Aquí les mando un artículo que hice con motivo de la celebración de la Semana Santa:
ENVOLTORIO DE FE
Ahora que estamos en Semana Santa, época de recogimiento en la que los Católicos recordamos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, no he encontrado mejor ocasión para revisar algunos conceptos importantes que encontré en dos libros brillantes que acabo de leer.
Uno, se llama “La Choza”, escrito por William Paul Young, y el otro es del famoso autor Mitch Albom, titulado “Ten un Poquito de Fe”. La lectura de aquellos me ha permitido reflexionar sobre el sentido de mi vida en este mundo, así como que me ha dado respuestas alternativas a preguntas que todo ser humano con cierta sensibilidad religiosa, se viene haciendo desde aquella fase de su vida en que comienza a cuestionar las creencias y cultura religiosa que le han sido impuestas por sus padres o protectores.
En “La Choza”, Mack es un individuo un poco incrédulo y poco convencido de la existencia de un Ser Superior; que posee recuerdos poco gratos de su niñez; y que vive una vida familiar tranquila y rutinaria, en la que lucha con los fantasmas de su pasado, tratando de alejarse de ellos. En un viaje familiar, lo había azotado la tragedia de la muerte de su hija menor, Missy, y queda sumergido en una gran depresión, agravada por sentimientos de culpa irreales. Un día de invierno crudo, sale a recoger su correspondencia y se encuentra con una carta de Dios, que lo cita a la misma cabaña donde encontraron rastros del asesinato de su hija. Inicia entonces, un viaje de redención, con el fin de que Dios le explique su razón de vivir en este mundo y el papel que, como seres humanos, nos tiene deparado; papel en el que no podemos ser simples espectadores.
En este libro, Young hace una brillante presentación imaginativa de la Divina Trinidad, que se personifica en tres protagonistas comunes de la vida diaria, que cocinan, lavan y cultivan plantas, y se conducen como seres humanos. Dios Padre es presentado como una mujer negra gruesa de carácter efervescente, a la que le llaman “Papa”. Jesús, es un carpintero joven y gentil. El Espíritu Santo se personifica en una mujer asiática, de nombre Sarayu, que entre otras cosas, se dedica a la jardinería.
El verdadero propósito de esta catarsis es el de sanar las heridas que se han desarrollado dentro su corazón, y que le están impidiendo su visión de Dios.
En una conversación inicial brillante, Dios le explica que el dolor que siente una persona, muchas veces borra la visión de su presencia, y que la consecuente falta de amor es una limitación; compara ésta al hecho de cortar las alas de un pájaro y limitar su capacidad de volar. Si esto no se soluciona por un tiempo largo, éste último puede hasta olvidarse de volar.
A través del libro se expone la idea de que la base del amor puro es dar independencia al ser querido para que tome sus propias decisiones y que aquel regrese al ser amado por decisión propia.
Uno, se llama “La Choza”, escrito por William Paul Young, y el otro es del famoso autor Mitch Albom, titulado “Ten un Poquito de Fe”. La lectura de aquellos me ha permitido reflexionar sobre el sentido de mi vida en este mundo, así como que me ha dado respuestas alternativas a preguntas que todo ser humano con cierta sensibilidad religiosa, se viene haciendo desde aquella fase de su vida en que comienza a cuestionar las creencias y cultura religiosa que le han sido impuestas por sus padres o protectores.
En “La Choza”, Mack es un individuo un poco incrédulo y poco convencido de la existencia de un Ser Superior; que posee recuerdos poco gratos de su niñez; y que vive una vida familiar tranquila y rutinaria, en la que lucha con los fantasmas de su pasado, tratando de alejarse de ellos. En un viaje familiar, lo había azotado la tragedia de la muerte de su hija menor, Missy, y queda sumergido en una gran depresión, agravada por sentimientos de culpa irreales. Un día de invierno crudo, sale a recoger su correspondencia y se encuentra con una carta de Dios, que lo cita a la misma cabaña donde encontraron rastros del asesinato de su hija. Inicia entonces, un viaje de redención, con el fin de que Dios le explique su razón de vivir en este mundo y el papel que, como seres humanos, nos tiene deparado; papel en el que no podemos ser simples espectadores.
En este libro, Young hace una brillante presentación imaginativa de la Divina Trinidad, que se personifica en tres protagonistas comunes de la vida diaria, que cocinan, lavan y cultivan plantas, y se conducen como seres humanos. Dios Padre es presentado como una mujer negra gruesa de carácter efervescente, a la que le llaman “Papa”. Jesús, es un carpintero joven y gentil. El Espíritu Santo se personifica en una mujer asiática, de nombre Sarayu, que entre otras cosas, se dedica a la jardinería.
El verdadero propósito de esta catarsis es el de sanar las heridas que se han desarrollado dentro su corazón, y que le están impidiendo su visión de Dios.
En una conversación inicial brillante, Dios le explica que el dolor que siente una persona, muchas veces borra la visión de su presencia, y que la consecuente falta de amor es una limitación; compara ésta al hecho de cortar las alas de un pájaro y limitar su capacidad de volar. Si esto no se soluciona por un tiempo largo, éste último puede hasta olvidarse de volar.
A través del libro se expone la idea de que la base del amor puro es dar independencia al ser querido para que tome sus propias decisiones y que aquel regrese al ser amado por decisión propia.
Cuando el ser humano se relaciona con alguien, no puede escoger alejarse o independizarse de esta unión, sin buscar un acuerdo; a riesgo de dañarla. Los conceptos de bien y mal son determinados por cada hombre de acuerdo a su visión personal de las cosas. Cuando estas conceptualizaciones difieren o surgen por conveniencias personales o grupales, surgen las rencillas y las guerras. Entonces, las decisiones deben de ser tomadas en la medida de que no afecten o hieran a nuestro prójimo.
A pesar de su superioridad, Dios nos muestra su amor y escoge limitarse para facilitar y honrar su relación con nosotros; así como cuando uno se pone al nivel de un niño, al jugar con él. Es un Dios que no acepta jerarquías y se integra e la vida de la personas, para formar parte de sus vidas. Dios dice que El no se siente mejor que el resto de las personas, a pesar de estar por encima de ellas. Quiere que el hombre tenga la oportunidad de conocerlo. Es un Dios que no impone ni le gustan los convencionalismos; es un Dios que da su amor con independencia y sin condicionamientos.
La falta de confianza en Dios hace que el hombre se aleje de El, y que a pesar de que tiene independencia para actuar, cuando toma una decisión equivocada, cuando precipita desastres, o cuando se producen tragedias, le echa la culpa a Dios; a pesar de que él tomó la ultima decisión. Sin embargo, si Dios le quitara la independencia de actuar al hombre, el amor por El no tendría sentido, porque sería un amor forzado.
Y a pesar de que siempre emitimos este juicio contra Dios, que le increpamos sobre su falta de protección, fue Jesús, parte de esta Trinidad, que por impedir que sus “hijos” fueran condenados, se inmoló para la redención de ellos.
Young nos dice que Dios no espera ni siquiera que se le ponga como lo primero en la vida de una persona, o que se le sitúe en una jerarquía; El quiere formar parte de nuestra vida; que lo tengamos presente SIEMPRE. El que no cree y tiene miedo, no encuentra libertad en el amor de Dios.
Este libro nos revela la estrecha unión entre lo humano y lo divino, y trata de explicarnos que el alejamiento de Dios en el seno de una tragedia, por ejemplo, no hace sino limitar nuestra posibilidad de amar; no sólo a Dios, sino a la humanidad que nos rodea.
Este libro es un brillante intento de tratar de comprender, sin imponer, la presencia de Dios en nuestro espíritu, en nuestras vidas, y de explicar el concepto de independencia por amor.
En el libro de Mitch Albom, “Tenga un Poquito de Fe”, el autor nos hace notar en forma cándida y penetrante, la importancia de tener fe en tiempos difíciles.
Un rabino judío le pide a Albom que le haga una Eulogía después de su muerte. El autor considera importante tener una relación más estrecha con él, antes de aceptar hacerlo. Así se inician una serie de encuentros que durarán ocho años, y en los que se discuten varios temas sobre la vida y la muerte, a través de los cuales el autor logra una renovación de aquella fe, de la que se había distanciado.
Al mismo tiempo, conoce a un pastor de una iglesia deteriorada; un hombre que se ha recuperado del alcoholismo y de la drogadicción, y que habiendo dedicado su vida a Dios, predica y ayuda materialmente a los miembros de una comunidad pobre y desvalida.
Ambos hombres tienen religiones diferentes, pero ambos han encontrado a Dios en sus corazones y sentido en sus vidas, proclamando su presencia y misericordia para cada ser humano, y sirviendo a sus comunidades.
Como dice Mitch, esta historia trata sobre la necesidad de creer en algo, y sobre los dos hombres tan diferentes que le enseñaron a hacerlo. Al ayudarlos, en realidad recibió ayuda de ellos para reencontrarse con su fe.
En sus conversaciones con ambos religiosos, se dio cuenta que Dios trasciende religiones y que dos tipos de fe pueden caminar una al lado de otra en armonía. Y como en el libro de Young, también en éste se implica que Dios no quiere estar por encima de nosotros, pero que quiere vivir en nosotros.
Albom nos dice que aunque nosotros tengamos un enorme hueco sobre nuestros techos (¿en nuestros corazones?), como el de la iglesia desarrapada, a través del cual caigan lágrimas y se filtren los vientos del infortunio, y de que siempre estemos preocupados de las posibles nuevas tormentas que nos azotarán en la vida, “con un poco de fe, podremos arreglar cosas y genuinamente cambiar; pues en ese momento no podremos creer los contrario”.
La fe es humilde; no se impone; se filtra dentro de nosotros a través de nuestra observación de la vida de hombres humildes y grandiosos como éstos, que a pesar de sus vicisitudes, conservan intacta su vocación de servir a los hombres y de llevar la palabra de Dios hasta los más oscuros rincones. Que nos exhortan y ayudan en nuestra búsqueda y travesía hacia la obtención de la fe.
Que la chispa de la fe y de la esperanza explosione en nuestros corazones, y que a través de estas historias podamos comprender mejor el porqué de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Lucia Newton de Valdivieso Nueva York, 31 de Marzo de 2010
A pesar de su superioridad, Dios nos muestra su amor y escoge limitarse para facilitar y honrar su relación con nosotros; así como cuando uno se pone al nivel de un niño, al jugar con él. Es un Dios que no acepta jerarquías y se integra e la vida de la personas, para formar parte de sus vidas. Dios dice que El no se siente mejor que el resto de las personas, a pesar de estar por encima de ellas. Quiere que el hombre tenga la oportunidad de conocerlo. Es un Dios que no impone ni le gustan los convencionalismos; es un Dios que da su amor con independencia y sin condicionamientos.
La falta de confianza en Dios hace que el hombre se aleje de El, y que a pesar de que tiene independencia para actuar, cuando toma una decisión equivocada, cuando precipita desastres, o cuando se producen tragedias, le echa la culpa a Dios; a pesar de que él tomó la ultima decisión. Sin embargo, si Dios le quitara la independencia de actuar al hombre, el amor por El no tendría sentido, porque sería un amor forzado.
Y a pesar de que siempre emitimos este juicio contra Dios, que le increpamos sobre su falta de protección, fue Jesús, parte de esta Trinidad, que por impedir que sus “hijos” fueran condenados, se inmoló para la redención de ellos.
Young nos dice que Dios no espera ni siquiera que se le ponga como lo primero en la vida de una persona, o que se le sitúe en una jerarquía; El quiere formar parte de nuestra vida; que lo tengamos presente SIEMPRE. El que no cree y tiene miedo, no encuentra libertad en el amor de Dios.
Este libro nos revela la estrecha unión entre lo humano y lo divino, y trata de explicarnos que el alejamiento de Dios en el seno de una tragedia, por ejemplo, no hace sino limitar nuestra posibilidad de amar; no sólo a Dios, sino a la humanidad que nos rodea.
Este libro es un brillante intento de tratar de comprender, sin imponer, la presencia de Dios en nuestro espíritu, en nuestras vidas, y de explicar el concepto de independencia por amor.
En el libro de Mitch Albom, “Tenga un Poquito de Fe”, el autor nos hace notar en forma cándida y penetrante, la importancia de tener fe en tiempos difíciles.
Un rabino judío le pide a Albom que le haga una Eulogía después de su muerte. El autor considera importante tener una relación más estrecha con él, antes de aceptar hacerlo. Así se inician una serie de encuentros que durarán ocho años, y en los que se discuten varios temas sobre la vida y la muerte, a través de los cuales el autor logra una renovación de aquella fe, de la que se había distanciado.
Al mismo tiempo, conoce a un pastor de una iglesia deteriorada; un hombre que se ha recuperado del alcoholismo y de la drogadicción, y que habiendo dedicado su vida a Dios, predica y ayuda materialmente a los miembros de una comunidad pobre y desvalida.
Ambos hombres tienen religiones diferentes, pero ambos han encontrado a Dios en sus corazones y sentido en sus vidas, proclamando su presencia y misericordia para cada ser humano, y sirviendo a sus comunidades.
Como dice Mitch, esta historia trata sobre la necesidad de creer en algo, y sobre los dos hombres tan diferentes que le enseñaron a hacerlo. Al ayudarlos, en realidad recibió ayuda de ellos para reencontrarse con su fe.
En sus conversaciones con ambos religiosos, se dio cuenta que Dios trasciende religiones y que dos tipos de fe pueden caminar una al lado de otra en armonía. Y como en el libro de Young, también en éste se implica que Dios no quiere estar por encima de nosotros, pero que quiere vivir en nosotros.
Albom nos dice que aunque nosotros tengamos un enorme hueco sobre nuestros techos (¿en nuestros corazones?), como el de la iglesia desarrapada, a través del cual caigan lágrimas y se filtren los vientos del infortunio, y de que siempre estemos preocupados de las posibles nuevas tormentas que nos azotarán en la vida, “con un poco de fe, podremos arreglar cosas y genuinamente cambiar; pues en ese momento no podremos creer los contrario”.
La fe es humilde; no se impone; se filtra dentro de nosotros a través de nuestra observación de la vida de hombres humildes y grandiosos como éstos, que a pesar de sus vicisitudes, conservan intacta su vocación de servir a los hombres y de llevar la palabra de Dios hasta los más oscuros rincones. Que nos exhortan y ayudan en nuestra búsqueda y travesía hacia la obtención de la fe.
Que la chispa de la fe y de la esperanza explosione en nuestros corazones, y que a través de estas historias podamos comprender mejor el porqué de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Lucia Newton de Valdivieso Nueva York, 31 de Marzo de 2010
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