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martes, 14 de junio de 2016

Hugo Orezzoli y Los Personajes Tradicionales de Una Lima que Queda



Quién es Hugo Orezzoli?  Todos lo  saben!  Todos lo conocen...pero yo quise agregar todas sus pinturas en mi blog y decirle que lo admiro mucho por revivir nuestras tradiciones a través de su pintura fresca, colorida  y casi muralista. Sus cuadros cuelgan en su casa y fueron creados para transmitir nuestra cultura peruana en  su ahora desaparecido o restaurante de comida rica peruana que inauguró hace unos años, con su esposa Estella en Miami: El Rincón de Chabuca. Hoy en día sus pinturas han sido expuestas en varias galerías  de arte, con mucho éxito.
Peruano de nacimiento, y nacido en el  tradicional distrito de Jesus María, fue el típico muchacho palomilla y curiosamente observador, que guardó en su memoria los recuerdos de sus años con los compañeros de su barrio, del colegio y de las jaranas.  Se vino a los EEUU y se enlistó en el ejército; sería por aventura o porque como todos nosotros los emigrantes, queríamos una mejor situación que las que nos podía ofrecer nuestro país?  Estudió Diseño Gráfico en Missouri y después se fue a trabajar a Miami como director de arte en una agencia publicitaria.  Su pasión por lo tradicional peruano, lo llevó a poner un restaurante con su esposa.  Pero además, le encanta la música de género Salsa y ha compuesto varios temas.
 Qué les diga él porqué comenzó a pintar de nuevo después de muchos años en los que debido a sus diversos vericuetos por la vida, postergó su pasión por el arte:

De una entrada  en el 2009 en su blog:. Arte Peruano Pinturas y Tradiciones (http://hugoview.blogspot.com)
"Hace un par de años empecé a pintar. Por diferentes razones. Desde niño me ha gustado dibujar, caricaturas de mis amigos, profesores, personajes de la televisión (cartoons), etc. Siempre he tenido la necesidad de contar una historia por medio del dibujo o la pintura, pero dejé de hacerlo por mucho tiempo. Muchos años.

Mi esposa (Estella) y yo tenemos un restaurante en Miami Beach, el nombre es El Rincón de Chabuca(www.RinconChabuca.com). Servimos lo básico, Ceviche, Lomo Saltado, Papa a la Huancaína, Arroz Chaufa, etc. la comida es exquisita. El restaurante es relativamente amplio, con paredes grandes, el techo es alto, y nos encontramos con la necesidad de buscar cuadros que llenen un poco las paredes.

Mi primera intención fue la de encontrar cuadros con motivos peruanos, grandes, y algunos familiares nos consiguieron cuadros de arte cuzqueño, muy lindos. Y quedaron bien en nuestras paredes. Pero faltaba algo. Yo quería algo diferente. Busqué y busqué pero no encontré lo que yo quería, constantemente me encontraba con lo mismo, aquellos “típicos” cuadros de escenas andinas, la llamitas llevando carga, las chositas, etc. muy lindos, pero los he visto millones de veces, todos los restaurantes peruanos, y sobre todo, yo nunca he visto esas escenas, nunca he estado en la sierra.

Lo que yo quería eran pinturas de escenas o personajes que yo haya vivido o visto durante mi vida. Mi vida se desarrolló en Lima, y la verdad es que las unicas llamas que yo ví de niño estaban en el Parque de las Leyendas, o de adorno en el Jardín del Hospital del Empleado en la Avenida Salaverry.

Después de buscar y buscar sin encontrar algo que me guste y que se acomode a nuestro presupuesto, decidí embarcarme en la aventura de pintar aquellos personajes que yo recuerdo. Decidí que mi memoria y mi imaginación serían suficiente referencia para pintarlos. Pinturas grandes. Yo no quería cuadritos. Yo quería cuadrotes.

Nunca había pintado con óleo. Pero si iba a cometer un error, quería hacerlo a lo grande. Los 3 primeros cuadros serían de 3 pies de ancho por 4 de alto (casi 1.00mt x 1.25mts). Pensé también que al colgar cuadros diferentes a esas escenas andinas, estaría yo contando una historia algo diferente."







Mi primer cuadro fué El Cajonero. Cuando a muchas personas de otros paises se les menciona las palabras “música peruana”, lo primero que se les viene a la mente es la música andina. Muchas personas que han ido al restaurante, me han preguntado sobre el cuadro, lo cual me dió la oportunidad de explicar lo que es la música Afro-Peruana, y la influencia Africana en nuestra cultura.

Quise de alguna manera empezar con una pintura que refleje lo nuestro, el Cajón es peruano. Y es un instrumento my presente en la música que se origina en la costa. Desde el norte hasta el sur. El cajón es protagonista en nuestros valses, polkas, festejos, etc. Mi intención también fue la de comunicar el sentimiento de este personaje Afro-Peruano mientras toca su cajón.


“Los Criollos” (Óleo sobre lienzo - 1.22mts x 1.53mts)
De la música Criolla, el cajón es el corazón y las venas son las cuerdas de una guitarra. La guitarra y el cajón, dos ingredientes esenciales para armar una “jarana de rompe y raja”, (como se le acostumbra decir en idioma criollo, a una buena fiesta). La música Criolla en el Perú es un emblema, es tradición, es historia, es un medio de expresión popular del cual han surgido grandes músicos y compositores. Tal es la belleza literaria y musical de este género, que muchas de sus canciones han sido interpretadas por grandes artistas de otros géneros musicales. La música criolla es la poesía que baila al compás de una guitarra y un cajón.
Un Criollo (sí, así, con mayúscula), es el que lleva esta música en el alma. Para ser Criollo hay que ser amante de la vida y de sus calles, un Criollo se enamora de la esquina de su barrio, y ama más aún cantar allí mismo, hasta darle la bienvenida al amanecer. Lo que se necesita para ser criollo va mucho más allá de simplemente saber cantar o saber tocar una guitarra o un cajón, para ser criollo hay que saber sentir.
Una Jarana, es un fiesta, una celebración, muchas veces improvisada o sin mucha planificación. Normalmente se celebra en una casa o en un vecindario o “barrio”, donde llegan los vecinos, amigos, familiares, etc. Una Jarana en la casa se hace con la puerta abierta por que una Jarana es para todos, no hacen falta invitaciones ni confirmaciones, el que vino, vino; y el que no vino, se la perdió. Una Jarana muchas veces surge de una simple reunión donde alguien llegó con una guitarra y otro se apareció con un cajón.
Y claro, en una Jarana no puede faltar algún plato criollo para deleitar el paladar, y mucho menos pueden faltar las cervezas o “chelas”, gran acompañante para el Criollo que canta, para el que toca, y por supuesto también para el que baila. Recuerdo my claramente la cerveza “Cristal”, la cerveza más popular por aquellos días (tal vez hasta hoy). Recuerdo las botellas gigantes de cerveza, y muchas veces se toma solo de un vaso pequeño que se comparte entre amigos. Un vaso pequeño, pero un gran símbolo de amistad. Y es muy importante la imagen del Señor de los Milagros para que proteja un hogar, la imagen se puede ver en la pared del fondo.


Después de algunas sugerencias por parte de amigos y familiares, decidí pintar a La Picaronera. Definitivamente los Picarones son un manjar bandera en el Perú. No pueden faltar. La Picaronera es un personaje que acompaña a nuestras tradiciones desde muy temprano en nuestra historia, desde la época del Virreynato. Muchas Anticucheras tambien preparan y venden Picarones, pero decidí dedicarles una pintura a cada una de ellas, ya que una no es necesariamente la otra. Ya tengo los primeros boscetos, explorando, y tratando de conocer al personaje antes de empezar a dibujarlo en el lienzo. Luego, a pintar se ha dicho!

Hoy en día la cocina Peruana ha llegado a niveles sumamente importantes internacionalmente. Que orgullo! ...La gastronomía peruana ocupa lugares importantes, codeandose con las mejores expresiones culinarias del mundo, sin embargo no podemos olvidar que gran parte de sus origenes pertenecen al sector popular. No debemos ignorar que muchos de estos manjares, es más, diría yo que hasta la gran mayoría de estos manjares, antes de ser alabados en los más sofisticados comedores del mundo, se dieron a conocer en las más humildes cocinas y carretillas del pueblo peruano.

Este camino que escojí hace un par de años, el de pintar aquellos personajes que recuerdo, podriamos decir que es un homenaje y una manera de mantenerlos en nuestras memorias, evitando así que desaparezcan completamente.

Me considero afortunado al haber crecido en un barrio en el cual no faltaron tradiciones, y no faltaron este tipo de personajes, como muchos saben ya pinté una Anticuchera, y aquí empiezo con La Picaronera, orgullosamente les digo que la primera vez que ví a estos dos personajes, fue cerca a mi casa en el distrito de Jesús María.

Ayer, 26 de septiembre se conmemoraron 25 años de la muerte del gran torero Francisco Rivera “Paquirri”. Menciono esto, por que de alguna manera ésta pintura está relacionada a éste personaje. Fué por allá por el año 77 ó 78, cuando asistí a una corrida de toros en compañía de mi gran amigo Jorge Robles “Ricochet”, y su familia. Esa tarde toreaba “Paquirri”, y claro, Jorge y yo queríamos su autógrafo a como de lugar.

Se me quedó muy bien grabado en la memoria el momento en el cual “Paquirri” se acercaba a la puerta de cuadrillas, listo para torear. Paquirri vestía un traje de luces Celeste-turquesa y oro, impresionante, colores que me hipnotizaron. “Ricohet” y yo, conseguimos el autógrafo y un fuerte estrechón de manos por parte del torero. Un momento que nunca olvidaré, y estoy seguro que mi amigo “Ricochet” tampoco podrá olvidarlo.

Lo que pinto son los personajes que ví en algún momento de mi vida, a medida que crecía en la ciudad de Lima, Perú. (entrada en Setiembre del 2009 en su blog)

El Turrón de Doña Pepa es un delicioso y tradicional manjar limeño. Durante la procesión del Señor de los Milagros no pueden faltar las vendedoras del famoso turrón. Permanece en mi memoria un momento bastante similar al que pinté en este cuadro. Es el principio del anochecer, con mucha gente vestida de morado, y la imagen de una vendedora de Turrón de Doña Pepa. Hay una fusión de misterio, sufrimiento y paz en el ambiente. Estos recuerdos me transportan a tan lejanos pasajes como lo son aquellos, los de mi niñez.


Decidí que mi segundo cuadro sería una “Anticuchera”, una vendedora ambulante del gran orgullo del Perú: El Anticucho.

Crecí en el distrito de Jesús María. Todas las noches, a un par de cuadras de mi casa, se podía encontrar un grupo de Anticucheras, cocinando los deliciosos Anticuchos (pedazos de corazón de res, ensartados en un palito y hechos a la parrilla), también Choncholí (o chunchulí), acompañados con Choclo (maiz) y/o papa dorada en la parrilla. Ah! y no podían faltar los tradicionales Picarones. No faltaban las oportunidades de disfrutar de estos Anticuchos, ya sea acompañado de mi madre y de mi abuela, a veces con mis amigos, y claro, muchas veces solo.

Los colores que usé son los colores con los que recuerdo a este personaje, pared verde, carrito azul con blanco. Recordando, casi puedo percibir el aroma de los anticuchos en la parrilla, listos para servir.

“El Heladero” - (Óleo sobre lienzo - 1.22mts x 1.53mts)
Claramente recuerdo los veranos en los que las calles eran invadidas por estos heladeros, armados con una carretilla de un color amarillo inconfundible y una “cornetita” que usaban para anunciar su llegada, y la del verano con ellos. Se les podía distinguir desde muy lejos. Ese color era imposible de ignorar.
Existían varias marcas de helados, pero la principal, la cual era la más buscada, era la marca D’onofrio. La mejor marca en esos días. Una marca muy tradicional (Fundada por allá por 1924), no solo de helados pero también de diferentes chocolates, panetones, etc.
El Heladero, el héroe callejero del verano. Se le podía encontrar en los parques, en las esquinas, o en las playas; pedaleando su carretilla y sonando la cornetita, o esperando a que alguien se le acerque a comprar algo. Existían diferentes sabores de helados, y cada uno llevaba un nombre particular: El Jet, Buen Humor, Eskimo, Caravana, Bambino,Vasito, etc., etc. Helados muy deliciosos que muy bien recuerdo. No podía llegar un verano sin su inseparable compañero, El Heladero.
La carretilla que ven en esta pintura, y el uniforme del Heladero, son tal y como los recuerdo. Las cosas han cambiado mucho desde aquel entonces, la forma de la carretilla y el color, ya no son los mismos. Un detalle, atrás, al lado izquierdo, se puede ver mi casa; Av. Mariátegui, frente al colegio Fanning.

Detalles de “Las Sahumadoras” (Óleo sobre lienzo – 1.53mts x 1.22mts).
No podía dejar de representar uno de los eventos más importantes en El Perú, especialmente en Lima; mi ciudad. Durante el mes de Octubre, también llamado el “Mes Morado”, se celebra la devoción Por el Señor de los Milagros. Una imagen que durante varios siglos ha sido llevada en procesión por la ciudad. La historia es larga pero sumamente Interesante, se han escrito muchos libros al respecto. La procesión está llena de elementos, a parte de la imagen principal, que forman gran parte de este evento; los Cargadores, las Sahumadoras, las Cantoras, los cientos de miles de devotos, los sacrificios, las promesas, los milagros, etc. etc. etc. En este cuadro me dediqué a representar al gran grupo de mujeres que acompaña esta procesión, llenas de entrega y lealtad. A medida que acompañan al Señor de los Milagros, perfuman cada paso con el sahumerio o incienso que trae olor a paz y perdón.
En esta pintura pinté algunos detalles que quiero compartir. Como lo mencioné antes, es Octubre, y el cielo es gris. Al fondo podemos ver la imagen del Señor de los Milagros que a medida que va avanzando empieza a despejar el espesor del cielo oscuro, para permitir al cielo azul asomarse a su alrededor como símbolo de calma y esperanza. En la parte superior del lado izquierdo, muy al fondo se puede ver a una señora de pelo blanco, asomada por una ventana. Ella es mi abuelita, quien solía asomarse diariamente por la ventana para distraerse viendo pasar el día.
Las Sahumadoras llevan el Sahumerio en pebeteros o braseros de metal. Muchas de las Sahumadoras adornan sus pebeteros con lazos, imagenes del Señor de los Milagros, o alguien a quien tienen presente en sus oraciones. La Sahumadora del lado derecho lleva como decoración en su pebetero, una foto de mi mamá. Ambas Sahumadoras, llevan un rosario en sus manos, los cuales son representaciones de los rosarios que me fueron obsequiados por gente muy especial.
Otro detalle de esta pintura, es la composición étnica. La devoción por el Señor de los Milagros Empezó hace más de 4 siglos, con la población de origen Africano (fue un esclavo Africano, de Angola, quien pinto la imagen original en una pared de adobe), esta devoción fue rapidamente seguida por la población indígena, y luego, más tarde, devotos de raza blanca se unieron a esta fe. Esta secuencia está representada con las tres Sahumadoras que están adelante. Primero la Sahumadora de raza negra, luego a la derecha sigue la Sahumadora de raza indígena, y atrás de las dos se encuentra la Sahumadora de raza blanca.


“El Emolientero”
(Óleo sobre lienzo - 1.22mts x 1.53mts)
El Emolientero es un personaje muy tradicional. Casi se podía encontrar uno en cada esquina de el centro de Lima y distritos aledaños. Tuve la suerte de haberme criado en el distrito de Jesús María, un distrito donde pude ver muchos personajes tradicionales que hoy en día estoy representando y compartiendo con ustedes por medio de mis pinturas. El Emolientero es uno de ellos.
Durante los meses de invierno principalmente, no había nada mejor que un Emoliente temprano por la mañana, o tarde en la noche. Era casi una bendición tomarse un Emoliente bien caliente mientras uno esperaba por el bus camino a casa. El Emoliente es una bebida que fue en algún punto de la historia, o continúa siéndolo, medicinal. Está bebida está compuesta de diferentes hierbas medicinales a las cuales se le añade miel, limón, etc. ...lo que usted prefiera.
El Emolientero no solo se encargaba de preparar el emoliente. Mientras lo preparaba, su manera de hacerlo era practicamente todo un show de malabarismo... su manera de agarrar las botellas (con dos dedos), su manera de agitarlas, su manera de servir... todo era un espectáculo mil veces mejor que cualquier “Barman” de los mejores “nightclubs” del mundo. Uno sabía que al pagar por un Emoliente uno recibía la deliciosa bebida y el show que era parte de su preparación.
No recuerdo cuando fue la última vez que tomé un Emoliente en la calle, no sé cuanto habrán cambiado las cosas en mi Lima querida, pero así es como recuerdo a los emolienteros, unos expertos.

Los Criollos
Óleo sobre lienzo - 4ft x 5ft (aprox.1.22 mts x 1.52mts)
De la música Criolla, el cajón es el corazón y las venas son las cuerdas de una guitarra. La guitarra y el cajón, dos ingredientes esenciales para armar una “jarana de rompe y raja”, (como se le acostumbra decir en idioma criollo, a una buena fiesta). La música Criolla en el Perú es un emblema, es tradición, es historia, es un medio de expresión popular del cual han surgido grandes músicos y compositores. Tal es la belleza literaria y musical de este género, que muchas de sus canciones han sido interpretadas por grandes artistas de otros géneros musicales. La música criolla es la poesía que baila al compás de una guitarra y un cajón.
Un Criollo (sí, así, con mayúscula), es el que lleva esta música en el alma. Para ser Criollo hay que ser amante de la vida y de sus calles, un Criollo se enamora de la esquina de su barrio, y ama más aún cantar allí mismo, hasta darle la bienvenida al amanecer. Lo que se necesita para ser criollo va mucho más allá de simplemente saber cantar o saber tocar una guitarra o un cajón, para ser criollo hay que saber sentir.
Una Jarana, es un fiesta, una celebración, muchas veces improvisada o sin mucha planificación. Normalmente se celebra en una casa o en un vecindario o “barrio”, donde llegan los vecinos, amigos, familiares, etc. Una Jarana en la casa se hace con la puerta abierta por que una Jarana es para todos, no hacen falta invitaciones ni confirmaciones, el que vino, vino; y el que no vino, se la perdió. Una Jarana muchas veces surge de una simple reunión donde alguien llegó con una guitarra y otro se apareció con un cajón.
Y claro, en una Jarana no puede faltar algún plato criollo para deleitar el paladar, y mucho menos pueden faltar las cervezas o “chelas”, gran acompañante para el Criollo que canta, para el que toca, y por supuesto también para el que baila. Recuerdo my claramente la cerveza “Cristal”, la cerveza más popular por aquellos días (tal vez hasta hoy). Recuerdo las botellas gigantes de cerveza, y muchas veces se toma solo de un vaso pequeño que se comparte entre amigos. Un vaso pequeño, pero un gran símbolo de amistad.

The “Tamale Vendor”, and a couple of details (Oil on Canvas – 4ft x 5ft)
Reminiscing the Tamale Vendor that used to sit right outside the bakery located a block and a half from my house, on the corner of Mariategui Av. And Huascar St., located in the Jesus María district. Far in the back, on the left side, you can see the house of my friends Melva, Grethel and Frida. Even farther back, you can see the two towers of our beloved and traditional church, St Joseph. The Tamale Vendor (Tamalera) always had a Tamale ready for you to try it before you bought one.
It is the month of October, represented by the very grey sky and the religious pin the lady is wearing under her sweater. A pin with the saint, Lord of Miracles, that’s always celebrated in October.

La “Vendedora de Ceviche”
(Óleo sobre lienzo - 122cm x 183cm)
El Ceviche, para muchos peruanos, es nuestro plato bandera. Un buen ceviche es fresco, picante y exquisito. Podríamos decir que hoy en día el Ceviche Peruano es conocido mundialmente, y yo personalmente, lo considero como el héroe de nuestra ámplia carta gastronómica.
Este delicioso plato criollo es servido desde carretillas de la calle, restaurantes populares, etc …hasta en restaurantes “Gourmet”; claro que un ceviche en un restaurante “Gourmet” es mucho más caro y te sirven mucho menos que en cualquier restaurante popular o carretilla. Pero no fue en un restaurante donde aprendí a comer ceviche. Fue en el Mercado San José, o también conocido como el popular “Mercado de Jesús María”. Recuerdo que ese Mercado era “casi” al aire libre, porque “tenía pero no tenía techo”, es decir, tenía pedazos de calamina en algunas partes y eso era el “techo”. Recuerdo que en aquellos días en la sección donde vendían pescado fresco, también hacían y vendían el Ceviche, al instante, mientras uno esperaba parado en algún charco y rodeado por el aroma a pescado fresco. Mi distrito de Jesús María no está al pié del mar, pero no está muy lejos tampoco, sin embargo es uno de los lugares, hasta el día de hoy, donde uno puede encontrar uno de los mejores Ceviches de Lima.
Cuando yo era niño, rara vez hacían ceviche en mi casa, la mayoría de las veces (normalmente sábados) cuando comer Ceviche era el plan del día, me mandaban a comprar Ceviche para traerlo a la casa. En esa época las vendedoras de Ceviche o “Cevicheras” no tenían ningún recipiente adecuado donde poner el Ceviche para llevarlo a casa, ya que lo típico era comérselo allí mismo, por lo tanto, me entregaban el ceviche para llevar en una bolsa transparente cerrada con un doble nudo.
Las Cevicheras del Mercado de Jesús María que yo recuerdo de aquel entonces, no llevaban uniformes de Chef, ni pretendían serlo. No tuvieron estudios de cocina ni tenían ningún tipo de diploma enmarcada o fotos con gente famosa colgados en la pared; si es que tenían la foto de alguien famoso colgado en la pared, era la imagen de algún santo que las protegía y les cuidaba el negocio. Las Cevicheras eran señoras que madrugaban a vender pescado fresco y al mismo tiempo hacían y vendían el Ceviche más sabroso que he probado en mi vida.










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