Mis incursiones por el centro de Lima han sido, también, muy fructíferas. Han sido tres días de nuevos descubrimientos y de reencuentros con mi pasado.
Llegué a la Plaza San Martín tomando el micro de la Salaverry, que va por esta Av. y que luego se mete por la Arequipa, y sigue por esta misma arteria, que cambia de nombre en los siguientes trechos, a Wilson y Tacna. Para el visitante peruano, que no parece "gringo" y no va vestido a lo "apitucado", es mejor subirse a estos pintorescos medios de transporte. Y a pesar de que muchos de sus amortiguadores están rotos, y los huecos de la calle se sienten fuerte en el que te dije, los pasajes cuestan sólo un sol, y uno va acompañado; y si hay asalto (que lo hay de vez en cuando en las zonas marginales), por lo menos es en grupo. Bueno, me bajé en La Colmena, arteria por donde se llega a la Plaza San Martín y adonde están situados dos de los más añejos hoteles de Lima: el Crillón y el Bolívar. Al paso se encuentran muchos cafetines donde venden desayunos y almuerzos baratos: menús completos, con comida típica y postre, por 5 soles.... Sino fuera porque mi estomago, ahora internacional, no soportaría las posibles contaminaciones, me provocaría almorzar por allí. . Felizmente era de día; porque dicen que de noche salen unos tipos que hacen propaganda de unas famosas "barras de a sol", donde por un sol cualquier paseandero puede ver un strip tease impresionante. Al menos eso escuché en una conversacion entre intelectuales que ví en el blog "La Habitación de Henry Spencer" Vean este blog...es tan profesional y variado!
La plaza está preciosa. La han remozado y se encuentra muy cuidada. Hasta se pueden tomar fotos, sin preocuparse de que por allí pasen los famosos pirañitas o pájaros fruteros y te persigan para arrancharte la cámara. Desde la tarea de renovación del Centro Histórico, emprendida, por el ya fenecido Alcalde Alberto Andrade, entre los años 1995 y 2001, la ciudad de Lima ha recuperado mucha de su antigua gloria. El malestar político de los años 1975, que llevó a la infame huelga de la Guardia Civil y al saqueo e incendio de locales comerciales en el Centro de Lima, fue iniciando la decadencia de aquella ciudad. El Centro y sus plazas se habían convertido en puntos de convergencia de individuos de baja extracción social; en los que se fue destruyendo el ornato público; donde se crearon bares de mala muerte; y en los que abundaba la oferta de prostitución. La plaza San Martín se convirtió en el granero de los trabajadores informales, adonde se encontraban toda clase de vendedores ambulantes, fotógrafos ambulantes, cirqueros y magos, y en alojamiento de los niños de la calle, adonde se drogaban y dormían; y hasta lugar de letrina pública. Allí también se reunieron políticos de toda extracción quienes hacían sus manifestaciones. Alguna vez, también vi yerberos vendiendo sus productos milagrosos. Gracias a la gestión de Andrade, hoy la Plaza San Martín, el resto de Lima y su Centro Histórico han sido remodelados, y la seguridad ciudadana de la que se goza, garantiza la inversión de capitales privados en negocios que lo están convirtiendo en el centro pujante de los primeros años de la República.
La Bienal de Lima, organizada por el Centro de Artes Visuales de La Municipalidad Metropolitana de Lima, fue un evento muy importante orientado a la recuperación del Centro Histórico de Lima, a través de la organización de actividades culturales que fomentaran la integración del arte contemporáneo nacional e iberoamericano. A través de aquella se logró la promoción y difusión de nuestra cultura y se incrementó el turismo.. Hubo tres de estos eventos entre los años 1997 y 2002. Al entrar Castañeda a la Municipalidad, se suprimió esta actividad por "problemas presupuestales".
Durante la epoca colonial se levantaba el hospital San Juan de Diós en el espacio que ahora ocupa la Plaza San Martín. Posteriormente, durante la época de Don Ramón Castilla, en 1851, el abandonado hospital se convirtió en la estación del primer Ferrocarril de Sudamérica que se desplazaba hacia el Callao. Quedaba allí también, el terminal de los carreteros que transportaban productos hacia el Callao.
Con el crecimiento de Lima, en 1911, se demolió la antigua estación, pues la existencia del tranvía eléctrico había minado la importancia del ferrocarril. En 1914, se inauguró, con la obra "La Mujer X", el lujoso Teatro Colón, el cual con el paso de los años y por la decadencia del centro de Lima, se llegó a convertir en los años 80 en sala de exhibición de películas pornográficas hasta su cierre en el 2003. Este último se encuentra ahora, en proceso de renovacion para convertirlo en un centro cultural.
Para el primer centenario de la Independencia, en 1921, durante el gobierno de Augusto B. Leguía, en la plaza que ya había sido habilitada desde 1919, se develó un monumento de 16 metros de altura, en honor al Libertador Don José de San Martín, cuya escultura fue encargada al catalán Benliure. La pirámide trunca sobre la que se apoya la estatua tiene a sus lados, dos mujeres desnudas que simbolizan la gloria y la fama, y justo debajo de la parte frontal de aquella, hay una escultura de la Madre Patria que sostiene un bloque de piedra con la inscripción "La Nación al General Don José de San Martín". Con referencia a esta última figura, se ha tejido un gran chisme que viene confundiendo a quienes leen descripciones de aquella (incluso yo publiqué un artículo en que describo ésto como una curiosidad), que dice que al pedírsele al escultor que pusiera una llama votiva encima de la cabeza de la estatua, el escultor se confundió y le puso un auquénido pequeño, en vez. Gracias a una lectura oportuna que pude hacer en un numero de la Revista Caretas # 1463, pude enterarme, con fotos y todo, que esto no es más que un mito. El arquitecto Orrego, a cargo de la restauración del monumento, declaró a Caretas, que en realidad, la llama (que realmente es una vicuña) es parte de un sombrero de bronce que se le puso a la dama, en el que se representó las riquezas del Peru en los tres reinos naturales, campos simbólicos de nuestro escudo nacional: la vicuña, el árbol de la quina, y una cornucopia de oro desde la cual caían varias monedas. Alrededor del sombrero están representadas, como en nuestro escudo, una rama de palma que simboliza la victoria, y una rama del laurel, que significa la gloria. La fotografía que presento, atestigua lo dicho. "La orientación del monumento, para empezar, es clave. Los cuatro puntos cardinales están considerados en su ubicación, lo que por ejemplo permite que la Madre Patria reciba de lleno la simbólica luz auroral. El casco de esta figura femenina, de enorme dimensión y célebre por estar coronada de manera supuestamente equívoca por una llama, no sería tan inocente, dice Orrego. La confesa simpatía del Libertador por implantar una monarquía en estas tierras habría sido subliminalmente respondida en el monumento por su propio autor." (Revista Caretas)
Después de que se inauguró la Plaza, comenzaron a proyectarse diversas obras de embellecimiento de aquella. Así, se construyeron el exclusivo Club Nacional, en 1924, el Gran Hotel Bolívar en 1929, y el elegante Cine Metro en el edificio Sudamérica en 1936, cuya primera película proyectada fue "Lo que el Viento se Llevó". Desde su inauguración, la plaza se convertiría en la predilecta de los limeños. En uno de los sótanos del Edificio Boza, a un lado de la Plaza, a partir de los años cuarenta, funcionó la elegantísima boite Embassy. Los portales se terminaron de construir en 1940; y bajo ellos comenzaron a instalarse grandes oficinas, tiendas, cafés, bares, pastelerías y restaurantes. Muchos de ellos marcaron la época, como el famoso bar Zela y el café Chez Vítor y, más tarde, el Negro Negro, una especie de discoteca al estilo parisién que funcionaba a media luz para regocijo de intelectuales y pintores; todos ahora desaparecidos. Era pues la Plaza San Martín el lugar por excelencia para reunirse en un café o en un bar. En la famosa librería, Plaisir de France, se reunían los más, más de la bohemia limeña. Existía por ese entonces, la Pastelería San Martín, hasta ahora en pie. En esta última,se viene elaborando desde 1930, el mejor Turrón de Doña Pepa de Lima, usando la receta original de su fundador Don Emilio Quintana Illescas y de su madre, Doña Romelia Illescas. Por supuesto que desayuné allí, con un pedazo del exquisito turrón, acompañado de una humeante taza de café negro; hasta me compré dos kilitos del apreciado dulce para convidarles una ñisquita a mis amigos y familiares de estos lares.
Hoy en día están remozando esta zona de los portales y le están agregando comedores exteriores al estilo romántico de los comedores parisinos.
En una de mis salidas tuve la oportunidad de visitar el elegante Club Nacional. Dicen que era tan exclusivo que sus reglas no permitían el ingreso de extranjeros, salvo que éstos demostrasen parentesco con familias. Los socios sólo pueden ser del género masculino y suele ser el "santuario" de muchos caballeros que desean su privacía. Por sus salones adornados con obras de arte de calidad insuperable, se pueden encontrar cuadros de pintores famosos como Baca Flor, arañas de cristal maravillosas, porcelanas y muebles finísimos, y toda esa "gente linda" que se pavonea con orgullo por sus alrededores. La comida es insuperable y se jactan de preparar el mejor tacu-tacu de todo Lima. En sus dominios, personajes importantes de la vida social empresarial y política del país, discuten sus destinos ; y desde su balcón, observan con curiosidad los aconteceres de la Plaza.
También tuve la oportunidad de darme una vueltecita por el Hotel Bolívar y de admirar los impresionantes vitrales sobre el hall principal y el primer carro que recorrió Lima que se encuentra en la Recepción del hotel. Recordé aquellas épocas en que me imaginaba que era una turista elegante, y me iba allá a la hora del lonche; y mientras tomaba mi taza de té fino y mis "triples" (palta, tomate y huevo duro) de pan de miga y los pastelitos que los mozos acercaban en las carretillas, soñaba que estaba en otros países. ¡Nunca me hubiese imaginado que la mayor parte de mi vida me la pasaría fuera de mi país!
El Hotel Bolívar fue construido para alojar a los dignatarios internacionales que vendrían para la inauguracion del centenario de la Batalla de Ayacucho. En sus salones se dieron la mano personalidades del mundo intelectual, político y artístico de todo el globo terráqueo. En sus aposentos hubo escándalos, suicidios y amores prohibidos. Allí se hospedaban los embajadores antes de presentar sus credenciales al presidente. En su bar se hacía, y todavía se puede degustar el famoso pisco sour que se sirve en una copa enorme...la Catedral. La boite del Grill Bolívar fue en su época la más elegante y exclusiva de Lima. Algunos engreídos millonarios hacían de vez en cuando sus "encerronas".
Todavía estoy en este lado del Centro Histórico...Ahora los llevo a Quilca; jirón increíble, en el cual se pueden encontrar los libros más interesantes de Lima. Allí esta el Boulevard, adonde se encuentran todos los libros recién editados. Ahora, con el gran control para impedir la reproducción ilegal de las nuevas publicaciones, ya no venden abiertamente los famosos "libros bambas". En el Perú los libros son carísimos y no están al acceso de toda la población. Quizás por eso la gente se ve tentada a comprar libros y películas en el mercado negro. Debería haber una subvención gubernamental en pro de la cultura del pueblo. Me encontré grandes tesoros en las tiendas de libros usados que abundan por las cuadras del jirón. Por una fracción del costo, me compré a costos irrisorios, las ediciones originales de libros que han sido reproducidos para su venta en las librerías. Dicen que en el Jirón Amazonas se pueden encontrar maravillas. Había una tiendita con barrotes de fierro forjado que tenía las revistas más variadas, y libros en ediciones populares maravillosos. Aparte de este tipo de publicaciones, también se encuentran las novelitas gráficas y los famosos "chistes" como los de Archi o de Hermelinda, la brujita que prepara tooooda clase de pocimas para los enamorados. Tengo una gran colección de estos últimos. En Quilca también se encuentra ese gran exponente de la "contracultura", que es el controversial Averno; ahora en proceso de expropiación. Con sus paredes todas llenas de colorido graffiti, llama la atención y curiosidad. Hace algunos años, Quilca era el lugar preferido de los intelectuales y políticos que discutían horas acerca de cómo cambiar al Perú y al mundo. Ahora, ya se han desplazado por la Plaza Francia.
Continúo mi recorrido por el Jirón de la Unión. Ahora éste es sólo para peatones. En otras épocas, por allí transitaban carros y era todo un merecumbé pasearse por allí. Las otrora residencias y tiendas elegantes han dado lugar a tiendas de venta de pollos a la brasa, pop-corn, churros, zapaterías de todo precio, venta de ropa ordinaria, cambistas con su uniforme, ambulantes disimulados y un bullicio tremendo. Me metí rapidito a rezarle al Padre Urraca milagroso. Su cruz está muy bonita y llenecita de "milagros" y de fieles que intentan alcanzar tocar la cruz para que les dé suerte o les conceda el favor pedido. Yo también toqué la cruz. Ojalá me conceda el favor que le pedí.
Voy llegando a la Plaza Mayor. Mis pies me duelen!!!! Estoy apurada, pero tengo tiempo de tomarme una foto frente a la pileta. Pensar que antes recolectaban agua para las casas allí y esta plaza era hasta matadero de reses y plaza del mercado, durante la época de la colonia. Lima apestaba porque las acequias estaban decubiertas. Ya veo a los negritos tocar sus tambores a la salida de la misa de la catedral para que los parroquianos les den su propina. ¡Tocando... Tocando más fuerte!!!
Todo está ordenado y limpio. La comuna ha hecho un buen trabajo. Los Húsares de Junín de Palacio, con sus uniformes rojos y negros, ya terminaron su cambio de guardia...se me hace tarde y todavía tengo que ir a Santo Domingo. Allí frente a la Iglesia linda, la casa y tumba de San Martincito y de Santa Rosa; allí donde el Diablo quiso asustar al negrito, pero salió trasquilado....allí, allí al frente, tengo que ir.
Por años compro allí, frente a Santo Domingo, en una casona convertida ahora en galerías artesanales, todas mis cuentecillas y aparejos para hacer mis joyas. No demoro mucho....ya tengo tantas...he hecho tantas... pero soy mala vendedora. Mejor terminar con lo que ya tengo. ¡¡¡La próxima vez será!!!
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