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jueves, 24 de agosto de 2017

La Quinta de Presa por Ana María Malachowski Rebagliati

En 1690 era el dueño D. José Blanco Rejón y había sido antes de don Martín Arias del Castillo. Años después, en 1708, la adquirió el Coronel don Juan Bautista Palacios, quien, coronel al fin, lo convierte en Molino de la Pólvora. Tiempo después, en 1737, la adquirió doña Isabel Carrillo de la Presa, y fue vinculada al mayorazgo de Montemar y Monteblanco. Fue de don Juan Antonio Carrillo y Albornoz y a éste heredaron doña Mariana de la Puente y Carrillo y doña Josefa Vázquez de Velazco, quienes, a su vez, en épocas republicanas, se la vendieron a don Pedro Heroaurd. Después de muchas compras y ventas, la Quinta pasó, con su molino y sus caballerizas, a la firma Serdio Hermanos y por último al Estado en 1920.
LA QUINTA DE PRESA
La Quinta de Presa data de fines del siglo XVIII. El primer propietario de los terrenos - que comprende la casa, el jardín y el molino de Presa, que ocupan un área de 15 159 metros cuadrados - fue don Martín Arias del Castillo, luego por sucesivas ventas, dichos terrenos fueron a recaer en el mayorazgo de Presa. El traslado de la fábrica de pólvora instalada en ese lugar determinó que don Fernando Carrillo de Albornoz, mandara construir en esos terrenos una casa de campo para los meses de verano. Por ese entonces gobernaba el Virrey Manuel Amat y Juniet, muy buen amigo de don Fernando y, al enterarse del proyecto se ofreció, como buen dibujante que era, de encargarse de hacer los planos de la Quinta y de enviarle, cada cierto tiempo, una persona para que lo ayudara a entender los planos. Así, pasado un tiempo, Amat terminó su participación y la famosa villa de campo, color rosa y blanca, quedó terminada.
"No parece que gentes de tanta prosapia y de orgullo dejaran tal casa para los amorios famosos, aunque, cabría pensarse si pudo o no ser, por poco tiempo, arrendataria la festejada cómica, bajo una dócil cabeza de turco ..... De no hallarse el dato seguro, quedaría vivo y presente el problema de la casa de los amores de la Perricholi, no de aquella donde murió octogenaria, cuando ya no era la de la leyenda romancesca y pícara".
La Quinta Presa se trata de un ejemplo único de arquitectura rococó criolla, es la interpretación criolla de un pequeño "chateau". El acceso a la casa se hace por medio de una escalinata de madera a modo de puentecito, sobre un hermoso pozo de agua con caida. La puerta de entrada - pequeñita y graciosa - es una obra se arte; sus balcones suspendidos son como pomposas cómodas; las jambas y frontones de las mamparas parecen imitar enormes marcos de espejos. Sus tejados son notables, como lo que caracteriza a los tejados franceses cubiertos de metal y pizarra, está allí imitado con planchas de madera colocadas verticalmente. Al interior, los salones tienen un encanto especial, lo hace a uno pensar que está en un palacio Luis XV en Francia pero que luce a la limeña, por los medallones, espejos y cornisas que se encuentran. La arquería o "loggia" que da al jardín interior produce la misma sensación mágica. Glorietas y hasta un teatro al aire libre se encuentran en el parque.
Existió desde el año 1935, el Museo del avirreinato. Los salones de este museo exhibían muebles, vestidos, candelabros, cuadros y retratos del Virrey Amat y de Fernando VII. Algunos objetos se creía pertenecieron a Micaela Villegas, La Perricholi. Se exhibía un carruaje de oro en miniatura e indumentaria femenina.
Fuente:
- José Gálvez: Calles de Lima y Meses del Año de José Gálvez
- Héctor Velarde: Itinerarios de Lima
- Margarita Cubillas Soriano: Lima Monumento Histórico

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