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sábado, 12 de mayo de 2012

Mujer...Madre


Mujer…Madre


Para mí, ante todo, madre es sinónimo de mujer, pero de mujer afirmada en sus principios, dueña de su destino y responsable de la formación primera de los destinos de otras mujeres como ella, y de hombres, quienes a pesar de su aparente e investida superioridad por casualidades del destino, han sido formados por una mujer.
Muchas culturas ya desde la antigüedad, le han rendido culto y reconocido el liderazgo de la mujer. El culto a la madre tierra, que da a luz a los frutos que nos alimentan se ha llevado a cabo desde que surgieron las primeras civilizaciones. La madre tierra nutre al agua que corre por sus entrañas para que la recorra y lleve su mensaje de vida por todos los confines del mundo, y se complementa con ella para que surjan las plantas que nutrirán, en un eterno ciclo de vida, a los seres humanos que la pueblan.

En la cosmovisión andina, la tierra o pachamama (en quechua) es la fuente de origen o nacimiento de todos los seres vivientes... "De la tierra nacemos todos, ella nos cría y nos amamanta, porque es la madre tierra". Entre los astros, la luna rige a los ciclos de los cultivos y al comportamiento de las mareas; y es a través de su observación, cuando se determinan las actividades agrícolas en las culturas de subsistencia. Y el principio femenino de la luna se basa en su hermandad con la tarea de la mujer en el campo, y con la fortaleza de su influencia a pesar de la suavidad de sus rayos.


Así, las primeras culturas, rindieron homenaje a la mujer, porque a través de ella se producía la vida. Entre los restos arqueológicos de culturas primitivas de Europa, Asia y América, se han encontrado imágenes femeninas representando a la mujer como divinidad. Se han encontrado figurillas de barro representando a  mujeres desnudas y embarazadas, que se suponía eran habitadas por divinidades femeninas y que ayudarían a estos pueblos a tener éxito en sus vidas. El aspecto femenino de la divinidad representaría el medio para unir lo superior con lo inferior, el gran todo con lo particular.
Venus de Willendorf

En las culturas de Europa antigua, en Egipto y Creta, las mujeres siempre han tenido un lugar de honor y respeto y han sido consideradas como el componente más importante dentro del núcleo familiar. Gran cantidad de científicos e historiadores están de acuerdo que las primeras sociedades se basaron en la descendencia matrilineal y en el matriarcado. La mujer era encargada de las labores agrícolas y de la procreación, crianza y alimentación de la familia, y tenía el mando del hogar, mientras que los varones se dedicaban a la caza y pesca y se iban a las guerras territoriales. Así, en aquellas sociedades, se tenía conciencia de la importancia económica y social que representaban las mujeres para la continuidad de la vida comunal y su organización social correspondía a esta consideración.

 En los mitos que han prevalecido a través de la tradición oral de los pueblos, la imagen de la mujer como divinidad siempre ha estado presente y se han celebrado ritos para las divinidades femeninas con el fin de ganar su favor y protección. Hoy en día, todavía subsisten este tipo de sociedades con carácter matrilocal, como es el caso de las culturas amerindias (indígenas americanos; en términos antropológicos se refiera a culturas centro americanas, caribeñas y sudamericanas.) Inclusive en algunos mitos se ha incluido la imagen de la madre universal, una especie de madre hermafrodita, que contenía dentro de ella los dos géneros, y dentro de cuyo cuerpo primaba el género femenino, capaz de procrear por sí sola, y que por lo tanto, se le considera virgen y representa el concepto de libertad y soberanía de la mujer.
La dualidad


Es curioso, cómo el cristianismo toma este concepto de virgen para explicar la fecundación de María como una acción divina en la que no interviene ningún ser terrenal que pueda trastocar la imagen de la divinidad de Cristo. Por otro lado, también es importante que en Israel, Egipto, Tibet, China, Grecia y Roma, se le llamaban a sus deidades femeninas reinas del cielo.

 En las imágenes de arte religioso de muchas culturas antiguas como Mesopotamia, Egipto y África, se representa a la madre con el niño. Por ejemplo, la estatua de Isis, sentada con su hijo Horus en las manos, o la imagen de la Virgen Negra de la que se dice que es de origen Bizantino, del siglo XII y que fue traída a América por los monjes benedictinos; son famosas imágenes de vírgenes negras, las vírgenes de Atocha Montserrat y la Candelaria.
Isis-Horus

A la imagen antigua de una madre con niño se le llama “Diosa Madre” porque se deduce que es una representación de la tierra misma dando al hijo la vida y el ser. Cuando, en el cristianismo llegó el momento de dar una imagen a la madre de Jesús, se le representó como la antigua Diosa Madre.


Las mujeres madres, no son seres pasivos, sino que llevan sobre sus hombros la responsabilidad de formar al resto de los seres humanos de la tierra. Generalmente los primeros años de la vida de un niño, son los años del aprendizaje en donde se conforman las creencias, los sentimientos, los pensamientos, y es por todo esto que la influencia de la madre en esto años, es muy importante para su desarrollo humano y espiritual. Es así que la intervención de la mujer en el desarrollo de la humanidad siempre ha sido vital, y el resultado de su influencia mala o buena, ha sido y seguirá siendo determinante para la familia humana. Las mujeres madres, tienen la difícil tarea de sobreponerse a sus pasiones, para hacer uso de su ternura innata, fruto de haber tenido mantenido una vida en su vientre, haber contribuido a su formación y haberla sentido al mismo tiempo, como parte de ellas y haber sido responsables por su desarrollo óptimo. Tienen la obligación de llenarse de paciencia para mansamente hacer frente a los años de formación de un ser humano, que ya lleva dentro su propio mapa cerebral y espiritual y una individualidad que lo marcará para siempre. Una madre tiene que renunciar a su individualidad para el resto de su vida; en el sentido de que su existencia ya nunca va a ser la de ella sola sino que avanzará a la par de la de ese ser al que alumbró. Como madre, tendrá que desarrollar una fortaleza espiritual muy grande para hacer frente a las primeras inquietudes del hijo que está criando, y cuando éste salga al mundo no terminará su labor, porque aunque sea de lejos estará observando sus triunfos y llorará con sus fracasos.
Oswaldo Kantule: Maternidad


En la mitología griega, Venus, la diosa del amor, se une con Marte, la fuerza de la destrucción y de su unión nace la diosa Armonía, en la que triunfa el amor y donde se hace evidente la dualidad de la creación. Y la maternidad es un acto de amor, porque a pesar de los desafíos que se le presentan a la mujer en todas sus etapas, ella lleva grabada en su espíritu, la unión eterna con los seres a los que introdujo en este mundo. Por esto, es que la celebración de la mujer-madre, de la superioridad e importancia de su misión entre los seres humanos, debe ser recordada y celebrada siempre y si alguna vez su proceder es equivocado, debe tenérsele una especial consideración sólo por el rol que le ha sido asignado.
Mi madre y yo


Feliz Día de las Madres a las que tuvieron la dicha de tener hijos y para aquellas que no los tienen, por qué no  aprovechar su condición de liderazgo y superioridad para compartirla con seres que reproduzcan esta cualidad.





Lucy Newton Valdivieso                                                                                         Mayo, 12, 2012

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