los árboles eran verdes, frondosos y donde las aves y mosquitos eran sus asiduos visitantes. El terreno era de esos que en Lima se llamaban solares, es decir, la cuarta parte de una manzana, de repente hasta menos. Su frente daba a la calle, una calle que carecía de nombre. Se le conocía como la calle "abajo del Convento de Nuestra Señora de el Rosario", y mejor aún, como "la calle que va a las espaldas del Espíritu Santo". Más tarde se llamó del Santuario.
Rosa nació un miércoles a las cuatro de la tarde; en una época no muy buena para el Virreinato. En Lima se vivía la amenaza de los salteadores de viajantes en los caminos del Callao, Chancay y Pachacamac. Había una gran escasez de carne de carnero por acaparamiento de los rastreros. Su abuela materna, Isabel de Herrera de Oliva, una mujer de genio fuerte, quedó resentida al cambiarle el nombre de Isabel a Rosa, ella "deseaba que la bendita niña se conservase con el nombre de su bautismo", pero María de Oliva, la madre de Rosa, no cambió de actitud y el problema no se solucionó, porque para la abuela siguió siendo "Isabelica" y para la madre "Rosica". Esto causó muchas diferencias y discusiones entre la abuela y la madre de Rosa que duraron cerca de once años. Menos mal que a esas altura, si no antes, alguien descubrió "que en el calendario Romano había santa en el cielo que se llamaba Rosa".
Todo hace ver que Rosa era de estatura mediana, más alta que baja, erguida pero no esbelta, era proporcionada, no tenía defectos. Su figura era agradable, se podria decir que era agraciada, pudo ser bonita pero no una beldad. Hay quienes dijeron que era hermosa y que tenía el "rostro de ángel". Pretendientes no le debieron faltar, se presume que su madre quiso casarla pero ella no consintió. Su padre, Gaspar Flores, era natural de Puerto Rico. Era arcabucero en la escolta virreinal. Su madre, María de Oliva, era criolla, de carácter fuerte -no era de malos sentimientos- pero si dominante, curiosa, irascible, le temía a la oscuridad. Vestía de manera sencilla: una falda roja, blusa negra, manto verde y mantelina blanca. Era mucho más joven que su esposo. Rosa tuvo doce hermanos, ella era la cuarta, varios fallecieron de niños pues en esas épocas era común la mortandad infantil. A los cinco años su madre le tiñó el pelo de rubio. A los ocho o nueve y, conforme a lo usual, quiso que se tiñera nuevamente de rubio además que vistiera con elegancia. Rosa no quería porque sentía que ambas cosas eran frívolas. María de Oliva la castigó, aporreándola, tirándola de los cabellos y pelliscándola con todas sus fuerzas. En 1596, su padre aceptó ser administrador durante cuatro años de un obraje -que más parecía ser una mina- en el pueblo indio de Quibi, hoy Quives, en el camino a Canta. Allí conoció a Santo Toribio de Mogrovejo, fue en Quives que se confirmó con el nombre de Rosa de Santa María.
En los siglos XV y XVI se solía hablar del doncel y la doncella. El primero era el varón que no había conocido mujer y la segunda era la mujer que no había conocido varón. Rosa, en abril de 1598, a los doce años, era una doncellica. Fue, para su edad, diferente a las otras doncellicas. Era atípica pero no anormal. Tenía arrebatos de niña y pensamientos de adulta. La primera cama que tuvo fue de troncos. La segunda, era de temer pues estaba hecha de siete palos y puntas de tejas y pedazos de arcilla y la almohada era un adobe y una piedra. Guardaba ayunos raros, a pan y agua. Muchas veces pasaba todo el día sin comer ni beber cosa alguna. Ayunaba los miércoles, viernes y los sábados. Los demás días comía alimentos de origen vegetal, salvo los huevos de gallina y sal. El pan lo comía con frecuencia pero no el pan blanco sino el pan de afrecho. Algunas veces comía pescado. Desde los quince o dieciséis años dejó de comer carne, salvo circunstancias imposibles de evitar. La mesa se convirtió en un campo de batalla pues era, para ella, un problema sentarse a comer. Su padre intervenía poco, pero a su madre esto la desesperaba. Trabajaba para ayudar en la casa. Más tarde, aprendió a concurrir a la mesa, al mediodía, para repartir a todos las viandas y salsas que había preparado. Además de experta cocinera, le gustaba mucho explorar la culinaria mestiza, que le permitía -gracias a los frutos de la tierra- hacer muchas invenciones. Era también muy buena costurera. Rosa tenía una criada, Mariana, que tomó el apellido de Oliva. Ambas eran de la misma edad y más que criada era su amiga y confidente, también su "secretaria". Mariana llegó a casa de los Flores cuando Rosa tenía dos años y creció al lado de ella, siempre como criada de la familia. No como esclava. Debió ser mestiza, india o morisca.
El cabello de Rosa era oscuro pero su madre insistía en teñirselo de rubio hasta que un día, a los doce o más años, optó por una solución drástica. Se encerró en una habitación con unas tijeras. Cuando salió era otra: se había cortado la cabellera rubia. Seguramente hubo gritos y castigos por parte de su madre que, por alguna razón, no quería que su hija tuviera el pelo oscuro. Rosa tenía fuertes dolores de cabeza, asma, dolor de costado pero a los quince años empezó a tener dolor de ijada que eran unos dolores muy fuertes y con grandes calenturas que la obligaban a guardar cama.
La familia era pobre pero no al extremo, pero sí bastante lejos de ser rica. Rosa ya tenia dieciocho años, era ya una doncelleja, su padre estaba viejo y enfermo. Su madre veía que ya estaba en la edad de casarse, había que buscarle un buen hombre para marido. El día que Rosa se casara -pensaba su madre- sería un alivio para la familia pues el esposo, se encargaria de quitarle las manías y extravagancias. Por esa épocas los matrimonios no eran por amor sino por gestión de la familia. Pero Rosa, no ayudaba, su madre la perseguía, la reñía, le decía que se vistiese y arreglase mejor pero Rosa se oponía. Al no tener eco, María de Oliva, renunció a sus deseos. A Rosa no le gustaba exhibirse, no le gustaba su rostro sonrosado pues eso atraía las miradas. No le gustaba salir de su casa; apenas iba a las procesiones en Santo Domingo los domingos y fiestas. María de Oliva comenzó a comprender que su hija era distinta de las demás doncellas. No era loca, pero sí rara, no estaba dichosa pero sí desconcertada. Por ese entonces Rosa queria vestir el hábito de San Francisco de Asís, le pidió a su madre se lo dejase poner, ella no quiso. Fue donde su padre, él le respondió que no tenía plata. Hasta que pidió a un vecino plata y secretamente se hizo el hábito sin que su madre ni nadie lo supiera. Cuando su madre lo supo y la vio, Rosa le dijo que los padres confesores le habían dado permiso para ponérselo. Rosa quería ser monja pero, en realidad, no lo sabía. En su casa no la comprendían, ella quería más la soledad y la vida mistica. Su hogar era difícil pero no intolerable. Su padre ya estaba viejo y enfermo, casi no intervenía; su madre intervenía más de la cuenta y sus hermanos -salvo Hernando, dos años mayor que ella y con quien más compartía-, hacían causa común con la madre. Hasta que por esos días, se hablaba en Lima de la creación del Monasterio de Santa Clara de Asís. Como consecuencia, a Rosa le entró un gran deseo de entrar de monja a dicho monasterio. Sin embargo, su madre se oponía a que su hija fuera monja y no aceptó que ingresara al monasterio. Rosa concluyó que "el ser clarisa no debía ser agradable al Señor", por tanto, sería monja más tarde, cuando Dios se lo señalara; además, tenía varios conventos para escoger aunque seguía inclinada a la orden de San Francisco. Asi, regresó a su casa a seguir atendiendo a sus padres y a su abuela enferma y postrada en la cama. Rosa, no quiso ser monja clarisa, pero durante un tiempo, más o menos, entre 1604 y 1606, usó el hábito franciscano. Éste era de sayal o tela muy basta labrada de lana burda. Tenía color pardo -el matiz de la tierra- entre el blanco y el negro con toques rojizos y amarillentos. El sayal o jerga era color pardo, era más oscuro que el gris. Este era "el hábito pardo de San Francisco". En 1606 se decidió a tomar el hábito dominico pero siguió usando como túnica el franciscano que era una vestidura sin mangas, larga, amplia y toda de lana. Era la prenda que usaban las religiosas debajo de sus hábitos, como camisas o camisones. Era una costumbre y Rosa la guardó toda su vida. Para su penitencia Rosa usaba el "cilicio" que era el saco o vestidura áspera que la usaban antiguamente para estos fines. Le cubría desde los hombros hasta por debajo de las rodillas. Un día su madre la vio caminar con dificultad, le dijo: "quitate esa túnica que traes que yo veo que andas con mucha pesadumbre". A lo que Rosa le respondió: "Yo mi túnica traigo". Le gustaba mucho la lectura. Hernando, su hermano, asegura que aprendió a leer desde muy temprana edad. Prefería las lecturas que trataban de la oración, uno de sus autores favoritos era fray Luis de Granada.
En 1612, Rosa se mudó al barrio de Santa Ana, a la casa de don Gonzalo de la Maza, Contador de la Santa Cruzada. María de Oliva llegó a decir que la ida de Rosa "significaba un alivio y que se la entregaba por hija, para que dispusiese de ella y que ya deseaba verla monja, porque ella y su marido estaban viejos ......"
Fue un día jueves, el 24 de agosto de 1617, en que murió Rosa. Antes de morir, pidió le quitasen "las almohadas en que estaba incorporada y se hizo arrimar a la madera de la cama". El deceso ocurrió media hora después de la media noche del miércoles, bastante antes del amanecer. Ahí estuvo presente su madre y su hermano Hernando, entre otros.
Bibliografía:
- Santa Rosa de Lima: José Antonio del Busto Duthurburu, Fondo Editorial PUCP
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jueves, 24 de agosto de 2017

La Casa del Maestro Kinkuya

Esta entrada tiene un valor muy importante para mí, porque contiene fotografías y comentarios inéditos de mi hermana Mónica Newton (Shiu Kenewaka), fotógrafa profesional "self made", que tiene un amor profundo por la naturaleza y por nuestra filosofía andina. Ella visitó al importante acuarelista peruano, Kinkuya, en su casa en Calca, Cusco, Perú, y a través de su texto y fotografías, nos muestra el enorme valor de la obra de este sencillo pero gran hombre.  Aquí va su artículo de introducción:
Hay lugares "mágicos" que uno conoce y que quiere que todos sepan de ellos,  y que los puedan visitar y vivir una experiencia especial. Eso es lo que sentí al estar durante dos días en la CASA DE AIDA en Calca, Cuzco.
Es la casa del Maestro Kinkuya, uno de los mejores acuarelistas del Peru y de Aida su esposa, una mujer hermosa, fuerte, y conocedora de todas las plantas que crecen en el Valle Sagrado.
Kinkuya te invita a su estudio y se sienta a tu lado y es feliz mostrándote su colección de bellísimas acuarelas de las montañas compañeras, Pitusirai y Sauasirai en Calca; de su entrañable Barranco; de barrios marginales limeños; del espiritu del mar y de escenas de pesca, su afición preferida; y a uno le provoca comprarlos todos.
Aida, a su vez, se alegre y siente orgullosa al llevarte a pasear por la huerta con su infinita variedad de plantas, flores, frutos, comestibles, medicinales y ornamentales, que ella misma ha sembrado y cría. Su jardín es constantemente visitado por abundantes aves y abejas que se mueven con sus cantos y zumbidos entre las bellas y coloridas flores polinizándolas y saboreando sus néctares. También cría gallinas y conejos de corral . En realidad, al dar cada paso por la huerta, uno se siente bañado por el Espiritu de la Naturaleza.
En esa casa se come a la carta, cosechando los sabrosos frutos de este jardín.
Aída complementa sus actividades de la huerta con la fabricación de mermeladas de sabores diversos y de una purísima miel de abeja.
La casa de Kinkuya y Aida es también una obra de arte. Ella fue planificada y hecha por el Arq. Mario Osorio Olazabal hace más de 3 décadas. Es una construcción ecológica y una celebración a la madera, la luz y el verde. Kinkuya y Aída recuerdan con mucho aprecio al testarudo y perfeccionista arquitecto y la historia de cada viga puesta en la casa.
Dado que tanto a Kinkuya y Aída les encanta recibir y atender a la gente, hace unos años construyeron dos cabañas muy acogedoras, en la parte posterior de la casa atravesando la huerta. Una tiene dos ambientes, y un baño, para alojar a tres personas y otra es para dos personas. También tienen en su propia casa espacio para recibir más personas, en los cuartos que antes pertenecían a sus hijas. Por un módico precio podrás gozar de una experiencia mágica y tranquila en el Valle Sagrado. La dirección de la CASA DE AIDA es Prolongación Ucayali s/n, Calca. Teléfono 51 084 202003 - 51 984780810. Web: www.casadeaida.com

No dejes de conocer este precioso lugar y a sus encantadores dueños Aida y Kinkuya!!!!.


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