LA FIESTA
DEL SOL
En todas las culturas del mundo y
desde tiempos inmemoriales, en todas las sociedades del mundo, se ha celebrado
al sol y a sus demás astros. El hombre
los ha observado desde que tuvo conciencia de la influencia de ellos sobre su
ser, sobre sus primeros cultivos y sobre la vida en nuestro planeta. Se dio
cuenta que la fuente de iluminación principal era el sol; el que daba la luz
más brillante, el que junto con la tierra y el agua que fluía por sus entrañas,
daban vida y hacían prosperar a las plantas y luego a las semillas de aquellas
que se convertirían en frutos comestibles. El hombre se fue convirtiendo en un
astrónomo empírico, y adivinó los ciclos del sol, de la luna y de las estrellas
y la influencia de la gravedad sobre la tierra.
Descubrió los solsticios y equinoccios; las diferentes posiciones del
sol en el firmamento, y cómo esto coincidía con tiempos de cosecha, con épocas
de lluvia o de sequía, con el clima… Y de aquí nacen sus primeros intentos
filosóficos…el de rendir culto a las fuerzas desconocidas, con la esperanza y
creencia de que si organizaban rituales, aplacarían la furia de la naturaleza y
tendrían a los astros a su favor.
Las fiestas de los solsticios y
equinoccios se vienen celebrando desde que la tradición oral y la escrita, nos
la recuerdan. En ellas se celebra el Nacimiento y la Muerte del Sol. Estas
fiestas se refieren a los diversos cambios climáticos por los que pasa la
tierra a medida que girando sobre su eje, gira también inclinada, alrededor del
sol, produciéndose las diferentes estaciones. Cuando el punto norte del eje del
planeta está apuntando más directamente al Sol, en el mismo hemisferio se
observa el día más largo del año y la noche más corta; a esto se le llama el
solsticio de verano. De la misma manera, cuando el punto sur del eje de la
Tierra apunta más directamente al Sol, el hemisferio norte experimenta la noche
más larga y el día más corto del año, lo cual se conoce como el solsticio de
invierno. Las fiestas de la siembra y la cosecha se producen en los solsticios.
En el Perú y en gran parte de Sudamérica,
hasta adonde se extendió el Imperio Incaico, hubo dos fiestas relacionadas con
el ciclo astral: El Inti Raymi o la fiesta del nacimiento del Sol y de la siembra
y el Cápac Raymi, en Diciembre, o fiesta de la cosecha. A medida que se
impusieron las religiones en el mundo, y primó, la religión católica, estas
celebraciones paganas se fueron suplantando con fiestas religiosas, como la
Fiesta de San Juan el 24 de Junio (el
solsticio generalmente se produce el 21 de junio, pero se produce una variación
por la celebración de la fiesta religiosa) y la Navidad, que se celebran en los
diferentes solsticios, dependiendo de su posición en los hemisferios norte o
sur. La fiesta de las hogueras se celebra en la
medianoche del 23 al 24 de junio, ya que marca la fecha en que, según la
Biblia, nació San Juan Bautista. Los textos sagrados dicen que Zacarías
mandó encender una hoguera para anunciar a los cuatro vientos el nacimiento de
su hijo Juan. La tradición pagana marcaba que, para ayudar al sol a pasar
el trance de su menor permanencia en los cielos, para darle más fuerza, había
que encender hogueras para animarle, para prolongar la luz. Y ese día estaba
medido desde tiempos inmemoriales, como demuestran monumentos megalíticos
como Stonehenge (Reino Unido). Y no es ni el 23 ni el 24 de junio, sino
que está más ligado al día 21. En la
fiesta de San Juan, así como en las celebraciones paganas, se usó también el
elemento agua, para después de las danzas, darse un baño purificador con agua y
plantas fragantes. El baño bautismal de
San Juan es un símbolo de limpieza y de purificación del alma.
En la sierra peruana se celebra
durante esta época el Inti Raymi o fiesta de alabanza al sol, donde se prende
la llama purificadora y se celebra la cosecha. En la Amazonía, de celebra la
fiesta de San Juan, donde después de oír misa y bailar alrededor de un árbol
lleno de regalos para el que los alcance, la Humisha, se comen los famosos “juanes”,
que son una especie de tamales de arroz rellenos con gallina y envueltos en una
hoja llamada bijao. Algunos juanes los
hacen redondos, en forma de cabeza, para recordar la decapitación de San Juan Bautista en manos de Herodes
Antipas, tetrarca de Galilea, por instigación de su vengativa esposa Herodías.
Actualmente, entre los esotéricos y
creyentes de las fuerzas energéticas de la naturaleza, durante estos períodos,
se celebran ceremonias purificadoras. La
noche del 23 al 24 de junio es considerada una noche de energía, en la que se
dejan atrás todas las malas vibras, para empezar un nuevo presente. La luz se
impone sobre las tinieblas; en las fiestas se prenden hogueras y la gente baila
y salta sobre el fuego para quemar las malas energías y conseguir la armonía y
paz.; para purificar los pecados del hombre.
Esta es la noche más corta del año y el día más largo. Muchas plantas en
esta época cambian de crecimiento a floración. Es costumbre escribir una lista
de cosas negativas que han pasado durante el año, y botarlas al fuego. Al mismo
tiempo, se hace una lista de deseos positivos que se guardan hasta el próximo
año. Se tacha lo cumplido y lo demás se
vuelve a incluir en la lista de deseos del siguiente año.
Se acostumbra también darse baños en
agua de manantiales o fuentes. Se cree que,
en esta noche, ésta cura males, y trae belleza y juventud y tiene virtudes
fecundantes. El agua es la vida y sangre
de la tierra.
Se utilizan en los baños, plantas como
el orégano, el tomillo o la lavanda y se medita a la sombra de un árbol y
sentados sobre la tierra.
Es un período mágico en la vida de
los seres humanos de antes y después.
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