En honor al Niño Jesucito |
Otra vez
celebramos la Navidad, la celebración del nacimiento del niño Jesús, a quien en
el mundo cristiano se le venera como el hijo de Dios que vino a salvar al mundo
y nos redimió sacrificando su divinidad, para convertirse en un ser humano que
se inmoló por los ideales de amor, paz y justicia, que proclamaba su nueva
doctrina.
Hoy, la
Navidad se ha convertido en un suceso comercial. Las vitrinas de las tiendas se llenan de
adornos anunciando la venida del alegre Santa Claus, lleno de regalos para los
niños que están en su lista de bien comportados
durante todo el año. Hoy en día,
los primeros adornos navideños comienzan a ponerse en las tiendas con dos meses
de anticipación y las famosas ofertas comienzan mucho antes de lo previsto. La gente saca tiempo de donde no lo hay y
trabajan jornadas dobles, con tal de comprarles a sus hijos y familiares todos
sus deseos. Muchos no se acuerdan que el niño Jesús nació en un hogar pobre y
que su madre tuvo que dar a luz en un granero,
bajo la luz de las estrellas. La
Navidad se ha comercializado. Lo que
debería de ser una fiesta celebrando la paz y el amor, se ha convertido en una
fiesta de competencia.
Por otro
lado, me pongo a pensar de qué valió el
sacrificio de este hombre por sus ideales de paz y amor y la dispersión de una
doctrina que con el paso del tiempo se volvería en el pulmón con el que
respirarían todos aquellos que la siguieron , y la cual sería admirada por
simpatizantes de otras religiones? Hoy
en día el mundo anda convulsionado. Está herido de muerte por las ambiciones de
los hombres a los que Cristo vino a redimir.
Nos encontramos en la mismísima situación de esos años de las
conquistas, de la ambición por reinar, del deseo de dividir por el poder.
Mientras, miles de personas, hombres, mujeres y niños, se desplazan huyendo de
la violencia y de la hambruna. En el
lejano oriente, por esos lugares donde se desplazó Jesús, la situación es
preocupante. Muchos niños nunca han
vivido en un mundo tranquilo, donde reine la paz.
A la
izquierda, mapa de Peter Connolly (Ed. Oxford University Press) donde
se aprecia el relieve de la tierra de Israel. A la derecha mapa donde se ubican
las principales ciudades y los pueblos de Belén, donde nació Jesús y Nazaret,
donde vivió su infancia y adolescencia.
Los
conflictos del Oriente son milenarios, y hoy arrastran a un mundo globalizado
con intereses entremezclados, a defender sus ideales que hoy se han dispersado
por el mundo como consecuencia de las
inmigraciones.
La economía mundial, cada vez más
interdependiente, está en terreno movedizo. Los
conflictos internos de los países, el descontento de los pueblos por regímenes
antidemocráticos, represivos o corruptos, levantan la violencia entre los
pueblos.
La juventud
no comprende un mundo en paz, porque los medios de comunicación y la nueva
tecnología los acostumbran a un mundo ruidoso, agresivo y vandálico. Nomás ver
esos juegos electrónicos orientados hacia la guerra y violencia…donde una
cabeza o un cuerpo entero se mutilan con gusto, sin pensar en que están siendo
entrenados para ver una realidad transformada por mentes enfermas.
Es este
mismo mundo en el que se celebra la Navidad, como si se hubiesen trasladado a
los tiempos antes de Jesús, donde por esta misma época se celebraba la fiesta
del solsticio de invierno con las grandes bacanales? Tenemos esperanza todavía?
El Papa
Francisco, en su mensaje de Navidad nos dice: "Está llegando la Navidad y todo se
llenará de luces, árboles y belenes. Pero
todo será falso porque el mundo continuará haciendo guerras. Todo esto es una farsa. El mundo no ha comprendido el camino de la
paz. El mundo entero está en
guerra", dijo el sumo pontífice durante la misa matutina en la capilla de
la residencia de Santa Marta, en el Vaticano.
“Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo
cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes
vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de Navidad eres
tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas,
congregas y buscas unir. Eres también
luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la
bondad, la paciencia, alegría y la generosidad.
Los ángeles
de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de
amor. La estrella de Navidad eres tú,
cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor. Eres también los reyes Magos, cuando das lo
mejor que tienes sin importar a quien. La
música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de
verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la
bondad está escrita en tus manos. La
felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun
cuando sufras. La cena de Navidad eres
tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando
humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo
sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura,
en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti. Una muy Feliz Navidad para todos los que se
parecen a la Navidad.” (Papa Francisco en su mensaje de Navidad)
Lindo mensaje, para que por nuestra cuenta
comencemos nuestra celebración especial, donde nos convenzamos que los regalos
que San Nicolás, o Santa Claus como hoy se le llama, fueron orientados a
proveer a los niños necesitados de su época
con objetos que les trajeran un poco de felicidad en un mundo injusto; y fueron dados con amor…sin esperar
grandezas ni compensaciones de ningún tipo.
Quiero
terminar con el pedido de mi nieta a un
Santa Claus en la fiesta de Navidad de su colegio…una niña, que a pesar de su corta
edad, comprende lo que es el desprendimiento y el amor…Cuando él le hizo la
pregunta acostumbrada de que quería por Navidad, ella le dijo: “Quiero que mi
mami sea feliz”.El hombre quedó tan impresionado, que no tuvo más que
prometerle que él haría lo posible para que así fuera!
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