CHAMBI: EL GIGANTE DE LA FOTOGRAFÍA
Segunda Parte
“Los rostros de Martín Chambi nos recuerdan para siempre que compartimos el mismo origen, y que el terno o chambergo son brochazos de esmalte.” (Claudio Ferrufino-Coqueugniot, ganador del Premio Novela Casa de las Américas de Cuba, 2008).
Chambi fue más allá de los patrones europeos insertos en la fotografía de aquellos tiempos y retrató con su cámara la realidad de su pueblo y cultura.
Un estudio de su fotografía nos deja con la impresión que a través de ella nos quiso dejar un testimonio de una época pasada que él amaba, para que los hijos de futuras generaciones nunca olvidasen el valor de su cultura; y que pudiesen rescatar épocas pasadas, como descargando un oleaje hacia la eternidad. Al decir de Jorge Manrique, parecieran decir: “Cualquier tiempo pasado fue mejor.” En su fotografía, la naturaleza y sus pobladores, como en la cosmovisión indígena, se integran en uno solo.
Unas de sus fotografías más conocidas son las dos tomas del Gigante de Paruro, Juan de la Cruz Sihuana, gigante de 2.10 mts. de altura y con 290 libras de peso que fueran publicadas en el diario La Crónica, en 1925, bajo el nombre de “Gigante de Llusco”.
Se podría decir que a través de ella, el artista ha querido plasmar la grandiosidad de la raza indígena, a pesar de su pobreza; “donde los límites entre el mestizo y el indio son muchas veces circunstanciales” (Claudio Ferrufino). Donde el mestizo mira la grandeza de su origen y se resigna a la pequeñez de su nuevo habito. “Es la política la que juega con el destino de estos grupos cuando inclina a unos a “emblanquecer” sus desdichas y relega a los demás al profundo agujero de la abyección perenne.” (Ferrufino).
En su retrato de El Niño Mendigo, tomada en 1934, aparece la figura de un “niño-adulto” que “viste elegantemente” sus perfectamente remendados harapos y que a pesar de su pose desafiante, sus ojos reflejan la tristeza del desposeído. Pareciera decirnos: ¿Y que?
En Chicha y Sapo, fotografía tomada en 1931, el autor quiere eternizar el ambiente de la chichería, llamada por su amigo José Uriel García, “la caverna de la nacionalidad”, “donde la vida regulada por la civilidad y el trato urbano, llena de genuflexiones y cortesías, enmascarada y servil, muchas veces, se trueca en aquella otra en que el hombre es señor absoluto de su voluntad y conducta.” (J.Uriel García, “El Nuevo Indio”). Es allí donde el indio y el mestizo se identifican y recuerdan su mismo origen.
Es famosa entre otras, por su excelente manejo de la luz, la extraordinaria fotografía de la boda de Don Julio Gadea, que data de 1930, en la que representa un matrimonio típico de una pareja perteneciente a la oligarquía de aquellos tiempos.
Otra obra que impresiona por una representación de “la muerte en vida” es “Matrimonio por Conveniencia” (costumbre muy en boga por aquella época) que muestra a una niña vestida de novia con una mirada de espanto, parada detrás de un hombre mayor, de rostro duro y con pinta de corregidor.
Nos dice Chambi: “En Cusco hice muchos amigos entre los que destacó Uriel García, gran estudioso del arte peruano, Gamaniel Churala, José Sabogal y Camilo Blas, grandes artistas. A todos los retraté”.
Su casa se volvió en lugar de tertulia y de música y fue frecuentada por la elite social y política de aquel entonces. “Había logrado ser un cusqueño más en el Cusco; querido y respetado por gentes grandes y pequeñas, ricas y pobres. Mis fotografías eran la causa y mi identidad ancestral mi inspiración.”
Cuenta Uriel García Cáceres que su padre, José Uriel, padrino de 4 de los hijos de Chambi, lo mandaba al taller fotográfico en sus vacaciones útiles y que le llamaban la atención las modernas instalaciones fotográficas de su local, que estaba techado con vidrio y en el cual había colocado un sistema de cortinajes accionado mediante botones eléctricos, por medio de los cuales manejaba el uso de la luz natural.
En vida, sus fotografías fueron objeto de variadas exposiciones entre las que destacan dos exposiciones en Lima y otras importantes en Chile, Santiago y Viña del Mar.
Chambi colaboró con algunas publicaciones periodísticas de la época, entre las que estaban la revista Variedades y el diario La Crónica. A raíz de la inauguración del ferrocarril Cusco-Buenos Aires, contribuyó también con los diarios La Nación y La Prensa en Argentina.
Tuvo lazos importantes con la Escuela Cusqueña y con el movimiento indigenista, de los cuales recibió apoyo significativo y con los cuales se identificó a través de sus fotografías. Fue miembro fundador de la Academia de Artes Plásticas del Cusco, y junto con José Uriel García, del Instituto Americano de Arte.
En Mayo de 1950, un violento terremoto echó abajo la mayor parte del centro histórico del Cusco, destruyendo también el ambiente cultural de la ciudad y los estudios fotográficos. Así, se disolvió la Escuela Cusqueña. Fue éste también el fin de su carrera productiva y de su interés primordial por la fotografia. Su salud, además, se encontraba bastante afectada. Se conocen pocas fotografías de él después de esa época. Sus hijos, Víctor, Manuel y Julia, quienes continuaron la obra de su padre, organizaron importantes exhibiciones de tiempo en tiempo.
En 1973, Martín Chambi murió como consecuencia de un cáncer prostático. Por ese entonces, según Edward Ramney, su trabajo sólo era recordado por cusqueños viejos; y su archivo, a pesar de estar intacto, se encontraba muy desorganizado.
En 1977 Edward Ramney, con la colaboración de la Earthwatch Foundation de Massachussets, EEUU, se dedicó, junto con Víctor y Julia Chambi, a la tarea de organizar más de 15,000 placas de vidrio no impresas y negativos de celuloide, y de imprimir más de 7000 fotografías. Así, desde 1978 se hicieron exhibiciones de mucho éxito en el Instituto Cultural del Cusco, Lima, Nueva México, México, Alburquerque, Nueva York, Canadá, Zurich, Berlín, Madrid, Rotterdam, Buenos Aires y París.
En 1991 se realizaron una serie de eventos conmemorando el centenario del nacimiento de Chambi. Con tal motivo se realizaron exposiciones en Lima, Cusco, Arequipa, Puno y Sicuani. En el 2006 se llevó a cabo una exposición muy importante en la Fundación Telefónica de Madrid.
Hasta la actualidad, la revisión de los archivos de Chambi no ha sido terminada por falta de fondos y por diversas trabas que impiden un avance adecuado.
En el Perú de hoy, su obra y la importancia de aquella como fotografía testimonial de una época importante de nuestro país y como denunciadora de la situación social del indio y mestizo de ayer y ahora, no ha sido totalmente entendida.
Chambi, al decir de Alfredo Herrera Flores (2006), “ha capturado sentimientos, sensaciones, actitudes humanas, que no son sólamente de cierto sector social cusqueño, o del paisaje serrano del Perú, sino de cualquier rincón del planeta”.“Cuando se pase de entender a Chambi como un productor de fotografías, a un productor de cultura, se habrá empezado a entender la tremenda importancia de su obra…” (Jorge Heredia
Segunda Parte
“Los rostros de Martín Chambi nos recuerdan para siempre que compartimos el mismo origen, y que el terno o chambergo son brochazos de esmalte.” (Claudio Ferrufino-Coqueugniot, ganador del Premio Novela Casa de las Américas de Cuba, 2008).
Chambi fue más allá de los patrones europeos insertos en la fotografía de aquellos tiempos y retrató con su cámara la realidad de su pueblo y cultura.
Un estudio de su fotografía nos deja con la impresión que a través de ella nos quiso dejar un testimonio de una época pasada que él amaba, para que los hijos de futuras generaciones nunca olvidasen el valor de su cultura; y que pudiesen rescatar épocas pasadas, como descargando un oleaje hacia la eternidad. Al decir de Jorge Manrique, parecieran decir: “Cualquier tiempo pasado fue mejor.” En su fotografía, la naturaleza y sus pobladores, como en la cosmovisión indígena, se integran en uno solo.
Unas de sus fotografías más conocidas son las dos tomas del Gigante de Paruro, Juan de la Cruz Sihuana, gigante de 2.10 mts. de altura y con 290 libras de peso que fueran publicadas en el diario La Crónica, en 1925, bajo el nombre de “Gigante de Llusco”.
Se podría decir que a través de ella, el artista ha querido plasmar la grandiosidad de la raza indígena, a pesar de su pobreza; “donde los límites entre el mestizo y el indio son muchas veces circunstanciales” (Claudio Ferrufino). Donde el mestizo mira la grandeza de su origen y se resigna a la pequeñez de su nuevo habito. “Es la política la que juega con el destino de estos grupos cuando inclina a unos a “emblanquecer” sus desdichas y relega a los demás al profundo agujero de la abyección perenne.” (Ferrufino).
En su retrato de El Niño Mendigo, tomada en 1934, aparece la figura de un “niño-adulto” que “viste elegantemente” sus perfectamente remendados harapos y que a pesar de su pose desafiante, sus ojos reflejan la tristeza del desposeído. Pareciera decirnos: ¿Y que?
En Chicha y Sapo, fotografía tomada en 1931, el autor quiere eternizar el ambiente de la chichería, llamada por su amigo José Uriel García, “la caverna de la nacionalidad”, “donde la vida regulada por la civilidad y el trato urbano, llena de genuflexiones y cortesías, enmascarada y servil, muchas veces, se trueca en aquella otra en que el hombre es señor absoluto de su voluntad y conducta.” (J.Uriel García, “El Nuevo Indio”). Es allí donde el indio y el mestizo se identifican y recuerdan su mismo origen.
Es famosa entre otras, por su excelente manejo de la luz, la extraordinaria fotografía de la boda de Don Julio Gadea, que data de 1930, en la que representa un matrimonio típico de una pareja perteneciente a la oligarquía de aquellos tiempos.
Otra obra que impresiona por una representación de “la muerte en vida” es “Matrimonio por Conveniencia” (costumbre muy en boga por aquella época) que muestra a una niña vestida de novia con una mirada de espanto, parada detrás de un hombre mayor, de rostro duro y con pinta de corregidor.
Nos dice Chambi: “En Cusco hice muchos amigos entre los que destacó Uriel García, gran estudioso del arte peruano, Gamaniel Churala, José Sabogal y Camilo Blas, grandes artistas. A todos los retraté”.
Su casa se volvió en lugar de tertulia y de música y fue frecuentada por la elite social y política de aquel entonces. “Había logrado ser un cusqueño más en el Cusco; querido y respetado por gentes grandes y pequeñas, ricas y pobres. Mis fotografías eran la causa y mi identidad ancestral mi inspiración.”
Cuenta Uriel García Cáceres que su padre, José Uriel, padrino de 4 de los hijos de Chambi, lo mandaba al taller fotográfico en sus vacaciones útiles y que le llamaban la atención las modernas instalaciones fotográficas de su local, que estaba techado con vidrio y en el cual había colocado un sistema de cortinajes accionado mediante botones eléctricos, por medio de los cuales manejaba el uso de la luz natural.
Las cuatro hijas de Chambi en 1990 |
En vida, sus fotografías fueron objeto de variadas exposiciones entre las que destacan dos exposiciones en Lima y otras importantes en Chile, Santiago y Viña del Mar.
Chambi colaboró con algunas publicaciones periodísticas de la época, entre las que estaban la revista Variedades y el diario La Crónica. A raíz de la inauguración del ferrocarril Cusco-Buenos Aires, contribuyó también con los diarios La Nación y La Prensa en Argentina.
Tuvo lazos importantes con la Escuela Cusqueña y con el movimiento indigenista, de los cuales recibió apoyo significativo y con los cuales se identificó a través de sus fotografías. Fue miembro fundador de la Academia de Artes Plásticas del Cusco, y junto con José Uriel García, del Instituto Americano de Arte.
En Mayo de 1950, un violento terremoto echó abajo la mayor parte del centro histórico del Cusco, destruyendo también el ambiente cultural de la ciudad y los estudios fotográficos. Así, se disolvió la Escuela Cusqueña. Fue éste también el fin de su carrera productiva y de su interés primordial por la fotografia. Su salud, además, se encontraba bastante afectada. Se conocen pocas fotografías de él después de esa época. Sus hijos, Víctor, Manuel y Julia, quienes continuaron la obra de su padre, organizaron importantes exhibiciones de tiempo en tiempo.
En 1973, Martín Chambi murió como consecuencia de un cáncer prostático. Por ese entonces, según Edward Ramney, su trabajo sólo era recordado por cusqueños viejos; y su archivo, a pesar de estar intacto, se encontraba muy desorganizado.
En 1977 Edward Ramney, con la colaboración de la Earthwatch Foundation de Massachussets, EEUU, se dedicó, junto con Víctor y Julia Chambi, a la tarea de organizar más de 15,000 placas de vidrio no impresas y negativos de celuloide, y de imprimir más de 7000 fotografías. Así, desde 1978 se hicieron exhibiciones de mucho éxito en el Instituto Cultural del Cusco, Lima, Nueva México, México, Alburquerque, Nueva York, Canadá, Zurich, Berlín, Madrid, Rotterdam, Buenos Aires y París.
En 1991 se realizaron una serie de eventos conmemorando el centenario del nacimiento de Chambi. Con tal motivo se realizaron exposiciones en Lima, Cusco, Arequipa, Puno y Sicuani. En el 2006 se llevó a cabo una exposición muy importante en la Fundación Telefónica de Madrid.
Hasta la actualidad, la revisión de los archivos de Chambi no ha sido terminada por falta de fondos y por diversas trabas que impiden un avance adecuado.
En el Perú de hoy, su obra y la importancia de aquella como fotografía testimonial de una época importante de nuestro país y como denunciadora de la situación social del indio y mestizo de ayer y ahora, no ha sido totalmente entendida.
Chambi, al decir de Alfredo Herrera Flores (2006), “ha capturado sentimientos, sensaciones, actitudes humanas, que no son sólamente de cierto sector social cusqueño, o del paisaje serrano del Perú, sino de cualquier rincón del planeta”.“Cuando se pase de entender a Chambi como un productor de fotografías, a un productor de cultura, se habrá empezado a entender la tremenda importancia de su obra…” (Jorge Heredia
Quand a était pris la photo el matrimonio de conveniencia ? En quel année ? Svp c'est pour le brevet d'histoire des arts !
ResponderBorrarLa foto del Matrimonio de Conveniencia, fue tomada por Martín Chambi en el año 1926 y es representativa de un comportamiento típico de la época...en la que los matrimonios eran arreglados para el beneficio económico de familias. No entiendo muy bien el francés, así que perdón por no escribirle en su idioma.
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