CHAMBI: EL ARTESANO DE LA LUZ
El arte es la posibilidad de recrear la naturaleza u objetos que nos rodean, y de representarlos dentro de moldes estéticos aceptables a la sensibilidad humana.
La fotografía es una forma de arte. No importa que sólo documente el mundo que nos rodea o que recoja también la sensibilidad de su ejecutor en la composición y manejo de la luz a través del obturador de su cámara, la fotografía sigue siendo creación; y como tal, una contribución artística.
La fotografía es valiosa en cuanto que actúa como una máquina del tiempo que nos remonta al pasado y lo rejuvenece en el presente, para por siempre eternizarlo. Es testimonio vivo y preciso de todos los tiempos.
Desde el descubrimiento del cuarto oscuro, allá por los anos 300 AC., hasta la toma de la primera fotografía por el físico Nicephore Niépce en 1816, y su posterior perfeccionamiento por Daguerre y Talbot en 1819, y por Kodak a fines del siglo XIX, la fotografía se vuelve más popular que la pintura por su rapidez y fidelidad al modelo importado.
Al Perú, al igual que en diversas partes del mundo, llegan muchos europeos a establecer estudios fotográficos. En Lima surgen varios talleres, como los de Danti, Davielle, Lattré, Garreaud, Manoury y Courret. Rápidamente, los periódicos como El Comercio, incorporan dentro de sus páginas al nuevo invento. En ciudades del interior como Arequipa, Cusco y Puno, los extranjeros crean así mismo estudios, que poco a poco van siendo suplantados por fotógrafos nativos. En 1856, Juan Fuentes estableció el primer estudio fotográfico nacional.
Años más tarde, nombres como Aznar, Julio Acevedo, Crisanto Cabrera, los hermanos Vargas y Abraham Guillén, surgen entre otros. Martín Chambi, el llamado “artesano de la luz” sobresale como uno de sus más distinguidos exponentes.
Martín Chambi nace en 1891, en el humilde pueblo de Coaza, en las sierras quechuas de Puno, en la provincia de Carabaya. Sus padres fueron campesinos y tenían una chacra dedicada al cultivo de papas y ollucos. Algunos biógrafos dicen que su padre trabajaba, con el fin de incrementar sus ingresos, en las minas de oro de la compañía inglesa Santo Domingo Mining Company. El niño estudió, sólo hasta el tercer año de primaria y quedó huérfano cuando era muy pequeño. A los 14 años, se fue de su casa y se puso a trabajar en las minas vendiendo alcohol en latas; por lo que recibía pepitas de oro como pago.
Cuenta en su autobiografía, que entre los extranjeros había tres que manejaban unos aparatos que le llamaban la atención; y más aún, las imágenes que producían sobre cristales y papeles. Ellos le enseñaron a tomar sus primeras fotografías. A pesar de que le ofrecieron llevárselo a Inglaterra, nunca acepto: “Deseaba conocer un pueblo más grande que el mío, dentro de mi país; tal vez necesitaba sentir el atractivo de otros pueblos para poder entender mi patria y aprender más cosas. Ahora se me abría un mundo nuevo…el de la fotografía.” Así, este hombre de carácter fuerte y decidido, partió a Arequipa en 1908. “Y con unas pepitas de oro en los bolsillos, hice mi ingreso a esa ciudad.”
En Arequipa las técnicas fotográficas estaban muy avanzadas, ya que la reciente electrificación de la ciudad, permitía el mejor manejo de la luz en los talleres.
Allí se inició como aprendiz en el taller de Max Vargas, y junto con otros principiantes como los hermanos Carlos y Miguel Vargas o Enrique Masías, aprende las nuevas técnicas fotográficas importadas de Europa, en boga en esa época, como el pictorialismo o acercamiento de la fotografía a la pintura, el uso de la contraluz, el efecto de siluetas y el retoque fotográfico. Al decir de Eguren: “Sabiéndose artistas de la luz, descubren cómo iluminar la noche para que su oscuridad sea fotografiada”. (Jorge Villacorta Chávez, Andrés Garay Albújar). Su “Indio con Llama” es un ejemplo de aplicación de estas técnicas.
Chambi se quedo 10 años en Arequipa, en cuyo lapso se casó con Manuela López, y de cuya unión tuvieron 6 hijos. Allí también hizo sus primeros contactos con intelectuales y artistas y efectuó sus primeras exhibiciones.
En 1918 se dirigió a Sicuani: “Realicé por fin algo que me había propuesto; es decir, tomar fotografías de la gente y de su medio. Para vivir hacía retratos de gente pudiente, pero siempre con entrega y amistad”
Ya en 1920 se instaló definitivamente en el Cusco, en un estudio de la Calle Marqués. Manuela lo ayudó poniendo un negocio de picantería, tipo arequipeña.
Es importante situar a Chambi en el contexto histórico peruano de aquel entonces, con el fin de comprender la trayectoria de su obra.
Después de la Guerra con Chile (1879-1883), la cual tuvo consecuencias funestas en la economía peruana, el Perú entró en una etapa de reconstrucción económica. El poder estaba en manos de los civilistas conservadores, que controlaban el poder político y económico del país, y eran propietarios de los medios de producción del agro y del comercio. A través de los años abundaron los levantamientos de obreros y campesinos como consecuencia del abuso e injusticias sociales de parte de las clases dirigentes. El incremento de la deuda externa obligó al gobierno a hipotecar al país, y la administración de los recursos naturales y de los servicios pasó a manos de las empresas internacionales. Los problemas fronterizos salieron a colación, y hubo muchas revueltas de obreros e indígenas. Durante la época del Oncenio de Leguía (1919-1930) y su gobierno populista, época en la que Chambi tuvo su mayor producción fotográfica, se acentuaron los cambios manejados desde la época del civilismo. Surgió una clase media, que se encargaría de modernizar al país. Los primeros años del Leguiismo fueron de bonanza económica; situación que se aprovechó para la modernización de Lima; aunque gran parte del Perú seguía aislado del mundo. Se dio un incremento del capitalismo americano a través de los empréstitos. Se dio el apogeo y crisis del modelo exportador de materias primas. Se consolidaron las nuevas clases sociales: la clase media y el proletariado, y surgieron el APRA y el Partido Socialista, como representantes del proletariado. Se reconocieron una serie de beneficios sociales para obreros y campesinos, como la jornada de las ocho horas. Hubo una fuerte migración del campo a la ciudad, provocando el centralismo en la capital. Se firmaron tratados limítrofes para solucionar los problemas fronterizos y vergonzosamente, se cedieron propiedades a empresas extranjeras, como en el caso de La Brea y Pariñas a la empresa norteamericana Peruvian Corporation.
En 1929, cuando se dio la crisis económica de Wall Street, como nuestro país era dependiente del capital extranjero, sobretodo Norteamérica, se produjo la quiebra de bancos y de empresas agrícolas con inversiones en nuestro país. La crisis económica produjo el levantamiento de masas y hubo una alianza de los militares con la oligarquía y un enfrentamiento de los militares contra el partido del pueblo que era el APRA.
En el Cusco y Arequipa, las relaciones entre terratenientes y trabajadores eran serviles y dispares, y la expansión de las haciendas se hizo en detrimento de las comunidades, produciéndose levantamientos indígenas.
En las universidades, ultra conservadoras, se produjeron movilizaciones estudiantiles que finalmente llevaron en 1909 a la primera huelga estudiantil, a la reforma universitaria y a la libertad de cátedra. En ésta participaron personajes que serían más adelante, importantes en nuestra vida nacional como Luis Valcárcel y José Uriel García. Como consecuencia de esto, se formó la Escuela Cusqueña, que tenía como ideal la defensa de los indígenas contra los abusos de los terratenientes dentro de una corriente que se denominó Indigenismo, y cuyos representantes más importantes fueron también, Valcárcel y García.
En el Cusco, el aumento del comercio de lanas y de productos agrícolas, las mejoras en las vías de comunicación y de servicios, y el reciente interés turístico por el descubrimiento de Machu-Picchu, permitieron el acercamiento de la ciudad a la modernidad. Chambi fue testigo de la entrada del ferrocarril, la motocicleta, el automóvil y el aeroplano, así como de las modernas técnicas fotográficas.
Fue allí donde produjo lo mejor de su obra y se volvió en el pionero de las tarjetas postales, a través de las cuales intento la difusión de la cultura nacional.
Adquirió un prestigio sin igual tomando fotografías artísticas de la élite social del Cusco, así como de paisajes y escenas costumbristas que incluían a los pobladores de las zonas rurales. Su fotografía, que se podría calificar de antropológica, refleja toda la nostalgia del terruño donde nació, revaloriza al indio y rescata su cultura y su entorno, denunciando además, toda la miseria e injusticia de sus vivencias. Viaja con su mula y equipo fotográfico retratando la belleza del paisaje andino y las aldeas y pueblos pobres. Chambi dice de si mismo: “Siento que soy un representativo de mi raza; mi gente habla a través de mis fotografías.”
Otro aspecto de su fotografía registra a la sociedad dominante de su tiempo, retratándola en todos sus aspectos vivenciales: allí están las celebraciones religiosas, las reuniones sociales, sus elaboradas vestimentas, sus haciendas, y sus “pininos” hacia la modernidad.
Chambi, el niño decidido a lograr un porvenir promisorio, a integrarse a esa sociedad mestiza, y a demostrar el valor y potencial de su raza, ya adulto, sale adelante, y se vuelve famoso.
José Carlos Huayhuaca, en su libro “Martín Chambi Fotógrafo” describe a nuestro personaje como “un hombre de carne y hueso, emplazado dentro de un conflicto cultural, y que maneja hábilmente los códigos aborígenes tanto como los occidentales. Que sufre, duda, se equivoca, y que también acierta en la mejor parte de su obra como una contribución a la cuestión cultural en su contexto histórico”.
Mario Vargas Llosa dice: “Es arriesgado insistir demasiado en el valor testimonial de sus fotos. Ellas la tienen también, pero ellas lo expresan a él, tanto como al medio en que vivió, y atestiguan, más aún….que cuando se ponía detrás de la cámara se volvía un gigante; una verdadera fuerza inventora, recreadora de la vida.”
El arte es la posibilidad de recrear la naturaleza u objetos que nos rodean, y de representarlos dentro de moldes estéticos aceptables a la sensibilidad humana.
La fotografía es una forma de arte. No importa que sólo documente el mundo que nos rodea o que recoja también la sensibilidad de su ejecutor en la composición y manejo de la luz a través del obturador de su cámara, la fotografía sigue siendo creación; y como tal, una contribución artística.
La fotografía es valiosa en cuanto que actúa como una máquina del tiempo que nos remonta al pasado y lo rejuvenece en el presente, para por siempre eternizarlo. Es testimonio vivo y preciso de todos los tiempos.
Desde el descubrimiento del cuarto oscuro, allá por los anos 300 AC., hasta la toma de la primera fotografía por el físico Nicephore Niépce en 1816, y su posterior perfeccionamiento por Daguerre y Talbot en 1819, y por Kodak a fines del siglo XIX, la fotografía se vuelve más popular que la pintura por su rapidez y fidelidad al modelo importado.
Al Perú, al igual que en diversas partes del mundo, llegan muchos europeos a establecer estudios fotográficos. En Lima surgen varios talleres, como los de Danti, Davielle, Lattré, Garreaud, Manoury y Courret. Rápidamente, los periódicos como El Comercio, incorporan dentro de sus páginas al nuevo invento. En ciudades del interior como Arequipa, Cusco y Puno, los extranjeros crean así mismo estudios, que poco a poco van siendo suplantados por fotógrafos nativos. En 1856, Juan Fuentes estableció el primer estudio fotográfico nacional.
Años más tarde, nombres como Aznar, Julio Acevedo, Crisanto Cabrera, los hermanos Vargas y Abraham Guillén, surgen entre otros. Martín Chambi, el llamado “artesano de la luz” sobresale como uno de sus más distinguidos exponentes.
Martín Chambi nace en 1891, en el humilde pueblo de Coaza, en las sierras quechuas de Puno, en la provincia de Carabaya. Sus padres fueron campesinos y tenían una chacra dedicada al cultivo de papas y ollucos. Algunos biógrafos dicen que su padre trabajaba, con el fin de incrementar sus ingresos, en las minas de oro de la compañía inglesa Santo Domingo Mining Company. El niño estudió, sólo hasta el tercer año de primaria y quedó huérfano cuando era muy pequeño. A los 14 años, se fue de su casa y se puso a trabajar en las minas vendiendo alcohol en latas; por lo que recibía pepitas de oro como pago.
Cuenta en su autobiografía, que entre los extranjeros había tres que manejaban unos aparatos que le llamaban la atención; y más aún, las imágenes que producían sobre cristales y papeles. Ellos le enseñaron a tomar sus primeras fotografías. A pesar de que le ofrecieron llevárselo a Inglaterra, nunca acepto: “Deseaba conocer un pueblo más grande que el mío, dentro de mi país; tal vez necesitaba sentir el atractivo de otros pueblos para poder entender mi patria y aprender más cosas. Ahora se me abría un mundo nuevo…el de la fotografía.” Así, este hombre de carácter fuerte y decidido, partió a Arequipa en 1908. “Y con unas pepitas de oro en los bolsillos, hice mi ingreso a esa ciudad.”
En Arequipa las técnicas fotográficas estaban muy avanzadas, ya que la reciente electrificación de la ciudad, permitía el mejor manejo de la luz en los talleres.
Allí se inició como aprendiz en el taller de Max Vargas, y junto con otros principiantes como los hermanos Carlos y Miguel Vargas o Enrique Masías, aprende las nuevas técnicas fotográficas importadas de Europa, en boga en esa época, como el pictorialismo o acercamiento de la fotografía a la pintura, el uso de la contraluz, el efecto de siluetas y el retoque fotográfico. Al decir de Eguren: “Sabiéndose artistas de la luz, descubren cómo iluminar la noche para que su oscuridad sea fotografiada”. (Jorge Villacorta Chávez, Andrés Garay Albújar). Su “Indio con Llama” es un ejemplo de aplicación de estas técnicas.
Chambi se quedo 10 años en Arequipa, en cuyo lapso se casó con Manuela López, y de cuya unión tuvieron 6 hijos. Allí también hizo sus primeros contactos con intelectuales y artistas y efectuó sus primeras exhibiciones.
En 1918 se dirigió a Sicuani: “Realicé por fin algo que me había propuesto; es decir, tomar fotografías de la gente y de su medio. Para vivir hacía retratos de gente pudiente, pero siempre con entrega y amistad”
Ya en 1920 se instaló definitivamente en el Cusco, en un estudio de la Calle Marqués. Manuela lo ayudó poniendo un negocio de picantería, tipo arequipeña.
Es importante situar a Chambi en el contexto histórico peruano de aquel entonces, con el fin de comprender la trayectoria de su obra.
Después de la Guerra con Chile (1879-1883), la cual tuvo consecuencias funestas en la economía peruana, el Perú entró en una etapa de reconstrucción económica. El poder estaba en manos de los civilistas conservadores, que controlaban el poder político y económico del país, y eran propietarios de los medios de producción del agro y del comercio. A través de los años abundaron los levantamientos de obreros y campesinos como consecuencia del abuso e injusticias sociales de parte de las clases dirigentes. El incremento de la deuda externa obligó al gobierno a hipotecar al país, y la administración de los recursos naturales y de los servicios pasó a manos de las empresas internacionales. Los problemas fronterizos salieron a colación, y hubo muchas revueltas de obreros e indígenas. Durante la época del Oncenio de Leguía (1919-1930) y su gobierno populista, época en la que Chambi tuvo su mayor producción fotográfica, se acentuaron los cambios manejados desde la época del civilismo. Surgió una clase media, que se encargaría de modernizar al país. Los primeros años del Leguiismo fueron de bonanza económica; situación que se aprovechó para la modernización de Lima; aunque gran parte del Perú seguía aislado del mundo. Se dio un incremento del capitalismo americano a través de los empréstitos. Se dio el apogeo y crisis del modelo exportador de materias primas. Se consolidaron las nuevas clases sociales: la clase media y el proletariado, y surgieron el APRA y el Partido Socialista, como representantes del proletariado. Se reconocieron una serie de beneficios sociales para obreros y campesinos, como la jornada de las ocho horas. Hubo una fuerte migración del campo a la ciudad, provocando el centralismo en la capital. Se firmaron tratados limítrofes para solucionar los problemas fronterizos y vergonzosamente, se cedieron propiedades a empresas extranjeras, como en el caso de La Brea y Pariñas a la empresa norteamericana Peruvian Corporation.
En 1929, cuando se dio la crisis económica de Wall Street, como nuestro país era dependiente del capital extranjero, sobretodo Norteamérica, se produjo la quiebra de bancos y de empresas agrícolas con inversiones en nuestro país. La crisis económica produjo el levantamiento de masas y hubo una alianza de los militares con la oligarquía y un enfrentamiento de los militares contra el partido del pueblo que era el APRA.
En el Cusco y Arequipa, las relaciones entre terratenientes y trabajadores eran serviles y dispares, y la expansión de las haciendas se hizo en detrimento de las comunidades, produciéndose levantamientos indígenas.
En las universidades, ultra conservadoras, se produjeron movilizaciones estudiantiles que finalmente llevaron en 1909 a la primera huelga estudiantil, a la reforma universitaria y a la libertad de cátedra. En ésta participaron personajes que serían más adelante, importantes en nuestra vida nacional como Luis Valcárcel y José Uriel García. Como consecuencia de esto, se formó la Escuela Cusqueña, que tenía como ideal la defensa de los indígenas contra los abusos de los terratenientes dentro de una corriente que se denominó Indigenismo, y cuyos representantes más importantes fueron también, Valcárcel y García.
En el Cusco, el aumento del comercio de lanas y de productos agrícolas, las mejoras en las vías de comunicación y de servicios, y el reciente interés turístico por el descubrimiento de Machu-Picchu, permitieron el acercamiento de la ciudad a la modernidad. Chambi fue testigo de la entrada del ferrocarril, la motocicleta, el automóvil y el aeroplano, así como de las modernas técnicas fotográficas.
Fue allí donde produjo lo mejor de su obra y se volvió en el pionero de las tarjetas postales, a través de las cuales intento la difusión de la cultura nacional.
Adquirió un prestigio sin igual tomando fotografías artísticas de la élite social del Cusco, así como de paisajes y escenas costumbristas que incluían a los pobladores de las zonas rurales. Su fotografía, que se podría calificar de antropológica, refleja toda la nostalgia del terruño donde nació, revaloriza al indio y rescata su cultura y su entorno, denunciando además, toda la miseria e injusticia de sus vivencias. Viaja con su mula y equipo fotográfico retratando la belleza del paisaje andino y las aldeas y pueblos pobres. Chambi dice de si mismo: “Siento que soy un representativo de mi raza; mi gente habla a través de mis fotografías.”
Otro aspecto de su fotografía registra a la sociedad dominante de su tiempo, retratándola en todos sus aspectos vivenciales: allí están las celebraciones religiosas, las reuniones sociales, sus elaboradas vestimentas, sus haciendas, y sus “pininos” hacia la modernidad.
Chambi, el niño decidido a lograr un porvenir promisorio, a integrarse a esa sociedad mestiza, y a demostrar el valor y potencial de su raza, ya adulto, sale adelante, y se vuelve famoso.
José Carlos Huayhuaca, en su libro “Martín Chambi Fotógrafo” describe a nuestro personaje como “un hombre de carne y hueso, emplazado dentro de un conflicto cultural, y que maneja hábilmente los códigos aborígenes tanto como los occidentales. Que sufre, duda, se equivoca, y que también acierta en la mejor parte de su obra como una contribución a la cuestión cultural en su contexto histórico”.
Mario Vargas Llosa dice: “Es arriesgado insistir demasiado en el valor testimonial de sus fotos. Ellas la tienen también, pero ellas lo expresan a él, tanto como al medio en que vivió, y atestiguan, más aún….que cuando se ponía detrás de la cámara se volvía un gigante; una verdadera fuerza inventora, recreadora de la vida.”
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