MAMITA CANDELARIA
El dos de febrero próximo se celebra la fiesta patronal más grande de todo el Perú, la fiesta de la Virgen de la Candelaria, Patrona de Puno, Perú.
Esta fiesta tiene sus orígenes en el siglo V y se conocía como la Candelaria o Fiesta de Luces, en la que se celebraba la presentación del Niño Jesús en el Templo, a los cuarenta días de haber nacido, y la Purificación ritual de la Virgen María. Al final del siglo VII ya se había extendido esta celebración en toda Roma y en casi todo el Occidente. Y fue en el siglo XV, cuando se iniciaron los viajes de conquista al territorio americano, que los españoles trajeron su devoción hacia estos pueblos. Los misioneros católicos impusieron sus ideas religiosas y el culto a la Virgen María en todos los territorios conquistados.
El paso obligado para venir a América era por las Islas Canarias; y fue allí, en la Isla de Tenerife, donde se conoció primero a la Virgen de la Candelaria. La tradición cuenta que unos pastores que trataban de encerrar a su ganado de cabras en una cueva junto al mar en el barranco de Chimisay, divisaron la imagen de una mujer cargando un niño. Al principio creyeron que estaba viva y le hicieron señas para que se retirara. Al levantar el brazo uno de ellos, le quedo rígido. El otro trató de arrancarla de las piedras con una piedra filuda y se cortó los dedos. Asustados, escaparon y fueron a notificar a su rey, quien los acompañó y les ordenó que levantaran la imagen para llevarla a una cueva cerca de su palacio. Al obedecer la orden, las heridas de los pastores quedaron curadas. La efigie fue colocada en una cueva, ahora convertida en capilla, cerca del palacio del rey. Un natural del lugar, llamado Antón, que había escapado de los españoles, quienes lo habían llevado como esclavo y lo habían bautizado, reconoció a la imagen como la Virgen María y les contó sobre ella a los pobladores de la isla. Así se extendió la devoción entre ellos. Los frailes evangelizadores que pasaban por Canarias, formaron un obispado allí e introdujeron la religión cristiana entre los indígenas guanches. Estos últimos mezclaron sus creencias míticas con las de sus adoctrinadores e identificaron a la Virgen con Mayec, la diosa del sol. Más adelante, la imagen fue robada por los españoles, pero se produjo una peste, y éstos, creyendo que era castigo de Dios, la devolvieron. En 1496, los Reyes Católicos incorporaron oficialmente como colonia, a las Islas Canarias.
En 1826, una tormenta azotó la isla y la imagen se perdió en una inundación. Posteriormente, debido a la gran devoción que ya se le profesaba, se creó una replica que hoy en día se encuentra en la Basílica de la Candelaria en Tenerife. En 1867, fue declarada Patrona de las Islas Canarias.
El conquistador Hernán Cortés propago la devoción a América. El llevaba una medalla de la Virgen en el cuello. La celebración de la Candelaria se volvió una fiesta popular en toda América. Es muy celebrada en países como Santo Domingo, Puerto Rico, Cuba, Venezuela, Bolivia, Uruguay, Argentina, Chile y Perú. Debido al sincretismo o fusión de creencias religiosas de los conquistadores y de los naturales de estos lugares, a la Virgen se le ha asociado con las deidades nativas. Así, en Cuba se le asocia con Oyá, diosa del rió, dueña de los rayos, de los temporales y de los vientos, y patrona de los cementerios. En Bolivia se le conoce como la Señora de Copacabana, La Virgen Morena del Lago y Patrona de Bolivia. En algunos países, el 2 de Febrero se considera como la fecha que cierra el ciclo de la Navidad y cuando oficialmente se recogen los nacimientos.
A la Virgen se le atribuyen numerosos milagros marítimos, como fueron los relatados por Fray Alonso de Espinoza en el siglo XVI y que cuenta de casos en los que la Virgen salvó a navegantes de tempestades o del ataque de barcos piratas que surcaban los mares entre España y Canarias. La imagen de la Candelaria se mantiene como un nexo entre dos culturas separadas.
En el Perú, se le llama también, Mamita Candelaria, Mamita Canticha, Mamita Candi, y es la patrona de Puno. Una versión de Enrique Bravo dice que el sobrino de Francisco Tito Yupanqui, tallador de la Virgen de Copacabana, fue favorecido con muchos milagros, y a la muerte de su tío, talló varias imágenes de la Virgen; una de las que está en Puno. Según otras versiones, la imagen fue traída a Puno por los misioneros españoles y se asentó en el Q’ollao, en el pueblo de Puñuy Pampa. En 1668, el Virrey, Conde de Lemos, fue el que, tras resolver algunos problemas entre trabajadores del asentamiento minero de Laykakota, les ordenó trasladarse a Puñuy Pampa y traer con ellos la imagen milagrosa que había sido tallada por Manuel Yupanqui Inga. Debido a su pequeño tamaño, “no digna de ser colocada en un altar mayor”, ésta fue donada al templo de San Juan, adonde fue adorada por campesinos, mineros y la gente pobre del lugar. Allí permanece hasta nuestros días, a pesar de que su fama milagrosa ha crecido hasta el punto de haber sido declarada Patrona de Puno. De ese templo humilde sale una de las más grandes procesiones que existe en América. Su fiesta es una de las tres más importantes en Sudamérica, junto con el Carnaval de Rió de Janeiro de Brasil y el Carnaval de Oruro de Bolivia.
Los pobladores de Puno la identifican con la Pachamama, creadora de la fecundidad, símbolo e imagen eterna de la creación en la religiosidad andina. Al venir los evangelizadores, ellos la aceptan e identifican sutilmente con sus divinidades y la incorporan a su cosmovisión andina. La Virgen se convierte en la protectora de la armonía y equilibrio entre las fuerzas de la naturaleza, entre el cielo y la tierra; a la que tienen que agradecer y festejar porque es propiciadora de todo lo bueno que sucede en la comunidad.
Uno de los milagros que se le atribuye a la Candelaria, y por el cual se le nombra como Patrona de Puno, es el que cuando las huestes rebeldes de Tupac Amaru II intentaron tomar la ciudad y utilizarla como punto de ataque a las fuerzas virreinales, los pobladores sacaron en procesión a la imagen y milagrosamente, los invasores se retiraron.
La festividad de la Virgen de la candelaria en Puno, dura 18 días. En ella se presentan más de 40,000 danzarines y más de 9,000 músicos. El presidente regional de Puno, David Jiménez, dijo que esta festividad mueve aproximadamente 65 millones de dólares en ingresos de turismo interno y externo. Los bailarines invierten un promedio de 45 dólares en trajes de luces y en el consumo de licor y alimentos en los múltiples festejos. Según Jiménez, “Esta fiesta es la mayor expresión de identidad cultural en el país y demuestra que somos una nación quechua y aymara porque no se observa en otra parte del país que personas de todas las edades bailen con orgullo sus danzas regionales”. José María Argüedas escribió al respecto: “En ninguna parte del Perú, y sin duda en América, puede encontrarse tan variadas y tantas danzas como en Puno”. Es por esto que el Instituto Nacional de Cultura, ha denominado a Puno como la Capital Peruana del Folklore. Se dice que existen más de mil danzas, cada una con características propias de sus regiones o comunidades. Esto se debe al asentamiento de diversas culturas que datan desde la época de los Incas, cuando el Inca Túpac Yupanqui quiso asentar su presencia en la tierra de sus antepasados y mandó mitimaes de diversas culturas para que la poblaran. De allí, se desprende la gran variedad culinaria, de costumbres y de vestimentas.
Los grupos de danza se preparan desde Enero para el Concurso Departamental de Danzas Nativas y de Luces. Las Novenas se realizan con la asistencia de las autoridades del pueblo y de los lugareños entre el 24 y 31 de Enero. La ciudad baila y toma; están todos de fiesta. Hay un torbellino multicolor en las calles.
La víspera del día central se revientan cohetes y castillos y el alferado, encargado de la organización de la fiesta y que participa en su financiación, sube, a las 3 de la mañana, al cerro Azoguina, y con los músicos y danzarines inicia la celebración. A las 6 de la mañana asisten a la Misa de Albas y esa misma tarde entran las autoridades de las comunidades aledañas vestidos en el traje típico de “la cholada” de estilo español (fue impuesto por los españoles a todos los naturales del lugar que quisiesen entrar a la ciudad). Traen leña que quemarán para purificar la fiesta y augurar un buen año de cosecha de la Pachamama y esperando bendiciones de la Virgen. Esta fiesta está relacionada con los ciclos agrarios pre-hispánicos de la siembra y de la cosecha. Por la tarde, en la Entrada de Cirios, el Alferado y su esposa, quien carga al niño Jesús, se dirigen a la Iglesia de San Juan, llevando velas y cirios encendidos. A las 7 de la noche se hace la misa de vísperas. Luego se queman castillos y se baila al ritmo de las zampoñas y de los sikuris. Se hacen verdaderas competencias musicales.
El día central, y después de la misa de las 10 de la mañana, sale la procesión, acompañada por las autoridades y por los músicos y bandas que danzan interminablemente. Se dice que la Mamita tiene 105 mantas (la más antigua data de 1901) hechas de seda y bordadas con hilos de oro y con piedras preciosas.
Se realiza también, el Concurso de Danzas Nativas y se presentan más de 60 agrupaciones. Las fiestas siguen por dos semanas más.
El domingo posterior al 2 de febrero se presenta la más fastuosa competencia que es el Concurso Regional de Danza, adonde se deciden finalmente quienes serán los ganadores. Al día siguiente, los conjuntos y bailarines veneran a la virgen que sale al atrio del templo, para recibir sus saludos. El Cacharpari es el fin de fiesta y se realiza con una misa de despedida en San Juan. Los conjuntos y danzarines salen bailando por las calles y se ofrecen toda clase de fiestas. Las celebraciones prosiguen durante varios días más.
El símbolo de la fiesta de la Virgen de la Candelaria, y uno de las bailes más típicos es el de la Diablada. Este escenifica el sueño de unos mineros atrapados varios días en una mina en la que ven un ejército de diablos que los quieren llevar al infierno. Se encomiendan a la Virgen, y ésta los mantiene vivos hasta su rescate. “”Bailan como pájaros, como demonios y ángeles en el campo, y ante el regocijo del sol” (José María Argüedas).
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