EL MÍTICO MUSEO INKARIY EN EL CUSCO
En la carretera que va de Cusco a Urubamba,
justo a las afueras de Calca, km.53 y al pie del Apu Pitusiray, se encuentra el
innovador Museo Inkariy.
Nomás a la
entrada, el visitante se encuentra con una tremenda estatua de un dios de
cabeza grande y rostro severo y grotesco. Tiene su cuerpo cortito, rodeado de
proyecciones cefálicas de serpientes, aves, felinos y caimanes, y sus pies
terminan en garras. Lleva un báculo o
cetro en cada una de sus manos, y tiene similitud con las imágenes de Viracocha,
el dios creador y hacedor de todas las cosas, que se encuentra en las
representaciones divinas de cada una de las culturas pre-colombinas (Leer más:http://www.monografias.com/trabajos93/creador-del-mundo-tici-viracocha/creador-del-mundo-tici-viracocha.shtml#ixzz4CTez1syP)…desde la del dios Viracocha en la
portada de Tiahuanaco, hasta las de las imágenes que encontramos en un mate en
Caral, en la Estela de Raimondi en Chavín, en los tejidos de Karwa de Paracas,
en las urnas de la cultura Wari y en el Koricancha en el Cusco. Viracocha o
Wiracocha es un dios, venerado con diversos nombres y representado de variadas
formas desde el periodo Arcaico Tardío. Todas estos símbolos de las culturas
pre-hispánicas están sintetizados en esta figura, bajo el concepto de Inkariy; un
ser mitológico y mesiánico,que simboliza el retorno de nuestra historia.
Para aclarar: Las diversas versiones del mito
encontradas por los estudiosos en varias regiones del Perú, cuentan que se refiere al Inca Rey, probablemente Pachacutec o Tupac Amaru I ,
quienes fueron decapitados por los españoles, y que enterraron su cabeza en la Plaza de Armas del Cusco. La creencia es que su cabeza se está
regenerando, y que cuando ésto se complete, resurgirá de nuevo el imperio
incaico. Otras versiones del mito hablan de
un Inkary personificado en Tupac Amaru II, cuyo cuerpo fue desmembrado y
distribuido en varios lugares lejanos y secretos del Perú, para que no se le
pudiese juntar. Piensan que el día que
se junten la cabeza y todos los miembros de su cuerpo en un solo espacio,
resucitará el imperio
y se reconstruirá la sociedad indígena…recuperaremos la memoria de nuestro glorioso pasado. Estaremos acomodando el pasado para resolver
los conflictos presentes? Si hacemos una
analogía, Inkariy es un dios andino que resucitará igual que Cristo, pero entre
los que lo han internalizado, se hace hincapié en que este personaje emana y se
identifica con nuestra cultura
milenaria.
Y éste es el propósito de este museo: El representar
a la cultura inca como una suma evolutiva de las que la antecedieron y de las
que ésta tomó muchos de sus elementos. En
sus salas se recoge la historia y se muestra el componente humano de cada una
de las culturas que se desarrollaron en el territorio peruano. Tenemos que comprender que nuestro país está
formado por una diversidad cultural que gracias al poder unificador y
organizativo de los Incas, logró convertirse en el imperio más poderoso de las
Américas.
Aunque la figura de la puerta parece hecha en
piedra, en realidad, es toda de fibra de
vidrio vaciada sobre la arcilla trabajada por la manos de los fundadores del
museo, la familia Mérida. "Recopilamos
muchas imágenes que describen a un gran dios o señor. Encontramos que las proporciones se mantienen
en casi todas las culturas, una gran cabeza y un cuerpo pequeño. Siempre con un atributo mágico, un arma o una
herramienta agrícola. De allí tomamos
los recursos y creamos un ídolo, dice el escultor William Mérida, uno de los
hijos de Edgar Mérida y de Nelly Pilares.
Ellos son
el hijo y los nietos de nuestro laureado artesano y reconocido como el "Escultor del Barro Protesta" , Patrimonio
Cultural Vivo de la Nación, y creador del llamado expresionismo indigenista,
Edilberto Mérida.
Edilberto Mérida (foto Peru21) |
Ellos emprendieron esta empresa como iniciativa familiar con
dinero que obtuvieron de la venta de sus propiedades. El proyecto fue ideado allá por el año 2002 y en el 2005 compraron un terreno de 7500 mts.
cuadrados y pusieron la primera piedra,
en el año 2008. Anteriormente, los hijos
de Edgar Mérida ya conocidos junto con su abuelo y padre por muchísimos años
por sus trabajos en cerámica y escultura, estudiaron arte y escultura y
trabajaron luego en proyectos importantes como en la creación de esculturas
para los museos de las Tumbas Reales de Sipán, El Brujo y Chavín. También hicieron varias exposiciones
itinerantes de Prom Perú, que han dado la vuelta al mundo. Han trabajado, además en publicidad, caracterizaciones
para cine, escenografía y efectos especiales. Para sus trabajos han consultado muchos libros
de arte prehispánico, material arqueológico, y se han dedicado a la
investigación histórica y etnológica,
que les ayudaría a materializar sus obras. Así aprendieron acerca de las
diversas culturas peruanas y se les ocurrió la idea de hacer un museo en el cual
los peruanos reconozcan su identidad con el pasado y en el
que los extranjeros se enteren de que el Perú no sólo fue el Imperio de
los Incas, sino la tierra de muchas
impresionantes culturas de las que también somos hijos. “Como artistas, como
cusqueños, vimos que faltaba esto en Cusco, siendo capital cultural de América
y el centro arqueológico más importante de la región”, nos dice Edgar.
Para llevar
a cabo sus trabajos se asesoraron por el arqueólogo Bruno Alva, experto en la
interpretación de las expresiones artísticas del Perú prehispánico. Los rostros de los personajes que representan
a las diferentes culturas se ciñen a un estricto biotipo que las identifica. Se han guiado también de huacos retratos y de
representaciones en los dibujos en piezas de cerámica y murales pre-hispánicos.
Todas las figuras han sido modeladas en
yeso sobre el cual se ha hecho el vaciado en resina de fibra de vidrio, dando
un resultado sorprendentemente real.
Después de varias dificultades, el Museo abrió
sus puertas en Junio del 2014. La
escultura de Inkariy da la bienvenida al visitante un grupo de ocho casitas con
paredes color tierra, y con ventanas en forma de pirámides truncas, que imitan
a un caserío inca. Cada una es
en realidad un pabellón en el que hay una antesala, que nos introduce a una
cultura particular y donde la guía ofrece una explicación de los elementos que
la caracterizaron, de su desarrollo en
el espacio histórico del Perú, y de los principales rasgos que las
identificaron, como son, vestimenta y ornamentación propia de cada época,
restos de cerámicos y textiles, ubicación geográfica e ideología. Luego, se
entra a una sala que escenifica con figuras increíblemente realistas el biotipo
y característica principal de los hombres de esa época. La particularidad de este museo está en la
representación detallista de cada uno de los personajes que se exhiben.
Desde
las arrugas en el rostro, las formas de sus manos y sus peinados, hasta los
tatuajes que marcan sus cuerpos, estas 120 figuras que se exhiben en el museo,
son de un realismo impresionante.
En Caral se
escenifica una escena del culto al fuego
en la plaza central, mientras que los músicos tocan sus
instrumentos. Tiene como objetivo el
mostrar la aparición de la primera civilización, Caral, donde tenemos las más
tempranas evidencias de arquitectura y organización social.
En Chavín
se escenifica una ceremonia de culto a las deidades del Lanzón monolítico. Es una muestra de aquellas sociedades que
complejizaron el culto religioso, descubrieron la cerámica y desarrollaron la
agricultura en la zona norte del Perú, Chavín
y Cupisnique.
En la Sala
Paracas, se representa el entierro de sus muertos y los textiles que empleaban
para hacer los fardos. Las figuras son de un realismo inquietante, y
el claro-oscuro del ambiente en el que está
hecha la representación, captura al observador para transportarlo a
vivir ese momento de la historia.
En la sala Moche, se destaca el trabajo de los orfebres. Esta sociedad es una de las culturas que reúne el más exquisito estilo y la complejidad de una sociedad estratificada. Fue conocida mundialmente, al descubrirse Sipán.
En Nazca se
representan las famosas líneas y los vórtices de agua. La exposición hace énfasis en las proezas
agrícolas de esta cultura en el desierto, así como en la construcción de
impresionantes santuarios y geoglifos.
En Wari, se
muestra la faceta guerrera de sus pobladores. Esta cultura evolucionó hasta convertirse en
una importante fuerza expansiva, tanto por su capacidad militar como por el prestigio
de su religión y deidades.
En la Sala
Lambayeque-Chimú, se muestra el florecimiento de las culturas norteñas,
después de terminado el auge del estado Wari. Destacó la sociedad Lambayeque y
el señorío Chimú. Este último llegó a
conquistar a sus vecinos, constituyéndose en un gran estado regional.
Dioses en los Muros |
Finalmente,
en la Sala Inca, se representa a la
corte cusqueña en todo su esplendor, con el Inka delante de la esfera de oro
que representaba al sol en el Koricancha. Allí están el gran sacerdote, la
aristocracia, las ñustas y el pueblo en solemne adoración a su divinidad.
Cada escena
es tan realista que a uno le parece ser parte del momento que se representa.
Edilberto
Mérida, ese gran artesano peruano quien a través de su personajes de caras con
rictus doloroso y cuerpos deformes, de manos y pies grandes, que demuestran la
fortaleza del hombre andino para vivir y trabajar en la tierra; ese hombre que
quiso a través de sus figuras, plasmar el sentir del hombre peruano del ande y
su lucha diaria para sobrevivir, nos legó también una generación de artistas
comprometidos que han querido trabajar jugándose el todo por el todo, para
resucitar en todos los peruanos su
identidad con el pasado.“Mi obra denuncia el olvido del campesino, su desconsuelo y su abandono”. Sus manos y pies inmensos representan su esfuerzo para salir del abandono y de la miseria porque, ninguneados por el país oficial y excluyente, nunca se dejaron vencer."
Merecen ellos, el apoyo total del gobierno y diferentes entidades privadas y nacionales para proseguir una obra que no debe de quedar nunca en el olvido.
Merecen ellos, el apoyo total del gobierno y diferentes entidades privadas y nacionales para proseguir una obra que no debe de quedar nunca en el olvido.