La Adoración de los Reyes Magos de Durero |
EL REGALO DE LA NAVIDAD
La Navidad,
es el acontecimiento más importante del calendario Cristiano, porque a partir
del nacimiento de Cristo, se presenta al mundo al “verbo encarnado”, al hijo de
Dios, hecho hombre para enseñarnos el camino de la verdad y del amor. Con el sólo hecho de ser Jesús quien fue, no
importa que fuera sólo un hombre de carne y hueso igual a los de su época, se
destacó como los que destacan los que vienen a este mundo y muestran perseverancia
en hacer llegar a la comunidad que les rodea y a la que los trasciende, un mensaje de una
importancia tan grande que persiste; que impacta las mentes y los corazones de
aquellos.
En mi casa
nunca se fue la representación de este evento; pues todo el año lo tuve puesto
dentro de la chimenea, para que nos recordase que Dios sí existe, que Jesús
existió y que su entorno, cuando se produjo tan venturoso suceso, fue en un
ambiente sumamente humilde, pero glorioso.
Allí llegaron ricos y pobres a rendirle homenaje…un homenaje de
esperanza por un mundo mejor.
Cuando era niña
me regocijaba esta época, porque esperaba los regalos de Papá Noel que bajaría
por la chimenea y se comería las galletas que dejábamos encima de la mesa. Estábamos tan tentados por las galletas, que cuando
se suponía que llegaba el gordo barbudo y panzón, ya no sobraba casi nada para
él…ahora que han pasado los años me imagino la frustración que habrán sentido
nuestros padres cuando después de envolver regalos toda la noche, se acercaban
a ponerlos bajo el arbolito pensando en las ricas golosinas y en el vasito heladito
de leche que los endulzarían y calmarían su cansancio. Pero en ese entonces, nosotros y muy pocos notábamos
que más allá de los regalos materiales,
estábamos celebrando el nacimiento de nuestro Salvador, Aquel que nos daría el
regalo más grande de amor que ser alguno pudo mostrarnos. Jesús
luchó por lo que sintió y se sacrificó por sus convicciones…igual como lo hacen
los grandes luchadores sociales.
El otro día
me fui a pasear por NY, a ver las vidrieras que cada año ponen las tiendas más
importantes. Hasta ahora no vi alguna en
la que se representa el nacimiento. Y me
da tristeza cuando veo que esta fiesta se ha comercializado tanto, que uno se
ve forzado a caminar lleno de bolsas y a contagiarse de la vorágine que nos
rodea, so pena de acabar con las esperanzas de aquellos que ven esta estación
del año como un tiempo para recibir regalos caros. Cuando Jesús recibió la visita de los reyes,
ante su pesebre, adonde llegaron guiados por una luminosa estrella, también
recibió regalos, pero que encerraban un simbolismo sobre lo que comenzaba y
sería la vida de Jesús: oro, por ser un
regalo que se otorgaba a reyes, demostraba su reinado sobre la humanidad; incienso,
que va apareado con una alabanza que se eleva al cielo… su glorificación; y mirra,
la sustancia con que se cubría a los muertos para conservarlos, que
pronosticaba su sufrimiento y muerto futuros.
Ese simbolismo ha sido mal entendido y transformado hoy, y aquellos que
no reciben un regalo ese día se sienten desgraciados, llorosos y mal
servidos. Y me pregunto: ¿Porqué no pensamos
en el regalo de la vida? Los que tenemos
una familia bien constituida, los que tenemos el beneficio de tener un trabajo
y de poder traer el regular sustento diario a nuestras familias, deberíamos
pensar en los menos afortunados y regalarles con la posibilidad de trabajar, de
velar por sus familias y de traer la justicia al mundo.
Me
encontraba pensando de nuevo, como antes ya lo escribí, en las muertes de esos niñitos
inocentes y de sus sacrificados profesores, quienes con este suceso, han hecho
reconsiderar al mundo sus valores, su
comportamiento pasado y sus propuestas futuras. Han hecho cambiar la forma de
ver al mundo y de recapacitar para crear un ambiente seguro y favorable para
sus comunidades. De un hecho nefasto,
surge el regalo de la compasión, el de la unión comunal, el de la reconstrucción.
En estos
días se ha estado hablando también sobre el fin del mundo, el fin de los días
de la Biblia, en el que vendrá Jesús entre las nubes, rodeado de sus ángeles
para efectuar el juicio final…el veredicto no estará sujeto a seres terrenales,
sino que medirá nuestra capacidad de regalar amor. Y a los que tenemos miedo que el cielo se nos
caiga encima, que el árbol de atrás machaque nuestra casa, que nunca tengamos
la oportunidad de ver a nuestros seres queridos de nuevo, se nos regala con la
realización de una vez por todas, de que nuestro fin del mundo llegará cuando
sucumbamos ante las injusticias, cuando nos dejemos arrastrar por pasiones
negativas, cuando descuidemos nuestro ambiente y cuando no logremos despojarnos
de nuestro egoísmo y no compartamos con los pobres de bienes y los pobres de
espíritu.
Aunque
saquemos al nacimiento de nuestras chimeneas, el rincón más inadvertido de
nuestras casas, donde apenas se percibe dentro del hálito de las débiles luces que lo iluminan, no
prescindamos de su brillante significado:
el surgimiento del amor y de la gloria, de la brillante estrella, desde
las envolturas de un niño nacido en un ambiente humilde, que no necesitó
enjoyarse para ser importante. La
lección de ese episodio debería ser nuestro verdadero regalo en ésta y todas
nuestras futuras navidades.
Lucy Newton
de Valdivieso New York, 25 de Diciembre
2012
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