Mujer…Madre
En la cosmovisión andina, la tierra o pachamama (en quechua) es la fuente de origen o nacimiento de todos los seres vivientes... "De la tierra nacemos todos, ella nos cría y nos amamanta, porque es la madre tierra". Entre los astros, la luna rige a los ciclos de los cultivos y al comportamiento de las mareas; y es a través de su observación, cuando se determinan las actividades agrícolas en las culturas de subsistencia. Y el principio femenino de la luna se basa en su hermandad con la tarea de la mujer en el campo, y con la fortaleza de su influencia a pesar de la suavidad de sus rayos.
Así, las
primeras culturas, rindieron homenaje a la mujer, porque a través de ella se
producía la vida. Entre los restos arqueológicos de culturas primitivas de
Europa, Asia y América, se han encontrado imágenes femeninas representando a la
mujer como divinidad. Se han encontrado figurillas de barro representando a mujeres desnudas y embarazadas, que se suponía
eran habitadas por divinidades femeninas y que ayudarían a estos pueblos a tener
éxito en sus vidas. El aspecto femenino de la divinidad representaría el medio
para unir lo superior con lo inferior, el gran todo con lo particular.
Venus de Willendorf |
En las culturas de Europa antigua, en Egipto y Creta, las mujeres siempre han tenido un lugar de honor y respeto y han sido consideradas como el componente más importante dentro del núcleo familiar. Gran cantidad de científicos e historiadores están de acuerdo que las primeras sociedades se basaron en la descendencia matrilineal y en el matriarcado. La mujer era encargada de las labores agrícolas y de la procreación, crianza y alimentación de la familia, y tenía el mando del hogar, mientras que los varones se dedicaban a la caza y pesca y se iban a las guerras territoriales. Así, en aquellas sociedades, se tenía conciencia de la importancia económica y social que representaban las mujeres para la continuidad de la vida comunal y su organización social correspondía a esta consideración.
En los mitos que han prevalecido a través de
la tradición oral de los pueblos, la imagen de la mujer como divinidad siempre
ha estado presente y se han celebrado ritos para las divinidades femeninas con
el fin de ganar su favor y protección. Hoy en día, todavía subsisten este tipo
de sociedades con carácter matrilocal, como es el caso de las culturas amerindias
(indígenas americanos; en términos antropológicos se refiera a culturas centro
americanas, caribeñas y sudamericanas.) Inclusive en algunos mitos se ha
incluido la imagen de la madre universal, una especie de madre hermafrodita,
que contenía dentro de ella los dos géneros, y dentro de cuyo cuerpo primaba el
género femenino, capaz de procrear por sí sola, y que por lo tanto, se le
considera virgen y representa el concepto de libertad y soberanía de la mujer.
La dualidad |
Es curioso,
cómo el cristianismo toma este concepto de virgen para explicar la fecundación
de María como una acción divina en la que no interviene ningún ser terrenal que
pueda trastocar la imagen de la divinidad de Cristo. Por otro lado, también es
importante que en Israel, Egipto, Tibet, China, Grecia y Roma, se le llamaban a
sus deidades femeninas reinas del cielo.
En las imágenes de arte religioso de muchas
culturas antiguas como Mesopotamia, Egipto y África, se representa a la madre
con el niño. Por ejemplo, la estatua de Isis, sentada con su hijo Horus en las manos,
o la imagen de la Virgen Negra de la que se dice que es de origen Bizantino,
del siglo XII y que fue traída a América por los monjes benedictinos; son
famosas imágenes de vírgenes negras, las vírgenes de Atocha Montserrat y la Candelaria.
Isis-Horus |
A la imagen antigua de una madre con niño se le llama “Diosa Madre” porque se deduce que es una representación de la tierra misma dando al hijo la vida y el ser. Cuando, en el cristianismo llegó el momento de dar una imagen a la madre de Jesús, se le representó como la antigua Diosa Madre.
Las mujeres
madres, no son seres pasivos, sino que llevan sobre sus hombros la
responsabilidad de formar al resto de los seres humanos de la tierra.
Generalmente los primeros años de la vida de un niño, son los años del
aprendizaje en donde se conforman las creencias, los sentimientos, los
pensamientos, y es por todo esto que la influencia de la madre en esto años, es
muy importante para su desarrollo humano y espiritual. Es así que la
intervención de la mujer en el desarrollo de la humanidad siempre ha sido
vital, y el resultado de su influencia mala o buena, ha sido y seguirá siendo
determinante para la familia humana. Las mujeres madres, tienen la difícil
tarea de sobreponerse a sus pasiones, para hacer uso de su ternura innata,
fruto de haber tenido mantenido una vida en su vientre, haber contribuido a su
formación y haberla sentido al mismo tiempo, como parte de ellas y haber
sido responsables por su desarrollo óptimo. Tienen la obligación de llenarse de
paciencia para mansamente hacer frente a los años de formación de un ser humano,
que ya lleva dentro su propio mapa cerebral y espiritual y una individualidad
que lo marcará para siempre. Una madre tiene que renunciar a su individualidad
para el resto de su vida; en el sentido de que su existencia ya nunca va a ser
la de ella sola sino que avanzará a la par de la de ese ser al que alumbró.
Como madre, tendrá que desarrollar una fortaleza espiritual muy grande para
hacer frente a las primeras inquietudes del hijo que está criando, y cuando
éste salga al mundo no terminará su labor, porque aunque sea de lejos estará
observando sus triunfos y llorará con sus fracasos.
Oswaldo Kantule: Maternidad |
En la
mitología griega, Venus, la diosa del amor, se une con Marte, la fuerza de la destrucción
y de su unión nace la diosa Armonía, en la que triunfa el amor y donde se hace
evidente la dualidad de la creación. Y la maternidad es un acto de amor, porque
a pesar de los desafíos que se le presentan a la mujer en todas sus etapas,
ella lleva grabada en su espíritu, la unión eterna con los seres a los que
introdujo en este mundo. Por esto, es que la celebración de la mujer-madre, de
la superioridad e importancia de su misión entre los seres humanos, debe ser
recordada y celebrada siempre y si alguna vez su proceder es equivocado, debe
tenérsele una especial consideración sólo por el rol que le ha sido asignado.
Mi madre y yo |
Feliz Día
de las Madres a las que tuvieron la dicha de tener hijos y para aquellas que no
los tienen, por qué no aprovechar su
condición de liderazgo y superioridad para compartirla con seres que
reproduzcan esta cualidad.
Lucy Newton
Valdivieso
Mayo, 12, 2012