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martes, 4 de julio de 2017

La Verdadera Independencia





Hoy celebramos en los Estados Unidos, 241 años de la Declaración de su Independencia, y me parece muy importante ese primer párrafo de dicho documento, que dice
".Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.
Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad....Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber , derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. 
Cuánta verdad en un documento fabricado ya hace casi dos siglos y medio, donde los pensadores de aquella época, ya tenían claro cuáles eran los derechos de los pobladores de un país. Es una idea que debe siempre tenerse presente en cualquier país gobernado por gente que busca el beneficio personal y no el bien de toda la nación; que no ha aprendido el valor de las luchas por una verdadera independencia de los prejuicios que obstaculizan el surgimiento de un país igualitario y abierto a escuchar el verdadero sentido de la libertad; ese que alguna vez se inscribió al pie de la Estatua de la Libertad a la entrada del puerto de Nueva York:
Dame tus abatidas, tus pobres,tus amontonadas muchedumbres que ansían respirar libremente;
el desperdicio infeliz de tu rebosante playa;
mándame los desamparados, los batidos por la tempestad:
Yo tengo mi lámpara en alto junto a la puerta dorada.
Hoy nos preguntan a nosotros los inmigrantes, porque dejamos nuestra patria; porque adoptamos la ciudadanía de este país; porque sufrimos el peligro de la indiferencia y segregación a manos de los "antiguos inmigrantes", que ya no tienen un lugar digno para aceptar a los abatidos, a los desamparados, a la gente hermana.
Miles son los motivos por los que uno se traslada: mejores oportunidades de educación, mejores oportunidades de trabajo remunerado con un pago justo y acorde con el tipo de trabajo (aunque no siempre es así, porque siempre se paga "el precio de la iniciación"), refugio político,etc.
Y está en nosotros, los que adoptamos la ciudadanía de un país y que planeamos vivir en el país que nos ha adoptado, el hacernos respetar...que nuestros nuevos hermanos vean en nosotros un motivo de orgullo y un incentivo para el progreso.  Cuando uno adopta la ciudadanía de un país, nunca renuncias a tus orígenes, al amor a tu patria.  Lo haces porque si te vas a quedar a vivir en algún lugar porque ya has formado familia o porque has logrado tu progreso personal, te conviene aprovechar los derechos a los que tiene acceso el resto de sus ciudadanos; entre ellos, el derecho a votar y elegir nuestro destino político. No dejas de querer a tu país; más bien lo honras, representándolo y difundiendo su gloria; y luchando cada día por nuestros derechos civiles, por nuestra integración en base a quienes somos como individuos.

Este país nos ha dado a los inmigrantes, a esta caldera de razas  y nacionalidades, una oportunidad para vivir también con dignidad y realizar nuestros sueños personales. Por esto celebramos y agradecemos lo que Estados Unidos representa para nosotros. Hoy, a los ciudadanos de ayer y hoy nos toca defender los ideales por los que lucharon lo padres de esta patria, la igualdad  y dignidad de todos los que pueblan este país y nuestro derecho a ser reconocidos como pobladores del país que elegimos para llevar a cabo nuestros sueños; a no aceptar la discriminación y una política de gobierno selectiva.
Feliz Día de la Independencia!

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