Nunca pensé que algún día me resultase difícil escribir algo sobre Felipe Pinglo, pero el 18 de julio de 2012 me fue difícil reproducir las palabras de Hermelinda Rivera, viuda del Maestro, cuando escribí sobre una entrevista que le hicieron a los tres años de haber fallecido el bardo criollo. Dicha entrevista no había sido mencionada por los biógrafos de Pinglo porque, tal vez, la desconocían o querían que la verdad de lo que pasó con la viuda de Pinglo quede oculta. Sin embargo, pienso que la verdad, por más dura que sea, debe saberse para que no se vuelvan a cometer los errores del pasado... por ello, ese 18 de julio de 2012 di a conocer la existencia de esa entrevista a la viuda de Pinglo y sus palabras brotaron a través de mi persona...
HERMELINDA CUENTA SOBRE PINGLO
Felipe Pinglo, el bardo criollo inmortal, es homenajeado en el Perú y fuera del mismo cada 18 de julio, que se conmemora un aniversario más de su nacimiento, y cada 13 de mayo, que se recuerda la fecha de su partida de este mundo. Para los amantes del criollismo, Pinglo es el más grande compositor que haya tenido el cancionero criollo del Perú y su vida y obra son estudiadas, investigadas, analizadas y seguidas hasta ahora. Sin embargo, a pesar de todo ello, gran parte de la vida de Felipe Pinglo es un misterio y la razón de que ello haya ocurrido es porque muy tarde se empezó a escribir sobre su vida, por lo que mucho de lo que se conoce sobre la misma se ha recopilado a través de la transmisión oral de los amigos que estuvieron a su lado durante alguna etapa de la vida del Maestro.
No hay documentos que sustenten algunas cosas que se han contado sobre la vida de Pinglo, especialmente algunas fechas que se han dado y se han repetido con los años. Tal vez por costumbre se ha tomado como cierto lo que se ha transmitido, pero hay contradicciones en algunos datos que a cualquier investigador le hacen preguntarse ¿cómo? y ¿por qué? ...respondiéndose uno mismo "no puede ser".
Por ejemplo, se ha tomado como cierto la fecha en que Pinglo se conoce con Hermelinda Rivera y la fecha de su matrimonio, que se ha dicho fue un año después que se conocieron. Sin embargo, nadie ha podido, hasta ahora, encontrar la partida de matrimonio de Felipe Pinglo, por lo que no se ha podido demostrar, documentalmente, cuándo y dónde se casaron Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera.
Ricardo Miranda Tarrillo, en "Felipe Pinglo Alva", Lima 1966, señala que Pinglo conoció a Hermelinda el 24 de mayo de 1925 en una fiesta en la calle Rufas y que un año después, el 11 de mayo de 1926, contrajeron matrimonio en la Iglesia de San Francisco. Miranda Tarrillo vuelve a mencionar estos mismos datos en su libro "Música criolla del Perú", Lima 1989. Del mismo modo, Aurelio Collantes menciona las mismas fechas cuando da cuenta sobre cómo se conocieron y cuándo se casaron Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera, en "Pinglo Inmortal", Lima 1977.
Los que después han estudiado a Pinglo, incluyéndome, han tomado dichas fechas como ciertas. Sin embargo, hay contradicciones en las mismas ya que, por ejemplo, Carmen Pinglo, la hija de Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera, falleció en abril del 2011 de 87 años de edad, próxima a cumplir 88 años, por lo que nació en 1923. Ello refuta totalmente lo que contaron Miranda Tarrillo y Collantes.
Sumado a ello, he revisado los archivos de la Iglesia de San Francisco desde el año 1919 hasta el año 1927 y no figura en los archivos que Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera se hayan casado en dicha iglesia. También he revisado los registros de matrimonio del Archivo Arzobispal de Lima, desde 1918 hasta 1936, y no hay allí registro del matrimonio aquel. En los registros de la Iglesia Santa Ana, en los Barrios Altos, que debió corresponder por vivir la novia allí, tampoco figura registrado dicho matrimonio en sus libros desde 1918 hasta 1930, que los revisé.
Pienso que Felipe Pinglo y Hermelinda Rivera no se casaron en Lima, por ello no aparece allí el registro de su matrimonio. Pero, ellos no se casaron en 1926 como lo señalaron Miranda Tarrillo y Collantes, sino que se casaron en 1919, habiéndose conocido en 1916, varios años antes de lo que se ha mencionado hasta ahora... y fue Hermelinda Rivera quien contó estos detalles de su vida con Felipe Pinglo, que han permanecido ocultos porque, tal vez, se desconocía la existencia de una entrevista que le hicieron a Hermelinda Rivera en mayo de 1939, a los tres años de haber fallecido Felipe Pinglo.
Sabía de la existencia de una entrevista que se le había hecho a Hermelinda Rivera, la cual obraba en poder del hijo de una de las mayores glorias del criollismo peruano, quien me comentó de ese documento ya hace un tiempo. En mi viaje al Perú en mayo del 2012, contacté a la persona aquella y le pregunté si podía obtener una copia de dicho documento. El Sr. Greco Campos, hijo del siempre recordado Oswaldo Campos, sin pensarlo dos veces me facilitó una copia escaneada de la entrevista aquella por lo cual no sólo soy yo quien le agradece infinitamente sino que también todos los que buscan conocer la verdad sobre la vida de Felipe Pinglo.
La entrevista a Hermelinda Rivera fue publicada en seis partes en el cancionero "La Lira Limeña" en mayo y junio de 1939, con el título de "Unos minutos con la señora Hermelinda viuda de Pinglo". La fecha se deduce por una carta al cancionero aquel, que aparece publicada allí, y fechada como mayo de 1939. Cabe mencionar, como dato para los que estudian e investigan sobre el cancionero criollo, que dicha carta estaba firmada por Pablo Carreño, director del Trío Barranco, Ricardo Adams, Letrista y compositor del Trío Barranco, Rosita Contreras, cantante de Radio Nacional, Ernesto Lora, cantante de Radio Goicochea, Humberto Pereyra y Jack Barrera. Los firmantes hacían llegar su apoyo para la función a beneficio del compositor Emilio Visosa, autor de la polca "A la Huacachina", según figura en la carta y lo sostiene la revista, a quien "La Lira Limeña" había entrevistado en el número anterior, encontrándose en precaria situación económica.
La polca "A la Huacachina" figura registrada en la APDAYC a nombre del compositor y folclorista iqueño Francisco Pérez Anampa. Sin embargo, algunos criollos de la época de Visosa sostenían que Emilio Visosa era el verdadero autor. Juan Criado, "El arquero cantor", era uno de los que sostenía la versión de que Visosa era el autor de la famosa polca y le contó a Ricardo Miranda Tarrillo ("Música criolla del Perú", Lima 1989) que la letra no se refería a la famosa laguna sino a una huaca que había cerca al Frigorífico del Callao, donde Visosa había trabajado, y que servía de lugar de cita de los enamorados, por lo que la letra era "Juntito a la huaca, china, una mañana te vi".
Hermelinda Rivera fue entrevistada un domingo por la tarde en su vivienda en un callejón de Cantagallo. Ya no vivía en el Jr. Paruro donde con Felipe Pinglo tuvieron su hogar. En las paredes colgaban retratos, afiches y cartelones alusivos a la memoria de Felipe Pinglo; en una mesita de centro se encontraba un retrato de Pinglo y unas cuantas sillas dispersas en la alcoba delataban la humildad de los que allí vivían, es lo que relata el reportero de "La Lira Limeña", quien llenándose de una cólera interna ante lo que presencia añade: "Cuánta pobreza en casa del insigne compositor peruano, patriarca de nuestras canciones -meditamos- y cuánta ignominia de todos aquellos que han aprovechado de sus obras, hurtando el patrimonio intangible de sus producciones dejado a la viuda y a sus menores hijos."
Hermelinda contó que Felipe Pinglo mostró grandes condiciones artísticas desde pequeño que afloraron más cuando llegó a la pubertad, añadiendo que desde el colegio empezó a manifestarse en él la irresistible vocación por las composiciones criollas como complemento de sus aficiones musicales que a los 17 años se manifestaban ostensiblemente en el canto y en el tocar de la guitarra y la flauta.
"Nos conocimos en el año 1916 y celebramos nuestro matrimonio en el año 1919 cuando la Gran Guerra había terminado con toda su horripilante violencia", es lo que cuenta Hermelinda. La viuda de Pinglo se refiere a la Primera Guerra Mundial que acabó a fines de 1918, por lo que la referencia de la misma da un mayor sustento a sus palabras y recuerdos ya que ella fue protagonista de los mismos.
LOS VALSES AMELIA Y HERMELINDA
Ante la pregunta sobre cuál fue la primera composición de Pinglo, Hermelinda responde: "Amelia, un vals, siendo 'Hermelinda', otro vals, su obra póstuma compuesta en mi honor, cuatro días antes de morir". Luego añadiría que Pinglo dejó hechas cerca de doscientas composiciones.
Sobre el vals "Amelia" se ha dicho que fue compuesto en 1917, cuando Pinglo tenía 18 años, pero según lo que contó Hermelinda, Pinglo ya componía desde antes de ese año. Esto coincide con lo que menciona el periodista Juan Francisco Castillo en la entrevista que le hizo a Pinglo en su lecho de enfermo de la Sala Odriozola, en el Hospital Dos de Mayo, y que fue publicada por el semanario "Cascabel" el sábado 25 de abril de 1936, página 8. Castillo señala que la actividad de Pinglo como compositor empieza en 1915 y que por entonces compone el vals "Amelia". Ese dato tiene que habérselo dado el mismo Felipe Pinglo por lo que Pinglo empezó a componer antes de lo que se pensaba, según se deduce de lo que contó Hermelinda Rivera y lo que fue mencionado por "Cascabel".
El vals "Hermelinda" que Pinglo le dedicó a su esposa, siendo su última composición, ha sido puesto en duda por algunos tan sólo porque nunca vieron la letra del vals aquel ni lo escucharon. Hermelinda confirmó que el vals aquel existió y que fue escrito por Pinglo cuatro días antes de morir, lo que significa que lo creó el 9 de mayo de 1936 y no el 6 de mayo de 1936 como fue señalado por Miranda Tarrillo y Collantes, y repetido por los que estudiaron y escribieron sobre el Maestro. Sin embargo, Juan Rasilla Moreno, en el diario La Crónica del 31 de mayo de 1945, sí mencionó la correcta historia del vals "Hermelinda", señalando que la esposa de Pinglo le había contado que el Maestro, cuatro días antes de morir, le dijo: "Alcánzame mi cuaderno y un lápiz. Voy a escribir para ti mi última canción. Ella llevará tu nombre y si yo muero, que le pongan la música Vilela o Espinel". Seguido, Rasilla añade: "Y con una facilidad que sorprendió a los presentes, escribió la letra del vals que sería su póstuma composición: Hermelinda."
Ricardo Miranda Tarrillo, al referirse a ese último vals de Pinglo, dice: "Pinglo pide su cuaderno y sobre el almohadón como escritorio, empieza a escribir los versos de un nuevo 'Hermelinda', también dedicado a su esposa" (Felipe Pinglo Alva, Lima 1966). Se ha contado que ese nuevo vals "Hermelinda" fue guardado por su esposa como su más grande tesoro, no dándolo a conocer.
El otro vals de nombre "Hermelinda" también fue compuesto por Pinglo en su juventud. Según Aurelio Collantes ese primer vals "Hermelinda" fue compuesto el 6 de agosto de 1919 (Pinglo Inmortal, Lima 1977), pero el vals aquel habla de la traición de una mujer: "Yo he reflexionado en el silencio de una noche / acerca del amor de una mujer / al cabo ha gemido mi corazoncito / al ver la felonía de una ingrata infiel..."
Dudo que ese primer vals "Hermelinda" de Pinglo haya sido escrito en agosto de 1919 porque, como lo señala Hermelinda Rivera, por ese tiempo ya Pinglo debió estar casado con Hermelinda o a punto de casarse. Lo que pienso es que, como se ha dicho, Pinglo escribió ese primer "Hermelinda" para otra mujer, pero lo hizo antes que conozca a la que después sería su esposa. El primer vals "Hermelinda" debió haber sido compuesto casi después de Amelia.
EL DRAMA DE HERMELINDA
En su entrevista, Hermelinda Rivera contó que vivía de su trabajo, atendía los quehaceres de su casa, cosía y ayudaba a Carmencita, su hija, en la labor de enseñar a los pequeños que asistían a la escuelita que tenían en casa, donde les enseñaban las primeras letras. Sus hijos Carmen y Felipe contaban con 15 y 13 años respectivamente.
Cuando el reportero le pregunta a Hermelinda si ha sacado algún provecho de las obras de su esposo o ha sido protegida de alguna forma, ella, con amargura, responde: "¡Ay! He sido muy explotada. Gentes inescrupulosas aprovechándose de que las composiciones no estaban registradas y valiéndose de procedimientos innobles y tinterillescos se han apropiado de alguna de ellas, llegando en su criminal conducta hasta querer negar la autenticidad de las obras de Felipe. Abusaron y continúan abusando de estas circunstancias para hacer impresiones musicales, supuestos 'arreglos', representaciones cinematográficas a base de los cantos de mi esposo que sirvieron muchas de las veces de inspirado argumento, teatralizaciones de algunas de sus obras sin ningún derecho y con fines evidentemente lucrativos, sin que a mí se me haya tomado en cuenta para nada y dándome únicamente la irrisoria suma de S/. 40.00 por la música de 'El Plebeyo' en tanto que la empresa que explotó la obra a la que sirvió de argumento la referida música obtuvo muchos miles de soles. Toda esta serie de atropellos se ha realizado ante la indiferencia realmente inexplicable del 'Centro Musical Felipe Pinglo' de quien dicho sea de paso no merezco absolutamente nada."
Las películas a las que se refiere Hermelinda son: "Gallo de mi galpón", que tenía música y canciones de Felipe Pinglo y Pedro Espinel, siendo estrenada el 16 de junio de 1938. "El guapo del pueblo", que tenía música de Felipe Pinglo, habiendo sido estrenada el 1 de septiembre de 1938. "Corazón de criollo", cuyo argumento de la película estaba basado en el vals "El Plebeyo" de Felipe Pinglo, interpretándose dicho vals en la película aquella que se estrenó el 27 de octubre de 1938.
"¿Y el producto de las funciones organizadas por el 'Centro Musical Felipe Pinglo' a beneficio de Ud. y de sus hijos que constituyó un éxito enorme tanto artístico como de taquilla, no la alivió siquiera discretamente?" le pregunta el reportero a Hermelinda. Con profundo desconsuelo, Hermelinda contesta: "¡Ay señor! De esa función sólo obtuve la satisfacción de poder constatar como estimaban a mi esposo y sólo recuerdo que el Centro Musical me proporcionó únicamente los pasajes para concurrir a la función y después para conducirme a mi domicilio, sin que después haya obtenido yo algún otro beneficio."
"¿Qué fue de tu belleza, qué fue de tu hermosura?" se escucha y es la voz de Carmencita interpretando el vals "Porfiria" de Felipe Pinglo. Hermelinda aprovecha para señalar que escuchan la radio a menudo y lamentan el enconado destrozo que hacen algunos intérpretes de las composiciones de Felipe, especialmente con el vals "Porfiria" que se encontraba de moda y que era cantado en forma enteramente diferente del original, restándole toda la belleza y armonía que el mismo encerraba.
EPÍLOGO
Cuando el reportero se aleja ya de la vivienda de Hermelinda comenta que por allí vive otro criollo que destaca en el ambiente: Pedro Espinel. Ello es cierto ya que Pedro Espinel, por ese tiempo, pasaba por problemas económicos por lo que tuvo que irse a vivir a un cuarto en Cantagallo.
Es lamentable que no pasado mucho tiempo de la muerte de Felipe Pinglo, su viuda, Hermelinda, con sus hijos hayan tenido que irse a vivir a un cuarto pobre en un callejón de Cantagallo, y, como lo cuenta ella misma, todos se aprovecharon de las obras del Maestro para sacar un beneficio propio, olvidándose de la familia de Pinglo.
Tal vez las palabras de Hermelinda suenen duras para algunos, y para mí ha sido difícil contarlas. Pero pienso que se tenía que saber la verdad de lo que pasó con ella después de la muerte de Pinglo. Sé que a algunos no les gusta la verdad y prefieren vivir de mentiras y apariencias; tal vez por ello esa entrevista a Hermelinda Rivera ha permanecido oculta, escondida y no mencionada hasta ahora.
Todo ello ha traído a mi memoria lo que a manera de broma suele decir una excelente persona e hija de una gloria de nuestro criollismo, para mí el mejor compositor vivo de nuestro criollismo, de que hay algunos que están deseando que todos los viejos criollos se mueran de una vez para que no se sepa la verdad. Esas palabras me suenan a ciertas ahora, pero pienso que no tenemos porque ocultar la verdad de lo que sucedió años atrás. Debemos, más bien, aprender de los errores que se cometieron para que las nuevas generaciones no los vayan a cometer. No intentemos tapar el sol con un dedo si es que realmente queremos una sociedad y un lugar mejor en el que vivir. Aprendamos de los errores del pasado para que no vuelvan a ocurrirle a alguien y que nuestros compositores, intérpretes y músicos en general tengan una vida y atención digna, especialmente cuando la desgracia toque sus puertas, porque nadie está libre de enfermedades y/o malas temporadas.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
Escrito el 18 de Julio de 2012
ALGUNOS DETALLES SOBRE PINGLO Y EL BARRIO DE SU VIDA
Para los criollos antiguos el barrio representaba mucho y Felipe PInglo no fue una excepción ya que el Maestro se preocupaba por resaltar las virtudes de la gente de su barrio de toda la vida, los Barrios Altos, el cual influenció en algunas de sus composiciones, así como también Pinglo influenció en los habitantes de los Barrios Altos.
En mayo del 2011, como parte de las celebraciones que se hicieron por cumplirse el 75 aniversario de fundación del Centro Social Musical Felipe Pinglo, el cual se fundó pocos días después del fallecimiento del bardo inmortal, aprovechando que me encontraba en Lima de visita, fui invitado a formar parte del panel de oradores del conversatorio sobre la vida y obra de Felipe Pinglo, que se llevó a cabo en el local de dicho centro musical. Al lado de Manuel Acosta Ojeda, Eduardo Mazzini y Lucas Borja hablé sobre Pinglo y el barrio de su vida, los Barrios Altos, recorriendo las calles y rincones que Pinglo solía frecuentar en el barrio donde nació, se crió, jugó a la pelota, se casó, trabajó y murió.
En dicha oportunidad conté algo que se desconocía sobre la vida de Pinglo en los Barrios Altos, sus frecuentes visitas al famoso callejón de San José, que no ha sido mencionado por sus biógrafos.
PINGLO Y EL CALLEJÓN DE SAN JOSÉ
Ese amor, ese orgullo de ser barrioaltino, de hacer quedar siempre bien al barrio lo hace notar Felipe Pinglo cuando le escribe una carta a su amigo, el pintor y caricaturista barrioaltino Víctor Echegaray, en junio de 1931, la cual fue reproducida por Aurelio Collantes en "Pinglo Inmortal", Lima 1977. En ella, Pinglo dice: "(...) Víctor, tengo confianza en ti, y espero que ningún pequeño contratiempo, te haga retroceder. Te advierto que la pelea será dura pero, allí se ve a los valientes y tú eres de los Barrios Altos, y no defraudarás a los muchachos de Buenos Aires. Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde, y sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero, con carta de ciudadanía peruana bien definida, y así algún día dé contribución plena al progreso nacional".
Los barrioaltinos, aparte de mataperros y cinéfilos, se han caracterizado por ser valientes y osados en las luchas que hayan emprendido, por más duras que éstas hayan sido. Por ello es que Pinglo, sabedor de aquello, se lo hace recordar a su amigo Víctor Echegaray, quien vivía en la calle Buenos Aires.
La calle Buenos Aires es la actual cuadra ocho del Jr. Huánuco, en los Barrios Altos. Allí se encontraba el cine Conde de Lemos y allí queda el callejón de San José. Víctor Echegaray vivió en dicho callejón. Por el año 2007, en una conversación por correo electrónico que tuve con el historiador Alejandro Reyes, quien nació en dicho callejón, él me contó que el padre de Víctor Echegaray fue zapatero y padrino del padre de Alejandro Reyes. Ambos eran vecinos del callejón de San José.
Pero, un año antes, Reyes me había contado un detalle desconocido sobre Pinglo, que no ha sido nombrado por sus biógrafos. Reyes me comentó que su padre, quien por ese entonces tenía 96 años, por lo que debió haber nacido en 1910, había conocido a Felipe Pinglo, lo escuchó cantar y tocar guitarra en un cuarto del callejón de San José, en la casa de la familia MIRANDA-GONZALES, adonde llegaban cantantes de varios barrios a estrenar canciones. Esta era una norma. Por lo que Pinglo, tal vez, debe haber estrenado alguna de sus composiciones en el callejón de San José, detalle que ha pasado desapercibido por los biógrafos de Felipe, ya que se ocuparon más de nombrar al callejón del Fondo, de la calle Mercedarias.
La historia del criollismo, de Pinglo y de los Barrios Altos, está en deuda con el callejón de San José... ojalá pueda reconstruirse la historia olvidada entre las paredes de los hogares de dicho callejón barrioaltino.
FELIPE PINGLO Y JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Entre los personajes que habitaron en los Barrios Altos se encuentra el escritor, periodista y pensador político peruano José Carlos Mariátegui, quien vivió un tiempo en dicho barrio de Lima, aunque su relación con el tradicional barrio limeño ha pasado desapercibida, a excepción de unos encuentros que tuvo con el bardo criollo barrioaltino Felipe Pinglo.
Al igual que muchos, Felipe Pinglo se sintió influenciado por los intelectuales de su época, como es el caso de José Carlos Mariátegui y Leonidas Yerovi. A Yerovi lo admiraba tanto que hasta le dedicó una de sus composiciones y, según el cronista Gonzalo Toledo, a Mariátegui lo solía visitar en la calle Sequión de los Barrios Altos, llamada también calle del Acequión, actual calle Huari, en el No. 271 (Felipe Pinglo, varios autores, publicación del Club Tennis Las Terrazas, Lima 1995). Allí Pinglo le mostró algunas de sus composiciones, pero no se sabe nada más sobre la relación entre ellos; aunque recuerdo haber escuchado que Mariátegui no prestaba mucha atención a lo que Pinglo le enseñaba. Tal vez porque pensaba que ésa no era la manera de llegar al pueblo y sus problemas.
Esos encuentros de Felipe Pinglo con José Carlos Mariátegui en los Barrios Altos se llevaron a cabo cuando Mariátegui regresó de Europa, en los años 20 del siglo pasado. Esto le fue contado a Gonzalo Toledo por el escultor ancashino Artemio Ocaña y el hijo del Amauta, Segisfredo Mariátegui, se lo confirmó. Gonzalo Toledo da a entender que José Carlos Mariátegui vivió en la dirección aquella de los Barrios Altos, donde Pinglo lo visitaba.
A mi parecer, las composiciones que Pinglo le enseñó a Mariátegui fueron las de amor, por ello Mariátegui no le prestaba mucha atención. Esto lo sostengo en base a que Mariátegui falleció el 16 de abril de 1930 y durante la década de los 20 Pinglo no componía todavía sus canciones de contenido social. Fue en sus últimos años de vida, los años 30 del siglo pasado, en que Pinglo empezó a crear canciones de contenido social, después de la muerte de Mariátegui.
Si tan sólo José Carlos Mariátegui hubiese vivido unos años más, para poder apreciar "El Plebeyo", "Pobre obrerita", "El canillita", "Mendicidad" y "Oración del labriego", tal vez él mismo se hubiese acercado, esta vez, al Maestro y filósofo del cancionero popular.
BARRIOALTINO COMO EL MAESTRO
Personalmente, Felipe Pinglo influyó mucho en mi persona. Barrioaltino de nacimiento, al igual que Pinglo, me hizo sentir orgulloso de mi barrio y me enseñó a compartir lo poco que pueda saber y a seguir en el camino de la difusión de parte de la cultura peruana. En los momentos difíciles que he experimentado, pensaba en Pinglo y me llenaba de más fuerzas y valor; me levantaba de nuevo ya que me acordaba de aquello que Pinglo dijo una vez, que los barrioaltinos eran valientes y no le tenían miedo a la lucha, por más dura que ésta sea.
Pinglo despertó en mí la inspiración y me hizo dar cuenta que la internet era la herramienta del futuro y el mejor medio para llegar a más personas en la lucha por difundir la canción criolla... y así lo hice ya que desde fines de los 90 llené la internet con muchas páginas sobre el criollismo. Pero había que hacerlo de una manera responsable, como lo quería Pinglo, por lo que sustenté documentalmente mis escritos, acabando con algunos mitos o creencias que existían en la misma, descubriendo detalles olvidados e incentivando a que se siga estudiando e investigando más en el Perú, donde todavía se podía rescatar material olvidado o en manos de unos pocos. La vida me había enseñado a que si quieres recibir, primero tienes que dar, tienes que compartir.
Con los años, he podido conocer buenos investigadores del criollismo, que siguen en la lucha por descubrir la verdad, y a pesar de no ser barrioaltinos como Pinglo, también lo entregan todo por difundir más nuestro criollismo. El ejemplo de Felipe Pinglo y otros que siguieron después es un incentivo para seguir en la brega por rescatar la historia olvidada del criollismo, y corregir lo que esté errado. Sé que hay personas que les gusta lo que parece la verdad, en mi caso busco y me gusta la verdad y no me cansaré de repetirla.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
Melbourne, Australia
ALGUNOS DETALLES SOBRE PINGLO Y EL BARRIO DE SU VIDA
Para los criollos antiguos el barrio representaba mucho y Felipe PInglo no fue una excepción ya que el Maestro se preocupaba por resaltar las virtudes de la gente de su barrio de toda la vida, los Barrios Altos, el cual influenció en algunas de sus composiciones, así como también Pinglo influenció en los habitantes de los Barrios Altos.
En mayo del 2011, como parte de las celebraciones que se hicieron por cumplirse el 75 aniversario de fundación del Centro Social Musical Felipe Pinglo, el cual se fundó pocos días después del fallecimiento del bardo inmortal, aprovechando que me encontraba en Lima de visita, fui invitado a formar parte del panel de oradores del conversatorio sobre la vida y obra de Felipe Pinglo, que se llevó a cabo en el local de dicho centro musical. Al lado de Manuel Acosta Ojeda, Eduardo Mazzini y Lucas Borja hablé sobre Pinglo y el barrio de su vida, los Barrios Altos, recorriendo las calles y rincones que Pinglo solía frecuentar en el barrio donde nació, se crió, jugó a la pelota, se casó, trabajó y murió.
En dicha oportunidad conté algo que se desconocía sobre la vida de Pinglo en los Barrios Altos, sus frecuentes visitas al famoso callejón de San José, que no ha sido mencionado por sus biógrafos.
PINGLO Y EL CALLEJÓN DE SAN JOSÉ
Ese amor, ese orgullo de ser barrioaltino, de hacer quedar siempre bien al barrio lo hace notar Felipe Pinglo cuando le escribe una carta a su amigo, el pintor y caricaturista barrioaltino Víctor Echegaray, en junio de 1931, la cual fue reproducida por Aurelio Collantes en "Pinglo Inmortal", Lima 1977. En ella, Pinglo dice: "(...) Víctor, tengo confianza en ti, y espero que ningún pequeño contratiempo, te haga retroceder. Te advierto que la pelea será dura pero, allí se ve a los valientes y tú eres de los Barrios Altos, y no defraudarás a los muchachos de Buenos Aires. Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde, y sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero, con carta de ciudadanía peruana bien definida, y así algún día dé contribución plena al progreso nacional".
Los barrioaltinos, aparte de mataperros y cinéfilos, se han caracterizado por ser valientes y osados en las luchas que hayan emprendido, por más duras que éstas hayan sido. Por ello es que Pinglo, sabedor de aquello, se lo hace recordar a su amigo Víctor Echegaray, quien vivía en la calle Buenos Aires.
La calle Buenos Aires es la actual cuadra ocho del Jr. Huánuco, en los Barrios Altos. Allí se encontraba el cine Conde de Lemos y allí queda el callejón de San José. Víctor Echegaray vivió en dicho callejón. Por el año 2007, en una conversación por correo electrónico que tuve con el historiador Alejandro Reyes, quien nació en dicho callejón, él me contó que el padre de Víctor Echegaray fue zapatero y padrino del padre de Alejandro Reyes. Ambos eran vecinos del callejón de San José.
Pero, un año antes, Reyes me había contado un detalle desconocido sobre Pinglo, que no ha sido nombrado por sus biógrafos. Reyes me comentó que su padre, quien por ese entonces tenía 96 años, por lo que debió haber nacido en 1910, había conocido a Felipe Pinglo, lo escuchó cantar y tocar guitarra en un cuarto del callejón de San José, en la casa de la familia MIRANDA-GONZALES, adonde llegaban cantantes de varios barrios a estrenar canciones. Esta era una norma. Por lo que Pinglo, tal vez, debe haber estrenado alguna de sus composiciones en el callejón de San José, detalle que ha pasado desapercibido por los biógrafos de Felipe, ya que se ocuparon más de nombrar al callejón del Fondo, de la calle Mercedarias.
La historia del criollismo, de Pinglo y de los Barrios Altos, está en deuda con el callejón de San José... ojalá pueda reconstruirse la historia olvidada entre las paredes de los hogares de dicho callejón barrioaltino.
FELIPE PINGLO Y JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Entre los personajes que habitaron en los Barrios Altos se encuentra el escritor, periodista y pensador político peruano José Carlos Mariátegui, quien vivió un tiempo en dicho barrio de Lima, aunque su relación con el tradicional barrio limeño ha pasado desapercibida, a excepción de unos encuentros que tuvo con el bardo criollo barrioaltino Felipe Pinglo.
Al igual que muchos, Felipe Pinglo se sintió influenciado por los intelectuales de su época, como es el caso de José Carlos Mariátegui y Leonidas Yerovi. A Yerovi lo admiraba tanto que hasta le dedicó una de sus composiciones y, según el cronista Gonzalo Toledo, a Mariátegui lo solía visitar en la calle Sequión de los Barrios Altos, llamada también calle del Acequión, actual calle Huari, en el No. 271 (Felipe Pinglo, varios autores, publicación del Club Tennis Las Terrazas, Lima 1995). Allí Pinglo le mostró algunas de sus composiciones, pero no se sabe nada más sobre la relación entre ellos; aunque recuerdo haber escuchado que Mariátegui no prestaba mucha atención a lo que Pinglo le enseñaba. Tal vez porque pensaba que ésa no era la manera de llegar al pueblo y sus problemas.
Esos encuentros de Felipe Pinglo con José Carlos Mariátegui en los Barrios Altos se llevaron a cabo cuando Mariátegui regresó de Europa, en los años 20 del siglo pasado. Esto le fue contado a Gonzalo Toledo por el escultor ancashino Artemio Ocaña y el hijo del Amauta, Segisfredo Mariátegui, se lo confirmó. Gonzalo Toledo da a entender que José Carlos Mariátegui vivió en la dirección aquella de los Barrios Altos, donde Pinglo lo visitaba.
A mi parecer, las composiciones que Pinglo le enseñó a Mariátegui fueron las de amor, por ello Mariátegui no le prestaba mucha atención. Esto lo sostengo en base a que Mariátegui falleció el 16 de abril de 1930 y durante la década de los 20 Pinglo no componía todavía sus canciones de contenido social. Fue en sus últimos años de vida, los años 30 del siglo pasado, en que Pinglo empezó a crear canciones de contenido social, después de la muerte de Mariátegui.
Si tan sólo José Carlos Mariátegui hubiese vivido unos años más, para poder apreciar "El Plebeyo", "Pobre obrerita", "El canillita", "Mendicidad" y "Oración del labriego", tal vez él mismo se hubiese acercado, esta vez, al Maestro y filósofo del cancionero popular.
BARRIOALTINO COMO EL MAESTRO
Personalmente, Felipe Pinglo influyó mucho en mi persona. Barrioaltino de nacimiento, al igual que Pinglo, me hizo sentir orgulloso de mi barrio y me enseñó a compartir lo poco que pueda saber y a seguir en el camino de la difusión de parte de la cultura peruana. En los momentos difíciles que he experimentado, pensaba en Pinglo y me llenaba de más fuerzas y valor; me levantaba de nuevo ya que me acordaba de aquello que Pinglo dijo una vez, que los barrioaltinos eran valientes y no le tenían miedo a la lucha, por más dura que ésta sea.
Pinglo despertó en mí la inspiración y me hizo dar cuenta que la internet era la herramienta del futuro y el mejor medio para llegar a más personas en la lucha por difundir la canción criolla... y así lo hice ya que desde fines de los 90 llené la internet con muchas páginas sobre el criollismo. Pero había que hacerlo de una manera responsable, como lo quería Pinglo, por lo que sustenté documentalmente mis escritos, acabando con algunos mitos o creencias que existían en la misma, descubriendo detalles olvidados e incentivando a que se siga estudiando e investigando más en el Perú, donde todavía se podía rescatar material olvidado o en manos de unos pocos. La vida me había enseñado a que si quieres recibir, primero tienes que dar, tienes que compartir.
Con los años, he podido conocer buenos investigadores del criollismo, que siguen en la lucha por descubrir la verdad, y a pesar de no ser barrioaltinos como Pinglo, también lo entregan todo por difundir más nuestro criollismo. El ejemplo de Felipe Pinglo y otros que siguieron después es un incentivo para seguir en la brega por rescatar la historia olvidada del criollismo, y corregir lo que esté errado. Sé que hay personas que les gusta lo que parece la verdad, en mi caso busco y me gusta la verdad y no me cansaré de repetirla.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
Melbourne, Australia
ALGUNOS DETALLES SOBRE PINGLO Y EL BARRIO DE SU VIDA
Para los criollos antiguos el barrio representaba mucho y Felipe PInglo no fue una excepción ya que el Maestro se preocupaba por resaltar las virtudes de la gente de su barrio de toda la vida, los Barrios Altos, el cual influenció en algunas de sus composiciones, así como también Pinglo influenció en los habitantes de los Barrios Altos.
En mayo del 2011, como parte de las celebraciones que se hicieron por cumplirse el 75 aniversario de fundación del Centro Social Musical Felipe Pinglo, el cual se fundó pocos días después del fallecimiento del bardo inmortal, aprovechando que me encontraba en Lima de visita, fui invitado a formar parte del panel de oradores del conversatorio sobre la vida y obra de Felipe Pinglo, que se llevó a cabo en el local de dicho centro musical. Al lado de Manuel Acosta Ojeda, Eduardo Mazzini y Lucas Borja hablé sobre Pinglo y el barrio de su vida, los Barrios Altos, recorriendo las calles y rincones que Pinglo solía frecuentar en el barrio donde nació, se crió, jugó a la pelota, se casó, trabajó y murió.
En dicha oportunidad conté algo que se desconocía sobre la vida de Pinglo en los Barrios Altos, sus frecuentes visitas al famoso callejón de San José, que no ha sido mencionado por sus biógrafos.
PINGLO Y EL CALLEJÓN DE SAN JOSÉ
Ese amor, ese orgullo de ser barrioaltino, de hacer quedar siempre bien al barrio lo hace notar Felipe Pinglo cuando le escribe una carta a su amigo, el pintor y caricaturista barrioaltino Víctor Echegaray, en junio de 1931, la cual fue reproducida por Aurelio Collantes en "Pinglo Inmortal", Lima 1977. En ella, Pinglo dice: "(...) Víctor, tengo confianza en ti, y espero que ningún pequeño contratiempo, te haga retroceder. Te advierto que la pelea será dura pero, allí se ve a los valientes y tú eres de los Barrios Altos, y no defraudarás a los muchachos de Buenos Aires. Tú sabes cómo lucho por sacar adelante la canción criolla, pero tengo la esperanza de que el esfuerzo mío y de otros, que no somos muchos, sirva para que nuestro folklore se coloque en el lugar que le corresponde, y sea conocido tanto aquí como en el extranjero, pero, con carta de ciudadanía peruana bien definida, y así algún día dé contribución plena al progreso nacional".
Los barrioaltinos, aparte de mataperros y cinéfilos, se han caracterizado por ser valientes y osados en las luchas que hayan emprendido, por más duras que éstas hayan sido. Por ello es que Pinglo, sabedor de aquello, se lo hace recordar a su amigo Víctor Echegaray, quien vivía en la calle Buenos Aires.
La calle Buenos Aires es la actual cuadra ocho del Jr. Huánuco, en los Barrios Altos. Allí se encontraba el cine Conde de Lemos y allí queda el callejón de San José. Víctor Echegaray vivió en dicho callejón. Por el año 2007, en una conversación por correo electrónico que tuve con el historiador Alejandro Reyes, quien nació en dicho callejón, él me contó que el padre de Víctor Echegaray fue zapatero y padrino del padre de Alejandro Reyes. Ambos eran vecinos del callejón de San José.
Pero, un año antes, Reyes me había contado un detalle desconocido sobre Pinglo, que no ha sido nombrado por sus biógrafos. Reyes me comentó que su padre, quien por ese entonces tenía 96 años, por lo que debió haber nacido en 1910, había conocido a Felipe Pinglo, lo escuchó cantar y tocar guitarra en un cuarto del callejón de San José, en la casa de la familia MIRANDA-GONZALES, adonde llegaban cantantes de varios barrios a estrenar canciones. Esta era una norma. Por lo que Pinglo, tal vez, debe haber estrenado alguna de sus composiciones en el callejón de San José, detalle que ha pasado desapercibido por los biógrafos de Felipe, ya que se ocuparon más de nombrar al callejón del Fondo, de la calle Mercedarias.
La historia del criollismo, de Pinglo y de los Barrios Altos, está en deuda con el callejón de San José... ojalá pueda reconstruirse la historia olvidada entre las paredes de los hogares de dicho callejón barrioaltino.
FELIPE PINGLO Y JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Entre los personajes que habitaron en los Barrios Altos se encuentra el escritor, periodista y pensador político peruano José Carlos Mariátegui, quien vivió un tiempo en dicho barrio de Lima, aunque su relación con el tradicional barrio limeño ha pasado desapercibida, a excepción de unos encuentros que tuvo con el bardo criollo barrioaltino Felipe Pinglo.
Al igual que muchos, Felipe Pinglo se sintió influenciado por los intelectuales de su época, como es el caso de José Carlos Mariátegui y Leonidas Yerovi. A Yerovi lo admiraba tanto que hasta le dedicó una de sus composiciones y, según el cronista Gonzalo Toledo, a Mariátegui lo solía visitar en la calle Sequión de los Barrios Altos, llamada también calle del Acequión, actual calle Huari, en el No. 271 (Felipe Pinglo, varios autores, publicación del Club Tennis Las Terrazas, Lima 1995). Allí Pinglo le mostró algunas de sus composiciones, pero no se sabe nada más sobre la relación entre ellos; aunque recuerdo haber escuchado que Mariátegui no prestaba mucha atención a lo que Pinglo le enseñaba. Tal vez porque pensaba que ésa no era la manera de llegar al pueblo y sus problemas.
Esos encuentros de Felipe Pinglo con José Carlos Mariátegui en los Barrios Altos se llevaron a cabo cuando Mariátegui regresó de Europa, en los años 20 del siglo pasado. Esto le fue contado a Gonzalo Toledo por el escultor ancashino Artemio Ocaña y el hijo del Amauta, Segisfredo Mariátegui, se lo confirmó. Gonzalo Toledo da a entender que José Carlos Mariátegui vivió en la dirección aquella de los Barrios Altos, donde Pinglo lo visitaba.
A mi parecer, las composiciones que Pinglo le enseñó a Mariátegui fueron las de amor, por ello Mariátegui no le prestaba mucha atención. Esto lo sostengo en base a que Mariátegui falleció el 16 de abril de 1930 y durante la década de los 20 Pinglo no componía todavía sus canciones de contenido social. Fue en sus últimos años de vida, los años 30 del siglo pasado, en que Pinglo empezó a crear canciones de contenido social, después de la muerte de Mariátegui.
Si tan sólo José Carlos Mariátegui hubiese vivido unos años más, para poder apreciar "El Plebeyo", "Pobre obrerita", "El canillita", "Mendicidad" y "Oración del labriego", tal vez él mismo se hubiese acercado, esta vez, al Maestro y filósofo del cancionero popular.
BARRIOALTINO COMO EL MAESTRO
Personalmente, Felipe Pinglo influyó mucho en mi persona. Barrioaltino de nacimiento, al igual que Pinglo, me hizo sentir orgulloso de mi barrio y me enseñó a compartir lo poco que pueda saber y a seguir en el camino de la difusión de parte de la cultura peruana. En los momentos difíciles que he experimentado, pensaba en Pinglo y me llenaba de más fuerzas y valor; me levantaba de nuevo ya que me acordaba de aquello que Pinglo dijo una vez, que los barrioaltinos eran valientes y no le tenían miedo a la lucha, por más dura que ésta sea.
Pinglo despertó en mí la inspiración y me hizo dar cuenta que la internet era la herramienta del futuro y el mejor medio para llegar a más personas en la lucha por difundir la canción criolla... y así lo hice ya que desde fines de los 90 llené la internet con muchas páginas sobre el criollismo. Pero había que hacerlo de una manera responsable, como lo quería Pinglo, por lo que sustenté documentalmente mis escritos, acabando con algunos mitos o creencias que existían en la misma, descubriendo detalles olvidados e incentivando a que se siga estudiando e investigando más en el Perú, donde todavía se podía rescatar material olvidado o en manos de unos pocos. La vida me había enseñado a que si quieres recibir, primero tienes que dar, tienes que compartir.
Con los años, he podido conocer buenos investigadores del criollismo, que siguen en la lucha por descubrir la verdad, y a pesar de no ser barrioaltinos como Pinglo, también lo entregan todo por difundir más nuestro criollismo. El ejemplo de Felipe Pinglo y otros que siguieron después es un incentivo para seguir en la brega por rescatar la historia olvidada del criollismo, y corregir lo que esté errado. Sé que hay personas que les gusta lo que parece la verdad, en mi caso busco y me gusta la verdad y no me cansaré de repetirla.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
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