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martes, 19 de septiembre de 2017
domingo, 17 de septiembre de 2017
Pepe Cobo Y Sus Flores de Lurigancho
coches–, contempla el futuro con el bagajcoches–, contempla el futuro con el bagaje que da la experiencia.e que coches–, contempla el futuro con el bagaje que da la experiencia.da la experiencia.
Pepe Cobo: Foto revista Nuevo Estilo España |
Los artistas, los creadores de arte, muchas veces dicen que siendo el arte una expresión del alma y de la sensibilidad del autor, éste no tiene que ser explicado. Que ya de por sí, lleva una explicación implícita.
A Pepe Cobo, un sevillano amante de las artes plásticas, ya fueran clásicas o contemporáneas, le tocó interpretar lo que llegaba a sus manos, apreciar el valor intrínseco de estas obras de arte, y proclamar su belleza. Influenciado por la tradición cultísima de su familia y la formación jesuita espartana,en sus años jóvenes, comienza a interesarse y a comprar arte y a relacionarse con los artistas, desde su época universitaria . Su madre era farmacéutica y coleccionista de arte, y su padre era un comerciante de café. Pepe, se convirtió en un mecenas y promotor serio y participó en muchos proyectos de difusión del arte contemporáneo, en España. Para él, el arte es una forma de entender el mundo.
Nace quizás, desde muy temprano en su vida, una inquietud por plasmar de algun forma la exteriorización de su yo interno. Quizás no se de cuenta, pero al admirar la belleza, al dar rienda suelta a su imaginación, surge una necesidad de revelar las emanaciones de su alma sensible.
Pepe abre en 1984 en Sevilla, una galería de arte contemporáneo, La Máquina Española, donde se exponen obras de muchos autores de la época, y se vuelve consultor de arte de grandes empresas y coleccionistas privados. En este espacio busca reaccionar ante las tendencias pictóricas tradicionales españolas y buscar la idea de un arte sin fronteras aunando tanto a jóvenes artistas contemporáneos, nacionales como extranjeros. Asiste, además, a una serie de ferias internacionales relacionadas con esta rama de la pintura.
Colabora, también, con la Fundación Valentín de Madariaga en la realización de sus actividades culturales y de exposiciones en Sevilla difundiendo tendencias artísticas de vanguardia y de arte contemporáneo.
En 1988 traslada su galería a Madrid, porque siente que Sevilla es una ciudad que mira mucho hacia el pasado y acepta poco las nuevas tendencias en el arte. Además, se asocia con dos galeristas, Weber y Alexander y crea una galería donde se exponen obras de importantes artistas contemporáneos internacionales de la talla de Robert Mapplethorpe, John Baldessari, Sol Lewitt y Robert Tuttle. Además, crea y se dedica a asesorar importantes colecciones privadas de arte contemporáneo.
En 1994 cierra sus galerías y se vuelve a Sevilla donde se dedica al asesoramiento y consultoría de obras artísticas e inicia desde 1977 hasta el año 2000, la Feria de Arte Contemporáneo Hotel y Arte que fue un punto de encuentro anual entre galeristas, críticos, artistas y coleccionistas de Arte Contemporáneo.
En 1999 abre en Sevilla su galería bajo el nombre de Pepe Cobo y Compañía, la cual trasladaría en el 2005 a Madrid, para seguir exponiendo incansablemente, las nuevas tendencias de arte actual, y participando en ferias nacionales y extranjeras de arte contemporáneo.
En el 2009, abrió un nuevo espacio en Madrid, la Galería Cambio de Aceite, a la que le llama así porque renueva un antiguo taller de reparación de carros y ubica allí sus exposiciones. Allí se mantuvo hasta el 2011, pero le toca una época en la que el mercado de arte cambia notablemente . Con la globalización, las subastas se comenzaron a hacer a través de las redes virtuales y las galerías comenzaron a perder sustento. Además, con la centralización, las grandes ciudades del mundo acapararon toda la atención de las grandes fortunas (Nueva York, Londres, Paris, Los Angeles...) y como España estaba en la periferia, las grandes empresas dejaron de comprar y fue decayendo su línea de trabajo. Le fue necesario crear otras estrategias de trabajo, y decidió tender un puente cultural con Latinoamérica desde Sevilla y aprovechar su experiencia en ese lado del mundo para lograr su objetivo de promocionar y activar el arte; de promocionar artistas jóvenes para un nuevo público. Va a Lima como organizador de una exposición de arte auspiciada por la Fundación Endesa de España, y decide probar ventura en Lima, porque dice que "le gustó lo sevillano que puede ser Lima. Perú y más concretamente Lima, se presenta como un nuevo reto para este dedicado galerista, y en 2013, abre su galería Pepe Cobo Lima, con el fin de introducir el arte y los artistas del mundo.
Sin embargo, se da cuenta, dos años después de abierta, que Lima no tiene cultura internacional; que el mercado está centrado en comprar arte peruano, y que es necesario tender un puente cultural internacional.
Es entonces, que Pepe decide cerrar su galería y cambiar su faceta de vida....se vuelve en creador de arte. Sus treinta años de experiencia lo llevan a elegir un nuevo modus vivendi. Obtiene su inspiración a raiz de un viaje que hace a Ayacucho, Perú, buscando la piedra de Huamanga para una obra de la escultora Cristina Castillo. Durante su estadía , visita los mercados y observa a los paisanos y se sorprende con las faldas "polleras", cojines y mantas, con sus bordados de flores y pájaros multicolores.
Le sorprende el parecido con los bordados en los mantones de Manila que había visto desde niño y que su madre coleccionaba cuidadosamente en cajones de una cómoda de su casa en Sevilla. Recordó que éstos habían llegado por la Ruta de Manila, que cruzaba el Océano Pacífico desde aquella colonia española, y que utilizando la corriente de retorno, pasaba por Acapulco y Veracruz para dirigirse a Sevilla. Los enormes barcos o galeones, transportaban especias exóticas, muebles , telas y prendas finísimas, destinadas a ser vendidos a personas de alto nivel adquisitivo en España y sus colonias. Los mercaderes locales adquirían bienes que luego eran comerciados en los Virreinatos de México y Perú. Una de esas prendas fue el Mantón de Manila, que realmente se confeccionaba en la China, pero que se le nombró asi porque venía a través de esta Ruta Marítima instaurada en 1565 por Felipe II de España.
En Sevilla fue adoptado por las andaluzas y en América, se convirtió en prenda preciada. de las aristócratas. Los bordados sobre seda, con flores y pájaros, eran de una belleza indescriptible.
Las Tapadas peruanas lo popularizaron durante los siglos XVIII y XIX. Posteriormente,cuando la ingleses monopolizaron el tráfico de Asia en el siglo XIX, e impusieron la moda de textiles de finas telas , las importaciones chinas pasaron a segundo plano y estas prendas perdieron importancia.
Aunque en el Perú, fue usado primero por las clases privilegiadas, estos bordados fueron con el tiempo imitados para la confección de prendas, cojines y mantas entre las clases populares.
Pepe quedó impresionado con el mestizaje representado en el arte popular de los pueblos. Fue entoncés cuando vio el potencial para crear un tipo de arte que expresara este puente cultural, entre dos mundos. Toma fotografías de la iconografía de los mantones y hace composiciones propias, creando cuadros en los que se entrelazan los diversos elementos escogidos. Elige materiales como el rústico yute y las lanas de colores y diseña cuadros enormes llenos de colorido intenso...como los que le impresionaron en el diseño popular.
Se entera por un amigo que en el Penal de Lurigancho, algunos presos realizaban trabajos manuales, redimiendo su pena con trabajo y dependiendo de sus sentencias concretas. Y así surge Flores de Lurigancho, una colección de más de 20 textiles de colores brillantes con bordados de pájaros exóticos, muchos pavos reales, flores, mariposas, pagodas, y figuras geométricas de grandes proporciones, en bellísimos contrastes. Todos ellos parecen revolotear libremente en jardines sinfines en cada una de las composiciones.
Y quiénes mejores que los presos; muchos, herederos de una cultura popular fruto de un mestizaje antiguo, que utiliza las técnicas tradicionales heredadas de nuestros antepasados indígenas, mezclada con la imaginería traída a través de las rutas del comercio y de la nueva cultura que los visita. Lejos de reemplazar lo encontrado, se produce una fusión estrecha de elementos que se enriquecen los unos a los otros...se crea un mestizaje de razas y tradiciones. Y son aquellos, depositarios de esta nueva cultura, los que reciben a Pepe y le entienden su arte, lo plasman, porque la propuesta que les presenta, no les es desconocida. Aunque se crea que sólo obedecen para sus creaciones al encargo concreto que se les ha presentado, ellos tienen condicionado un patrón mental que les facilita esa creación.
Bordado en pollera peruana: foto Pinterest |
Desde marzo a mayo de 2017, la Fundación Valentín de Madariaga en Sevilla, España, promotora del arte contemporáneo y de la culturas, recibió con los brazos abiertos a uno de sus galeristas preferidos, para presentar al otrora mecenas y consejero, como creador y artista. Valentín de Madariaga nos dice: "No puede ser más completo este proyecto que tenemos la suerte de acoger: un magnífico trabajo de unión de lo profesional y lo popular, con lo más contemporáneo, que sirve de herramienta y casi terapia, para la mejora social.
Flores de Lurigancho también ha sido presentado en Art Lima 2017, habiendo recibido muy buenas críticas.
Mientras tanto, Pepe, ya proyecta nuevos rumbos en sus creaciones. Rumbos que recoge siempre de los recuerdos personales de su pueblo natal...Sevilla...mientras vive en esa Lima, que le recuerda a Sevilla y con la que quiere crear un puente cultural con Latinoamérica.