EL CICLO DE LA VIDA
De las entrañas de la Madre Tierra nace un
árbol frondoso de cuyas gruesas ramas se multiplican innumerables hijuelos que
perpetuarán su vida. Los árboles son
catedrales de la vida. Por ellos se
pasean y deslizan muchos géneros de seres vivientes que encuentran refugio en
sus múltiples rendijas.
En sus ramas, escondidos y protegidos por las
verdeantes hojas, se posan pajarillos de gráciles cuerpos y plumajes coloridos,
quienes, con los primeros hervores de la primavera, construyen trabajosa y
pacientemente sus nidos. En ellos depositan sus huevos, que luego empollarán
para reproducirse. En su diario vuelo o
recorrido, fecundan a plantas diversas y fomentan la diseminación de nuevas
especies vegetales que alimentan, entre otros, al más poderoso de los seres
vivientes…al hombre, nacido de una mujer y empoderado por Voluntad Divina, de
esa naturaleza que lo rodea.
Mujer que caminas por el mundo, dicen que,
creada por la tierra, hoy te conviertes en el origen de esa vida que no podría
existir sin formarse en tus aposentos preparados para alojar a un nuevo ser que
recicle la naturaleza.
Y en este ciclo de la vida, tú, mujer madre, eres
la responsable principal de la crianza saludable de este nuevo ser que albergas
en tu seno, para luego amamantarlo y llevarlo de la mano por los caminos de su
destino; hasta que, como el pajarillo, pueda volar libremente, pintando su ruta
con los colores que iluminen sus rumbos.
Hoy y siempre te rendimos pleitesía, porque
todos los días son tus días. Porque los meses que alimentas a ese ser que se
forma en tu vientre y los años de desvelos y preocupaciones, tu alegría
compartida, tu sonrisa bendita, tus consejos interminables, tu ejemplo de
solidez en tus principios y el respeto a los valores de persona derecha, son
todas cualidades que deben de felicitarse para siempre…no sólo hoy!
Lucy Valdivieso
Mayo 2018