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martes, 15 de noviembre de 2011

Ayacucho: Tercera Parte: Explorando la Ciudad

Al día siguiente nos levantamos temprano porque era el día de nuestro regreso y queríamos aprovechar al máximo nuestra estadía. Así que despues de desayunar en el hotel con unos juguitos riquísimos, leche cremosa y pan serrano, vino a recogernos Roger nuestro guía.
Y así enrumbamos hacia el mercado para comprar todas esa provisiones que hacen más atractiva la llegada de los viajeros a Lima: moldes de quesos regionales, pan calientito...aunque se enfríe después...y carne de res, que siempre es más barata en provincias. ni queríamos pensar en los bultos y peso que cargaríamos.
Camino al mercado vimos el famoso Arco del Triunfo o de San Francisco, que se construyó en 1886 en conmemoración de la victoria en el Combate del 2 de Mayo de 1866 contra las fuerzas españolas que intentaban reconquistar sus antiguas colonias. Más tarde, en 1910 fue remodelado con motivo del centenario de la Batalla de Ayacucho y se le dio la forma de un arco de medio punto con una coronación de estilo neoclásico. Le aumentaron su tamaño a más de 20 mts. de altura.  Tiene un reloj que hoy en día no funciona por descuido de las autoridades, y que tiene la particularidad de tener un error en el numeral #4, en el que en vez del número romano IV, lo han puesto como IIII.  En una de las columnas hay una placa conmemorativa del estudiante Eulogio Yarango Sauñe, quien murió defendiendo la gratuidad de la enseñanza en Ayacucho. Actualmente se le conoce más como el Arco de San Francisco, pues la Iglesia está situada al costado de él.
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   El mercado de abastos Andrés F. Vivanco se encuentra ubicado entre las intersecciones de las calles Jr. 28 de Julio y Jr. Carlos F. Vivanco, al frente del templo San Francisco de Asís. Actualmente está administrado por la Municipalidad Provincial de Huamanga, a través de la Subgerencia de Comercio, Mercados y Policía Municipal. Reúne aproximadamente 500 socios(comerciantes) distribuidos en más de quince giros de negocios, como son: carnes, quesos, frutas, ropas, zapatos, panes, artesanías, remedios, comida, pollos, abarrotes, chichas jugos, verduras, plásticos, etc.
Es muy colorido,y lleno de vendedores que tienen puestos formales, pero también vimos muchos ambulantes. Como nuestro guía quería que probásemos la mazamorra de calabaza, nos dirigimos a la sección donde la vendían. Allí nos sentamos en unas bancas que habían acondicionado para los clientes y nos dimos tremenda empanzada.  La gente cruzaba los pasadizos con rapidez; tratando de ganar al tiempo, algunos, ya que pronto sería la hora de entrar al trabajo.  Era un ambiente de lo más acogedor y colorido…por allí, la sección jugos, con tremendas botellas de vidrio transparentes donde les habían metido la fruta pelada correspondiente al sabor del jugo, para hacerla más identificable.  En la sección comidas, había unas mesas tipo mostrador con sus bancas altas, donde la gente tomaba su desayuno serrano, con sendos platos de sopa y locros y picantes. Las vendedoras de pan mostraban sus wawas (los compadres se los obsequian entre ellos en reconocimiento del padrinazgo de sus hijos), chaplas, y bizcochuelos. Habían patroncitas que vendían moldes de queso regional; otras, hierbas medicinales y para cocinar y especerías de toda clase. Por allí estaban las vendedoras de carne, con una de las cuales mi prima discurrió cuál sería el mejor corte de carne para llevarse a Lima.  Allí estaba el chanchito muertito...pobrecito...con su hociquito que alguna vez olfateaba el suelo en busca de insectitos o cositas para comer colgado de un gancho; habían gallinitas enteras, listas para ser pedaceadas al pedido del cliente; el puesto de la vendedora de cuyes...Más allá estaban las vendedoras de cestas, de faldas de seda fiesteras, ganchitos, artesanía...muchas cosas ...y salimos cargadas pensando que había que buscar unas cajas de cartón para empacar nuestro botín.
La mazamorrera
comiendo la mazamorra




La carnicera
faldas fiesteras

Los panes



vendedora de especias
La canastera


patitos en jaula
Los jugos
tomando desayuno
<>
La vendedora de quesos


Después de empacar nuestras compras y de guardarlas en el cuarto del recepcionista del hotel, ya que oficialmente, ya que el nuestro  había sido ocupado por otros viajeros, emprendimos otra aventura que esta vez nos llevó al Cementerio General.  Allí está enterrada Edith Lagos.
“Edith Lagos es uno de los nombres que ha logrado sobrevivir a esos miles de muertos anónimos consecuencia del conflicto armado que vivió el Perú entre 1980 y 1992. Ella fue parte importante de ese grupo de jóvenes y mujeres que participó en Sendero Luminoso desde sus inicios, y que como ellos encontró en el marxismo-leninismo, y en particular en el «Partido», aquella «verdad» que le diera consistencia a ese desfase entre su herencia cultural, es decir, el pensamiento tradicional andino de sus padres, y la dolorosa conciencia de su discriminación dentro de una cultura urbano-criolla de la cual también formaba parte. Hija de un próspero comerciante ayacuchano, Lagos empieza a estudiar derecho en una universidad particular de la capital (San Martín de Porres ) y lidera las primeras acciones de Sendero Luminoso en Lima y Ayacucho, esta última una zona altamente deprimida de los Andes centrales. Desde aquí, Sendero irradiará su ideología y emprenderá la acción armada a partir de los años ochenta, fecha que, paradójicamente, coincidirá con el regreso a la democracia en el Perú y la devolución de los medios expropiados por la dictadura militar a las grandes burguesías del país.
Luego de su fuga del Centro de Reclusión y Adaptación Social (CRAS) de Huamanga en marzo de 1982, muere asesinada en un enfrentamiento con las fuerzas policiales en Apurímac (sierra sur del Perú) en septiembre del mismo año, cuando sólo tenía 19 años. Su funeral fue multitudinario; miles asistieron a su entierro. Así lo narró en 1991 Gustavo Gorriti, quien fue uno de los primeros en estudiar la aparición de Sendero Luminoso en el Perú:
Cuando el ataúd salió a la calle en procesión hacia el Campo Santo, miles de personas esperaban para acompañar el entierro. Hay quienes calculan la masa en 30,000 personas; y aunque es probable que el estimado exagere, es indudable que se trató de una de las concentraciones más grandes de la década.” (Página libre en You Tube). “La imagen de su cuerpo sacrificado puede ser leída como una entrega a la muerte para lograr el cambio social que una buena parte de la nación demanda” (Más allá de la Muerte de Edith Lagos por Victoria Guerrero).  Quizás si hubiese vivido se le hubiese calificado por una joven con capacidad de entrega y sacrificio, pero perteneciente a una de esas organizaciones verticales y radicales. Pero muerta, se le consideró como una especie de Sarita Colonia, o como un ser mítico que quiso reivindicar a su gente de la opresión de las desigualdades sociales. Bien decía María Rostworowski que las personas crean mitos que explican su verdad, adaptando la sucesión de hechos a sus propias tradiciones o le agregaría yo, a la necesidad de solucionar sus  frustraciones.  Lagos fue una gran poeta a pesar de su corta edad, y sobre su tumba se encuentra escrita en letras burdas y grandes, parte de una de sus poesías, que quizás surgió de ese acuerdo que surgió en el Plan de Despegue de Sendero Luminoso de dar su cuota de sangre para el triunfo de la revolución…”de llevar la vida en la punta de los dedos y de estar dispuesto a morir por ella”:   Hierba Silvestre, aroma puro, acompáñame en mi camino…Serás mi amiga cuando crezcas sobre mi tumba…Allá que la montaña me cobije…el camino descanse, y en la piedra, lápida eterna, todo quedará grabado.  Edith Lagos Sáez, Aya.21-11-62  Andy.3-9-82.

Y como teníamos que ver muchas más cosas interesantes,  enrumbamos a la Casona Vivanco que tiene un gran patio rodeado de corredores con arcos y pilares tallados. Su construcción data del siglo XVII.  Funcionan allí el Museo de Arte Religioso Colonial y el Museo de Don Andrés Avelino Cáceres Dorregaray.  En el patio se exhibe una de las mejores esculturas de piedra del Virreynato Peruano del siglo XVI, y se supone que representa al Conquistador Don Pedro Álvarez de Olguín o al corregidor Juan Gutiérrez Quintanilla, pero que la mayoría del pueblo lo conoce como “Cheqo Pacheco”. El museo posee también una colección de pinturas cusqueñas y ayacuchanas coloniales, muebles con bellos tallados y arte popular contemporáneo.
Fue fundado el 10 de Noviembre de 1987 por el general de Brigada E.P. Jorge Sánchez Manrique. Funciona en la Casona Vivanco desde sus inicios.
El Museo Mariscal Andrés A. Cáceres cuenta con 13 salas de exposiciones permanentes, y en una de ellas se encuentran pertenencias y pertrechos bélicos del Mariscal Cáceres como: cartas, fotografías, su botiquín de campaña, muebles, lienzos coloniales, piezas y objetos rescatados de la Guerra con Chile.





 

La próxima visita fue a la Iglesia de Santa Teresa, donde las primas siguieron comprando dulcecitos  y bebidas que hacen las monjitas Carmelitas Descalzas... alfajores, dulce de calabaza, chichas, etc. además de jabones de perejil y de  rosas, y estampitas y detentes especiales.
La construcción (estilo republicano) fue iniciada en 1683. Destacan el altar mayor con la imagen de la Virgen del Carmen y el coro íntegramente tallado en madera y decorado con incrustaciones de concha y perla y nácar. El monasterio conserva su función de la época virreinal como hogar de las monjas de claustro de la orden Carmelita.





Al frente nómas, queda el primer templo construido en la ciudad, y que se piensa que actuó como Catedral en algún momento.

De allí nos fuimos apuraditos a las partes altas de Ayacucho, donde quedaba la chacra del abuelo de Roger...y vimos sus gallos de pelea y los cuyes que cría su familia y vimos a la tía dándoles de comer y hasta las primas compraron huevos para llevar a Lima, so pena de que se volvieran tortilla con los saltos que daría el ómnibus de regreso. Y qué linda vista tuvimos desde esas cimas! Como para compensar todos los tremendos sacudones que nos dimos en el taxi del valiente chofer que nos quiso llevar hasta esos lares.




Y como el hambre ya arreciaba y también el apremio por ver todo lo que pudiésemos, nuestro próximo destino fue el cerro de Acuchimay, que queda al sur-oeste de la ciudad, en el distrito de Carmen Alto, donde hay un mirador desde donde se divisa toda la ciudad. Hay una estatua de Cristo Redentor, un pequeño coliseo, un centro de recepciones, lugares de observación y arquerías, desde donde se puede observar gran parte de la ciudad. Fue escenario de la Batalla de Acuchimay, que se realizó el 18 de febrero de 1882, donde el ejército peruano, al mando del Mariscal Andrés Avelino Cáceres, derrotó al ejército chileno....Bello! Allí nos tomamos fotos y almorzamos en un restaurant que ofrece comidas típicas del Ayacucho como son el Qapchi (una especie de papa a la huancaína, pero blanca), el Puca picante (chicharrón de cerdo con maní), el Cuy Chaktado, el Adobo,la Pachamanca, el caldo de cabeza de carnero, caldo de mondongo, la Pushla o sopa de cebada molida, etc.  Las primas pidieron el cuy y yo me comí un puca picante que estaba fabuloso. Y para amenizar, pedimos una riquísima chicha de jora.







El Mirador de Acuchimay




 

Todavía nos faltaba ver más de la ciudad, así que de allí nos fuimos al barrio de Santa Ana, donde viven los artesanos más famosos de Ayacucho; y que se llama así por la  antigua  Iglesia de Santa Ana, que fue construida por los indios Andamarcas allá por 1569.  En su interior, la mesa y el tabernáculo son de plata repujada y su púlpito es tallado con motivos indígenas y recubierto con pan de oro.  
Ayacucho es famoso por su artesanía en telares, piedra de huamanga (el alabastro ayacuchano) con sus diferentes vetas de colores, platería y retablos o cajones de San Marcos, como antes se les llamaba, mates burilados de Huanta, repujado polícromo en cuero y cerámica ( son famosísimas las iglesitas ayacuchanas de quinua y los toritos tutelares que se ponen encima de los tejados de las casas). La famosa escritora y política española de los años 1930, Margarita Nelken, decía de la artesanía cusqueña: "Es como una manifestación de los estratos más profundos de la inspiración indígena."
Allí tuvimos la oportunidad de visitar dos talleres importantísimos:
El de don Julio Gálvez Ramos, quien en el 2009 fue nombrado Amauta de la Artesanía Peruana.  Para crear sus esculturas se  inspira en las creencias populares y míticas de los pueblos andinos.  Su expresión estética parte de la realidad, para contarnos diversas historias que van desde los problemas sociales hasta el respeto por la vida.  Actualmente enseña y difunde el arte del labrado en piedra. En mi entrada con todas las fotos de Ayacucho, hay un video de la entrevista que le hice a este importante personaje.

El otro artesano que vimos es Edwin Sulca, quien ha heredado de su familia, el abuelo y su padre, el arte de la técnica del "Punto Arwi".  En sus tapices ha plasmado los sueños y esperanzas de su pueblo ayacuchano y ésto son como expresiones vivas de poemas que hablan sobre la simbología andina y la historia de su pueblo vista a través de sus ojos. Quedamos impresionadas con este tipo de tejido...que ya no es sólo tejido, sino un mensaje del artesano al mundo.  Allí la hija nos explicó uno de sus telares llamado "Tejiendo la vida". .. una araña al centro, tejiendo una tela que cuenta la historia de Ayacucho desde la pre-cerámica hasta la etapa republicana...impactante! Hasta un simple tapete individual de mesa, nos cuenta la historia de la familia, desde el surgimiento del amor entre la pareja,hasta la concepción de los hijos y los problemas que surgen en la convivencia, que luego pueden ser superados dentro del círculo de amor familiar.

 imperio incaico con pájaros, tortugas y lagartijasolas y abejas




El Museo de la Memoria merece toda una referencia aparte, que me es imposible hacer por la premura del tiempo y espacio en este blog, pero sólo me queda decir que el que traspasa los umbrales de esta institución puede sentir el dolor del recuerdo en cada una de sus paredes. Es una exposición que muestra la historia  de los años infames del terrorismo en Ayacucho, y cada una de las muestras, muy bien presentadas, nos transportan a aquellos tiempos.  Hay testimonios de las víctimas que sobrevivieron, de los deudos de los muertos, de una artesanía que cambió en sus expresiones para enviar un mensaje silencioso del pavor, incertidumbre, dolor y angustia de aquellos tiempos. Hay artefactos, vestimentas que se nota que han sido perforadas con balas, libros, etc. En las fotos que presento en mi entrada sobre fotografías de Ayacucho podrán ver algunas vistas del museo.
La Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú, conformada en su mayoría por mujeres campesinas quechua-hablantes y jóvenes huérfanos, familiares de las víctimas de la violencia, fue creada hace 24 años; inicialmente para dar asistencia social a las víctimas de la violencia, y fue ampliando sus alcances volviéndose en la defensora de los derechos de aquellos, denunciando los atropellos a los que fueron sometidos ( valioso aporte a la Comisión de la Verdad), luchando por la defensa de los derechos humanos y por promover una cultura de paz en nuestro país.  Un hito importante en su trabajo ha sido la creación en 2005, del Museo de la Memoria "Para que no se Repita", que a su vez dio origen a la implementación de espacios similares en Chuschi, Putacca y Huanta. El libro publicado por aquellos, "Hasta Cuando tu Silencio?"  es un valioso testimonio de dolor y coraje lleva a la reflexión de la necesidad de un cambio moral y espiritual en los peruanos del futuro.


 

Como siguiente destino nos dirigimos al Museo Histórico Regional que queda cerca del local principal de la Universidad de Huamanga. Es un museo que contiene muestras de ceramica de la cultura Huari, así como de Chavín, Huarpa, Nazca e Ica, y muestras del período colonial y republicano. Tienen una sección dedicada a la muestra y explicación de la evolución de la artesanía ayacuchana.  Quisiera poder mostrarles todas las fotos... Había una exposición muy interesante acerca de la evolución del linotipo y de los periódicos en el Perú, con muestras de páginas interesantes referentes a sucesos nacionales y locales...  muy interesante y bien puesto.






Nuestra tarde terminó con una visita al mercado artesanal ubicado en la antigua cárcel de Ayacucho, donde encontramos tesoritos en piedra de Huamanga y textiles que queríamos como recuerdo de esta maravillosa visita.

Ya se nos hacía tarde, así que caminamos hacia el hotel y si no hubiese sido porque nos ganaba el tiempo para tomar el ómnibus a Lima, nos hubiésemos quedado en la verbena de una de las iglesias del pueblo con castillo de luces y todo, nos hubiésemos sumergido dentro del grupo de entusiastas que miraban con ansias el partido de fútbol Lima-Chile en los televisores dentro de las vitrinas de las tiendas, o hubiesemos ido a comer el famoso queso helado de las vendedoras de la plaza.  Con las justas llegamos a comprar la última producción de panes de una famosa panadería de Ayacucho y regresamos al hotel para volver loco al señor de la recepción del hotel, quien esperaba con ansias que de una vez sacásemos todos los molestosos bultos nuestros que habíamos puesto en su cuarto. 



Y así regresamos a Lima, cansadas, un poco incómodas en un bus que tenía la puerta de la cabina de pasajeros malograda y que una de las primas tuvo que cerrar a patadas muchas veces durante la noche, pero felices de haber tenido esta experiencia sin igual  Alguna vez volveremos para la procesión de Semana Santa!


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    

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