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sábado, 25 de junio de 2016

El Museo Inkariy Apuesta por Nuestra Identidad




EL MÍTICO MUSEO INKARIY EN EL CUSCO
En la carretera que va de Cusco a Urubamba, justo a las afueras de Calca, km.53 y al pie del Apu Pitusiray, se encuentra el innovador Museo Inkariy.
 Nomás a la entrada, el visitante se encuentra con una tremenda estatua de un dios de cabeza grande y rostro severo y grotesco.  Tiene su cuerpo cortito, rodeado de proyecciones cefálicas de serpientes, aves, felinos y caimanes, y sus pies terminan en garras.  Lleva un báculo o cetro en cada una de sus manos, y tiene similitud con las imágenes de Viracocha, el dios creador y hacedor de todas las cosas, que se encuentra en las representaciones divinas de cada una de las culturas pre-colombinas (Leer más:http://www.monografias.com/trabajos93/creador-del-mundo-tici-viracocha/creador-del-mundo-tici-viracocha.shtml#ixzz4CTez1syP)…desde la del dios Viracocha en la portada de Tiahuanaco, hasta las de las imágenes que encontramos en un mate en Caral, en la Estela de Raimondi en Chavín, en los tejidos de Karwa de Paracas, en las urnas de la cultura Wari y en el Koricancha en el Cusco. Viracocha o Wiracocha es un dios, venerado con diversos nombres y representado de variadas formas desde el periodo Arcaico Tardío. Todas estos símbolos de las culturas pre-hispánicas están sintetizados en esta figura, bajo el concepto de Inkariy; un ser mitológico y mesiánico,que simboliza el retorno de nuestra historia.  
Para aclarar: Las diversas versiones del mito encontradas por los estudiosos en varias regiones del Perú, cuentan  que se refiere al Inca Rey,  probablemente Pachacutec o Tupac Amaru I , quienes fueron decapitados por los españoles, y que enterraron su  cabeza en la Plaza de Armas del Cusco.  La creencia es que su cabeza se está regenerando, y que cuando ésto se complete, resurgirá de nuevo el imperio incaico. Otras versiones del mito hablan de  un Inkary personificado en Tupac Amaru II, cuyo cuerpo fue desmembrado y distribuido en varios lugares lejanos y secretos del Perú, para que no se le pudiese juntar.  Piensan que el día que se junten la cabeza y todos los miembros de su cuerpo en un solo espacio, resucitará  el  imperio  y se reconstruirá la sociedad indígena…recuperaremos la memoria  de nuestro glorioso pasado.  Estaremos acomodando el pasado para resolver los conflictos presentes?  Si hacemos una analogía, Inkariy  es un dios  andino que resucitará igual que Cristo, pero entre los que lo han internalizado, se hace hincapié en que este personaje emana y se identifica con  nuestra cultura milenaria.
Y éste es el propósito de este museo: El representar a la cultura inca como una suma evolutiva de las que la antecedieron y de las que ésta tomó muchos de sus elementos.  En sus salas se recoge la historia y se muestra el componente humano de cada una de las culturas que se desarrollaron en el territorio peruano.  Tenemos que comprender que nuestro país está formado por una diversidad cultural que gracias al poder unificador y organizativo de los Incas, logró convertirse en el imperio más poderoso de las Américas.
Aunque la figura de la puerta parece hecha en piedra, en realidad,  es toda de fibra de vidrio vaciada sobre la arcilla trabajada por la manos de los fundadores del museo, la familia Mérida.  "Recopilamos muchas imágenes que describen a un gran dios o señor.  Encontramos que las proporciones se mantienen en casi todas las culturas, una gran cabeza y un cuerpo pequeño.  Siempre con un atributo mágico, un arma o una herramienta agrícola.  De allí tomamos los recursos y creamos un ídolo, dice el escultor William Mérida, uno de los hijos de Edgar Mérida y de Nelly Pilares.
Ellos son el hijo y los nietos de nuestro laureado artesano y reconocido como el "Escultor del Barro Protesta" , Patrimonio Cultural Vivo de la Nación, y creador del llamado expresionismo indigenista, Edilberto Mérida. 
Edilberto Mérida  (foto Peru21)

Ellos emprendieron esta empresa como iniciativa familiar con dinero que obtuvieron de la venta de sus propiedades. El proyecto  fue ideado allá por el año 2002 y en el  2005 compraron un terreno de 7500 mts. cuadrados  y pusieron la primera piedra, en el año 2008.  Anteriormente, los hijos de Edgar Mérida ya conocidos junto con su abuelo y padre por muchísimos años por sus trabajos en cerámica y escultura, estudiaron arte y escultura y trabajaron luego en proyectos importantes como en la creación de esculturas para los museos de las Tumbas Reales de Sipán, El Brujo y Chavín.  También hicieron varias exposiciones itinerantes de Prom Perú, que han dado la vuelta al mundo.  Han trabajado, además en publicidad, caracterizaciones para cine, escenografía y efectos especiales.  Para sus trabajos han consultado muchos libros de arte prehispánico, material arqueológico, y se han dedicado a la investigación histórica y etnológica,  que les ayudaría a materializar sus obras. Así aprendieron acerca de las diversas culturas peruanas y se les ocurrió la idea de hacer un museo en el cual los peruanos reconozcan su identidad con el pasado  y en el  que los extranjeros se enteren de que el Perú no sólo fue el Imperio de los Incas, sino la tierra  de muchas impresionantes culturas de las que también somos hijos. “Como artistas, como cusqueños, vimos que faltaba esto en Cusco, siendo capital cultural de América y el centro arqueológico más importante de la región”, nos dice Edgar.

Para  llevar a cabo sus trabajos se asesoraron por el arqueólogo Bruno Alva, experto en la interpretación de las expresiones artísticas del Perú prehispánico.  Los rostros de los personajes que representan a las diferentes culturas se ciñen a un estricto biotipo que las identifica.  Se han guiado  también de huacos retratos y de representaciones en los dibujos en piezas de cerámica y murales pre-hispánicos.  Todas las figuras han sido modeladas en yeso sobre el cual se ha hecho el vaciado en resina de fibra de vidrio, dando un resultado sorprendentemente real.
Después de varias dificultades, el Museo abrió sus puertas en Junio del 2014.  La escultura de Inkariy da la bienvenida al visitante un grupo de ocho casitas con paredes color tierra, y con ventanas en forma de pirámides truncas, que imitan a un caserío inca.  Cada  una  es en realidad un pabellón en el que hay una antesala, que nos introduce a una cultura particular y donde la guía ofrece una explicación de los elementos que la caracterizaron, de su  desarrollo en el espacio histórico del Perú, y de los principales rasgos que las identificaron, como son, vestimenta y ornamentación propia de cada época, restos de cerámicos y textiles, ubicación geográfica e ideología. Luego, se entra a una sala que escenifica con figuras increíblemente realistas el biotipo y característica principal de los hombres de esa época.  La particularidad de este museo está en la representación detallista de cada uno de los personajes que se exhiben.
 Desde las arrugas en el rostro, las formas de sus manos y sus peinados, hasta los tatuajes que marcan sus cuerpos, estas 120 figuras que se exhiben en el museo, son de un realismo impresionante.
En Caral se escenifica una escena del culto al fuego  en la plaza central, mientras que los músicos tocan sus instrumentos.  Tiene como objetivo el mostrar la aparición de la primera civilización, Caral, donde tenemos las más tempranas evidencias de arquitectura y organización social.  



En Chavín se escenifica una ceremonia de culto a las deidades del Lanzón monolítico.  Es una muestra de aquellas sociedades que complejizaron el culto religioso, descubrieron la cerámica y desarrollaron la agricultura en la zona norte del Perú, Chavín  y Cupisnique.

En la Sala Paracas, se representa el entierro de sus muertos y los textiles que empleaban para  hacer los fardos.  Las figuras son de un realismo inquietante, y el claro-oscuro del ambiente en el que está   hecha la representación, captura al observador para transportarlo a vivir ese momento de la historia.














En la sala Moche, se destaca el trabajo de los orfebres.  Esta sociedad es una de las culturas que reúne el más exquisito estilo y la complejidad de una sociedad estratificada. Fue conocida mundialmente, al descubrirse Sipán.


En Nazca se representan las famosas líneas y los vórtices de agua.  La exposición hace énfasis en las proezas agrícolas de esta cultura en el desierto, así como en la construcción de impresionantes santuarios y geoglifos.

En Wari, se muestra la faceta guerrera de sus pobladores.  Esta cultura evolucionó hasta convertirse en una importante fuerza expansiva, tanto por su capacidad militar como por el prestigio de su  religión  y deidades.

En la Sala Lambayeque-Chimú, se muestra el florecimiento de las culturas norteñas, después de terminado el auge del estado Wari. Destacó la sociedad Lambayeque y el señorío Chimú.  Este último llegó a conquistar a sus vecinos, constituyéndose en un gran estado regional.
Dioses en los Muros

Finalmente,  en la Sala Inca, se representa a la corte cusqueña en todo su esplendor, con el Inka delante de la esfera de oro que representaba al sol en el Koricancha. Allí están el gran sacerdote, la aristocracia, las ñustas y el pueblo en solemne adoración a su divinidad.

Cada escena es tan realista que a uno le parece ser parte del momento que se representa.
Edilberto Mérida, ese gran artesano peruano quien a través de su personajes de caras con rictus doloroso y cuerpos deformes, de manos y pies grandes, que demuestran la fortaleza del hombre andino para vivir y trabajar en la tierra; ese hombre que quiso a través de sus figuras, plasmar el sentir del hombre peruano del ande y su lucha diaria para sobrevivir, nos legó también una generación de artistas comprometidos que han querido trabajar jugándose el todo por el todo, para resucitar en  todos los peruanos su identidad con el pasado.“Mi obra denuncia el olvido del campesino, su desconsuelo y su abandono”. Sus manos y pies inmensos representan su esfuerzo para salir del abandono y de la miseria porque, ninguneados por el país oficial y excluyente, nunca se dejaron vencer."
 Merecen ellos, el apoyo total del gobierno y diferentes entidades privadas y nacionales para proseguir una obra que no debe de quedar nunca en el olvido.


              




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