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jueves, 11 de mayo de 2017

Felipe Pinglo Alva por Darío Mejía

Nunca pensé que algún día me resultase difícil escribir algo sobre Felipe Pinglo, pero el 18 de julio de 2012 me fue difícil reproducir las palabras de Hermelinda Rivera, viuda del Maestro, cuando escribí sobre una entrevista que le hicieron a los tres años de haber fallecido el bardo criollo. Dicha entrevista no había sido mencionada por los biógrafos de Pinglo porque, tal vez, la desconocían o querían que la verdad de lo que pasó con la viuda de Pinglo quede oculta. Sin embargo, pienso que la verdad, por más dura que sea, debe saberse para que no se vuelvan a cometer los errores del pasado... por ello, ese 18 de julio de 2012 di a conocer la existencia de esa entrevista a la viuda de Pinglo y sus palabras brotaron a través de mi persona...
HERMELINDA CUENTA SOBRE PINGLO
Felipe Pinglo, el bardo criollo inmortal, es homenajeado en el Perú y fuera del mismo cada 18 de julio, que se conmemora un aniversario más de su nacimiento, y cada 13 de mayo, que se recuerda la fecha de su partida de este mundo. Para los amantes del criollismo, Pinglo es el más grande compositor que haya tenido el cancionero criollo del Perú y su vida y obra son estudiadas, investigadas, analizadas y seguidas hasta ahora. Sin embargo, a pesar de todo ello, gran parte de la vida de Felipe Pinglo es un misterio y la razón de que ello haya ocurrido es porque muy tarde se empezó a escribir sobre su vida, por lo que mucho de lo que se conoce sobre la misma se ha recopilado a través de la transmisión oral de los amigos que estuvieron a su lado durante alguna etapa de la vida del Maestro.
No hay documentos que sustenten algunas cosas que se han contado sobre la vida de Pinglo, especialmente algunas fechas que se han dado y se han repetido con los años. Tal vez por costumbre se ha tomado como cierto lo que se ha transmitido, pero hay contradicciones en algunos datos que a cualquier investigador le hacen preguntarse ¿cómo? y ¿por qué? ...respondiéndose uno mismo "no puede ser".
Por ejemplo, se ha tomado como cierto la fecha en que Pinglo se conoce con Hermelinda Rivera y la fecha de su matrimonio, que se ha dicho fue un año después que se conocieron. Sin embargo, nadie ha podido, hasta ahora, encontrar la partida de matrimonio de Felipe Pinglo, por lo que no se ha podido demostrar, documentalmente, cuándo y dónde se casaron Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera.
Ricardo Miranda Tarrillo, en "Felipe Pinglo Alva", Lima 1966, señala que Pinglo conoció a Hermelinda el 24 de mayo de 1925 en una fiesta en la calle Rufas y que un año después, el 11 de mayo de 1926, contrajeron matrimonio en la Iglesia de San Francisco. Miranda Tarrillo vuelve a mencionar estos mismos datos en su libro "Música criolla del Perú", Lima 1989. Del mismo modo, Aurelio Collantes menciona las mismas fechas cuando da cuenta sobre cómo se conocieron y cuándo se casaron Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera, en "Pinglo Inmortal", Lima 1977.
Los que después han estudiado a Pinglo, incluyéndome, han tomado dichas fechas como ciertas. Sin embargo, hay contradicciones en las mismas ya que, por ejemplo, Carmen Pinglo, la hija de Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera, falleció en abril del 2011 de 87 años de edad, próxima a cumplir 88 años, por lo que nació en 1923. Ello refuta totalmente lo que contaron Miranda Tarrillo y Collantes.
Sumado a ello, he revisado los archivos de la Iglesia de San Francisco desde el año 1919 hasta el año 1927 y no figura en los archivos que Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera se hayan casado en dicha iglesia. También he revisado los registros de matrimonio del Archivo Arzobispal de Lima, desde 1918 hasta 1936, y no hay allí registro del matrimonio aquel. En los registros de la Iglesia Santa Ana, en los Barrios Altos, que debió corresponder por vivir la novia allí, tampoco figura registrado dicho matrimonio en sus libros desde 1918 hasta 1930, que los revisé.
Pienso que Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera no se casaron en Lima, por ello no aparece allí el registro de su matrimonio. Pero, ellos no se casaron en 1926 como lo señalaron Miranda Tarrillo y Collantes, sino que se casaron en 1919, habiéndose conocido en 1916, varios años antes de lo que se ha mencionado hasta ahora... y fue Hermelinda Rivera quien contó estos detalles de su vida con Felipe Pinglo, que han permanecido ocultos porque, tal vez, se desconocía la existencia de una entrevista que le hicieron a Hermelinda Rivera en mayo de 1939, a los tres años de haber fallecido Felipe Pinglo.
Sabía de la existencia de una entrevista que se le había hecho a Hermelinda Rivera, la cual obraba en poder del hijo de una de las mayores glorias del criollismo peruano, quien me comentó de ese documento ya hace un tiempo. En mi viaje al Perú en mayo del 2012, contacté a la persona aquella y le pregunté si podía obtener una copia de dicho documento. El Sr. Greco Campos, hijo del siempre recordado Oswaldo Campos, sin pensarlo dos veces me facilitó una copia escaneada de la entrevista aquella por lo cual no sólo soy yo quien le agradece infinitamente sino que también todos los que buscan conocer la verdad sobre la vida de Felipe Pinglo.
La entrevista a Hermelinda Rivera fue publicada en seis partes en el cancionero "La Lira Limeña" en mayo y junio de 1939, con el título de "Unos minutos con la señora Hermelinda viuda de Pinglo". La fecha se deduce por una carta al cancionero aquel, que aparece publicada allí, y fechada como mayo de 1939. Cabe mencionar, como dato para los que estudian e investigan sobre el cancionero criollo, que dicha carta estaba firmada por Pablo Carreño, director del Trío Barranco, Ricardo Adams, Letrista y compositor del Trío Barranco, Rosita Contreras, cantante de Radio Nacional, Ernesto Lora, cantante de Radio Goicochea, Humberto Pereyra y Jack Barrera. Los firmantes hacían llegar su apoyo para la función a beneficio del compositor Emilio Visosa, autor de la polca "A la Huacachina", según figura en la carta y lo sostiene la revista, a quien "La Lira Limeña" había entrevistado en el número anterior, encontrándose en precaria situación económica.
La polca "A la Huacachina" figura registrada en la APDAYC a nombre del compositor y folclorista iqueño Francisco Pérez Anampa. Sin embargo, algunos criollos de la época de Visosa sostenían que Emilio Visosa era el verdadero autor. Juan Criado, "El arquero cantor", era uno de los que sostenía la versión de que Visosa era el autor de la famosa polca y le contó a Ricardo Miranda Tarrillo ("Música criolla del Perú", Lima 1989) que la letra no se refería a la famosa laguna sino a una huaca que había cerca al Frigorífico del Callao, donde Visosa había trabajado, y que servía de lugar de cita de los enamorados, por lo que la letra era "Juntito a la huaca, china, una mañana te vi".
Hermelinda Rivera fue entrevistada un domingo por la tarde en su vivienda en un callejón de Cantagallo. Ya no vivía en el Jr. Paruro donde con Felipe Pinglo tuvieron su hogar. En las paredes colgaban retratos, afiches y cartelones alusivos a la memoria de Felipe Pinglo; en una mesita de centro se encontraba un retrato de Pinglo y unas cuantas sillas dispersas en la alcoba delataban la humildad de los que allí vivían, es lo que relata el reportero de "La Lira Limeña", quien llenándose de una cólera interna ante lo que presencia añade: "Cuánta pobreza en casa del insigne compositor peruano, patriarca de nuestras canciones -meditamos- y cuánta ignominia de todos aquellos que han aprovechado de sus obras, hurtando el patrimonio intangible de sus producciones dejado a la viuda y a sus menores hijos."
Hermelinda contó que Felipe Pinglo mostró grandes condiciones artísticas desde pequeño que afloraron más cuando llegó a la pubertad, añadiendo que desde el colegio empezó a manifestarse en él la irresistible vocación por las composiciones criollas como complemento de sus aficiones musicales que a los 17 años se manifestaban ostensiblemente en el canto y en el tocar de la guitarra y la flauta.
"Nos conocimos en el año 1916 y celebramos nuestro matrimonio en el año 1919 cuando la Gran Guerra había terminado con toda su horripilante violencia", es lo que cuenta Hermelinda. La viuda de Pinglo se refiere a la Primera Guerra Mundial que acabó a fines de 1918, por lo que la referencia de la misma da un mayor sustento a sus palabras y recuerdos ya que ella fue protagonista de los mismos.
LOS VALSES AMELIA Y HERMELINDA
Ante la pregunta sobre cuál fue la primera composición de Pinglo, Hermelinda responde: "Amelia, un vals, siendo 'Hermelinda', otro vals, su obra póstuma compuesta en mi honor, cuatro días antes de morir". Luego añadiría que Pinglo dejó hechas cerca de doscientas composiciones.
Sobre el vals "Amelia" se ha dicho que fue compuesto en 1917, cuando Pinglo tenía 18 años, pero según lo que contó Hermelinda, Pinglo ya componía desde antes de ese año. Esto coincide con lo que menciona el periodista Juan Francisco Castillo en la entrevista que le hizo a Pinglo en su lecho de enfermo de la Sala Odriozola, en el Hospital Dos de Mayo, y que fue publicada por el semanario "Cascabel" el sábado 25 de abril de 1936, página 8. Castillo señala que la actividad de Pinglo como compositor empieza en 1915 y que por entonces compone el vals "Amelia". Ese dato tiene que habérselo dado el mismo Felipe Pinglo por lo que Pinglo empezó a componer antes de lo que se pensaba, según se deduce de lo que contó Hermelinda Rivera y lo que fue mencionado por "Cascabel".
El vals "Hermelinda" que Pinglo le dedicó a su esposa, siendo su última composición, ha sido puesto en duda por algunos tan sólo porque nunca vieron la letra del vals aquel ni lo escucharon. Hermelinda confirmó que el vals aquel existió y que fue escrito por Pinglo cuatro días antes de morir, lo que significa que lo creó el 9 de mayo de 1936 y no el 6 de mayo de 1936 como fue señalado por Miranda Tarrillo y Collantes, y repetido por los que estudiaron y escribieron sobre el Maestro. Sin embargo, Juan Rasilla Moreno, en el diario La Crónica del 31 de mayo de 1945, sí mencionó la correcta historia del vals "Hermelinda", señalando que la esposa de Pinglo le había contado que el Maestro, cuatro días antes de morir, le dijo: "Alcánzame mi cuaderno y un lápiz. Voy a escribir para ti mi última canción. Ella llevará tu nombre y si yo muero, que le pongan la música Vilela o Espinel". Seguido, Rasilla añade: "Y con una facilidad que sorprendió a los presentes, escribió la letra del vals que sería su póstuma composición: Hermelinda."
Ricardo Miranda Tarrillo, al referirse a ese último vals de Pinglo, dice: "Pinglo pide su cuaderno y sobre el almohadón como escritorio, empieza a escribir los versos de un nuevo 'Hermelinda', también dedicado a su esposa" (Felipe Pinglo Alva, Lima 1966). Se ha contado que ese nuevo vals "Hermelinda" fue guardado por su esposa como su más grande tesoro, no dándolo a conocer.
El otro vals de nombre "Hermelinda" también fue compuesto por Pinglo en su juventud. Según Aurelio Collantes ese primer vals "Hermelinda" fue compuesto el 6 de agosto de 1919 (Pinglo Inmortal, Lima 1977), pero el vals aquel habla de la traición de una mujer: "Yo he reflexionado en el silencio de una noche / acerca del amor de una mujer / al cabo ha gemido mi corazoncito / al ver la felonía de una ingrata infiel..."
Dudo que ese primer vals "Hermelinda" de Pinglo haya sido escrito en agosto de 1919 porque, como lo señala Hermelinda Rivera, por ese tiempo ya Pinglo debió estar casado con Hermelinda o a punto de casarse. Lo que pienso es que, como se ha dicho, Pinglo escribió ese primer "Hermelinda" para otra mujer, pero lo hizo antes que conozca a la que después sería su esposa. El primer vals "Hermelinda" debió haber sido compuesto casi después de Amelia.
EL DRAMA DE HERMELINDA
En su entrevista, Hermelinda Rivera contó que vivía de su trabajo, atendía los quehaceres de su casa, cosía y ayudaba a Carmencita, su hija, en la labor de enseñar a los pequeños que asistían a la escuelita que tenían en casa, donde les enseñaban las primeras letras. Sus hijos Carmen y Felipe contaban con 15 y 13 años respectivamente.
Cuando el reportero le pregunta a Hermelinda si ha sacado algún provecho de las obras de su esposo o ha sido protegida de alguna forma, ella, con amargura, responde: "¡Ay! He sido muy explotada. Gentes inescrupulosas aprovechándose de que las composiciones no estaban registradas y valiéndose de procedimientos innobles y tinterillescos se han apropiado de alguna de ellas, llegando en su criminal conducta hasta querer negar la autenticidad de las obras de Felipe. Abusaron y continúan abusando de estas circunstancias para hacer impresiones musicales, supuestos 'arreglos', representaciones cinematográficas a base de los cantos de mi esposo que sirvieron muchas de las veces de inspirado argumento, teatralizaciones de algunas de sus obras sin ningún derecho y con fines evidentemente lucrativos, sin que a mí se me haya tomado en cuenta para nada y dándome únicamente la irrisoria suma de S/. 40.00 por la música de 'El Plebeyo' en tanto que la empresa que explotó la obra a la que sirvió de argumento la referida música obtuvo muchos miles de soles. Toda esta serie de atropellos se ha realizado ante la indiferencia realmente inexplicable del 'Centro Musical Felipe Pinglo' de quien dicho sea de paso no merezco absolutamente nada."
Las películas a las que se refiere Hermelinda son: "Gallo de mi galpón", que tenía música y canciones de Felipe Pinglo y Pedro Espinel, siendo estrenada el 16 de junio de 1938. "El guapo del pueblo", que tenía música de Felipe Pinglo, habiendo sido estrenada el 1 de septiembre de 1938. "Corazón de criollo", cuyo argumento de la película estaba basado en el vals "El Plebeyo" de Felipe Pinglo, interpretándose dicho vals en la película aquella que se estrenó el 27 de octubre de 1938.
"¿Y el producto de las funciones organizadas por el 'Centro Musical Felipe Pinglo' a beneficio de Ud. y de sus hijos que constituyó un éxito enorme tanto artístico como de taquilla, no la alivió siquiera discretamente?" le pregunta el reportero a Hermelinda. Con profundo desconsuelo, Hermelinda contesta: "¡Ay señor! De esa función sólo obtuve la satisfacción de poder constatar como estimaban a mi esposo y sólo recuerdo que el Centro Musical me proporcionó únicamente los pasajes para concurrir a la función y después para conducirme a mi domicilio, sin que después haya obtenido yo algún otro beneficio."
"¿Qué fue de tu belleza, qué fue de tu hermosura?" se escucha y es la voz de Carmencita interpretando el vals "Porfiria" de Felipe Pinglo. Hermelinda aprovecha para señalar que escuchan la radio a menudo y lamentan el enconado destrozo que hacen algunos intérpretes de las composiciones de Felipe, especialmente con el vals "Porfiria" que se encontraba de moda y que era cantado en forma enteramente diferente del original, restándole toda la belleza y armonía que el mismo encerraba.
EPÍLOGO
Cuando el reportero se aleja ya de la vivienda de Hermelinda comenta que por allí vive otro criollo que destaca en el ambiente: Pedro Espinel. Ello es cierto ya que Pedro Espinel, por ese tiempo, pasaba por problemas económicos por lo que tuvo que irse a vivir a un cuarto en Cantagallo.
Es lamentable que no pasado mucho tiempo de la muerte de Felipe Pinglo, su viuda, Hermelinda, con sus hijos hayan tenido que irse a vivir a un cuarto pobre en un callejón de Cantagallo, y, como lo cuenta ella misma, todos se aprovecharon de las obras del Maestro para sacar un beneficio propio, olvidándose de la familia de Pinglo.
Tal vez las palabras de Hermelinda suenen duras para algunos, y para mí ha sido difícil contarlas. Pero pienso que se tenía que saber la verdad de lo que pasó con ella después de la muerte de Pinglo. Sé que a algunos no les gusta la verdad y prefieren vivir de mentiras y apariencias; tal vez por ello esa entrevista a Hermelinda Rivera ha permanecido oculta, escondida y no mencionada hasta ahora.
Todo ello ha traído a mi memoria lo que a manera de broma suele decir una excelente persona e hija de una gloria de nuestro criollismo, para mí el mejor compositor vivo de nuestro criollismo, de que hay algunos que están deseando que todos los viejos criollos se mueran de una vez para que no se sepa la verdad. Esas palabras me suenan a ciertas ahora, pero pienso que no tenemos porque ocultar la verdad de lo que sucedió años atrás. Debemos, más bien, aprender de los errores que se cometieron para que las nuevas generaciones no los vayan a cometer. No intentemos tapar el sol con un dedo si es que realmente queremos una sociedad y un lugar mejor en el que vivir. Aprendamos de los errores del pasado para que no vuelvan a ocurrirle a alguien y que nuestros compositores, intérpretes y músicos en general tengan una vida y atención digna, especialmente cuando la desgracia toque sus puertas, porque nadie está libre de enfermedades y/o malas temporadas.

Dario Mejia
Melbourne, Australia
Escrito el 18 de Julio de 2012

ALGUNOS DETALLES SOBRE PINGLO Y EL BARRIO DE SU VIDA
Para los criollos antiguos el barrio representaba mucho y Felipe PInglo no fue una excepción ya que el Maestro se preocupaba por resaltar las virtudes de la gente de su barrio de toda la vida, los Barrios Altos, el cual influenció en algunas de sus composiciones, así como también Pinglo influenció en los habitantes de los Barrios Altos.
En mayo del 2011, como parte de las celebraciones que se hicieron por cumplirse el 75 aniversario de fundación del Centro Social Musical Felipe Pinglo, el cual se fundó pocos días después del fallecimiento del bardo inmortal, aprovechando que me encontraba en Lima de visita, fui invitado a formar parte del panel de oradores del conversatorio sobre la vida y obra de Felipe Pinglo, que se llevó a cabo en el local de dicho centro musical. Al lado de Manuel Acosta Ojeda, Eduardo Mazzini y Lucas Borja hablé sobre Pinglo y el barrio de su vida, los Barrios Altos, recorriendo las calles y rincones que Pinglo solía frecuentar en el barrio donde nació, se crió, jugó a la pelota, se casó, trabajó y murió.
En dicha oportunidad conté algo que se desconocía sobre la vida de Pinglo en los Barrios Altos, sus frecuentes visitas al famoso callejón de San José, que no ha sido mencionado por sus biógrafos.
PINGLO Y EL CALLEJÓN DE SAN JOSÉ
Ese amor, ese orgullo de ser barrioaltino, de hacer quedar siempre bien al barrio lo hace notar Felipe Pinglo cuando le escribe una carta a su amigo, el pintor y caricaturista barrioaltino Víctor Echegaray, en junio de 1931, la cual fue reproducida por Aurelio Collantes en "Pinglo Inmortal", Lima 1977. En ella, Pinglo dice: "(...) Víctor, tengo confianza en ti, y espero que ningún pequeño contratiempo, te haga retroceder. Te advierto que la pelea será dura pero, allí se ve a los valientes y tú eres de los Barrios Altos, y no defraudarás a los muchachos de Buenos Aires. Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde, y sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero, con carta de ciudadanía peruana bien definida, y así algún día dé contribución plena al progreso nacional".
Los barrioaltinos, aparte de mataperros y cinéfilos, se han caracterizado por ser valientes y osados en las luchas que hayan emprendido, por más duras que éstas hayan sido. Por ello es que Pinglo, sabedor de aquello, se lo hace recordar a su amigo Víctor Echegaray, quien vivía en la calle Buenos Aires.
La calle Buenos Aires es la actual cuadra ocho del Jr. Huánuco, en los Barrios Altos. Allí se encontraba el cine Conde de Lemos y allí queda el callejón de San José. Víctor Echegaray vivió en dicho callejón. Por el año 2007, en una conversación por correo electrónico que tuve con el historiador Alejandro Reyes, quien nació en dicho callejón, él me contó que el padre de Víctor Echegaray fue zapatero y padrino del padre de Alejandro Reyes. Ambos eran vecinos del callejón de San José.
Pero, un año antes, Reyes me había contado un detalle desconocido sobre Pinglo, que no ha sido nombrado por sus biógrafos. Reyes me comentó que su padre, quien por ese entonces tenía 96 años, por lo que debió haber nacido en 1910, había conocido a Felipe Pinglo, lo escuchó cantar y tocar guitarra en un cuarto del callejón de San José, en la casa de la familia MIRANDA-GONZALES, adonde llegaban cantantes de varios barrios a estrenar canciones. Esta era una norma. Por lo que Pinglo, tal vez, debe haber estrenado alguna de sus composiciones en el callejón de San José, detalle que ha pasado desapercibido por los biógrafos de Felipe, ya que se ocuparon más de nombrar al callejón del Fondo, de la calle Mercedarias.
La historia del criollismo, de Pinglo y de los Barrios Altos, está en deuda con el callejón de San José... ojalá pueda reconstruirse la historia olvidada entre las paredes de los hogares de dicho callejón barrioaltino.
FELIPE PINGLO Y JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Entre los personajes que habitaron en los Barrios Altos se encuentra el escritor, periodista y pensador político peruano José Carlos Mariátegui, quien vivió un tiempo en dicho barrio de Lima, aunque su relación con el tradicional barrio limeño ha pasado desapercibida, a excepción de unos encuentros que tuvo con el bardo criollo barrioaltino Felipe Pinglo.
Al igual que muchos, Felipe Pinglo se sintió influenciado por los intelectuales de su época, como es el caso de José Carlos Mariátegui y Leonidas Yerovi. A Yerovi lo admiraba tanto que hasta le dedicó una de sus composiciones y, según el cronista Gonzalo Toledo, a Mariátegui lo solía visitar en la calle Sequión de los Barrios Altos, llamada también calle del Acequión, actual calle Huari, en el No. 271 (Felipe Pinglo, varios autores, publicación del Club Tennis Las Terrazas, Lima 1995). Allí Pinglo le mostró algunas de sus composiciones, pero no se sabe nada más sobre la relación entre ellos; aunque recuerdo haber escuchado que Mariátegui no prestaba mucha atención a lo que Pinglo le enseñaba. Tal vez porque pensaba que ésa no era la manera de llegar al pueblo y sus problemas.
Esos encuentros de Felipe Pinglo con José Carlos Mariátegui en los Barrios Altos se llevaron a cabo cuando Mariátegui regresó de Europa, en los años 20 del siglo pasado. Esto le fue contado a Gonzalo Toledo por el escultor ancashino Artemio Ocaña y el hijo del Amauta, Segisfredo Mariátegui, se lo confirmó. Gonzalo Toledo da a entender que José Carlos Mariátegui vivió en la dirección aquella de los Barrios Altos, donde Pinglo lo visitaba.
A mi parecer, las composiciones que Pinglo le enseñó a Mariátegui fueron las de amor, por ello Mariátegui no le prestaba mucha atención. Esto lo sostengo en base a que Mariátegui falleció el 16 de abril de 1930 y durante la década de los 20 Pinglo no componía todavía sus canciones de contenido social. Fue en sus últimos años de vida, los años 30 del siglo pasado, en que Pinglo empezó a crear canciones de contenido social, después de la muerte de Mariátegui.
Si tan sólo José Carlos Mariátegui hubiese vivido unos años más, para poder apreciar "El Plebeyo", "Pobre obrerita", "El canillita", "Mendicidad" y "Oración del labriego", tal vez él mismo se hubiese acercado, esta vez, al Maestro y filósofo del cancionero popular.
BARRIOALTINO COMO EL MAESTRO
Personalmente, Felipe Pinglo influyó mucho en mi persona. Barrioaltino de nacimiento, al igual que Pinglo, me hizo sentir orgulloso de mi barrio y me enseñó a compartir lo poco que pueda saber y a seguir en el camino de la difusión de parte de la cultura peruana. En los momentos difíciles que he experimentado, pensaba en Pinglo y me llenaba de más fuerzas y valor; me levantaba de nuevo ya que me acordaba de aquello que Pinglo dijo una vez, que los barrioaltinos eran valientes y no le tenían miedo a la lucha, por más dura que ésta sea.
Pinglo despertó en mí la inspiración y me hizo dar cuenta que la internet era la herramienta del futuro y el mejor medio para llegar a más personas en la lucha por difundir la canción criolla... y así lo hice ya que desde fines de los 90 llené la internet con muchas páginas sobre el criollismo. Pero había que hacerlo de una manera responsable, como lo quería Pinglo, por lo que sustenté documentalmente mis escritos, acabando con algunos mitos o creencias que existían en la misma, descubriendo detalles olvidados e incentivando a que se siga estudiando e investigando más en el Perú, donde todavía se podía rescatar material olvidado o en manos de unos pocos. La vida me había enseñado a que si quieres recibir, primero tienes que dar, tienes que compartir.
Con los años, he podido conocer buenos investigadores del criollismo, que siguen en la lucha por descubrir la verdad, y a pesar de no ser barrioaltinos como Pinglo, también lo entregan todo por difundir más nuestro criollismo. El ejemplo de Felipe Pinglo y otros que siguieron después es un incentivo para seguir en la brega por rescatar la historia olvidada del criollismo, y corregir lo que esté errado. Sé que hay personas que les gusta lo que parece la verdad, en mi caso busco y me gusta la verdad y no me cansaré de repetirla.
Dario Mejia
Melbourne, Australia



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ALGUNOS DETALLES SOBRE PINGLO Y EL BARRIO DE SU VIDA
Para los criollos antiguos el barrio representaba mucho y Felipe PInglo no fue una excepción ya que el Maestro se preocupaba por resaltar las virtudes de la gente de su barrio de toda la vida, los Barrios Altos, el cual influenció en algunas de sus composiciones, así como también Pinglo influenció en los habitantes de los Barrios Altos.
En mayo del 2011, como parte de las celebraciones que se hicieron por cumplirse el 75 aniversario de fundación del Centro Social Musical Felipe Pinglo, el cual se fundó pocos días después del fallecimiento del bardo inmortal, aprovechando que me encontraba en Lima de visita, fui invitado a formar parte del panel de oradores del conversatorio sobre la vida y obra de Felipe Pinglo, que se llevó a cabo en el local de dicho centro musical. Al lado de Manuel Acosta Ojeda, Eduardo Mazzini y Lucas Borja hablé sobre Pinglo y el barrio de su vida, los Barrios Altos, recorriendo las calles y rincones que Pinglo solía frecuentar en el barrio donde nació, se crió, jugó a la pelota, se casó, trabajó y murió.
En dicha oportunidad conté algo que se desconocía sobre la vida de Pinglo en los Barrios Altos, sus frecuentes visitas al famoso callejón de San José, que no ha sido mencionado por sus biógrafos.
PINGLO Y EL CALLEJÓN DE SAN JOSÉ
Ese amor, ese orgullo de ser barrioaltino, de hacer quedar siempre bien al barrio lo hace notar Felipe Pinglo cuando le escribe una carta a su amigo, el pintor y caricaturista barrioaltino Víctor Echegaray, en junio de 1931, la cual fue reproducida por Aurelio Collantes en "Pinglo Inmortal", Lima 1977. En ella, Pinglo dice: "(...) Víctor, tengo confianza en ti, y espero que ningún pequeño contratiempo, te haga retroceder. Te advierto que la pelea será dura pero, allí se ve a los valientes y tú eres de los Barrios Altos, y no defraudarás a los muchachos de Buenos Aires. Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde, y sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero, con carta de ciudadanía peruana bien definida, y así algún día dé contribución plena al progreso nacional".
Los barrioaltinos, aparte de mataperros y cinéfilos, se han caracterizado por ser valientes y osados en las luchas que hayan emprendido, por más duras que éstas hayan sido. Por ello es que Pinglo, sabedor de aquello, se lo hace recordar a su amigo Víctor Echegaray, quien vivía en la calle Buenos Aires.
La calle Buenos Aires es la actual cuadra ocho del Jr. Huánuco, en los Barrios Altos. Allí se encontraba el cine Conde de Lemos y allí queda el callejón de San José. Víctor Echegaray vivió en dicho callejón. Por el año 2007, en una conversación por correo electrónico que tuve con el historiador Alejandro Reyes, quien nació en dicho callejón, él me contó que el padre de Víctor Echegaray fue zapatero y padrino del padre de Alejandro Reyes. Ambos eran vecinos del callejón de San José.
Pero, un año antes, Reyes me había contado un detalle desconocido sobre Pinglo, que no ha sido nombrado por sus biógrafos. Reyes me comentó que su padre, quien por ese entonces tenía 96 años, por lo que debió haber nacido en 1910, había conocido a Felipe Pinglo, lo escuchó cantar y tocar guitarra en un cuarto del callejón de San José, en la casa de la familia MIRANDA-GONZALES, adonde llegaban cantantes de varios barrios a estrenar canciones. Esta era una norma. Por lo que Pinglo, tal vez, debe haber estrenado alguna de sus composiciones en el callejón de San José, detalle que ha pasado desapercibido por los biógrafos de Felipe, ya que se ocuparon más de nombrar al callejón del Fondo, de la calle Mercedarias.
La historia del criollismo, de Pinglo y de los Barrios Altos, está en deuda con el callejón de San José... ojalá pueda reconstruirse la historia olvidada entre las paredes de los hogares de dicho callejón barrioaltino.
FELIPE PINGLO Y JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Entre los personajes que habitaron en los Barrios Altos se encuentra el escritor, periodista y pensador político peruano José Carlos Mariátegui, quien vivió un tiempo en dicho barrio de Lima, aunque su relación con el tradicional barrio limeño ha pasado desapercibida, a excepción de unos encuentros que tuvo con el bardo criollo barrioaltino Felipe Pinglo.
Al igual que muchos, Felipe Pinglo se sintió influenciado por los intelectuales de su época, como es el caso de José Carlos Mariátegui y Leonidas Yerovi. A Yerovi lo admiraba tanto que hasta le dedicó una de sus composiciones y, según el cronista Gonzalo Toledo, a Mariátegui lo solía visitar en la calle Sequión de los Barrios Altos, llamada también calle del Acequión, actual calle Huari, en el No. 271 (Felipe Pinglo, varios autores, publicación del Club Tennis Las Terrazas, Lima 1995). Allí Pinglo le mostró algunas de sus composiciones, pero no se sabe nada más sobre la relación entre ellos; aunque recuerdo haber escuchado que Mariátegui no prestaba mucha atención a lo que Pinglo le enseñaba. Tal vez porque pensaba que ésa no era la manera de llegar al pueblo y sus problemas.
Esos encuentros de Felipe Pinglo con José Carlos Mariátegui en los Barrios Altos se llevaron a cabo cuando Mariátegui regresó de Europa, en los años 20 del siglo pasado. Esto le fue contado a Gonzalo Toledo por el escultor ancashino Artemio Ocaña y el hijo del Amauta, Segisfredo Mariátegui, se lo confirmó. Gonzalo Toledo da a entender que José Carlos Mariátegui vivió en la dirección aquella de los Barrios Altos, donde Pinglo lo visitaba.
A mi parecer, las composiciones que Pinglo le enseñó a Mariátegui fueron las de amor, por ello Mariátegui no le prestaba mucha atención. Esto lo sostengo en base a que Mariátegui falleció el 16 de abril de 1930 y durante la década de los 20 Pinglo no componía todavía sus canciones de contenido social. Fue en sus últimos años de vida, los años 30 del siglo pasado, en que Pinglo empezó a crear canciones de contenido social, después de la muerte de Mariátegui.
Si tan sólo José Carlos Mariátegui hubiese vivido unos años más, para poder apreciar "El Plebeyo", "Pobre obrerita", "El canillita", "Mendicidad" y "Oración del labriego", tal vez él mismo se hubiese acercado, esta vez, al Maestro y filósofo del cancionero popular.
BARRIOALTINO COMO EL MAESTRO
Personalmente, Felipe Pinglo influyó mucho en mi persona. Barrioaltino de nacimiento, al igual que Pinglo, me hizo sentir orgulloso de mi barrio y me enseñó a compartir lo poco que pueda saber y a seguir en el camino de la difusión de parte de la cultura peruana. En los momentos difíciles que he experimentado, pensaba en Pinglo y me llenaba de más fuerzas y valor; me levantaba de nuevo ya que me acordaba de aquello que Pinglo dijo una vez, que los barrioaltinos eran valientes y no le tenían miedo a la lucha, por más dura que ésta sea.
Pinglo despertó en mí la inspiración y me hizo dar cuenta que la internet era la herramienta del futuro y el mejor medio para llegar a más personas en la lucha por difundir la canción criolla... y así lo hice ya que desde fines de los 90 llené la internet con muchas páginas sobre el criollismo. Pero había que hacerlo de una manera responsable, como lo quería Pinglo, por lo que sustenté documentalmente mis escritos, acabando con algunos mitos o creencias que existían en la misma, descubriendo detalles olvidados e incentivando a que se siga estudiando e investigando más en el Perú, donde todavía se podía rescatar material olvidado o en manos de unos pocos. La vida me había enseñado a que si quieres recibir, primero tienes que dar, tienes que compartir.
Con los años, he podido conocer buenos investigadores del criollismo, que siguen en la lucha por descubrir la verdad, y a pesar de no ser barrioaltinos como Pinglo, también lo entregan todo por difundir más nuestro criollismo. El ejemplo de Felipe Pinglo y otros que siguieron después es un incentivo para seguir en la brega por rescatar la historia olvidada del criollismo, y corregir lo que esté errado. Sé que hay personas que les gusta lo que parece la verdad, en mi caso busco y me gusta la verdad y no me cansaré de repetirla.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
ALGUNOS DETALLES SOBRE PINGLO Y EL BARRIO DE SU VIDA
Para los criollos antiguos el barrio representaba mucho y Felipe PInglo no fue una excepción ya que el Maestro se preocupaba por resaltar las virtudes de la gente de su barrio de toda la vida, los Barrios Altos, el cual influenció en algunas de sus composiciones, así como también Pinglo influenció en los habitantes de los Barrios Altos.
En mayo del 2011, como parte de las celebraciones que se hicieron por cumplirse el 75 aniversario de fundación del Centro Social Musical Felipe Pinglo, el cual se fundó pocos días después del fallecimiento del bardo inmortal, aprovechando que me encontraba en Lima de visita, fui invitado a formar parte del panel de oradores del conversatorio sobre la vida y obra de Felipe Pinglo, que se llevó a cabo en el local de dicho centro musical. Al lado de Manuel Acosta Ojeda, Eduardo Mazzini y Lucas Borja hablé sobre Pinglo y el barrio de su vida, los Barrios Altos, recorriendo las calles y rincones que Pinglo solía frecuentar en el barrio donde nació, se crió, jugó a la pelota, se casó, trabajó y murió.
En dicha oportunidad conté algo que se desconocía sobre la vida de Pinglo en los Barrios Altos, sus frecuentes visitas al famoso callejón de San José, que no ha sido mencionado por sus biógrafos.
PINGLO Y EL CALLEJÓN DE SAN JOSÉ
Ese amor, ese orgullo de ser barrioaltino, de hacer quedar siempre bien al barrio lo hace notar Felipe Pinglo cuando le escribe una carta a su amigo, el pintor y caricaturista barrioaltino Víctor Echegaray, en junio de 1931, la cual fue reproducida por Aurelio Collantes en "Pinglo Inmortal", Lima 1977. En ella, Pinglo dice: "(...) Víctor, tengo confianza en ti, y espero que ningún pequeño contratiempo, te haga retroceder. Te advierto que la pelea será dura pero, allí se ve a los valientes y tú eres de los Barrios Altos, y no defraudarás a los muchachos de Buenos Aires. Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde, y sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero, con carta de ciudadanía peruana bien definida, y así algún día dé contribución plena al progreso nacional".
Los barrioaltinos, aparte de mataperros y cinéfilos, se han caracterizado por ser valientes y osados en las luchas que hayan emprendido, por más duras que éstas hayan sido. Por ello es que Pinglo, sabedor de aquello, se lo hace recordar a su amigo Víctor Echegaray, quien vivía en la calle Buenos Aires.
La calle Buenos Aires es la actual cuadra ocho del Jr. Huánuco, en los Barrios Altos. Allí se encontraba el cine Conde de Lemos y allí queda el callejón de San José. Víctor Echegaray vivió en dicho callejón. Por el año 2007, en una conversación por correo electrónico que tuve con el historiador Alejandro Reyes, quien nació en dicho callejón, él me contó que el padre de Víctor Echegaray fue zapatero y padrino del padre de Alejandro Reyes. Ambos eran vecinos del callejón de San José.
Pero, un año antes, Reyes me había contado un detalle desconocido sobre Pinglo, que no ha sido nombrado por sus biógrafos. Reyes me comentó que su padre, quien por ese entonces tenía 96 años, por lo que debió haber nacido en 1910, había conocido a Felipe Pinglo, lo escuchó cantar y tocar guitarra en un cuarto del callejón de San José, en la casa de la familia MIRANDA-GONZALES, adonde llegaban cantantes de varios barrios a estrenar canciones. Esta era una norma. Por lo que Pinglo, tal vez, debe haber estrenado alguna de sus composiciones en el callejón de San José, detalle que ha pasado desapercibido por los biógrafos de Felipe, ya que se ocuparon más de nombrar al callejón del Fondo, de la calle Mercedarias.
La historia del criollismo, de Pinglo y de los Barrios Altos, está en deuda con el callejón de San José... ojalá pueda reconstruirse la historia olvidada entre las paredes de los hogares de dicho callejón barrioaltino.
FELIPE PINGLO Y JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Entre los personajes que habitaron en los Barrios Altos se encuentra el escritor, periodista y pensador político peruano José Carlos Mariátegui, quien vivió un tiempo en dicho barrio de Lima, aunque su relación con el tradicional barrio limeño ha pasado desapercibida, a excepción de unos encuentros que tuvo con el bardo criollo barrioaltino Felipe Pinglo.
Al igual que muchos, Felipe Pinglo se sintió influenciado por los intelectuales de su época, como es el caso de José Carlos Mariátegui y Leonidas Yerovi. A Yerovi lo admiraba tanto que hasta le dedicó una de sus composiciones y, según el cronista Gonzalo Toledo, a Mariátegui lo solía visitar en la calle Sequión de los Barrios Altos, llamada también calle del Acequión, actual calle Huari, en el No. 271 (Felipe Pinglo, varios autores, publicación del Club Tennis Las Terrazas, Lima 1995). Allí Pinglo le mostró algunas de sus composiciones, pero no se sabe nada más sobre la relación entre ellos; aunque recuerdo haber escuchado que Mariátegui no prestaba mucha atención a lo que Pinglo le enseñaba. Tal vez porque pensaba que ésa no era la manera de llegar al pueblo y sus problemas.
Esos encuentros de Felipe Pinglo con José Carlos Mariátegui en los Barrios Altos se llevaron a cabo cuando Mariátegui regresó de Europa, en los años 20 del siglo pasado. Esto le fue contado a Gonzalo Toledo por el escultor ancashino Artemio Ocaña y el hijo del Amauta, Segisfredo Mariátegui, se lo confirmó. Gonzalo Toledo da a entender que José Carlos Mariátegui vivió en la dirección aquella de los Barrios Altos, donde Pinglo lo visitaba.
A mi parecer, las composiciones que Pinglo le enseñó a Mariátegui fueron las de amor, por ello Mariátegui no le prestaba mucha atención. Esto lo sostengo en base a que Mariátegui falleció el 16 de abril de 1930 y durante la década de los 20 Pinglo no componía todavía sus canciones de contenido social. Fue en sus últimos años de vida, los años 30 del siglo pasado, en que Pinglo empezó a crear canciones de contenido social, después de la muerte de Mariátegui.
Si tan sólo José Carlos Mariátegui hubiese vivido unos años más, para poder apreciar "El Plebeyo", "Pobre obrerita", "El canillita", "Mendicidad" y "Oración del labriego", tal vez él mismo se hubiese acercado, esta vez, al Maestro y filósofo del cancionero popular.
BARRIOALTINO COMO EL MAESTRO
Personalmente, Felipe Pinglo influyó mucho en mi persona. Barrioaltino de nacimiento, al igual que Pinglo, me hizo sentir orgulloso de mi barrio y me enseñó a compartir lo poco que pueda saber y a seguir en el camino de la difusión de parte de la cultura peruana. En los momentos difíciles que he experimentado, pensaba en Pinglo y me llenaba de más fuerzas y valor; me levantaba de nuevo ya que me acordaba de aquello que Pinglo dijo una vez, que los barrioaltinos eran valientes y no le tenían miedo a la lucha, por más dura que ésta sea.
Pinglo despertó en mí la inspiración y me hizo dar cuenta que la internet era la herramienta del futuro y el mejor medio para llegar a más personas en la lucha por difundir la canción criolla... y así lo hice ya que desde fines de los 90 llené la internet con muchas páginas sobre el criollismo. Pero había que hacerlo de una manera responsable, como lo quería Pinglo, por lo que sustenté documentalmente mis escritos, acabando con algunos mitos o creencias que existían en la misma, descubriendo detalles olvidados e incentivando a que se siga estudiando e investigando más en el Perú, donde todavía se podía rescatar material olvidado o en manos de unos pocos. La vida me había enseñado a que si quieres recibir, primero tienes que dar, tienes que compartir.
Con los años, he podido conocer buenos investigadores del criollismo, que siguen en la lucha por descubrir la verdad, y a pesar de no ser barrioaltinos como Pinglo, también lo entregan todo por difundir más nuestro criollismo. El ejemplo de Felipe Pinglo y otros que siguieron después es un incentivo para seguir en la brega por rescatar la historia olvidada del criollismo, y corregir lo que esté errado. Sé que hay personas que les gusta lo que parece la verdad, en mi caso busco y me gusta la verdad y no me cansaré de repetirla.
Dario Mejia
Melbourne, Australia




AMELIA
Hay controversias con respecto a la vida y obra de Felipe Pinglo y ello se debe a que muy tarde se empezó a investigar sobre su vida, composiciones y cuando sucedieron los hechos más significativos de la vida del Maestro. Lamentablemente, las dos biografías que más se han tomado en cuenta a la hora de contar sobre la vida del bardo criollo, están llenas de errores en las fechas que se dan en las mismas. A través de los últimos años, he demostrado, documentalmente, que ciertas fechas dadas por Ricardo Miranda Tarrillo (Felipe Pinglo Alva, Lima 1966 y Música Criolla del Perú, Lima 1989) y Aurelio Collantes (Pinglo Inmortal, Lima 1977), sus más reconocidos biógrafos, estaban erradas.
La razón de que ambos dieran las mismas fechas, erradas, se puede saber gracias a que Ricardo Miranda Tarrillo (Música Criolla del Perú, Lima 1989) contó que Collantes, en su libro "Pinglo Inmortal", le plagió la biografía que él escribió sobre el Maestro en "Felipe Pinglo Alva", Lima 1966. "Dicha publicación (refiriéndose a Pinglo Inmortal) fue un plagio flagrante de la biografía del Maestro, que escribí en 1965 para acompañar un álbum de discos editado por la disquera El Virrey", fue lo que escribió Miranda Tarrillo. Es por ello que al equivocarse uno con las fechas, pues el otro también se equivocó.
Una de las fechas que desde hace unos años la he venido refutando a los biógrafos de Pinglo es sobre cuando empieza a componer Felipe Pinglo, es decir en que año compuso el vals "Amelia", su primera composición. Los biógrafos de Pinglo han venido repitiendo que "Amelia" fue compuesto en 1917 pero, no han mostrado ningún documento que sustente dicha afirmación. Por mi parte, vengo señalando que Pinglo empezó a componer antes de lo que se ha contado y me basaba en lo que contó la viuda de Pinglo, Hermelinda Rivera, cuando La Lira Limeña la entrevistó en mayo de 1939, a tres años de haber fallecido el Maestro, y, sobre todo, en la única entrevista que le hicieron a Felipe Pinglo.
En la romería a Pinglo en mayo del 2016, a la que asistí por encontrarme en Lima, Celeste Acosta me invitó a dirigir unas palabras sobre el Maestro a los presentes, quienes luego me pidieron que diga algo sobre los 100 años de "Amelia". "Los 100 años de Amelia ya pasaron", les dije... "ello fue el año pasado, el 2015", añadí. Dicho acontecimiento pasó desapercibido debido a la confusión que hay con respecto a cuándo empezó a componer el Maestro. Se me acercaron algunos pinglistas y me mostraron la biografía de Pinglo que escribió Ricardo Miranda Tarrillo y fue publicada en 1966, donde se señalaba que "Amelia" fue compuesta en 1917. Mencioné que tenía esa biografía y que, lamentablemente, habían muchos errores con las fechas que allí se publicaron. Sé que lo que dije sobre "Amelia", que fue compuesta en 1915 y no en 1917 como ellos pensaban, no era lo que querían escuchar, pero tenía que decirles lo que pensaba y había sustentado en más de una oportunidad, como producto de mis investigaciones sobre la vida y obra del bardo inmortal.
La confusión con las fechas se debe a que mucho de lo que se conoce sobre la vida de Pinglo ha sido recogido de manera oral, después de su muerte. No se hizo un simple cruce de información con documentos publicados que podían corroborar o desmentir lo que se asumió, y ello es primordial cuando se trata de reconstruir hechos después de muchos años.
En el caso del vals "Amelia", como lo he mencionado, la mayoría se basa en lo publicado por Ricardo Miranda Tarrillo (Felipe Pinglo Alva, Lima 1966), quien señala que Pinglo compuso "Amelia" en 1917. Sin embargo, ni Miranda Tariillo, ni la gran mayoría, reparó bien en la única entrevista que le hicieron al bardo inmortal, por el periodista Juan Francisco Castillo, en su lecho de enfermo de la Sala Odriozola, en el Hospital Dos de Mayo, y que fue publicada por el semanario "Cascabel" el sábado 25 de abril de 1936, página 8. Castillo señala que la actividad de Pinglo como compositor empieza en 1915 y que por entonces compone el vals "Amelia". Ese dato tiene que habérselo dado el mismo Felipe Pinglo, cuando lo entrevistó, por lo que Pinglo empezó a componer antes de lo que se pensaba, y es el documento en el que me he basado en los últimos años para sustentar que el vals "Amelia" fue compuesto en 1915.
Lo de "Amelia" encontró eco en RPP, que a raíz de haber sido declarada la obra de Felipe Pinglo como Patrimonio Cultural de la Nación, en agosto del 2016, mencionó lo que venía sustentando sobre el año en que se compuso el vals "Amelia". En la nota de RPP se señala que "algunos sostienen que el vals fue compuesto en 1917, mientras Mejía sostenía (con pruebas) que fue escrito en 1915, por lo cual, 'Amelia' ya pasó el centenario de su creación"... ( http://rpp.pe/cul…/mas-cultura/celeste-acosta-noticia-988780 )
Felizmente se sigue investigando sobre la vida y obra de Felipe Pinglo y el investigador Gino Curioso acaba de publicar en su blog una nota publcada en el diario El Comercio el 13 de mayo de 1938, "Conmemorando el segundo aniversario de la muerte de Felipe Pinglo A.". En la nota, refiriéndose a Pinglo, se señala lo siguiente: "(...) Su primera composición es el tan conocido vals "Amelia" escrita en 1915..." ( http://el-anacronico.blogspot.com.au/…/amelia-mas-de-100-an… )
Dicho documento, dado a conocer por Gino Curioso, publicado a dos años de haber fallecido el Maestro, refuerza lo que he venido sosteniendo en los últimos años, el vals "Amelia" fue compuesto en 1915.
AMALIA, EL VALS QUE NO SE TERMINÓ
A través de los años se ha hablado mucho de un vals (Amalia) de nombre muy parecido a la primera composición del Maestro. Tanto Ricardo Miranda Tarrillo (Felipe Pinglo Alva, Lima 1966) como Aurelio Collantes (Pinglo Inmortal, Lima 1977) contaron que del vals aquel, Amalia, la letra le pertenecía a Pinglo y la música a Nicolás Wetzell, habiéndole pedido Wetzell a Pinglo que escriba versos para la música que él tenía dedicada a su madre. Sin embargo, a pesar de haber sido nombrado por dos de sus biógrafos, muy reconocidos como historiadores de la canción criolla, nadie lo ha escuchado y ello ha creado la duda sobre el mismo, sobre si existió o no.
Por su parte, Nicolás Wetzell daría su versión de los hechos en una entrevista que le hizo el periodista Raúl Vento, publicada en el suplemento VSD de La República, el 1 de abril de 1983. Wetzell cuenta: "Yo tenía una composición 'Amalia' dedicada a mi madre. Por ese tiempo todavía no musicalizaba. Felipe se enteró de 'Amalia' y me dijo que él iba a poner la música. Pero ya estaba enfermo. Siempre me decía: 'toca Amalia', 'toca Amalia'. En una de mis visitas al hospital Dos de Mayo lo encontré en el patio. Estaba en una silla de ruedas. 'Nicolás', me llamó enfebrecido, '¿Y Amalia?. Dame la letra', para calmarlo le recité la letra. El hacía apuntes en un cuaderno y tarareaba una música. 'Felipe, lo harás cuando te repongas. Ahora descansa', le dije al ver su esfuerzo. 'No', me respondió, 'sigue'. Pero no seguí más. Se lo llevaron. Fue el último día que lo vi. Esa noche murió".
"¿Y qué pasó con 'Amalia', don Nicolás?", le preguntó Raúl Vento. "Lo guardé, lo dejé igual. Fue mi homenaje a Felipe", respondió Nicolás Wetzell.

ROSA LUZ

Desde el 19 de agosto de 2016, la obra de Felipe Pinglo es Patrimonio Cultural de la Nación, sigamos estudiando, analizando e investigando sobre ella, lo mismo que cultivándola; es lo menos que podemos hacer por el bardo criollo que nos enseñó a amar más nuestra música.Una foto que le tomé hace un año a un suculento, delicioso y sazonante plato con anticuchos, cuando me encontraba en Lima, me hizo recordar a la hermosa hija de una anticuchera que todas noches vendía sus anticuchos a la espalda del Congreso de la República, en los Barrios Altos. Si muy bien muchos eramos comensales asiduos de aquellos anticuchos de corazón, creo que lo que más nos atraía era ganarnos el corazón de aquella belleza barrioaltina.
El bardo inmortal Felipe Pinglo cayó también rendido ante la delicia de los anticuchos y el encanto de la hija de una anticuchera, una morena muy bella a la cual el Maestro le dedicó su vals "Rosa Luz", sobre el cual escribí una nota a inicios de octubre del 2016.
ROSA LUZ
Hace unas semanas, en el programa "El Heraldo Musical", que se transmite por Radio Nacional del Perú, su conductora Celeste Acosta, al momento de presentar un vals de Felipe Pinglo se refirió al mismo como "Rosa Luz" o "La morena Rosa Luz". Celeste añadió que su padre, Manuel Acosta Ojeda, solía contar que algunos criollos de antaño se referían al vals de Pinglo como "La morena Rosa Luz", para diferenciarlo de otro hermoso vals del mismo nombre, "Rosa Luz", que pertenecía al compositor José Bazán Barrantes.
Esta manera de nombrar un vals de Pinglo, que la hacían algunos intérpretes criollos, cambiando el título original por otro, a mi parecer, no debería hacerse ya que se estaría cayendo en un círculo vicioso en el cual hasta la letra o melodía de los valses de Pinglo serían cambiados tan sólo porque a unos no les gusta los acordes o letras originales, o por querer diferenciarlos de otros que puedan tener el mismo título. Hay que tener presente que la obra de Felipe Pinglo ha sido declarada, reciéntemente, como Patrimonio Cultural de la Nación, por lo que la misma debe respetarse en su forma original, nos guste o no.
Escuchando el vals "Rosa Luz" de Pinglo en "El Heraldo Musical", me vino a la memoria que hace un tiempo alguien se comunicó conmigo a través del facebook para reclamarme que en "mi página web" estaba publicada la letra del vals "Rosa Luz" como de Felipe Pinglo cuando ese vals era de José Bazán Barrantes y el de Pinglo se denominaba "La morena Rosa Luz". Me quedé sorprendido por la inquietud aquella porque, primero, no tengo página web, nunca la he tenido ni he querido tenerla no sólo porque carezco de tiempo sino por otras razones que no vienen al caso. Desde el 2000 hasta el 2007 dirigí, con un amigo, una página web de peruanos en Melbourne, Australia, en la cual publicaba artículos que solía escribir sobre las costumbres, tradiciones y música criolla del Perú. Pero la web aquella no era mía y dejé de colaborar con la misma por la falta de tiempo.
Muchas páginas web han reproducido mis artículos, algunas más que otras, lo cual estoy muy agradecido porque estoy al tanto del tiempo que implica el actualizar las mismas. Las que tienen publicadas varios de mis artículos lo hacen porque se identifican con los temas que escribo. El ver mis artículos y trabajos sobre el criollismo, como las efemérides criollas, en algún lugar ha hecho que algunos piensen que la página web aquella es mía. Sin embargo, lo vuelvo a repetir, el esfuerzo es de otros, ya que no tengo página web y ello lo he aclarado en público, en algunas reuniones en Lima.
Ello traté de hacerle entender a la persona que me reclamó sobre el vals "Rosa Luz", que no tengo página web, pero de todas maneras le prometí que iba a indagar sobre el supuesto error y si el mismo existía me iba a dirigir a los que administraban la web, con el supuesto error, para sugerirles que hagan las correcciones debidas. Sin embargo, cuando revisé lo publicado, me di cuenta que no había error, la página web aquella había identificado en forma correcta el vals "Rosa Luz" como de Felipe Pinglo y la letra respectiva era del vals del Maestro.
"No hay error con el vals Rosa Luz", le comuniqué a la persona que me había contactado, pero insistió en que el vals de Pinglo se llamaba "La morena Rosa Luz" y deberían escribirlo de esa manera. Le sugerí que si pensaba que había un error, se comunique con los administradores de la página web en cuestión y les haga llegar su inquietud. Sin embargo, añadí, si ellos se comunican conmigo, como es muy posible lo hagan, y me piden mi opinión, les tendré que decir la verdad, el vals de Felipe Pinglo sí se llama "Rosa Luz".
Según lo contó Juan Rasilla Moreno en La Crónica del 31 de mayo de 1945, Pinglo compone el vals "Rosa Luz" en 1932. Rasilla Moreno menciona que el Maestro se inspiró en una linda morena de la Quinta Baselli, en los Barrios Altos de Lima, para componer su hermoso vals que fue cantado en todo Lima. El compositor barrioaltino Alberto Condemarín, contemporáneo con el Maestro, le contaría a Jorge Donayre que "Rosa Luz está dedicado a una encantadora joven que acompañaba a su madre, todas las tardes en su mesa de ventas de anticuchos instalada casi a la entrada de la iglesia de Cocharcas. Felipe Pinglo la consideró como una beldad del barrio, morena y tentadora" (Antología de la Música Peruana. Canción Criolla, Tomo I, Lorenzo Villanueva y Jorge Donayre, Lima 1987).
El historiador Manuel Zanutelli (Felipe Pinglo... a un siglo de distancia, Lima 1999) reproduce la letra del vals "Rosa Luz" que fue publicada en la edición No. 125 de La Lira Limeña. Dicha edición correspondería a inicios de 1932, que va de acuerdo a lo señalado por Juan Rasilla Moreno.
Ricardo Miranda Tarrillo, en la biografía sobre el Maestro que escribió para acompañar el álbum que editó la disquera Virrey (Felipe Pinglo Alva, Lima 1966), da a entender que "Rosa Luz" fue compuesto en 1929 y que fue cantado por los hermanos Carreño en el Teatro Apolo de los Barrios Altos. Miranda Tarrillo menciona además que la letra de "Rosa Luz" fue publicada en la edición No. 132 de La Lira Limeña. Pero, Miranda Tarrillo se equivoca en muchas fechas que da en la biografía que escribió sobre Felipe Pinglo. Para sustentar el año de creación de varias de las composiciones de Pinglo, Miranda Tarrillo menciona ediciones de La Lira Limeña. Sin embargo, Miranda Tarrillo no llevó una cronología adecuada sobre la fecha de publicación de las ediciones de La Lira Limeña, la cual empezó a aparecer casi a fines de 1929, y la edición que él menciona, la No. 132, es de 1932.
Por mi parte, encontré publicado el vals "Rosa Luz" en 1932, tanto en La Lira Limeña como El Cancionero de Lima. En la página 2 de la edición No. 142 de La Lira Limeña, de mediados de 1932, se publica la letra de tres composiciones de Felipe Pinglo, con una nota en la parte superior izquierda que dice: "Del repertorio de Felipe Pinglo Alva. Envío especial para La Lira Limeña". "Rosa Luz" está publicado con una nota señalando lo siguiente: "Cantado con sensacional éxito en Teatros, Radios y Cines". Las otras composiciones de Pinglo publicadas al lado de "Rosa Luz" son el vals "Sucedió en Monterrey", con una nota mencionando que era ejecutado con singular éxito en Teatros de Lima, y el fox trot "Dora", con una nota que dice: "Fox Trot de gran actualidad". Cabe señalar que "Dora" es señalado por los biógrafos y recopiladores de la obra de Pinglo como polca. Sin embargo, en la letra enviada especialmente a la Lira Limeña, posiblemente por el mismo Pinglo ya que él solía hacerlo, "Dora" figura como un fox trot, originalmente.
La edición No. 898 de El Cancionero de Lima, de Fiestas Patrias de 1932, en su página 3 publica la letra de "Rosa Luz" con la siguiente nota "Vals de moda. Exito en teatros, cines y radio". Años más tarde, El Cancionero de Lima, en su edición No. 1628 del 12 de julio de 1946, vuelve a publicar una vez más la letra de "Rosa Luz" de Felipe Pinglo, señalando que había sido grabado en discos por Jesús Vásquez, quien se encontraba en Argentina.
Como lo he mencionado líneas arriba, el vals de Felipe Pinglo se llama "Rosa Luz"; que después, con los años, le hayan cambiado de nombre no significa que debemos seguir llamándolo con su "nuevo" título. El Maestro es Patrimonio Cultural de la Nación, por lo que debemos recopilar su obra en su forma original, como él la concibió.

Dario Mejia
Melbourne, Australia
Escrito el 2 de Octubre de 2017

UN AMOR QUE SE VA, FOX SLOW CHILENO QUE SE LO ATRIBUYERON A FELIPE PINGLO
Los ¿Cómo? ¿Por qué? ¡No puede ser! deben ir de la mano de todo aquel que investiga sobre un tema. Cuando las cosas no están claras, no cuestionarlas sería aceptar más de lo mismo, a pesar que pueda estar equivocado. Gracias a cuestamientos es que en los últimos años se ha descubierto la verdad de algunos temas y se ha podido corregir la historia de la canción criolla.
En el mes de abril de este año escribí sobre el one-step "Dolores", que se conoce como polca, y el fox trot "Un amor que se va", ambos temas que han sido incluidos en la lista de composiciones del bardo criollo barrioaltino Felipe Pinglo, por sus biógrafos. Sin embargo, lo que escribí fue un cuestionamiento a esas dos composiciones ya que de acuerdo a documentos que había encontrado, de cuando Pinglo estaba vivo, me hacían sospechar que esas canciones no las había creado el Maestro.
La idea de dar a conocer mis cuestionamientos, con el sustento debido, fue para que otros investigadores se sumen a la tarea de encontrar la verdad de la historia. A veces es necesario que otros ojos, otras ideas, otras mentes se sumen a investigar sobre un tema porque puede ser que otros vean lo que uno dejó pasar de lado. El investigador también necesita que alguien les refresque las ideas y los haga regresar con mayores bríos a seguir investigando sobre algún tema que lo hayan dejado de lado por un tiempo.
Uno de mis cuestionamientos del mes de abril hizo eco en el investigador peruano Rodrigo Sarmiento Herencia, quien está elaborando una tesis sobre la obra de Felipe Pinglo, y me hizo ver algo que había dejado pasar por alto, así que intercambiando ideas y datos con Rodrigo, luego de tres días tuvimos la confirmación que la composición "Un amor que se va", que la había cuestionado en el mes de abril, en forma equivocada, se la habían atribuido a Felipe Pinglo, siendo la letra y música de la canción aquella del compositor chileno Armando González Malbrán.
Lamentablemente, tanto a la vida de Felipe Pinglo como a su obra se le han atribuido hechos que no sucedieron. Después de la muerte del Maestro, en forma irresponsable se le atribuyeron composiciones que Pinglo nunca dijo que fuesen de él. Esta manera de señalar a Pinglo como autor de cualquier canción de la cual no se conocía el autor fue alimentada por algunos intérpretes a la hora de llevar al disco la canción de la cual no se conocía quien era el autor. Hay varios casos conocidos de grabaciones hechas en el extranjero, en las cuales, alegremente y sin pensar en las consecuencias, le atribuyeron la autoría de esas canciones a Pinglo, a pesar que él nunca las firmó.
La letra de "Un amor que se va" aparece publicada como fox trot y composición de Felipe Pinglo por Carlos Alberto Leyva Arroyo (De vuelta al barrio. Historia de la vida de Felipe Pinglo Alva, Lima 1999) y César Cuba La Rosa con Víctor Elías Arana Zevallos (Y vivirá mientras exista la vida. Recopilación de la obra del maestro Felipe Pinglo Alva, Lima 2014). Leyva no menciona la fuente de donde obtuvo la letra, pero Cuba con Arana sí lo mencionan en la nota que ponen al pie de la misma, la cual dice "Dedicada a su amigo Pedro Mina. Obtenida del archivo personal de Carmen Pinglo".
Cabe mencionar un detalle que di a saber hace unos meses, cuando Mauricio Pineda Uribe demostró que la polca "Linda Morenita", que la atribuyen a Pinglo, no era del Maestro. Resulta que la letra de "Linda Morenita", con otras letras, le fue proporcionada por la misma Carmencita Pinglo al librito "Felipe Pinglo", varios autores, editado por el Club Tennis Las Terrazas, Lima 1995, según es mencionado en el librito aquel. Cuando di a conocer lo grave que resultaba saber que hasta Carmencita Pinglo tenía letras que le habían atribuido al Maestro, sin ser de él, y que, posiblemente, le alcanzaron a ella, no había demostrado aún que "Un amor que se va" no le pertenecía a Pinglo, lo cual hace más grave la situación ya que, según Cuba y Arana, esa letra, publicada en su libro, fue obtenida del archivo personal de Carmen Pinglo, la hija del Maestro. Ello demuestra que a Carmen Pinglo la sorprendieron haciéndole creer que algunas letras que le entregaban eran composiciones del Maestro.
Lo que me llevó a cuestionar que la autoría de "Un amor que se va" fuese del Maestro fueron dos publicaciones de la época en que Pinglo estaba vivo. En El Cancionero de Lima No. 957, del viernes 15 de septiembre de 1933, edición especial en homenaje a Chile por su aniversario patrio, la foto del grupo chileno Los Cuatro Huasos ocupa la portada de la mencionada edición, señalándose que dicha edición incluía "Las más interesantes Canciones, Cuecas y Tonadas del Repertorio del Afamado Cuarteto Típico Chileno". Al pie de la portada se puede leer que la letra de "Un amor que se va" estaba publicada en dicha edición. En la última página del cancionero, con letras grandes se menciona "DEL REPERTORIO DE LOS 4 HUASOS", figurando debajo de aquello la letra del fox blue "Un amor que se va", no mencionándose nombre de autor. Dicha letra, con alguna pequeña variación, es la misma que le atribuyen a Pinglo, con el mismo título.
Unas semanas después, en la edición No.963 de El Cancionero de Lima, del viernes 27 de octubre de 1933, se vuelve a publicar la letra de "Un amor que se va" con la siguiente información: "Fox Blues de Moda". Tampoco se menciona nombre de autor.
Los Cuatro Huasos era un grupo chileno de reconocida trayectoria musical. En 1927 habían grabado 40 canciones para la disquera Victor, en la ciudad de Buenos Aires. Al haber sido, "Un amor que se va", parte del repertorio de un grupo famoso y haber estado de moda en Lima, como lo señala El Cancionero de Lima a fines de octubre de 1933, ello no podía haber pasado desapercibido para un amigo y biógrafo de la vida y obra de Felipe Pinglo, de haber sido una composición del Maestro. Sin embargo, Juan Rasilla Moreno, amigo de Pinglo, no incluyó dicha canción en la lista de composiciones de Felipe Pinglo que publicó en La Crónica del 31 de mayo de 1945, siendo la misma viuda de Pinglo quien le proporcionó a Rasilla Moreno detalles sobre las composiciones del Maestro, como Rasilla Moreno lo menciona.
Otro de los grandes pinglistas, Héctor Petrovich Agüero, que elaboró una lista de cerca de 100 composiciones de Pinglo, que fue publicada en "Felipe Pinglo", de Willy Pinto Gamboa, Lima 1994, tampoco incluyó "Un amor que se va" como composición del Maestro. Todo esto me hacía sospechar que "Un amor que se va" no era composición de Felipe Pinglo, y mi cuestionamiento lo di a conocer en abril.
Rodrigo Sarmiento se comunicó conmigo por el facebook cuando para mí era sábado para, después de mes y medio, hacerme saber que había estado indagando sobre la canción "Un amor que se va" y había encontrado que existía un fox trot con el mismo título y que pertenecía al compositor chileno Armando González Malbrán. Fataba encontrar la letra de esa composición. Cabe señalar que Armando González Malbrán se mudó a vivir al Perú en la década de los 30 y vivió varios años en territorio peruano. Es autor del slow fox "Vanidad", que se hizo famoso mundialmente en ritmo de bolero, de los valses peruanos "Clavel marchito" y "Después de una ilusión un desengaño" y otros temas.
Rodrigo encontró publicada la letra de "Un amor que se va" pero como un comentario en la web, lo cual no era un documento adecuado de sustento. Por mi parte encontré que la Biblioteca Nacional de Chile tenía la partitura del fox slow "Un amor que se va", de Armando González Malbrán y fechada en Santiago de Chile, 1932. También encontré que en el ensayo "El Foxtrot en Chile", de los investigadores chilenos Gustavo Díaz y Francisco Trivelli, Santiago de Chile 2011 ( https://www.slideshare.net/gustavoignac…/el-foxtrot-en-chile
 ) se menciona "Un amor que se va" y se publica la foto de la portada de dicha partitura.
Me contacté con la Biblioteca Nacional de Chile haciéndoles llegar la letra de "Un amor que se va", la publicada en El Cancionero de Lima No. 957 y que se le atribuia a Pinglo, pero sólo les envié cuatro de las cinco estrofas de la letra. No les envié la primera estrofa. Le pedí a los de la biblioteca que por favor verificaran si la letra que les había enviado era la misma que estaba publicada en la partitura que ellos tenían en sus registros. La bibliotecaria Mayra Carrasco, de la Biblioteca Nacional de Chile me confirmó que la letra que había enviado era la misma que ellos tenían en sus registros pero que a la letra que había enviado le faltaba una estrofa (la que no envié), transcribiendo la estrofa que faltaba, que era la misma que la de El Cancionero de Lima. Ello comprobaba que "Un amor que se va" no es composición de Felipe Pinglo y que, posiblemente, fue introducida a Lima por el grupo chileno Los Cuatro Huasos, quienes se presentaron en Lima en varias oportunidades.
Agradezco a Rodrigo Sarmiento y la Biblioteca Nacional de Chile por su ayuda, aporte y colaboración desinteresada para llegar a descubrir la verdad sobre una composición que, de forma equivocada, le fue atribuida a Felipe Pinglo después de su muerte. Que este caso y otros más que se han descubierto en los últimos años sirvan para que se tome conciencia que es imperativo que se haga una depuración responsable de la obra del Maestro. Hay temas que se le atribuyen que dejan muchas dudas al respecto y no podemos quedarnos de brazos cruzados. Los investigadores en Perú tienen la palabra... hay que tener presente que la obra del Maestro es Patrimonio Cultural de la Nación.

Dario Mejia
Melbourne, Australia